Un recibimiento hostil

Aldea Escondida Entre la Arena – noche previa a los Exámenes de Chunin

Residencia Uzumaki/Namikaze

Recostada cómodamente en su sofá, estaba Temari leyendo un pergamino de su difunta suegra. Era uno de los tantos que le había dejado a su hijo. Era increíble que los padres de su rubio estuvieran tan preocupados por el bienestar de su hijo que tomaron todo tipo de medidas para estar a su lado. Incluso en la muerte. Pues en esa simple cajita de madera, estaba todo lo que alguna vez planearon enseñarle y más.

Sonrió con cariño al recordar los días tan felices que paso con su propia madre cuando aún vivía. Sin duda alguna, a ella le hubiera encantado conocer a la madre de su esposo, se habrían llevado muy bien.

Apartando los pensamientos felices y fantasiosos. Volvió a concentrarse en el pergamino y asunto en cuestión. Era un pergamino de recetas de cocina. "Las mejores recetas de cocina de la increíble Kushina Uzumaki" para ser más exactos. Pues ese era el título del pergamino.

Uno donde escribió y detallo todas y cada una de sus mejores recetas de cocina. Todas con el fin de que su hijo pudiera disfrutar de su exquisita comida casera si algún día le llegaba a faltar. Temari en verdad estaba sumida en completa concentración en aprender, memorizar y emplear correctamente todos y cada uno de los platillos de su difunta suegra.

Si bien Naruto podía cocinar y no le molestaba que él lo hiciera. Ella quería poder hacerlo, poder regresarle el favor y de ser posible, transmitirle el amor que su madre le tenía. Pero si quería hacerlo bien necesitaba mucho empeño y nada de trampas. Debido a esa razón no estaba usando Clones de Sombra para acelerar el proceso.

- ¿Cómo alguien puede tener tantas recetas? – se preguntó realmente asombrada de la cantidad.

Para ser completamente honesta, ella pensó que solo encontraría recetas de ramen. Y en cierta medida tenía razón, pues la pelirroja detallo muchos platillos de ramen, explicando que eran los favoritos de su esposo y de ella misma. Pero eso nunca la detuvo para crear muchas más recetas. Las cuales iban y venían de platillos poco convencionales, pero sumamente deseables a postres con demasiado chocolate o dulce.

Claro que podía ir con Ayame y pedirle que le enseñara a cocinar como hizo con Naruto. Pero sentía que no sería lo mismo que hacerlo por si sola. Pues quería esforzarse hasta tener la perfección en los platillos y sentir esa sensación de auto orgullo que se generaba en su cuerpo al poder completar algo que antes no podía.

Aunque cuando escucho como la puerta de su hogar se abrió, de inmediato se enderezo y coloco el pergamino justo a sus espaldas. Pues al ver a su esposo entrar a la sala, le regalo una sonrisa amorosa, pues lo último que quería era que descubriera lo que estaba haciendo. Ya que la satisfacción solo será mayor si era sorpresa.

- Llegas tarde, ¿Mucho trabajo? – pregunto levantándose de su lugar para abrazarlo y darle un beso rápido.

- Solo muchas pruebas. La nueva barrera funciona excelentemente, pero necesitamos hacer de todo para contemplar que nada falle – respondió con una sonrisa cansada.

- Rayos, en verdad estas cansado.

- Lo estoy, pero no es para tanto – se defendió.

- Lo estas, desde que llegaste no has dicho "deveras" – dijo con una enorme sonrisa burlona.

- No es gracioso – se quejó con un puchero.

- Hehe claro que lo fue. Es un poco tarde para que hagas de comer, ¿te parece salir a comer algo de ramen?

- Eso me encantaría, deveras.

- Bueno, entonces no perdamos tiempo – dijo comenzando a caminar hacia la salida.

- ¿Desde cuándo te volviste fan del ramen? – pregunto con una sonrisa divertida.

- Tengo que admitir que antes no me gustaba. Pero Teuchi y Ayame le dan un sazón único – respondió con simpleza.

El par de rubios caminaron en dirección al nuevo local de comida de la Aldea. El cual era un gran restaurante que había ganado bastante popularidad debido a que los platillos que servían no eran tan frecuentes y por ser el lugar favorito del salvador de la Arena.

Agregado a eso la gran amabilidad que tenían Teuchi y Ayame, con todos sus clientes. Rápidamente se ganaron su cariño y paso a ser un lugar bastante frecuentado. Ya sea por civiles o por shinobis en general. Y cuando ambos llegaron al local, se sorprendieron que, aunque fuera bastante noche, el lugar estaba completamente lleno.

- Pero si es mi pareja favorita de rubios.

Los mencionados giraron ante la voz, solo para ver a Ayame sonriéndoles con cariño.

- Un poco tarde para el ramen. ¿Finalmente lograste convertir a Temari-chan en una amante del ramen como tú, Naruto-kun? – pregunto con algo de diversión.

- No. Aun no, solo teníamos hambre y ninguno queríamos cocinar y pensamos en venir, deveras – respondió Naruto con una sonrisa.

- Pero vemos que están un poco llenos. Si están muy ocupados podemos venir mañana en la tarde – dijo Temari viendo lo lleno que estaba el lugar.

- No hace falta, siempre tenemos lugar para ustedes, vengan siéntense en la barra. En un momento los atiendo.

Siguiendo a la castaña, los rubios se sentaron en unos taburetes libres frente a la barra, saludando a algunas personas en el camino. Ambos pidieron sus respectivos cuencos de ramen y en el proceso de espera, ambos comenzaron a conversar de cualquier cosa en general. Aunque no pasado mucho tiempo, la rubia comenzó a ponerse un poco incomoda. No quería sacar ese tema a discusión, pero si no lo hacía, solo se seguiría sintiendo insegura.

- Oye, tigre, ¿Puedo preguntarte algo? – pregunto con seriedad ganando una mirada confundida del rubio.

- No hay problema, Hime. ¿Qué te molesta?

- Es sobre el Kyubi – declaro en voz baja para que nadie la escuchara – ¿Has vuelto a hablar con él?

- No desde que estuve en el hospital, aun sigo pensando sobre que debería decirle cuando lo vuelva a ver – respondió algo confundido por la seriedad sobre el asunto.

- ¿Y estas seguro de que no te pasara nada? ¿Oh a tu sello? – pregunto con preocupación.

Temari no era tonta, sabía muy bien de lo que era capaz su esposo. Pero cuando se trataba de su Biju o el de su hermano. No podía evitar sentirse completamente abrumada. Toda la infancia de su hermanito y su amado, fueron literalmente un infierno. Lo último que quería era que su esposo tuviera alguna clase de contacto directo con su Biju.

No podía comprender a Naruto. Decir esas cosas sobre darle una oportunidad a su Biju, de querer volverlo su aliado si resultaba tener razón. Si por ella fuera, sugeriría la búsqueda de algún Fūinjutsu para extraer las bestias de Naruto y Gaara sin matarlos, y poner a los Biju en objetos inertes como se hizo con Shukaku en el pasado.

- No me pasará nada y mi sello estará bien. Es imposible que el Kyubi pueda romperlo si no le doy la oportunidad – respondió con una sonrisa tranquilizadora – y con respecto a lo otro. Mis padres redactaron en sus notas que, de haber salido todo bien con el parto, yo me habría convertido en el Jinchuuriki del Kyubi eventualmente, tal vez a los 6 años como mi madre. Pero ellos tenían confianza en que podría controlar su poder y poner al Kyubi de mi lado.

- Pero ¿cómo lo sabían? Se que confías en ellos, yo también. Pero no quiero que algo como lo que le paso a Gaara te pase a ti.

- Lo sé y no tienes nada porque preocuparte. Solo... no quiero juzgar al Kyubi como la Hoja me juzgo a mí. No es agradable cargar una cruz sobre tu espalda, impuesta por el miedo de los demás. Ser juzgado cuando ni siquiera nos conocen. El sentimiento que genera, puede cambiar a cualquiera.

- Pero es diferente. Digo tu nunca atacaste a nadie y el Kyubi destruyo gran parte de la Hoja y asesino a mucha de su gente.

- Aun tengo dudas sobre eso. Mi padre era un experto en el sellado y mi madre igual. Ambos sabían que el parto debilitaría el sello. Estoy seguro que debieron tomar medidas muy altas para evitar que escapara. Y si lo hacía, no habrían estado en la Hoja. Sinceramente hay muchas cosas que están mal en lo que sabemos, y fuiste tu quien descubrió esas cosas, deveras.

- Lo sé, lo sé. Es solo, que la idea de que estés tan en contacto con él, me da algo de miedo.

- Oye, no tienes nada de qué preocuparte, deveras – dijo tomándola de las manos y sonriéndole con confianza – tu dijiste que tengo un don para encontrar los sentimientos reales de los demás, confía en que esta es una de esas veces.

- No uses mis palabras contra mí – dijo con una sonrisa algo dudosa – pero está bien. Solo prométeme que tomaras todas las medidas necesarias.

- Por supuesto. Nada me alejara de ti, deveras.

Con esas ultimas, Temari sonrió con genuina confianza. Pues su esposo era capaz de hacer cosas que cualquiera consideraría absurdas o imposibles. Y era eso mismo que la hizo enamorarse de él. Y si decía que darle una oportunidad al Kyubi era una buena idea, lo apoyaría.

Inclinándose hacia él, le dio un beso rápido para luego sonreírle con cariño. Seguía teniendo sus dudas, pero debía apoyarlo, así como él la apoyaba. Y eso, el rubio lo pudo ver en su sonrisa y ese brillo tan hermoso que siempre tenía en sus ojos.

Ambos siempre tomarían decisiones que podrían preocupar al otro, pero sin importar nada, se apoyarían y seguirían adelante, como siempre lo habían hecho y como siempre lo harían. Y cuando finalmente llego su comida, prosiguieron a cenar sus cuencos de ramen y conversar de cualquier cosa en general. Donde ocasionalmente se les unían Ayame o Teuchi.

Y una vez completamente satisfechos, pagaron la cuenta, se despidieron y comenzaron a caminar con calma por las iluminadas calles de su Aldea en dirección a su hogar. Solo disfrutando de su paseo nocturno. Con Temari usando la chaqueta naranja de Naruto para cubrirse del frio y con su brazo alrededor de su cintura.

Todo era paz y tranquilidad para la pareja, hasta que notaron que frente a ellos iba caminando una pequeña niña, estaba mirando a todos lados con lágrimas en sus ojos y con sus manos limpiando las lágrimas que recorrían sus mejillas redondeadas.

Ambos se apresuraron y alcanzaron a la pequeña, la cual se sobresaltó mucho al escuchar pasos detrás de ella, pero se relajó enormemente al ver que se trataba de su Comandante Militar y su ídolo en todo aspecto posible, la Señora del Viento de Arena.

Temari tomo en brazos a la niña y a trajo hacia ella en un abrazo para calmarla, y parecía hacerlo, pues la niña poco a poco comenzaba a tranquilizarse y dejar de llorar. Aunque Naruto estaba enternecido con la escena, reconoció sin problemas a la pequeña. Era la hija del ultimo padre que atendió cuando era el Kazekage temporal.

- Ya tranquila pequeña. Todo estará bien. ¿Dónde están tus padres? – pregunto Temari con suavidad.

