11. Ilusionista
Mamá estaba enojada con papá. Papá quería hablar con ella, pero no sabía cómo empezar la conversación. Sin lugar a dudas el tema de la charla sería Adrián. Ese martes al mediodía el silencio en la mesa se volvía incómodo. Demasiado.
«Espero que mamá no reaccione demasiado mal», pensé.
Ya les había contado a mis amigas todo lo ocurrido en el Parque Gazzano, y ambas estaban muy emocionadas. Según Sole, Adrián y yo hacíamos la pareja más perfecta que hubiese visto. Además, esperaba que ahora la sacara en una cita doble en la que incluyéramos a mi ahora cuñado. Ella creía que ahora tendría mayores posibilidades de concretar algo con él. «Si tan solo no fuera gay», pensé. Era una pena que no pudiera decirle nada a mi amiga para evitarle una gran decepción. Ese secreto no era mío para contar.
—Lourdes —dijo papá al fin—. Tenemos que hablar. Se me hizo un nudo en el estómago. Ese era un momento muy incómodo. Mamá se enteraría de que tenía novio, y se pondría escandalosa.
Recordé el momento en el que supo que estaba viéndome con Marcelo. No se lo había dicho a mis padres enseguida, sino que lo mantuve en secreto durante cuatro meses, hasta el día en el que cumplí mis diecisiete. Fue allí que me creí lo suficientemente mayor como para que mamá aceptara a mi nuevo novio.
Gran equivocación. Ese día, en mi festejo, por poco echó a Marcelo con la escoba. Yo me puse en modo rebelde y me planté, diciendo que seguiría con él, aunque ella no quisiera, que ya era grande y podía tomar mis propias decisiones.
No nos hablamos por una semana, hasta que ella finalmente cedió. Lo invitó a Marcelo a cenar un día e hicieron las paces después de que le dijera los mil requisitos que tenía para que él y yo pudiéramos vernos. Entre ellos se encontraba no tener sexo al menos hasta que yo fuera mayor de edad, porque sabía que pedirnos abstinencia hasta el matrimonio quizás era demasiado. Pero ya era demasiado tarde como para tener ese requisito en cuenta. Mamá no se enteraría jamás de que su inocente hija había tenido su primera vez a los dieciséis.
«¿Sera que a Adrián le pedirá el mismo requisito?», me pregunté. Esperaba que no, porque él era demasiado capaz de cumplirlo, y yo no me creía capaz de soportarlo.
Aún no habíamos tenido la posibilidad de tener siquiera unos minutos a solas en un sitio propicio, pero Adrián era un hombre que me atraía demasiado como para no desear y buscar un encuentro íntimo con él. Si mi mente fuera tan inexperta como mi cuerpo, quizás sí podría aguantarme. Pero no ahora. Claro que tampoco me iba a apresurar. Iba a esperar al momento indicado, cuando realmente estuviera segura que Adrián y yo estábamos destinados a estar juntos y, por sobretodo, cuando su vida estuviera fuera de peligro.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, a secas. Demoraría en dejar de estar resentida porque papá me había dejado salir sola con Adrián.
—Hoy Adrián vino a hablar conmigo en el trabajo... Sobre Flor.
—¿Y?
—Me pidió permiso para salir con ella... —Se lo notaba nervioso. Conocía bien el carácter explosivo de mi madre.
—¡Me imagino que le dijiste que no! —exclamó, poniéndose de pie. Tenía los puños apretados, y le salían chispas de los ojos. Yo me quedé quieta en mi silla, deseando que me tragara la tierra.
—No, no le dije que no, querida... Adrián es un buen chico, el mejor que podría pedir para nuestra hija. Y ella ya no es una nena, Lourdes. Es inteligente y madura, demasiado para su edad. Esta es la edad en las que hoy día los adolescentes empiezan a ponerse de novios. ¡La mitad de sus compañeras de curso tuvieron novio antes que ella!
—¡Pero él tiene veintidós! Vos sabés que los chicos de esa edad no se conforman con caminar de la mano y darse besos a escondidas... —dijo, y volvió a sentarse. «Qué cara de ogra», pensé.
Yo los observaba sin decir nada. Por suerte aún no me involucraban en la discusión. Tampoco intervendría hasta que me lo pidieran. Era una discusión de adultos y no debía meterme, al menos hasta que fuera necesario.
