(12) Rompiendo muros
Hace dos días me enteré, de la peor forma posible, que la hermana de Daniela murió hace años. Aún tengo el recuerdo muy reciente. Fue ella misma quién me reveló la verdad. Cuando me enteré, no supe qué decir ni como reaccionar, no me lo esperaba. Daniela se derrumbó en ese instante. Se secó rápidamente las lágrimas y salió a dar una vuelta. Quería ir detrás, me sentía culpable, pero entendí que necesitaba estar sola.
He estado investigando, hay diferentes artículos que hablan de lo que pasó. Todas esas noticias son de hace 5 años.
"La hija mayor de Leo Martínez y Erika Weiss muere inesperadamente en un accidente de tráfico, la familia no ha querido dar más detalles de lo ocurrido."
"Todo el mundo de la medicina se encuentra conmocionado ante la inesperada perdida de Laura Martínez"
"30 años de cárcel para el conductor borracho culpable de la muerte de la prodigiosa violinista Laura Martínez, hija de los neurólogos Erika Weiss y Leo Martínez"
Hay una noticia en particular que consigue captar mi plena atención. La fecha de publicación es de hace apenas unos días. Le doy al enlace y empiezo a leer.
"Hoy se cumplen 5 años de la fatídica muerte de Laura Martínez, la familia organiza un bonito homenaje"
La familia Martínez Weiss ha organizado un homenaje a su hija fallecida. Hoy se cumplen 5 años de su trágica muerte. Han asistido todos los familiares más próximos y personas importantes del mundo de la medicina. El antiguo conservatorio de Laura Martínez, ha dado inicio al homenaje con una de las últimas piezas musicales que compuso.
La celebración ha finalizado con la lectura de una carta escrita por los padres a su hija. Desde aquí les damos todo nuestro apoyo en estos momentos difíciles, ya que el tiempo suaviza, pero no cura las cicatrices.
Observo que en el mismo artículo han subido la carta. Sin pensármelo dos veces, doy clic en el archivo.
"Querida hija,
Aunque ya no estás físicamente con nosotros, tu presencia sigue siendo muy fuerte en nuestras vidas. Cada día recordamos con cariño los recuerdos que compartimos juntos, y aunque tu partida nos dejó con un gran vacío en nuestros corazones, también nos ha dejado con un legado de amor y de esperanza.
Hoy, en este homenaje a tu vida, queremos destacar todo lo que significaste para nosotros. Fuiste una hija maravillosa, llena de vida, de alegría y de amor. Siempre estuviste ahí para apoyarnos, para animarnos, para hacernos reír y para compartir nuestros sueños. Tu sonrisa era contagiosa y tu espíritu era inquebrantable.
Dejaste una huella profunda en el corazón de todos los que te conocieron. Te extrañamos profundamente, sabemos que estás en un lugar mejor, donde no hay dolor ni sufrimiento.Hoy, honramos tu vida y tu legado, recordando todo lo que fuiste para nosotros y todo lo que nos enseñaste. Nos sentimos agradecidos de haber sido parte de tu vida. Aunque ya no estás con nosotros, siempre estarás presente en nuestros corazones y en nuestros pensamientos.
Con todo nuestro amor,
Tu familia."
Mi cuerpo tiembla al pensar que la familia de Daniela pasó por todo eso. Entiendo su dolor, sé lo que es perder a un ser querido. Perdí a mi madre, fue muy doloroso, pero nunca me imaginaría perder a mi hermano, a mi otra mitad. Sigo inquieta por la reciente noticia que he leído. Me duele pensar que Daniela haya decidido pasar por eso ella sola.
Por una vez, dejo que mi corazón guíe mis acciones. Cojo mi teléfono y decido contactar con ella. Le envío un mensaje que sin saberlo, cambiaria nuestra relación para siempre.
Lía: Entiendo qué estás pasando por un momento difícil. No puedo permitir que lo pases sola. ¿Quieres que nos veamos?—Enviado 12:43—
>>>
He estado toda la mañana pendiente de recibir alguna respuesta. Nada. Sigo muy preocupada por ella. No puedo evitar sentirme culpable. ¿Por qué diablos saqué el tema en el peor momento posible?
No tengo mucho más tiempo para lamentarme por qué debo entrar a trabajar. Sé que es domingo, aun así, el jefe a veces me llama para cubrir los turnos. Este mes hemos tenido muchas bajas y debo ir a ayudar. Reviso una última vez los mensajes esperanzada de que me haya dicho algo.
Lía: Entiendo qué estás pasando por un momento difícil. No puedo permitir que lo pases sola. ¿Quieres que nos veamos?—Enviado 12:43—
Como voy a estar desconectada por muchas horas sería apropiado avisarla de que estaré en el trabajo, solo por si decide contestarme al final.