- No lo sé... Sali porque quería probar que podía correr en la oscuridad como una gran ninja... pero me perdí... no sé dónde está mi papi y no sé cómo regresar – respondió Mayu entre sollozos.

- Ya no llores, Mayu – dijo Naruto con calma atrayendo la mirada de la niña – ¿Me recuerdas? Tu papi fue a verme un día, en la oficina esta tu registro, con eso podemos encontrar tu casa.

- Lo recuerdo... Naruto-sama... gracias por ayudarme – agradeció con una sonrisa, pero aun con lágrimas en los ojos.

Naruto le dio una enorme sonrisa zorruna a la niña para luego revolverle el cabello un poco. Y haciendo una señal que solo Temari noto, camino unos metros al frente mientras ella se quedaba en su lugar y comenzaba una plática con la niña.

Mandando Chakra al sello en su mano derecha, activo el sello de llamado, donde no pasaron ni cinco segundos y ya habían aparecido frente a él cinco Anbu arrodillados.

- ¡Hai, Naruto-sama! – dijeron los Anbu en perfecta sincronía esperando las ordenes de su líder.

- Bien, ustedes cinco estaban a cargo de este sector, ¿Cierto? – pregunto Naruto con seriedad.

- Efectivamente, Naruto-sama – respondieron los cinco sin vacilación.

- Entonces, ¿Pueden decirme porque ninguno de ustedes apareció para ayudar a la niña que está en brazos de mi esposa? – cuestiono con severidad, estremeciendo a los Anbu por sus palabras tan cargadas de seriedad.

- Naruto-sama, usted nos ordenó proteger la Aldea de cualquier amenaza y no vimos ninguna que requiriera de nuestra ayuda inmediata – respondió el encargado del sector.

- ¿Y atender a una niña indefensa que está sola y llorando, no es ayudar a la Aldea? – pregunto con molestia, apretando los puños por el enojo que sentía – si ustedes no pueden proteger a una niña, no debería de ponerlos a cargo de cuidar la Aldea.

Los Anbu levantaron la mirada incrédulos ante las palabras tan severas de su líder y al hacerlo, vieron que su mirada solo reflejaba molestia y decepción. Ellos vieron a la niña caminar sola por las calles, pero no era algo para lo cual debían intervenir. De eso estaban seguros, aunque por la manera en la que estaban siendo reprendidos, era claro para los cinco que habían cometido un grave error.

- La Aldea no son los muros o los edificios, son su gente. Sin ellos, no somos nada, sin nuestra gente. La Arena no tiene nada. Los edificios se derrumban y se crean nuevos. Las murallas se fracturan y se reparan. Pero no se puede recuperar a nuestra gente. En especial a los niños, quienes algún día podrían liderar a toda Aldea – declaro con seguridad y sin vacilación en sus palabras – los cinco tienen exactamente diez minutos, para encontrar la dirección de la pequeña y traer a su padre aquí. De lo contrario, todos perderán su rango. ¡Ahora!

- ¡Hai, Naruto-sama! – exclamaron para desaparecer en remolinos de viento y cumplir con la orden que se les dio.

- Impresionante, tigre – elogio Temari acercándose a su esposo con la niña aun en brazos – aunque creo que los asustaste de más.

- Eso se merecen por dejar a una pequeña sola – comento Naruto soltando un suspiro y regresando a su actitud normal – no te preocupes pequeña, tu papi vendrá pronto.

- Muchas gracias, Naruto-sama, Temari-sama – agradeció Mayu con una sonrisa y sus mejillas sonrojas.

- Oh pero que mona eres – dijo Temari enternecida por el rostro tan adorable de la pequeña, solo para abrazarla un poco más fuerte, casi como un peluche – Eres una niña muy valiente. Y muy tierna – exclamo con una voz casi infantil – Naruto, quiero una.

Sobre la frente de Mayu y Naruto se formó una enorme gota de sudor ante la actitud tan infantil de la rubia, que no parecía querer dejar de abrazar a la pequeña en lo que parecía un buen tiempo.

Pasando aproximadamente unos ocho minutos, los cinco Anbu aparecieron en un remolino de viento de rodillas y con el padre de la pequeña Mayu, el cual al ver a su hija no dudo ni un segundo y fue corriendo para tomarla en brazos. Y aunque intentaron ocultarlo lo mejor que podían, era claro que los Anbu estaban jadeando de cansancio.

Y no era para menos, los cinco sabían que si se atrevían a pedir ayuda después de enojar a su Comandante aun y cuando sabían que les ordeno estrictamente buscar al padre ellos cinco. La pasarían realmente mal. Por lo cual comenzaron a correr a máxima velocidad por toda la Aldea en busca de un hombre desesperado que se pareciera a la niña mientras uno corría a la torre Kazekage, esperando poder encontrar el registro de la pequeña.

- Misión cumplida, Naruto-sama... – dijo el líder intentando que su cansancio no se notara en su voz.

- Excelente, ahora quiero que le digan a todos los Anbu lo que les dije a ustedes, la prioridad, sean Anbu o Jonin, siempre serán los civiles, ¿quedo claro? – ordeno Naruto con seriedad.

- ¡Por supuesto, Naruto-sama! – declararon desapareciendo para cumplir con su nueva labor.

- Muchísimas gracias por ayudarme, Naruto-sama, Temari-sama. No tengo palabras para agradecerles por ayudar a mi pequeña – agradeció en hombre en una profunda reverencia.

- No tiene nada que agradecer, pero hubieras pedido ayuda a algún ninja, todos estamos para ayudar – dijo Temari con una sonrisa amable.

- Es solo... pensé que no me ayudarían, digo ustedes están para ayudarnos de amenazas mayores. Que sentí que me verían como a un ridículo por pedir su ayuda.

- Nada de eso. Todos aquí para ayudar, sea grande o pequeña la ayuda – agrego Naruto con una sonrisa – ya es algo tarde deberían ir a su hogar, no es bueno que los niños se desvelen.

- Eso hare. Una vez más, muchas gracias, Naruto-sama y Temari-sama.

- Hasta luego, no más salidas nocturnas, Mayu – advirtió Temari con ligera seriedad.

- Se lo prometo, señorita Temari – dijo Mayu con una enorme sonrisa.

- Bueno, en realidad es señora, porque...

- Usted cállese – dijo Temari interrumpiendo a su esposo con un codazo a sus costillas.

La pareja de rubios observo como padre e hija se retiraban con calma hacia su hogar. Donde una vez que los perdieron de vista reanudaron su caminata a su hogar, y afortunadamente ya sin ningún otro contratiempo.

Donde ambos se cambiaron y se fueron directo a la cama, pues fue un día largo y solo les esperaba uno aún más largo mañana, por lo cual necesitaban descansar todo el tiempo que pudieran.

- ¿Estas nervioso? – pregunto Temari acurrucándose en su pecho.

- Un poco. Hace tantos años que no veo a mis amigos. Ya quiero que sea mañana – respondió Naruto abrazándola y atrayéndola más hacia él.

- Abra mucho revuelo – murmuro un poco nerviosa.

- Y contigo a mi lado, no tengo nada por lo que preocuparme. Eso y que Gaara y yo tendremos vigilados a cada Kage para neutralizarlos en caso de ser necesario.

- Es bueno que ustedes puedan hacer eso. Me encantaría golpear al Daimyo del país del Viento. Es un imbécil.

- Lo sé, pero lo que tiene planeado hacer Gaara con él será mil veces mejor que golpearlo en la cara.

- Y lo mejor es que estaré presente para ver cómo se derrumba – dijo con una risa arrogante.

- Bueno, suficiente de planes macabros. Es hora de dormir.

- Arruinas mi diversión. Pero tienes razón. Descansa.

- Igualmente.

Terraza de la Torre Kazekage– día siguiente

Aun cuando los primeros rayos del sol no se habían posado sobre la Aldea. Todos los Anbu y Jonin se encontraban en fila y perfectamente rectos. Ya que frente a ellos se encontraba su Comandante Militar y su lado se encontraba su Comandante Anbu y Jonin. Sabían que día era hoy y sabían que deberían de dar su máximo esfuerzo para proteger su Aldea. Y lo estaban, pues todos se habían entrenado más allá de sus limitaciones una vez que se enteraron de que un evento tan importante se daría en su hogar.

- Hemos practicado y hemos entrenado para cualquier tipo de desastre que pueda ocurrir hoy. Desearía creer que ninguno de nosotros tendrá que recurrir a las medidas de contingencia. Pero hasta que no finalice, no quiero que ninguno baje la guardia en lo más mínimo.

Hablo Naruto rompiendo el silencio, queriendo motivar a todos y cada uno de sus hombres. Pues hoy sería un día complicado y ellos necesitaban estar conscientes de ellos. Pues motivarlos, guiarlos y ordenarles era su deber. Sus fracasos serian sus fracasos. Ser Comandante Militar era un responsabilidad más dura de lo que se había imaginado, pero tenía confianza en poder lograrlo.

- Eh visto lo duro que han trabajado y lo mucho que se han sacrificado para poder llegar al nivel al que están. No fue fácil y lo sé porque estuve a su lado entrenando y apoyándolos. Tengo plena confianza en que, si algo sale mal, ustedes podrán manejar la situación.

Las palabras tan llenas de motivación y confianza, hicieron sentir un gran orgullo en los Anbu y Jonin que solo pudieron enderezarse aún más. Pues ser elogiados por el ninja más fuerte de la Aldea decía mucho de lo que habían progresado. Y sin duda alguna, todos darían lo mejor de sí mismos para demostrar que eran merecedores de tales palabras.

- En unas horas, vendrán los Daimyos de las cinco naciones, junto con los Kages, civiles y shinobis de sus respectivas Aldeas. En el caso de que algo ocurra, la prioridad serán los civiles, nuestra gente. El nuevo Daimyo del Viento es alguien igual o peor que su antecesor, y sigue creyendo que somos sus hombres o que le debemos algo. Y quiero que quede claro esto. Si ese cretino intenta ordenarles algo, ignórenlo, ese tipo ya ha perjudicado demasiado la Aldea por sí solo, que debería agradecer que le estamos permitiendo poner un pie en nuestra Aldea sin intentar arrancarle la cabeza.

- ¡Hai!

No había vacilación en sus palabras, pues el Primer Daimyo del Viento, perjudicaba abiertamente a su Aldea al reducir sus ingresos y hace un pacto con el Daimyo del Fuego para que las misiones que deberían ser estrictamente de la Arena, las tuviera la Hoja. Fue debido a eso que su Aldea se volvió tan débil en muy poco tiempo. Lo que los orillo a ayudar a el Sonido con la invasión a la Hoja.

Y su sucesor no era mejor en lo absoluto. Pues era alguien que disfrutaba tener el control de todo, robarle a quien fuera con tal de amasar aún más su fortuna. Por años había intentado quitarle dinero a la Arena con las misiones que recibían y amenazo con reducirlas si se negaban. Pero por suerte su Kazekage no era un idiota como el Cuarto.

No acepto nada de eso y comenzó a buscar alianzas y trato con aquellos de quien provenían las misiones, para que todas fueran mandadas directamente a la Arena, sin pasar por el País del Viento. Todo sin que el Daimyo supiera algo. Donde no se le dieron noticias de las Alianzas, equipamiento, poder militar, agricultura o piedras preciosas que la Arena había obtenido en los últimos años.