—Estoy segura de que él va a cuidad a Flor y que no la va a tocar hasta que sea el momento apropiado —dijo papá—. Vamos, vos tampoco eras una santa a esa edad...
«Ese fue un golpe bajo, papá», pensé. Mamá había tenido un novio cuando estaba terminando la escuela secundaria y, según me había comentado mi tía Marta cuando yo ya era mayor de edad, habían tenido relaciones y se veían a escondidas. Mamá no era ningún ejemplo, por más que eso intentase.
—¡Pero yo no quiero que a Flor le pase lo mismo que me pasó a mí! —exclamó. Sus ojos se pusieron vidriosos. Mamá estaba a punto de echarse a llorar.
Ahora saben por qué era tan sobreprotectora conmigo. Mamá había estado con un hombre mayor que ella, quien le quitó su virginidad y al poco tiempo la dejó. Se sintió como un trapo usado, y no volvió a confiar en los hombres hasta que conoció a papá. Para entonces ya había pasado los veinte. Poco sabía yo de esa historia, y no había llegado a conocerla por boca de mi madre. Quién sabe cuánto dolor guardaba en su interior a causa de esa mala experiencia.
—No sé qué puede ser lo que te haya pasado a vos, mamá —dije—, pero te aseguro que yo no soy ninguna tonta. Y Adrián es un buen chico. No me va a lastimar... En serio.
—Primero quiero tener una larga conversación con él —dijo, aún severa, pero ya más blanda. El golpe bajo de papá había debilitado su fuerza de voluntad.
—Y así será —le prometió papá.
«¿Qué sería de mí sin él?», pensé.
***
A la hora de la siesta me conecté al MSN otra vez, solo que un poco más tarde de lo habitual. Esperaba que Adrián aún estuviera en línea, para poder charlar un rato con él. Ahí estaba. No esperó ni un segundo para hablarme.
Adriserini: Hola hermosa. Te estaba esperando.
FlorLo: Hola Adri. Perdoná si te hice esperar. Mamá me mandó a planchar y recién ahora pude venir.
Adriserini: ¿Tu papá ya habló con ella?
FlorLo: Sí. No fue muy agradable, pero por suerte él está de nuestro lado y la convenció de que te diera una oportunidad.
Adriserini: ¿Ah, sí? ¿Y qué tengo que hacer para convencerla?
FlorLo: Venir a hablar con ella.
Adriserini: ¿Cuándo?
FlorLo: Cuando vos quieras.
Adriserini: Entonces voy ya mismo.
FlorLo: No, no. Dejá que primero papá te llame para avisarte.
Adriserini: Tu viejo es un ídolo.
FlorLo: Lo sé. Es un capo :)
Adriserini: No sabés la envidia que te tengo. Ya quisiera yo tener un padre así. De hecho... Ni siquiera puedo considerar que tengo uno.
FlorLo: ¿Por qué?
Adriserini: Mi viejo nos abandonó cuando Luciano y yo éramos chicos. Ni siquiera me acuerdo del desgraciado. Según mamá, se fue con una tipa de Santa Fe y ahí viven. Nunca más apareció. Seguro tengo varios medios hermanos que jamás conocí. Creo que si mañana apareciera en la puerta de casa le daría una trompada por hijo de puta que es.
FlorLo: Lo siento mucho. Ustedes no merecían eso.
En ese momento tenía ganas de atravesar la pantalla y abrazarlo con todas mis fuerzas. Ahora entendía muchas cosas. Ahora sabía, más que nada, por qué Adrián sería incapaz de lastimarme.
***
Adrián se había desconectado y yo estaba a punto de hacerlo también cuando recibí una nueva solicitud de contacto en el MSN. No sabía si aceptarlo o no, pero finalmente lo hice, por mera curiosidad. Si se trataba de un pesado lo bloquearía de inmediato. Era posible que fuera uno de mis ex amores de internet con una cuenta nueva, quien venía a insistir para que siguiera hablando con él, pero me pudo la curiosidad.
Le escribí para averiguar su identidad.
FlorLo: Hola. ¿Quién sos? ¿Te conozco?
LucasM128: Hola, Florencia. Vos no me conocés... Pero yo te conozco a vos.
FlorLo: ¿Ah, sí? ¿De dónde me conocés?
LucasM128: Vengo siguiéndote desde hace un tiempo... Sé quién sos. Sé lo que sos.