Lía: Debo ir a trabajar. Voy a salir tarde, no podré ver tus mensajes hasta entonces, sé que nuestra relación no ha sido la mejor, solo espero tener tiempo aun para arreglar las cosas. Nos mantendremos en contacto.—Enviado 15:05—
Me quedo unos segundos más observando la pantalla iluminada de mi dispositivo, esperando alguna respuesta. ¿Por qué estoy tan preocupada?
Veo como mi amiga Bea se aproxima a mí.—Lía ¿A qué viene esa cara de pocos amigos?—Pregunta ella dándome pequeños golpes en la espalda.— Ya sabes que hoy es domingo, cobramos más por ser fin de semana. Venga alegra esa cara.—Incluso la energía de Bea no puede hacer que deje de preocuparme por Daniela. ¿Qué me está pasando?
—Estoy preocupada por una amiga.—Veo como Bea me escucha atenta.—Bueno, no sé si somos amigas. Empezamos con mal pie. Es posible que la haya amenazado. Un par de veces además. Eso no significa que no me importe.—Noto como me empiezo a ir por las ramas.— En fin, lo que sí sé, es que la he cagado mucho. Lo estaba pasando mal y no me di cuenta. Encima le hice la peor pregunta en el peor momento. He intentado quedar con ella para hablar, pero no me contesta.—Me pongo las manos en la cabeza mientras noto como mi respiración se agita.
Bea me ayuda a sentarme en el suelo del vestidor de empleados.—Relájate Lía.—Dice ella.— Mírame, respira.—Me ayuda a coger aire lentamente. Estamos así durante un minuto. Eso me ayuda a tranquilizarme mucho.—Bien ¿Estás mejor?.—Asiento con la cabeza.— Por lo que me has hecho entender, esta amiga es muy importante para ti, tan solo debes mirarte como estás ahora de preocupada.—Eso es verdad ¿Por qué me he puesto así?— El hecho que quieras hablar con ella en persona ya demuestra que quieres hablar las cosas y que te importa. Deja ahora que ella se tome el tiempo que necesite antes de contestar.
Tiene razón, espero que Daniela vea que de verdad me importa. Que no quería hacerle daño ni que se sintiera así.—Muchas gracias Bea.—La abrazo para agradecerle.—Eres mi salvadora.
—No hay de que Lía.—Me devuelve el abrazo.—Ahora debemos ponernos las pilas que abrimos en 5 minutos.—Dice separándose.—Solo quería hacerte una pregunta antes de irnos.—Yo escucho atenta lo que me va a decir.—La amiga de la que hablas ¿Es la que vino hace unas semanas al restaurante?
Entonces si qué tubo tiempo para fijarse en Daniela.—Sí, es ella.—Le digo sinceramente. Cuando oye mi respuesta, una sonrisa ilumina su cara.—¿Por qué te ríes?—Le pregunto incrédula.
—Por nada.—Dice marchándose sonriendo del vestidor.—Ya lo descubrirás tu misma.—Es lo último que dice antes de desaparecer.
Espero que el turno no sea tan duro como esta conversación.
>>>
Me encuentro limpiando las mesas mientras los últimos comensales están pagando la cuenta. Siempre me ha gustado trabajar por qué nunca he pensado con los problemas que tenía fuera. Sin embargo, durante todo el turno de hoy solo he pensado con ella. ¿Ha contestado a mis mensajes?
Veo como los clientes de la mesa 15 se levantan. Seguidamente, voy a limpiar esa mesa, ya que cuando la termine, podré marcharme.—Campos, esos eran los últimos.—Me informa mi jefe.—Antes de marcharte acuérdate de cerrar la puerta exterior con llave.—Le contesto a mi jefe que no se preocupe, que está todo controlado. Él se despide marchándose por la puerta trasera.
Después de unos minutos, estoy terminando de limpiar la mesa cuando oigo que alguien entrar por la puerta.—Lo siento, estamos cerrados.—Informo yo inmediatamente a la persona que ha entrado.
—Pensaba que habías dicho que querías verme.—Al oír su inesperada voz, rápidamente pauso todo lo que estaba haciendo posando toda mi atención en Daniela. Está parada delante de la puerta principal.—Si quieres me voy, tampoco quería molestar-
—No.—La interrumpo viendo que está a punto de marcharse.—Quiero verte, es decir, quería verte.—Eso parece hacerla sonreír.—Solo necesito terminar esto. ¿Te importaría esperarme fuera? Ahora en 5 minutos salgo.