Sin duda, todos disfrutarían de ver su rostro incrédulo al ver lo que ahora era su Aldea, donde no importaba lo mucho que su Daimyo se quejara, su Kazekage jamás aceptaría una oferta suya.

- Quiero que vigilen a todos lo Kages, con la única excepción de Tsunade Senju, la quinta Hokage. Yo me encargare personalmente de vigilarla y detenerla si llega a hacer algo contra la Arena. ¿Quedo claro?

- ¡Hai, Naruto-sama!

- Bien, ahora, recuerden prestar extrema precaución en Ōnoki el Tercer Tsuchikage. Es un extremista que odia a mi padre, al igual que toda la Roca. No sabemos cómo pueda reaccionar al verme, por lo cual vigílenlo de cerca, podrá ser viejo, pero sigue siendo un Kage y no debe tomarse a la liguera.

Todos asintieron en comprensión, y la molestia en la voz de su líder no pasó desapercibida por nadie. Y no era para menos, los de la Roca fueron los principales responsables de llevar a la Aldea del Remolino y a su gente a la destrucción. Era claro que las preocupaciones de su líder, no estaban mal fundamentadas y necesitaban vigilar cuidadosamente a ese viejo.

- Solo una cosa más. Se que muchos ya están al corriente de lo ocurrido ayer con el incidente de una niña perdida. No pienso revelar quienes fueron, pues sería exponerlos y humillarlos públicamente y no deseo eso. Pero quiero hacerles una pregunta seria. Olviden mi posición, olviden que soy su líder, nadie será reprendido por lo que opinen. ¿Quiénes de aquí piensan que tomaron la decisión equivocada?

Para gran alegría de Naruto, la mayoría de los Anbu mantuvieron sus manos bajas y solo algunos la levantaron. Mientras que algunos Jonin dudaron por un tiempo, pero unos pocos levantaron igualmente la mano.

- Comprendo. Para aquellos que no levantaron la mano. Que uno hable por todos, ¿Qué habrían hecho?

Mirándose entre ellos con confusión. Un Anbu que tenía una máscara de halcón y dio algunos pasos al frente para responderle a su líder como debería, de frente. Había trabajado lo suficiente con su líder como para saber exactamente porque parecía estar molesto.

- Naruto-sama. Nuestra prioridad como Anbu o Jonin es la de servir y proteger a nuestros camaradas, así como a nuestra gente. La respuesta a su pregunta es: que deberíamos haber abandonado nuestro puesto para cuidar y ayudar a esa niña.

Naruto observo analíticamente a halcón por unos segundos, esperando a que retrocediera a las palabras que había dicho. Luego poso su mirada en los demás, esperando a que alguien dijera que no estaba de acuerdo y sonrió con alegría cuando todos permanecieron firmes ante la respuesta.

- Me alegra escuchar eso. Y me enorgullece saber que piensan así. Y para aquellos que no levantaron la mano, no sientan vergüenza, sé que muchos de ustedes se consideran armas, herramientas de la vida shinobi. Así fueron entrenados bajo las órdenes del Cuarto. Pero ya no somos así, hemos cambiado, nos volvemos más fuertes. Porque somos personas, somos humanos y nos equivocamos. Y eso nos hace mejores shinobi.

Todos miraron impresionados las motivadoras palabras de su líder. En especial aquellos que levantaron la mano. Pues sentían que habían cometido un grave error y serian castigados por ello. Pero al parecer, solo querían darles una lección, una que estaban más que dispuestos a escuchar.

- No hay Aldea sin su gente. Nosotros debemos inspirar y proteger a nuestra gente. Esa es la labor de un shinobi. No importa las circunstancias, priorizar la vida de los civiles siempre será la mejor opción. Ya no somos esa Aldea de la Arena en que cada quien se preocupaba por sí mismo. Donde entrabamos en conflicto con quien fuera y moríamos en el campo de batalla solo por un líder estúpido. Somos mejores, deveras. Y seguiremos siendo mejores. Porque somos mejores de lo que fuimos antes, somos mejores que ayer. ¡Somos ninjas de la Arena! ¡¿Entendido?!

- ¡¡¡Hai, Naruto-sama!!! – exclamaron todos con absoluta seguridad.

- Bien, aún hay trabajo que hacer, deveras. No pierdan tiempo – y con esas palabras todos desaparecieron en explosiones de viento.

- Un gran discurso, Naruto-sama – elogio Baki dando un paso al frente – ahora todos estarán más motivados que antes.

- Concuerdo. Aunque pienso que aquellos que faltaron a la protección de esa niña, deberían ser reprendidos – comento Dragon.

- No, aún hay muchos que siguen pensando en que las cosas siguen funcionando a como la hacía en el pasado. Es mejor mostrarles que hay otro camino y que se adapten al cambio por voluntad propia que a la fuerza, deveras – dijo Naruto con seguridad.

- Comprendo. Si me disculpa, debo retirarme para liderar a las tropas – dijo Dragon haciendo una reverencia para luego desaparecer en un remolino de viento.

- Antes de retirarme, Naruto-sama. Quisiera preguntarle algo – pidió Baki con algo de seriedad.

- Claro, dime. ¿Qué ocurre?

- Es sobre su petición a no interferir con la Hokage. ¿Hay algún motivo por el cual usted deba encargarse solo de ella?

- Si la hay – respondió Naruto de inmediato, observando al comandante Jonin con seriedad – y es uno personal. Tsunade Senju es lo más cercano que eh tenido a una madre. Y sé que ella no hará nada en mi contra o la Aldea. Y nadie bajo mi cargo se le acercara con malas intenciones o de lo contrario abra consecuencias.

Esa declaración tan fría y sin vacilación, hicieron estremecer a Baki hasta la medula. Ahora era claro que si alguien intentaba ponerle un solo dedo a la Hokage. Sin duda alguna Naruto, no tendría ni la más mínima de compasión.

- Hehe no te asustes – pidió tranquilizándose por completo – tengo plena confianza en que no pasara nada con respecto a Tsunade.

- ¿Y sobre la Hoja? – insistió esperando no molestarlo – puede que ella no se vuelva una amenaza, pero el resto de su gente. El Uchiha. Deberíamos tener cuidado con ellos.

- Y lo tendremos, si perjudican o atacan nuestra Aldea o nuestra gente. Serán tratados como se debe.

- Entiendo. Me retiro – dijo Baki desapareciendo en un remolino de viento.

Naruto dio unos pasos al frente, hasta llegar a los barandales de la azotea y contemplo como a lo lejos el sol se asomaba entre las grandes dunas de arena. Casi como si estuviera emergiendo de un vasto océano.

No sabiendo lo que le estaban por esperar en las próximas horas, se mentalizo para poder mantenerse en control ante lo que fuera. Pero aun con la presencia de otros Kages, ninjas y los mismos Daimyos. Una sonrisa no pudo evitar formarse en sus labios ante la idea de que dentro de poco vería una vez más a sus amigos. A sus verdaderos amigos.

Tantos años lejos, tantas historias para contar y tanto para ponerse al corriente que solo dos días para poder disfrutar de su presencia parecía alguna clase de mala broma que Kami le estaba gastando. Pero, aunque fuera por poco tiempo, aprovecharía todo lo que pudiera. Y se encargaría de fortalecer sus vínculos más que nunca.

Murallas de la Arena – Siete de la mañana

De pie afuera de las recién reconstruidas murallas, se encontraba Temari y Kankuro, junto con varios Jonin y Dragon. A la espera de sus futuros invitados. Todos se encontraban listos para cualquier cosa.

Temari que se encontraba a la cabeza y era quien debería recibir a todo el mundo. Había cambiado su vestimenta, donde ahora llevaba una camiseta de color lavanda sin mangas sobre una camisa de rejilla, una minifalda de color azul marino, medias de rejilla en las piernas y guantes negros sin dedos. También llevaba una túnica de color verde sobre su ropa.

Todos sin excepción pudieron sentir como los sellos grabados en sus muñecas se activaron. Detectando movimiento justo al frente, eran varias firmas de Chakra, donde algunas eran claramente de nivel Jonin a Anbu. Y uno de nivel Kage.

Cada ninja de la Arena fue y preparo sus posiciones. Mientras otros fueron y dieron aviso. Pues los invitados a los Exámenes de Chunin finalmente estaban llegando.

Caminando frente a todos había un hombre alto y de piel oscura con un gran cabello rubio, peinado hacia atrás, unas cuantas arrugas, los pómulos definidos, el labio superior también tiene un tono más oscuro que el fondo y un pequeño bigote y barba. Llevaba sobre su cabeza el sombrero de Raikage junto con la bata blanca clásica. Con el único detalle de que la bata estaba abierta y no tenía camisa debajo. Permitiendo ver su fuertes y anormalmente grandes músculos.

- Así que el Cuarto Raikage es el primero en llegar. Se ve más intimidante en persona – murmuro Kankuro con una gota de sudor recorriéndole la mejilla.

- No actúes como cobarde ahora. Ese tipo solo te mirara hacia abajo si llegas a demostrar la más mínima señal de miedo – comento Temari con seriedad, ocultando su nerviosismo.

A las espaldas del Raikage se encontraban varios Jonin, donde los más destacables eran un joven de estatura mediana, tiene un tono de piel oscura, una nariz ligeramente grande, una mirada perezosa y el cabello blanco amarillento, su cabello cubre el lado izquierdo de su cara. Lleva una camisa negra con cuello alto sin mangas, pantalones sueltos y el uniforme Jonin del Rayo. El otro era un joven de cabello un poco largo y rubio, y ojos oscuros. Lleva una camisa sin mangas. Un chaleco blanco típico de un Jonin del rayo sobre él. Él viste de negro con protectores rojos en los brazos y espinilleras de Kumogakure.

Y un poco más atrás, unos hombres iban cargando lo que parecía ser una especie de carreta modificada para poder ser transportada en la Arena, que era jalada por varias personas. Tenía finos y elegantes decorados. Era claro para todos aquel que viera la diferencia en cómo se transportaban. El Daimyo del País del Rayo debía estar ahí.

Deteniéndose frente a Temari, el Raikage la miro con seriedad, casi como esperando a que de alguna manera diera un paso hacia atrás. Pero para su completa sorpresa, la rubia, así como todo ninja de la Arena. No se inmuto en lo más mínimo.

- Bien venido sea, Raikage-sama. Es el primero en llegar y esperamos su viaje haya sido tranquilo. Nuestros ninjas lo guiaran a usted, sus ninjas, civiles y Daimyo a su Hotel. Donde podrán descansar y esperar hasta la hora de las finales – informo Temari con una sonrisa amable y haciendo una señal a los ninjas a sus espaldas.

- Hmm no veo al Kazekage. ¿Qué está haciendo, que es tan importante para no venir a recibir a sus invitados? – cuestiono A con algo de molestia y buscando con la mirada a pelirrojo – poner a una chiquilla en su lugar es una falta de respeto.

- Mi hermano se encuentra supervisando cada detalle del evento en cuestión para que nada improvisto ocurra. Si quiere saludarlo tendrá la oportunidad de hacerlo en el palco de lo Kages, como todos – respondió sin inmutarse en lo más mínimo – y esta chiquilla tiene su nombre. Y es Temari, le vendría bien el recordarlo.

- Hmm, ¿así es como le hablas a un superior? ¿Alguien que lleva el título de Kage? – cuestiono A intentando asustar a la enana.