Se me hizo un nudo en el estómago por segunda vez en el día. ¿Quién era este desgraciado? ¿Cómo podía saber acerca de mí? ¿Era eso acaso posible? ¿Qué broma era esta?
FlorLo: No sé de qué hablás...
LucasM128: Claro que sabés... Y yo lo sé porque soy como vos. Yo también soy un bendecido.
FlorLo: Jajaja. Estás delirando.
LucasM128: Mirá nena de 28 en cuerpo de 16, sé mucho sobre vos y más te vale que me escuches porque necesito que hagas algo por mí.
«No, no, no. Tengo que bloquearlo».
LucasM128: No me bloquees todavía.
FlorLo: ¿Cómo sabés que iba a hacerlo?
LucasM128: Somos vecinos, y en este momento estoy en tu cabeza.
Respiré profundo para no desesperarme. Cerré los ojos, puse la mente en blanco y sacudí la cabeza. Cuando volví a abrir los ojos y volví a mirar a mi computadora, descubrí que no había nada allí más que mi chat con Adrián.
No había chateado con el tal Lucas. Había sido una simple ilusión.
Oí un ruido en el exterior, y en un ataque de valentía corrí a la ventana de mi habitación. La abrí de inmediato. Tenía vista al terreno en el que mi padre iba a construir el supermercado y unos departamentos. Al costado de mi casa, una vereda llevaba al frente. Al final de la vereda, pude ver cómo un chico con una campera gris con capucha salía rumbo a la calle y se perdía de vista.
Me levanté y corrí hacia la puerta del frente. La abrí, pero el desgraciado había desaparecido. No sabía en qué dirección, o lo hubiera seguido y me hubiera plantado delante de él para pedirle explicaciones. ¡¿Quién se creía que era?!
De inmediato abrí el correo y me puse a escribir un mensaje. Estaba segura de que la dirección que recordaba debía ser la suya.
Asunto: No me molestes
¿Tenés el poder de crear ilusiones en la mente de otras personas, ¿no? Ese truquito no va a funcionar conmigo. Dejá de molestarme o la vas a pagar caro. Ah... Y te recomiendo que no uses tus poderes, que hay gente que te va a hacer boleta si te descubre.
Con cariño,
Florencia.
Horas más tarde, cuando volví a conectarme, acababa de recibir una respuesta.
Asunto: Te molesto todo lo que quiera
Te molesto todo lo que quiera, nena, porque necesito tu ayuda. Sos la única que puede. Si fuera por mí te dejo vivir tu vida en paz creyendo que tus poderes son una maldición y que no se pueden usar. Al contrario, sí se pueden usar. Con moderación, claro... Como todo.
Y si no estás dispuesta a ayudarme, creéme que te va a ir muy mal.
No creo que a tu amiguita Claudia le guste enterarse de lo que hiciste... Seguro que, de la bronca, volvería corriendo con ese tal Marcelo solo para hacerte la contra. Vos la conocés muy bien.
Y ese es el comienzo de todas las cosas que puedo hacer para convencerte de que me ayudes.
Respondí de inmediato.
Asunto: No te creo
No te creo y no me engañás. Sé lo que pasa cuando se abusa de un poder, y no estoy lista para morir... Si tengo que soportar que Claudia se enoje conmigo por lo que hice, lo soportaré. Confío en ella. Si no me queda otra le digo la verdad. Sé que ella me va a creer.
Asunto: Investigá entonces
Andá con tu media hermana. Ella te va a saber decir cuál es el límite de tu poder. Te doy una semana para que te decidas. El martes que viene te escribo otra vez y te indico qué es lo que necesito que hagas. Y como te dije... Hablar con Claudia sería solo el comienzo.
Suerte, Florcita.
No le volví a escribir. Estaba pálida como un papel.
Estaba segura de que este era el telépata sobre el cual me había advertido Madame Rougerie. Este tal Lucas debía tener el poder de crear ilusiones en la mente de las personas, y el de leer pensamientos. No sabía cuál sería el principal y cuál el secundario, pero sí sabía que estaba perdida. No había hecho caso a la advertencia de mantener mi mente libre de pensamientos sobre los eventos sobrenaturales que había vivido y de los cuales tenía conocimiento, y ahora ese telépata me estaba chantajeando.
Necesitaba hablar con Amelie y su madre. Necesitaba hacerlo pronto.
Los invito a bajar la imagen y compartirla como quieran :D
Espero que hayan disfrutado el capítulo.
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