Veo como Daniela me mira durante unos segundos antes de contestar.—Te espero en el coche.—Dice ella señalándome fuera con el dedo pulgar. Seguidamente, sale del restaurante. Sigo sin poder creerme nada de lo que ha pasado. Daniela ha venido a buscarme al restaurante para hablar. Sin demorarme más, termino la mesa, cierro la puerta y voy corriendo a cambiarme de atuendo.
Justo 5 minutos marca mi reloj cuando estoy saliendo por la puerta trasera. Busco el coche de Daniela. Que sea de noche y su coche sea negro, no facilita para nada mi búsqueda. Unas luces en la distancia se encienden, parece que ya la he encontrado. Voy caminando hacia su coche mientras pienso que es lo primero que le voy a decir cuando la vea.
Una vez dentro, intento empezar la conversación.—Daniela yo...—En ese momento, con la mano izquierda hace un gesto para que pare de hablar.
Me mira antes de continuar.—Déjame llevarte a un sitio. Allí podremos hablar con calma.—Yo asiento mientras ella enciende el motor y arranca el vehículo.
El viaje a ese misterioso lugar es tranquilo. Veo como estamos alejándonos de la ciudad lentamente. No tengo ni idea de adonde vamos. La carretera de pavimento es sustituida por una de tierra al cabo de unos minutos. Empezamos a subir un pequeño turón. La ciudad se ve más pequeña desde aquí arriba.
Finalmente, después de unos 15 minutos en profundo silencio, es ella quien lo rompe.—Ya hemos llegado.—Dice parando el motor tiempo después.—Bienvenida a mi sitio especial.
Al bajar del coche, puedo ver que estamos arriba del turón que subíamos hace apenas unos minutos. Desde este lugar, se puede apreciar una vista espectacular de la ciudad. Los edificios se alzan imponentes, las luces parpadean y el tráfico fluye en un constante ir y venir. Sin embargo, lo que de verdad impresiona, es el cielo.
Al levantar la vista hacia lo alto, se puede observar un cielo completamente diferente. Un manto oscuro cubre la ciudad, pero lo que realmente llama la atención es la cantidad de estrellas que se pueden ver a simple vista. La luna, en su fase creciente, brilla con una luz blanca y pura iluminando el cielo nocturno. Es difícil no sentir una sensación de paz y de maravilla al observar este espectáculo natural.
Puede ser ese el motivo por el que Daniela me trajo aquí.—Me gusta venir, es mi sitio especial. Me recuerda lo pequeña e insignificante que soy comparada con el vasto universo.—No puedo estar más de acuerdo con ella.— ¿Y bien?.—Dice girándose hacia mí.—¿Qué querías hablar?
Por un instante había olvidado el motivo principal de venir aquí.—Quiero que sepas que no era mi intención hacerte daño.—Ella me escucha atenta sin apenas parpadear.—No pensé en las consecuencias, cuando te pregunté por tu hermana, no sabía que estabas sufriendo por todo eso, lamento mucho lo que pasó.—No puedo ni mirarla a la cara.
—Tranquila.—Dice ella mirando al cielo.—Paso hace mucho tiempo. No pudimos hacer nada tampoco.—Busco su cara entre tanta oscuridad, en su rostro puedo ver esa coraza, esa indiferencia, ese muro de hielo que ha mostrado desde el primer día que la conocí.
—¿Cómo te sientes?.—Le pregunto intentando que se abra un poco conmigo y me lo explique. Espero que conteste, pero pasan unos segundos y sigue con la mirada pegada al cielo.—Yo también perdí a alguien importante.—Daniela esta vez me mira. No puede esconder su mirada de sorpresa ante esa nueva información.—A mi madre. Luchó contra una enfermedad que acabó con su vida. No pude hacer nada. Fue hace años también. Sin embargo, duele como si no hubiera pasado ni un día.
Daniela me mira atónita tratando de asimilar todo lo que le he contado.—Lo siento mucho.—Dice a continuación bajando la cabeza.—Sí que duele.—Su voz se quiebra.—Mi hermana y yo estábamos muy unidas. Era mi ejemplo a seguir.—El reflejo de la luna ilumina su cara, en ese momento puedo ver las lágrimas descender por sus mejillas libremente.— No tuve el valor ni de asistir a su homenaje.— Luego me mira fijamente a los ojos. Nunca la había visto así.— Después de todo.—Continúa ella secándose las lágrimas.—Murió por mi culpa.
¿He oído bien lo que acaba de decir?
///////////////////////////
¡Holaaa queri@s Lectores!
Solo decir que me encanta que leáis esta bonita historia.
¡Me ayuda mucho recibir votos y comentarios vuestros!
Así que si os animáis, no dudéis en comentar y votar en los capítulos.
Muchas Gracias, espero que os quedéis hasta el final <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top