- Respeto a mi Kazekage y le soy completamente leal. Usted podrá ser un Kage, pero no es mi líder. Soy amable que es todo lo que tendrá de mi parte y de cualquier ninja de la Arena. ¿Quiere respeto? Gáneselo.

A se enderezo un poco ante esa respuesta tan retadora y justo cuando su hombre más leal, que era Darui, estaba por dar un paso al frente y hablar. Lo detiene con solo levantar una mano. Dándole una sonrisa retadora a la rubia, A asintió y prosiguió con su camino con su gente detrás de él.

No eran muchos aquellos que tuvieran el valor de plantarle cara y retarlo a ganarse el respeto. Y en verdad estaba asombrado de que no solo esa chiquilla lo hiciera, sino todos los ninjas de la Arena. Pues vio que ninguno estaba ni remotamente cerca de sudar, aunque fuera una gota de sudor de nerviosismo. Sin duda alguna, su visita a la Arena ya había valido absolutamente toda la pena.

Temari aun sonriente, tuvo un tic en el ojo cuando el acompañante rubio del Raikage tuvo el descaro de giñarle un ojo de forma coqueta. Apenas se contenía en si misma para no saltar y arrancarle la cabeza a ese pobre diablo.

Conteniéndose lo mejor que pudo, y viendo que los visitantes del Rayo ya habían cruzado sus muros, disfruto de los murmullos de asombro que escucho a lo lejos. Viendo a sus camaradas, ninguno pudo evitar las sonrisas de diversión y ligera arrogancia.

Casi inmediatamente después de la llegada de los del Rayo. Llegaron los miembros de la Niebla. Eran claramente un grupo mucho más pequeño que el anterior. Y no los juzgaban, el Cuarto Mizukage. Yagura Karatashi. Era un hombre demente que tenía un aborrecible odio a las líneas de sangre. Cosa que no era nada bueno para su Aldea, pues la Niebla en el pasado fue conocida como la Aldea de la Niebla Pura.

Debido a su gran cantidad de clanes que poseían un Kekkei Genkai. No eran tan populares como los ojos de los Hyuga o Uchiha. Pero eso no hacía menos su poder a la hora de la batalla. Y, sin embargo, Yagura condeno a cada clan o persona con algún Kekkei Genkai a la muerte. Desencadenando guerras civiles. Masacres injustificadas. Traiciones en ambos bandos de la guerra. Ganando el título de la Aldea de la Niebla Sangrienta.

Y cuando finalmente, los visitantes estaban a la vista de todos. Para disgusto de las kunoichi, cada varón sonrió como idiota y estaban prácticamente babeando, al poder contemplar a quien parecía ser la nueva Mizukage.

Era una mujer muy hermosa de figura delgada, su cabello era castaño rojizo que le llega hasta los tobillos, un moño atado con una banda de color azul oscuro, dos mechones de los cuales uno cubre su ojo derecho y dos que se cruzan sobre el pecho, justo debajo de la barbilla. Su único ojo visible revelaba que eran de color verde claro.

Viste un vestido de manga larga de color azul oscuro, que cae justo debajo de las rodillas. El vestido sólo cubre hasta la parte superior de su brazo y la parte inferior de sus pechos. Debajo, lleva una camisa de malla que cubre más de su cuerpo superior que su vestido, pero no llega a cubrir los hombros y sigue dejando una hendidura de tamaño considerable. Ella también lleva pantalones cortos del mismo color que el vestido y, debajo de esos, leotardos de malla, que baja sobre sus rodillas. Alrededor de la cintura, lleva un cinturón con una bolsa.

Además, lleva sandalias de tacón alto y espinilleras que alcanzan a lo largo de sus rodillas. Ella también lleva esmalte de uñas oscuro y suele llevar lápiz labial de color rosa. Además, llevaba el sombrero de Mizukage sujeto a su cintura.

- Un gusto, yo soy Temari, la encargada de esta última etapa y usted debe ser Mei Terumī. Bienvenida a la Arena, Mizukage-sama. Espero y su viaje haya sido ameno – saludo Temari con educación.

- Oh el gusto es mío. Y gracias por la preocupación, pero afortunadamente no tuvimos ningún inconveniente. Bueno solo el calor, los de la Niebla no estamos muy acostumbrados a este tipo de climas tan áridos – respondió Mei con una sonrisa amigable.

- En ese caso, disfrutara mucho del hotel en el que se quedaran durante su estancia aquí. Ya que esta adecuado a sus necesidades – comento con orgullo, pues el hotel en el que se quedarían era el que más aguas termales tenía.

- Es bueno escuchar eso. Y me alegra saber que tratan tan bien a sus invitados – agradeció Mei con sinceridad – no veo a tu hermano por ningún lado. Pensé que estaría aquí para poder discutir de su invitación – dijo crípticamente, esperando que la chica entendiera.

- No se preocupe. El Kazekage está un poco ocupado en estos momentos, pero le aseguro que está deseoso de poder discutir la invitación justo después de los Exámenes. ¿Si es que le parece bien? – respondió con tranquilidad.

- Me parece una muy buena idea. Gracias por tu amabilidad, Temari-san.

Con un agradecimiento y una sonrisa amigable. Mei prosiguió junto con su gente a seguir a un par de ninjas de la Arena que la guiarían a su hotel. Estaba feliz de poder establecer una reunión en tan poco tiempo con referente a una alianza. Pues la derrota de Yagura le costó mucho a la Niebla y actualmente no podrían lidiar con ninguna Aldea que intentara destruirlos o someterlos.

- Dime, Ao, ¿has notado algo? – pregunto Mei en voz baja.

El mencionado se colocó al lado derecho de la Mizukage. Era un hombre de mediana edad, su ojo izquierdo era de color azul y el derecho tenía un parche, además de tener el cabello de color azul arreglado hacia arriba. Llevaba un talismán en cada oreja con el kanji de una forma humilde de "oír" escrito en ellos dos veces en cada lado. Su vestimenta constaba del típico traje gris de rayas de la Niebla bajo un haori verde con rayas blancas que se detienen a la mitad.

- Si, toda la Arena está rodeada por una poderosa barrera de Fūinjutsu, ni con mi Byakugan pudo ver dentro. Sin duda la Arena es más poderosa de lo que todos estiman – respondió Ao en el mismo tono bajo – incluso algunos kilómetros antes de llegar ya había sellos, tal vez de algún tipo de perimetrales.

- Perfecto. Desconozco porque el Kazekage quiere una alianza con nosotros. Pero si resulta ser beneficiosa. Aceptare. Actualmente no estamos en posición para despreciar semejante regalo.

- Concuerdo. No tenemos mucho tiempo antes de que alguna Aldea intente algo contra nosotros.

Y aunque las palabras del peli-azul fueron completamente claras. Mei se quedó estática en su lugar con la mirada ensombrecida por su cabello. Pues no pudo evitar sustituir las palabras que escucho en: "No tiene mucho tiempo".

- Mizukage, debemos apurarnos o no llegaremos a tiempo – pido Ao viendo como su líder se quedó estática en su lugar.

Y ahora, cambiando lo que escucho y agregando lo que ahora le habían dicho, en su mente resonó una simple frase, que era: "No tiene mucho tiempo. No llegara a tiempo al matrimonio". Levantando la mirada. El peli-azul se confundió al ver a su líder con una mirada fulminante que pocas veces daba y se confundió aún más cuando comenzó a caminar en su dirección, sin romper el contacto visual.

- Ao... guarda silencio o te mato – ordeno Mai con suavidad y una cálida sonrisa.

Siguiendo con su camino, la Mizukage decidió a apresurar el paso para alcanzar a sus demás ninjas, sin importarle en lo más mínimo haber dejado atrás a un peli-azul con la mandíbula hasta el suelo y con los ojos bien abiertos en miedo al no poder comprender que hizo mal.

La siguiente visita fue por mucho las más desagradable y descortés que Temari pudo haber tenido. Y fue con la llegada de ese infeliz del Daimyo del Viento que apenas y les rigió la mirada y solo fue para regalarles una sonrisa falsa. Siempre viéndolos como inferiores.

Eso le colmo la paciencia a muchos. Pero todos tuvieron que controlarse de la mejor manera que podían, pues la venganza era un plato que se servía frio y definitivamente ese gordo, tendría más de lo que podría soportar. Solo podían desear ver su rostro fúrico una vez que se largara de su Aldea.

El siguiente fueron los de la Roca y fue con estos con quien más cautela tuvieron dadas las ordenes de su comandante militar. Honestamente lo que vieron no parecía ser con algo con lo que no pudieran lidiar. Y fue el desertor de la Roca, Deidara que, aunque no parecía la gran cosa. Causo grandes daños a su Aldea y puso en aprietos a su mejor ninja.

Ōnoki, el Tercer Tsuchikage que era un anciano con una estatura bastante baja y con problemas de la espalda. Sus rasgos faciales son una barba y un bigote triangular con esquinas angulares. Él tiene una gran nariz roja y las cejas gruesas de forma rectangular. La parte superior de su cabeza está completamente calva, aunque tiene algo de pelo blanco en la parte posterior y los lados de la cabeza, la parte de atrás de la cual se ata con una cinta amarilla en un moño.

Llego con desconfianza, analizando a todos como si fueran a atacarlo en cualquier momento. Pues no estaba muy convencido de los rumores de que la Arena fuera tan débil como se decía. Mas bien todo parecía una estrategia de desinformación. Generando ignorancia en las demás Aldeas para no tomarlos tan enserio y bajar la guardia.

- Saludos, Tsuchikage-sama. Es bueno ver que llego con bien, mi nombre es Temari, la encargada de recibirlos y asegurarme de que sean guiados a sus posadas – hablo en una voz tranquila e intentando sonar lo más amable posible.

- Mocosos. Veo que es cierto lo que escuche. El Kazekage es demasiado joven, si fuera alguien maduro y responsable recibiría a un Kage como es debido – se quejó Ōnoki con molestia en sus palabras y mandándole una mirada seria a la mocosa rubia frente a él.

- Le vendría bien cuidar su lengua... Tsuchikage-sama – pidió Temari con estoicismo, pero la mirada fulminante que le estaba dando al anciano dejaba en claro su molestia – le recuerdo que incluso siendo un Kage, usted es un invitado más y debería comportarse como tal. Ya que ningún ninja de la Arena toleraría tal falta de respeto a nuestro líder en condiciones normales.

Tal respuesta provoco un gran ceño fruncido en el rostro del anciano. Pues no estaba dispuesto a permitir que una simple mocosa, tuviera el descaro de faltarle el respeto y menos frente a su pueblo. Comenzando a levitar para completo desconcierto de la mayoría de los ninjas de la Arena. Quedo suspendido hasta estar a la altura de la rubia.

- Sera mejor que recuerdes tu posición, jovencita. Te faltan al menos 50 años para tener derecho de hablarme de esa forma – advirtió Ōnoki con severidad, sorprendiéndose de como la rubia no se inmutaba en lo más mínimo.

- Veo que tienes agallas, pero te hará falta más que eso para ganarle a Jiji – comento una pelinegra con una sonrisa arrogante.

La joven chica, tenía el cabello corto de color negro y ojos del mismo color. Lleva una camisa roja con una manga en su brazo izquierdo, con un chaleco táctico de la Aldea Oculta de las Rocas de color marrón, medias de red con una falda roja y pantalones cortos sobre ellos.

- No te metas en esto, Kurotsuchi – ordeno Ōnoki con seriedad.

Las cosas se estaban comenzando a poner demasiado tensas y cada ninja, ya sea de la Roca o Arena. Se estaban comenzando a preparar para lo que sería una inminente batalla. Todos menos Ōnoki y Temari que en lo único que se concentraban era en su duelo de miradas. No permitiendo que el otro ganara en lo más mínimo.

Formando una sonrisa arrogante en sus labios, Temari llevo su mano derecha a su bolso ninja y comenzó a buscar algo. Todo sin que Ōnoki moviera un dedo, pues sabía que no estaba preparando un ataque, pues al no hacer ningún movimiento para ocultar sus acciones, era improbable que lo fuera.

- Debería relajarse, estamos aquí para un evento importante – comento Temari sin borrar su sonrisa arrogante, sacando de su bolsa un protector bastante dañado de la Roca – además, actualmente ustedes nos deben un favor y sería mejor que se comporten.

Con esas últimas palabras, extendió hacia el Tsuchikage el protector. Y cuando el anciano y la pelinegra posaron su mirada el objeto que les estaban extendiendo. No pudieron evitar abrir los ojos sus ojos en completa incredulidad y shock.

Ese era el protector del desertor de Deidara. Aun roto, dañado y con ese corte horizontal. Sabían que era de él. Pues nadie de su Aldea había desertado. Lo último que sabían de Deidara era que se unió a alguna clase de organización y después le perdieron el rastro. Su nombre estuvo en los Libros de Bingo por muchos años, pero nunca nadie había logrado atraparlo o asesinarlo, hasta ahora.

Tomando el protector con cautela y sospechando de que era falso. Se vio obligado a descender hasta el suelo, pues los protectores de la Roca eran más roca que metal. Con solo tocar un protector sabía exactamente si era falso o no. Y el que tenía en sus manos era autentico y las insinuaciones de esa chica solo confirmaban lo evidente. Y era que ellos habían asesinado a Deidara.

- ¡¿Quién fue?! ¡¿Acaso fue su líder?! – cuestiono Kurotsuchi con desesperación.

Desde hace años se había aferrado a su entrenamiento para ser más fuerte que nadie, para sobrepasar a quien fuera. Todo con el fin de atrapar y asesinar a ese infeliz de Deidara que le causo tanta muerte y destrucción a su Aldea. Y ella quería su venganza, quería verlo a los ojos cuando esa última chispa de vida abandonara su cuerpo.

Y cuando vio que la rubia ni siquiera la estaba mirando y en cambio seguía teniendo su mirada en su abuelo. Sintió como la sangre dentro de ella comenzaba a calentarse.

- ¡Te hice una pregunta! ¡¿Quie...?!

- ¡Silencio Kurotsuchi! – ordeno Ōnoki con brusquedad liberando un poco de su instinto asesino para callar a su nieta – Quisiera ver al Kazekage – pidió con tranquilidad, tragándose su orgullo.

- Kazekage-sama está ocupado en estos momentos. Podrá verlo cuando comience el examen y después de eso. El estará abierto a responder cualquier pregunta.

- Ya veo – dijo con un asentimiento para comenzar a caminar y seguir a los ninjas de la Arena hacia su hotel.

Una vez lejos del alcance de todos, Temari como todos los demás, soltaron un gran suspiro que ni siquiera sabían que estaban conteniendo. Lidiar con el carácter de ese anciano no parecía difícil, lo increíblemente asombroso era su aura de imponencia, que no contrastaba ni con su edad o su apariencia.

Aunque muchos no tuvieron tiempo para relajarse en lo más mínimo, pues detectaron como varias firmas se acercaban a su posición y sabían de quien se trataba. Los de la Hoja. Muchos estaban más que tentados a atacarlos por todo lo ocurrido en las negociaciones. Pero se controlaron como debían. Pues esas eran las ordenes de su líder.

La rubia sonrió con aprecio al ver a la Hokage, quien le regreso la sonrisa. Mirando detrás de ella pudo ver que Iruka con los equipos que dijo que traería. Sin duda sabia como cumplir con su palabra.

- Es bueno verla, Hokage-sama – saludo Temari con una reverencia.

- Nada de eso, solo dime Tsunade – dijo con una sonrisa.

- Menos mojigata que la última vez. Pero veo que sigues siéndolo – comento Hinata con burla por el nuevo atuendo de su amiga.

- Viniendo de alguien que parece una ramera, lo tomare como un alago – contraataco Temari con arrogancia.

- Di lo que quieres, amabas sabemos que me deseas en tu cama – comento Hinata con una sonrisa coqueta.

- Es bueno saber que se llevan bien – comento Tsunade con una sonrisa divertida – Supongo que fuimos los últimos.

- En efecto y veo que trajeron a muchos ninjas.

El comentario de Temari iba dirigido con una sonrisa al ver a los amigos de su esposo. Y observo con diversión al inquieto Konohamaru que parecía estar contemplando todo con gran asombro. Pero esa sonrisa se desvaneció cuando vio a quienes le dieron la espalda. Principalmente su viejo equipo y al Sannin de los Sapos. Al único hombre que no reconoció fue al que llevaba lentes de sol y parecía estar cuidando al joven Sarutobi.

- A ustedes no los conozco formalmente, mucho gusto, mi nombre es Temari – saludo haciendo una reverencia a la escolta de la Hokage.

- El placer es todo mío. Mi nombre es Shizune, Hinata me ha contado muchas cosas de ti.

- Espero y cosas buenas.

- No te emociones rubia – dijo Hinata con una sonrisa divertida.

- ¡Yo soy la Sublime Bestia Verde de Hoja! ¡Guy el Poderoso! – exclamo con un pulgar arriba y una sonrisa gigante que parecía brillar – ¡Encantado de reunirnos una vez más!

- Si, algunas cosas nunca cambian – comento Temari con una sonrisa divertida – es un honor tenerlo de visita, Maito Guy.

- El honor es todo mío. Veo que las llamas de la juventud arden con muchísima más fuerza que nunca en ti – comento Guy con un pulgar en alto, siendo el único en notar que la rubia llevaba dos anillos, prueba de que se había casado recientemente.

Observando la conversación, Sakura no pudo evitar sentirse celosa y ligueramente molesta. Pues todo el camino, Hinata parecía demasiada amigable con Tsunade y Shizune. Y lo peor del asunto era que al par de mujeres no parecía molestarle en lo más mínimo. Era como si ya fueran amigas cercanas desde hace ya mucho tiempo.

Y no podía comprenderlo, ella se había esforzado tanto para ser más fuerte, para demostrarle a su líder de lo que era capaz realmente. Todo con el fin de que la aceptara como su aprendiz y finalmente pudiera ser más de lo que actualmente era. En cambio, Hinata no parecía haber hecho nada y ya contaba con la aprobación de ambas mujeres.

Aprobación que ella misma había buscado por años y en cambio, siempre era ignorada o rechazada en el mejor de los casos. Y ahora, también parecía ser amiga de la organizadora de los Exámenes de Chunin. Era como si de alguna manera, todo se le estuviera dando en bandeja de plata para demostrar su superioridad ante ella.

Contemplando lo hermosa que se había vuelto la rubia de la Arena. Tanto Shikamaru y Sasuke no pudieron evitar contemplar su creciente belleza. Pero mientras el perezoso la miraba con ojos amorosos y amigables. El vengador la estaba observando con codicia y lujuria, como si de algún modo ya le perteneciera y que solo se estaba volviendo más hermosa, para mostrarle al mundo que toda ella solo podría ser de él.

Temari ignoro deliberadamente a Iruka o a cualquier amigo real de Naruto. Todo con el fin de que nadie sospechara de porque su comportamiento tan amable a tan especificas personas. Pero en cuanto reconoció a su contrincante de los Exámenes de Chunin, soltó un suspiro y supo lo que tenía que hacer, después de todo, se lo debía.

El equipo 9 observo que la rubia se dirigía a hacia ellos, o más específicamente hacia Tenten. Lee se preocupó un poco al recordar su actitud la última vez que esas dos estuvieron juntas. Mientras que Neji se puso serio y molesto al pensar que se iba a burlar.

Pero quien estaba más confundida era la misma Tenten que ahora mismo estaba encarando a Temari. Es cierto que perdió contra ella, pero ya no era la misma, entreno duro, se fortaleció y se hizo experta en luchar contra usuarios de viento, si lo que quería era burlarse sin duda se llevaría una amarga sorpresa.

- Lo siento – dijo Temari con sinceridad, ganando una mirada de incredulidad colectiva – no debí comportarme así contigo hace tantos años. Y sé que una disculpa después de tanto pueda no tener significado para ti. Pero quiero que sepas que en verdad lo lamento – agrego extendiendo su mano como una oferta de paz.

Tenten parpadeo un par de veces en completa incredulidad, pues honestamente de todo lo que se pudo esperar. Lo que escucho no estaba ni remotamente cerca de entrar en su lista. Pero viendo la sinceridad en los ojos de la rubia. Le sonrió y extendió su mano para tomar la de ella y darle un fuerte apretón.

- Acepto tus disculpas – dijo Tenten con una sonrisa amable que paso a ser una retadora – pero no creas que con esto estamos a mano. Aun quiero mi revancha.

- Oh, en ese caso te permitiré escoger el lugar y la hora – comento Temari regresando la sonrisa.

- ¡¡¡Pero que acto tan juvenil!!! ¡¡¡Sin duda sus llamas de la juventud arden con pasión!!! – exclamo un eufórico Lee que no pudo contener su emoción.

Todos miraron con una gota de sudor sobre sus nucas al emocionado Lee, pues lejos de ayudar con sus palabras. Había roto el ambiente que se había formado. Y la cosa solo empeoro cuando se le unió Guy y ambos comenzaron a gritar cosas sobre la juventud, las llamas, y algo extraño sobre el brote de nuevas hojas para un futuro verde y juvenil.

- Permítanme llevarlos a hasta su hotel, estoy segura de que les encantara – pidió comenzando a caminar junto a las mujeres de mujeres – debes estar emocionado, ¿Primera vez que sales de tu Aldea? – pregunto viendo por encima de su hombro al joven Genin.

- Eh salido en varias ocasiones, pero nunca tan lejos – respondió Konohamaru con una sonrisa amable.

- Entonces trata de disfrutar tu visita, puede que no lo parezca, pero la Arena tiene mucho que ofrecer – comento con algo de diversión.

- Lo siento señorita, pero yo no eh venido para divertirme. Y lo siento mucho por sus Genin, pero quien será el ganador de estos Exámenes seré yo – declaro mientras se señalaba con su dedo pulgar - ¡Konohamaru Sarutobi! ¡El próximo Hokage!

Tsunade, Hinata, Shizune e Iruka, sonrieron con orgullo ante la declaración del joven. Pues sabían lo fuerte que se había vuelto y lo mucho que entreno para lograrlo. Además, esa actitud segura y determinada, sin rosar con la arrogancia, solo lo hacían un mejor ninja. Incluso Temari que nunca había cruzado palabra con el joven, pudo ver la enorme pasión y seguridad que tenía.

- Hehe veo que tienes una buena actitud y grandes aspiraciones. Asegúrate de mantenerla hasta el final – aconsejo con una sonrisa divertida.

Todos siguieron a la rubia con paso tranquilo. Y cuando cruzaron los muros de la Arena. Los ninjas de la Hoja quedaron sin palabras ante lo que se alzaba frente a ellos. Pues en vez de ser recibidos por una Aldea desértica como su mismo nombre lo sugería.

Fueron recibidos por una Aldea rebosante de Arboles, ríos y pastos. Donde a su derecha justo unos metros lejos de las murallas, había un enorme lago cristalino, donde a su alrededor comenzó a crecer pasto. Los más veteranos jamás creyeron que esto era posible. Pues ya sea por una razón u otra, en el pasado, en tiempos de guerra principalmente, estuvieron de este lado de las murallas y jamás presenciaron este nivel de vegetación.

Y entre más se adentraban en la Aldea, la vegetación solo parecía crecer. Había pequeños bosques en las zonas donde no habitaba nadie. Parques donde veían a niños correr o escalar los árboles. Todo parecía un contraste bastante irreal.

Aunque quien se encontraba más impactado era el mismo Jiraiya. Pues esto no era para nada lo que su gran red de espías le había comentado. Sabía que la Arena se había vuelto fuerte, pero nunca supo hasta qué punto realmente. Su Fūinjutsu era impresionante por decir lo mínimo.

Y ni siquiera estaba completamente seguro por cuanto ya lo habían superado. Era tan extraño e impropio, sentirse tan mal informado e ignorante con respecto a una Aldea o posible amenaza. Ni siquiera sabía que tan fuertes eran los ninjas de la Arena. Pues a primera vista, parecían fuertes. Pero lo meticuloso de sus pasos, sus movimientos, inclusive su respiración. Le hicieron sospechar que podían dar más de lo que estaba viendo.

Ese era un problema. Y era un problema aun mayor el Fūinjutsu. Unos cinco kilómetros antes de llegar a la Arena, sintió la activación de sellos, pero fue una percepción muy leve, algo que nadie notaria si no fuera un experto. Eh incluso para él, fue una casi imperceptible señal. Y sintió lo mismo cuando cruzo los muros.

Fue tan rápido y corto el tiempo ese sentimiento de un sello activándose que no podía decir con seguridad de que se estaba tratando o que fue activado. Sin duda alguna, esto era obra de un maestro de sellado de un nivel muy superior al suyo. Eso al menos ya le daba una pista sobre que esperar.

Los ninjas de la Hoja notaron que al ser los últimos, ya eran cerca de las 9 de la mañana y la gente de la Arena ya había comenzado con sus actividades diarias. Abriendo puestos de comida, ventas de armas, entre otras cosas. Casi como si fuera alguna clase de festival.

Aunque algunos ninjas, como Kakashi, Sakura, Tsunade, Neji, Guy e Hinata. Se dieron cuenta de que la gente, aunque muy animada con los forasteros del Rayo, Niebla o Roca, que pasaban a sus locales en busca de mercancía. Parecían eliminar toda su felicidad al posar su vista en ellos, regalándole miradas molestas, desprecio, indignación o simplemente asco.

Ninguno de los que se dieron cuenta de las miradas, podía comprender a que se debía ese nivel de desprecio. Aunque fue Kakashi que, aunque metido en su libro naranja, estaba analizando la situación con cuidado. Y podría jurar que este sentimiento ya lo conocía. Recibir miradas de odio de civiles mientras caminaba cómodamente por las calles. Era una sensación que le recordaba a cuando su equipo 7 alguna vez estuvo completo. Pero sin darle muchas vueltas al asunto, dejo de preocuparse, pues le atribuyo todo a que la gente de la Arena se enteró del fallido intento de matrimonio arreglado de los consejeros civiles.

En cambio, quien si llego a notar lo mismo que el peli-plata y descubrir que era esa sensación de melancolía a donde la llevaban esas miradas de odio. Fue Sakura. Ella recordó que cuando Naruto aún estaba con ellos y salían todos como equipo por la Hoja. Toda la gente a su alrededor los miraba con desprecio y odio. Oh más específico a Naruto, debido a ser el Jinchuuriki del Kyubi.

Se sintió tan mal recibir esas miradas, era como si ya la estuvieran juzgando sin siquiera conocerla. Esperando a que cometiera hasta el más mínimo error para que ellos supieran que tenían razón y hacían bien en juzgarla. Eso le recordó a su niñez y de cómo los otros niños se burlaban de ella por su frente. Ella ya siendo una ninja apenas y podía soportarlo. No podía ni comenzar a comprender lo que su amigo rubio debió sentir al recibir esas miradas toda su vida.

Y se sintió mal ni siquiera notarlo, al ignorar esas miradas y ser una mala amiga y compañera con Naruto. Y como siempre ese tonto, trataba de animarla cuando más lo necesitaba, como la apoyaba cuando nadie más lo hacía.

El sonido de una pelota desvió la atención de la peli-rosa de sus deprimentes pensamientos. Y al girar a su derecha vio como una pelota se dirigía hacia ella y detrás varios niños corrían tras de ella. Se agacho para tomar la pelota y le sonrió con amabilidad a los pequeños.

- Aquí tienen niños – dijo Sakura extendiendo la pelota en su dirección, pero se confundió cunado la miraron con desconfianza.

- Ya... ya no la queremos – murmuro un niño al ver que esa chica era de la Hoja.

Temari detuvo su caminata al ver lo que estaba pasando y esperaba no tener que intervenir, pues por más que la identidad de su esposo fuera mantenida en secreta por los adultos y jóvenes. Los niños eran una historia completamente diferente, aunque sonrió cuando identifico a Mayu entre los niños y comenzó a caminar para tomar su pelota.

- ¿Qué haces Mayu? Ella es una ninja de la Hoja. Ellos traicionan a sus propios camaradas si llegan a ser diferentes – murmuro un niño temeroso por su amiga – la pelota ahora está contaminada.

- Es mi pelota y no está contaminada – declaro Mayu con seguridad – que ellos sean malas personas, no quiere decir que nosotros debamos ser iguales. Así no son los ninjas de la Arena – afirmo, solo para después tomar su pelota – gracias – dijo secamente, pues, aunque hubiera dicho que no era tan mala como los de la Hoja, eso no quería decir que tuviera que ser amables con ellos, solo no ser grosera.

Mayu miro por un segundo a su modelo a seguir y cuando ella le sonrió con aprobación, una sonrisa enorme se dibujó en su rostro, para luego salir corriendo con sus amigos. Sin embargo, la conversación de los niños no fue para nada sutil y fue perfectamente escuchada por todos. Dando a entender cuál era el pensamiento de la Arena sobre los de la Hoja, o al menos sobre la mayoría.

Sakura no pudo evitar bajar la mirada en vergüenza al ser juzgada por unos simples niños y por alguna razón las miradas de los aldeanos de la Arena ahora parecían perturbarla mucho más que antes.

Iruka, solo pudo suspirar en tristeza, pues las miradas de los aldeanos y las especulaciones de los niños no podían estar más ciertas. Hinata guardo silencio y recordó que su amiga rubia había comentado que la Arena se enteró del destierro de Naruto hace ya mucho tiempo.

Sumado a eso, su Kazekage era un Jinchuuriki. Era claro para ella, que los de la Arena no tuvieran una buena imagen de la Hoja o su gente en estos momentos. Ella misma no la tenía. Y en vez de enojarse, se limitó a seguir a su amiga en dirección a su hotel. Pues de nada servía enojarse con niños y civiles que tenían todo su derecho a juzgarlos.

Estadio de la Arena – medio día

El lugar se encontraba completamente llenos, a la espera del comienzo de lo que prometía ser uno encuentros inolvidables. Las gradas estaban siendo ocupadas en dos terceras partes por civiles o shinobis de la Arena. Siendo el resto los civiles o shinobi de otras aldeas que decidieron ir para presenciar los encuentros.

En una sección exclusiva se encontraban los Daimyos apostando y bebiendo cómodamente. Todos con la excepción del Daimyo del Viento que se encontraba claramente furioso. Por lo que sabía, la Arena era un Aldea muerta y lejos de la mano de Kami. Eso era lo que sus informes le habían dicho al llegarles pocas misiones y darles aún menos a la Arena.

Y en cambio estaba presenciando que la Aldea entera se estaba regodeando en naturaleza, una infraestructura más que decente, una economía alta y si vio bien, era autosustentable. En cuanto todo esto se acabará, se encargaría de poner el inútil del Kazekage en su lugar y obligarlo a darle el secreto para obtener tal naturaleza en un lugar tan desértico. Así mismo le impondría impuestos sumamente altos por haberle mentido por tantos años.

En el palco de los Kages, sentados de izquierda a derecha, estaban la Mizukage, el Raikage, el puesto vacío del Kazekage, la Hokage y finalmente el Tsuchikage. Mientras que a sus espaldas se encontraban sus respectivos guardaespaldas.

Los cuatro Kage seguían incrédulos ante el nuevo aspecto de la Arena, era básicamente una Aldea completamente nueva a la que recordaban o sus espías les habían informado. Inclusive notaron como ellos y toda su gente eran vigilados cada cierto periodo de tiempo. Sabiendo donde se encontraban sin ningún problema y eso los tenía desconcertados, pues sabían que no los estaban siguiendo.

- Estos jóvenes y su falta de puntualidad. Esto solo demuestra que al ser joven no cumplirá adecuadamente con su deber como Kage – se quejó Ōnoki con molestia por la espera.

- Creo que está exagerando, Tsuchikage-dono, aún está a tiempo de llegar. Y con lo eficiente que ha sido el recibimiento, la seguridad y el evento mismo. Creo que su talento compensa su juventud – afirmo Mei con una sonrisa amigable.

- Por mi parte estoy más interesado en descubrir, ¿Cómo la Arena ha mantenido su poder oculto por tantos años? – declaro A con seguridad ganando las miradas de todos – todos sabemos que la Arena siempre fue la más débil de las cinco Grandes Aldeas. Pero con lo que eh visto y con su calidad de ninjas, eso ya quedo en el paso.

- Concuerdo que la Arena se ha vuelto más fuerte. Pero también se ha mantenido neutral con cualquier otra Gran Aldea. ¿Por qué se enfoca solo en el poder? – cuestiono Tsunade con tranquilidad.

- El poder es lo único que importa. Los sentimientos y las neutralidades no importan si no tienes el poder para sostenerlas o protegerlas – declaro A con seguridad.

Aunque su respuesta fuera un tanto ególatra. Los demás Kages tenían que admitir que tenía un buen punto y era que sin importar que tan amable o imparcial uno intentara ser. No lograría nada si al final no lograría nada si detrás no tuviera un poder para sustentarlo.

Era tan simple como eso. Y fue ese hecho que hizo a Tsunade bajar la cabeza un poco. Pues su rubio idiota, era un lengua suelta que solo sabia gritar tonterías que cualquiera pensaría que solo lo hacía para llamar la atención. Y, sin embargo, de alguna manera que escapaba a su comprensión. Siempre lograba cumplir a su palabra, siempre.

Y eso le dio algo de tristeza y miedo. Pues tras no encontrar nada en el último mes, se dio por vencida y acepto la posibilidad que estuviera, en la Arena. Pero si ese era el caso, su rubio no la visito. Y eso le generaba miedo y dolor. Pues lo último que quería era que la odiara. Que pensara que era como los demás idiotas que solo lo vieron como a un monstruo.

Llevo una de sus manos a su bolsillo y sujeto con fuerza el objeto que ahora tenia en su mano. De la alguna manera eso siempre la tranquilizaba y la hacia tener esperanza en que tal vez solo estaba exagerando las cosas.

Salió de sus reflexiones con un ligero sobresalto al sentir una mano sobre su hombro. Y al mirar hacia atrás, fue recibida por la mirada calidad de su aprendiz. Que la hizo tranquilizarse aún más que antes.

- Tranquila, Lady Tsunade. Estoy segura de que todo estará bien – consoló en voz baja y dándole un suave apretón a su hombro.

- Te lo agradezco, Shizune – dijo soltando un suspiro y sonriendo con más ánimos.

Vestidores de Genin

En una habitación designada únicamente para que los participantes Genin pudieran descansar y relajarse un poco. Se encontraba Hinata recargada contra la pared, observando como Konohamaru estaba sentado en una mesa meditando para poder calmarse y estar listo para su encuentro.

Los demás participantes ya se habían ido para salir en cuanto los llamaran, pero ese no era el caso del único Genin de la hoja. Pues esta era su única oportunidad de brillar y lo iba a hacer de la manera correcta.

- ¿Estas completamente seguro de esto? – cuestiono Hinata con una pequeña sonrisa de orgullo – sabes que, aunque el fumador compulsivo de tu tío no esté aquí. Igualmente se enterará. Y a él como a muchos, no les va a gustar lo que vas a hacer.

- No parece muy preocupada, maestra – comento Konohamaru con algo de confusión.

- Eso es simple. Y es porque a mí no me importa una mierda lo que digan lo demás – se defendió encogiéndose de hombros – pero en tu caso es diferente. Solo quiero asegurarme de que no te echaras atrás en el último minuto.

- ¡Eso nunca, maestra! – exclamo poniéndose de pie, con un rostro serio y una mirada determinada – yo nunca me retractare. Entrene muy duro y no dejare que la opinión de los demás me afecte. Eso me lo enseño muy bien. Saldré y ganare. Demostrando porque soy su alumno y también... ¡también porque tuve al mejor rival de todos! ¡Les demostrare a todos que estuvieron en un error! ¡Porque ese es mi camino ninja!

Las palabras tan llenas de fuerza y coraje de Konohamaru solo lograron hacer que la sonrisa orgullosa de Hinata se ampliara de oreja a oreja. No tenía duda alguna de que ese mocoso superaría sus expectativas, las de todos. Y lograría finalmente abrirles los ojos a muchos. Llevo una mano a su bolsa ninja y saco un pergamino de almacenamiento, para luego lanzárselo a su estudiante que lo atrapo sin problemas.

Solo podía desear que donde fuera que estuviera. Él pudiera ver lo lejos que había llegado Konohamaru. Lo mucho que lo impulso y la fuerte determinación y coraje que había dejado en él.

- No fue fácil. Pero me las arregle al cobrar uno que otro favor y terminar debiendo otros. Mas te vale y lo uses bien – comento, comenzando a caminar hacia la puerta de salida – ya que si lo estropeas te abriré la cabeza agolpes, ¿Entendiste, mocoso?

- ¡Hai, Maestra! – exclamo con una reverencia respetuosa.

- Mas te vale, iré con los demás al palco de los Jonin. No te demores mucho – dijo abriendo la puerta.

- Espere, maestra – pidió, ganando una mirada confundida – ¿No va a desearme buena suerte? – pregunto con una sonrisa divertida.

- Hmm la suerte es para los estúpidos que no confían en sus propias habilidades o en las de los demás – respondió con una sonrisa arrogante – yo tengo confianza en ti. Y eso es mucho mejor.

Konohamaru observo como su maestra cerró la puerta sin mirar atrás. Ignorando por completo la enorme sonrisa que le estaba regalando. Bajando la mirada al pergamino en sus manos, lo sostuvo con fuerza, casi como si su vida dependiera de ello.

Dio varias respiraciones profundas, para calmar los nervios que sentía y con una última exhalada. Abrió el rollo y en una explosión de humo, tomo lo que había dentro. Este era su momento. Demostrar de lo que era capaz y de lo mucho que había progresado. Mostrarle al mundo quien era él. Quien era su maestra. Y, sobre todo, mostrarles quien fue su rival, amigo y mentor.

Palco de los Jonin

Observando el estadio con calma, se encontraba Temari con Kiara sobre su hombro izquierdo. Ambas impacientes a que todo diera inicio, pues en verdad querían ver el enfrentamiento de quien alguna vez fue el discípulo y rival de su rubio favorito.

Olisqueando el aire, Kiara se percató de un hedor repugnante, era malvado sin duda y su Chakra emanaba una peste de traición y veneno. Era similar a el hedor de una serpiente. Sus pelos se erizaron y comenzó a gruñir.

- Hola, hermosura – saludo Sasuke con amabilidad y una sonrisa coqueta – ¿Por qué tan sola?

- ¡Grrrrr! – gruño Kiara al ver como ese Uchiha estaba por dar un paso más cerca de su amiga.

- Hmpf cuida a tu pequeño saco de pulgas, podría salir lastimado – advierto Sasuke con arrogancia.

Temari giro su cabeza para regalarle una mirada irritada al bastardo. Al mismo tiempo Kiara salto de su lugar y aterrizo con calma en el suelo, para comenzar a caminar alrededor de la rubia y terminar detrás de ella y con una explosión de humo, apareció en su forma adulta.

- Intenta decir eso una vez más, pequeña serpiente rastrera. Grrr – gruño Kiara lista para arrancarle la cabeza a ese sujeto de un mordisco.

El pelinegro fulmino con la mirada a la tigresa molesta. Aunque se encontraba sorprendido de que esa cosa fuera una invocación. Pero, aunque lo fuera, no representaba ningún problema para alguien como él. Con un movimiento rápido podía acabarla, el problema era que no se encontraba ni en el lugar ni en las circunstancias correcta.

- Sera mejor que te largues, Uchiha. Nadie me habla así y sale ileso. Solo mi esposo, ¿entendiste? – advirtió Temari con desprecio por el bastardo.

- ¿E... e... e... esposo? – tartamudeo Sasuke incrédulo por lo que había escuchado.

- ¿Acaso eres sordo? – cuestiono Temari con fastidio – sí, esposo. Finalmente me case con mi prometido. Ahora guarda silencio y posa tu vista en algo que no sea yo – ordeno con molestia.

- ¿Dónde está, este supuesto esposo tuyo? – cuestiono Sasuke con autoridad y activando su Sharingan.

De ninguna forma un Uchiha, una elite, perdería a quien por derecho debería ser su esposa, la matriarca de su clan y con quien volvería a traer al clan Uchiha más fuerte que nunca. Ese infeliz que estaba osando profanar lo que era suyo, merecía la muerte por sus propias manos.

Levantando una ceja en confusión, Kiara y Temari giraron para mirarse entre ellas y luego mirar al bastardo como si fuera estúpido. Pues activar sus ojos solo para amenazar lo hacía ver como a un niño estúpido que creía que con una rabieta se solucionaría todo.

- Y se puede saber, ¿Para que una insignificante serpiente, quiere ver a mi invocador? – cuestiono Kiara con molestia.

- Para mostrarle a mi futura mujer que cometió un grave error al casarse con inútil shinobi. En lugar de un verdadero shinobi, un Uchiha – respondió Sasuke con una sonrisa arrogante y desactivando sus ojos – y la mejor forma para lograrlo es barrer el suelo con él, en una pelea.

- Espera... quieres... tú quieres....

- ... Pelear... pelear con... con él...

Temari y Kiara tartamudearon al intentar contener su risa, pues las afirmaciones del bastardo no tenían ni pies ni cabeza y más considerando lo que sabían de su expediente de misiones o habilidades. La simple idea de imaginar al bastardo siendo humillado por un clon del rubio mientras el original comía palomitas y disfrutaba del espectáculo no tendría precio.

Las risas sofocadas, no le causaron ni una mínima de pizca de diversión a Sasuke, que estaba seguro de que se estaban burlando de su poder y no lo estaban tomando con la seriedad que deberían.

- ¿Creen que puede vencerme? ¿A mí? El ultimo y verdadero heredero del clan Uchiha – cuestiono con veneno en sus palabras.

- Oh lo creemos firmemente – dijo Temari limpiándose una lagrima de diversión – Itachi Uchiha sin duda sería una verdadera amenaza para mi esposo... pero tú, por favor.

Ahora realmente Sasuke se había puesto furioso. Pues una cosa era que se burlaran con alguien que ni conocía y ciertamente podría tratarse de un pobre diablo. Pero que insinuaran que era inferior a Itachi y que ni él mismo podría vencer este desconocido. Era algo que no pensaba soportar. Sentía como la sangre le hervía. Pues nunca en su vida se habían burlado de él de esta manera.

Por otro lado, Temari estaba más que dichosa de poder haber humillado al bastardo con unas cuantas simples palabras. Era claro que su estúpido ego lo iba a terminar matando tarde o temprano. Preferiblemente temprano.

- ¡Lárgate Uchiha, solo molestas a la anfitriona!

El grito molesto de Hinata atrajo la mirada de los mencionados, más la de la invocación. Y vieron como detrás de ella ya habían llegado los Jonin y Chunin que estaban a cargo del apoyo. El Uchiha apretó los dientes con rabia y se apartó de la rubia, pues si comenzaba una pelea con esa Hyuga tendría a la Hokage sobre su cabeza una vez más.

Sakura observo como, aunque Sasuke se alejó bastante del grupo, seguía robándole miradas a Temari. Eso en verdad la molesto, pues por muchos años ella hizo de todo para poder obtener, aunque fuera una de esas miradas. Tanto tiempo perdido en alguien como él solo la hacían sentir tan estúpida. Kakashi miro con desaprobación la actitud de su estudiante, no comprendiendo en lo absoluto que era lo que realmente quería. Pues no parecía feliz con cuanto tuviera.

Jiraiya, contemplo todo y se mantuvo al margen de las cosas. Simplemente ya era una bajeza que Tsunade no le permitiera ser uno de sus guardaespaldas. Pero con lo poco que fuera, debería de intentar ganarse su confianza. Y aunque no lo comento, este viaje le serviría de mucho, pues jóvenes demostrando de lo que eran capaces, sin duda alguna era el lugar idóneo para poder encontrar al niño de la profecía.

Y no fue hasta que poso su mirada en el tigre blanco, que se sintió realmente desconcertado. Pues esas invocaciones eran muy orgullosas. Era muy raro que alguien obtuviera sus contratos. Pero lo que le generaba aún más confusión, era que, aunque ahora la Arena era un poco más verde, los tigres blancos siempre prefirieron lugares con mucha más naturaleza que lo que había presenciado.

- "Gammabunta me dijo ahora los tigres blancos tienen un invocador. Y al parecer uno muy prometedor. Pero jamás pensé que se encontrará en la Arena" – analizo Jiraiya la situación con cuidado – "¿Acaso será ella su invocadora?" – se preguntó, caminando en dirección a la rubia, decidiendo hacer algo de trabajo de campo y obtener algunas respuestas.

- Mi heroína – comento Temari con una sonrisa divertida.

- ¿Qué te digo? Cuando veo a una damisela en peligro tengo que intervenir – comento Hinata encogiéndose de hombros – hola, soy Hinata Hyuga, un gusto – saludo con amabilidad a la tigresa.

- El gusto es mío, soy Kiara, invocación personal de los Tigres Blancos – regreso el saludo con una sonrisa amable.

- Pensé que tu invocación eran las comadrejas – comento con una ceja levantada.

- Ah eso... pues veras... lo que pasa – murmuro Temari algo nerviosa, pues no sabía que responder a eso.

- Es una gran organización – comento Jiraiya con una gran sonrisa, atrayendo la mirada de las chicas – y tú debes ser la encargada. Tu nombre es Temari...

-¡¡¡RAAARRR!!!! ¡¡¡AARRRAAA!!!

El poderoso rugido de Kiara atrajo las miradas de todos e hizo retroceder a Jiraiya. Pues en cuento vio como ese hombre que apestaba a sapos se dirigía a su amiga, no lo pensó dos veces y poso frente a ella para al soltar un poderoso rugido, para luego mostrar sus afilados dientes todo con la única intención de alejar a ese hombre con una clara advertencia de matarlo si continuaba su camino.

El Uchiha fue el origen del problema del largo sufrimiento de su invocador. Pero ahora no era más que una simple serpiente que no podía ni defenderse sola. No era una amenaza para nadie y su arrogancia al creerse superior pero inversamente volviéndolo sumamente débil, ya era sufriente castigo.

Pero ese sujeto era otra historia, sin duda era una amenaza. Y era el encargado de proteger a su invocador cuando aún era un cachorro y sin embargo lo abandono a su suerte. Ese hombre era algo aún más bajo que un Omega. Por lo cual, no dejaría que bajo ninguna circunstancia se le acercara a su invocador o a su esposa.

- Tran... tranquila, solo quiero hablar – dijo Jiraiya con una sonrisa amable.

- ¡Grrrr! – gruño Kiara dando un paso al frente mostrando aún más sus afilados dientes.

- ¿Podrías decirle que se calme? – pidió Jiraiya viendo a la rubia.

- Kiara ya expreso muy bien su posición – respondió Temari con desprecio – no de un solo paso más en nuestra dirección y ella no lo atacara.

- Solo quería hablar – comento Jiraiya no entendiendo a que se debía la agresividad.

- ¿Y aun no entiende que no quiero hablar con usted? – cuestiono Temari viéndolo como si fuera estúpido.

- Ya las escuchaste, no quieren hablar contigo – exclamo Hinata con fastidio – haznos un favor y deja de molestar.

Viendo que esto no llegaría a ningún lado, Jiraiya asintió y tomo distancia de las mujeres, todo bajo la atenta mirada de Kiara que no bajo la guardia ni en un solo momento. Al menos ahora, el Sannin ya sabía algo, la Arena odiaba abiertamente a la mayoría de los ninjas de la Hoja.

Era comprensible ese odio, y más viniendo de la rubia. Pues ser forzada a casarse en un Matrimonio Político que perjudicaba abiertamente a su Aldea, era obvio que su enojo seria grande. Pero eso no respondía la incógnita de porque la rubia era tan amable y cariñosa con tan especificas personas.

Palco de los Kages

Apareciendo en remolino de arena. Apareció Gaara y a sus espaldas Kankuro y Dragon como sus guardaespaldas. Dio un paso al frente y vio a todos los Kages que lo esperaban expectantes.

- Es un placer que se encuentren con bien y el poder saludarlos. Mizukage. Raikage. Hokage y Tsuchikage. Espero que su breve estadía en mi Aldea haya sido de su agrado – saludo haciendo una reverencia respetuosa.

- Y así fue, Kazekage-dono. Sin duda ha sido una sorpresa gratificante para todos nosotros – comentó Mei con una sonrisa – y déjeme decirle que ha llegado justo a tiempo.

Ese último comentario iba hacia el Tsuchikage como una pequeña burla a sus constantes quejas. El cual a regañadientes tuvo que aceptar que tenía razón.

- Creo que es hora de comenzar, ¿Están de acuerdo? – pregunto Gaara con una pequeña sonrisa.

- Supongo que ya es hora y no debemos retrasar más este evento – comento Tsunade con calma.

- Antes de comenzar, Kazekage-dono – hablo Ōnoki atrayendo la mirada de todos – me gustaría comentar lo fuerte que se ha vuelto su Aldea, sin duda es algo que ninguno esperaba y más teniendo en cuenta su historia.

- Comprendo su confusión. Y déjeme comentarle que la Arena nunca la ha tenido fácil. Los Kazekage que me antecedieron. No buscaban el bien de la Aldea, solo su superioridad. Eso llevo a la Aldea a su decadencia. Pero me enorgullece decir que ya no somos lo que fuimos en el pasado – dijo Gaara con orgullo y viendo de reojo a la Mizukage.

Mei noto esa mirada y sonrió agradecida. Pues el Kazekage la comprendía y comprendía que las decisiones de líderes dementes no deberían marcar para siempre el estatus de una Aldea ni mucho menos su gente. Sin duda, una alianza sería mejor carta a tomar en estos exámenes. Y estaba deseosa de poder comenzar con las negociaciones.

- Y veo que ha sido para bien. La calidad que eh visto en sus ninjas es excepcional. Es claro que aun siendo joven ha demostrado su poder como líder – elogio A con honestidad, pues si había algo que respetaba eran los valores y el poder.

- Se lo agradezco, Raikage-dono. Pero no puedo tomar toda la responsabilidad por estos logros – dijo Gaara con un asentimiento.

- ¿No pensara en decirnos que gran parte de esto se debe a la voluntad de cambiar de sus ninjas? – cuestiono Ōnoki con algo de burla.

- En lo absoluto, si logramos llegar hasta donde estamos ha sido gracias mi esfuerzo como Kazekage, pero también al apoyo de mi Comandante Militar. Que ha fortalecido y cambiado mi Aldea de un modo que jamás pensé posible.

- Se refiere a este joven misterioso, a quien le dio su puesto como Kazekage temporal, ¿Verdad? – pregunto Tsunade sorprendiendo al resto que desconocía la información.

Estaba en un 80% segura de que este joven no era otro que su amado rubio. Y escuchar de lo que era capaz en verdad la hacia feliz y completamente orgullosa. Y solo deseaba que al menos aquí, obtuviera toda la felicidad que durante tantos años la Hoja le negó.

- Tanto poder, ¿Seguro que fue una buena decisión? – cuestiono Ōnoki con seriedad.

La Mizukage y Raikage asintieron en comprensión estando de acuerdo con el viejo Tsuchikage. Pues darle tanto poder a alguien, inclusive de forma temporal sin duda podría causar grandes estragos. Aunque sus incertidumbres también iban dirigidas, debido a que, en sus filas, aunque ninjas leales y extremadamente competentes, no se imaginaban dándoles su puesto de forma temporal. No hasta haber desarrollado una columna vertebral solida como el hierro.

- Confió en él con mi vida. Y la Aldea confía en él. Que agradezco tenerlo en mis filas – respondió Gaara sin vacilación en su voz.

- Acaso este joven, fue quien acabo con... - Ōnoki no pudo terminar al ver como el pelirrojo levanto la mano para detenerlo.

- En efecto, fue él. Pero sugiero que esa conversación, me gustaría poder discutirla en privado. Tsuchikage-dono – respondió Gaara a la pregunta no formulada – si les parece bien, creo que es hora de comenzar.

Ōnoki asintió estando completamente de acuerdo. Ya era hora de comenzar y no quería que los demás Kages supieran quien alguna vez fue titular principal a Cuarto Tsuchikage. Había sido derrotado por un shinobi de la Arena, eso podría mandar un muy mal mensaje.

Pero quien se encontraba en completo desacuerdo era Kurotsuchi que ya se estaba comenzando a cansar. Pues necesitaba saber quién era este joven misterioso que fue incluso tan fuerte como para asesinar a Deidara. Pues esa era su meta auto impuesta y ahora nunca sabría si era lo suficientemente fuerte como para lograrlo.

La única manera en que obtendría esa respuesta sería a través de la persona que lo asesino. Tenía que saber si realmente estaba cerca de completar su objetivo. Pues la duda e incertidumbre la terminarían volviendo loca y simplemente no podría vivir con ello.

- Completamente de acuerdo, Kazekage-dono. Es hora de mostrarles a todos de lo que son capaces estos jóvenes – declaro A con una sonrisa emocionada.

Aceptando las amables palabras del musculoso hombre, el pelirrojo procedió a girar para mirar directamente al estadio y dar un par de pasos al frente, donde la gente al verlo, comenzó a guardar silencio. Concentro Chakra en sus cuerdas vocales para que todos pudieran escucharlo.

- ¡Aldea de la Arena, por favor reciban con fuerte y caluroso aplauso a nuestros invitados, del Rayo, Niebla, Roca y la Hoja! ¡Así como a sus respectivos Kages!

La petición del Kazekage hizo resonar el estadio por completo en gritos de emoción por al fin comenzar con un gran evento como eran los Exámenes de Chunin. Los Kages aplaudieron con sonrisas por el amable recibimiento.

- ¡Este año, por primera vez en la historia, las Cinco Grandes Aldeas se han reunido para un evento en común! ¡Todos por favor, reciban con fuerte aplauso a nuestros jóvenes prometedores de cada Aldea, que vienen a demostrar de lo que son capacees!

Y con un fuerte estallido de aplausos y gritos, salieron los jóvenes Genin que estaban listos para demostrar porque eran merecedores del título Chunin. Cuatro eran de la Arena. Tres eran del Rayo. Otros tres eran de la Roca. Y uno de la Niebla.

Siendo un total de once, donde el único faltante era el Genin de la Hoja. Temari miro confundida a Hinata e Iruka, no comprendiendo en lo absoluto porque no estaba el joven Sarutobi presente. Donde ambos solo señalaron al frente una y al regresar la mirada, observo como de la puerta de acceso una explosión de humo se hizo presente.

Eso alarmo a muchos civiles y a algunos Jonin, que no comprendían en lo absoluto lo que estaba pasando. Y desde el palco de los Kages, Gaara giro para mirar a Tsunde por encima de su hombro, con una mirada interrogativa. Donde la mujer solo pudo encogerse de hombros con algo de vergüenza.

Y observando más de cerca, todos presenciaron como de la cortina de humo comenzó a salir una figura. Era Konohamaru que tenía una sonrisa enorme en su rostro que salió del humo con paso seguro y determinado.

Pero eso no fue lo que dejo sin palabras a muchos, ni la entrada ni la seguridad con la que caminaba. Era el hecho de su vestimenta, la cual consistía en un chándal color naranja con azul en la zona de los hombros y alrededor de la cintura, un remolino blanco con una borla en la parte izquierda y el símbolo del Remolino en la espalda, tenía el cuello alto de color blanco, pantalones color naranja con una pequeña bolsa para guardar sus armas unido a su pierna derecha, las típicas sandalias shinobi de color azul y un protector de frente de color azul.

- No puedes estar hablando en serio – dijo una atónita Temari con una gran sonrisa.

- Fue su idea y una vez que se le mete algo en la cabeza, jamás se rinde hasta conseguirlo – comento Hinata con orgullo en su voz.

- ¡¡¡Honorable nieto!!! – grito Ebisu con la mandíbula completamente abierta en horror.

Los doce participantes ahora estaban en fila en medio del estadio sintiéndose algo presionados y nerviosos por ser observados por tanta gente, donde mucha de ella ni siquiera la conocían. Pero, aun así, estaban listos para dar lo mejor de sí.

Tsunade tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para evitar soltar las lágrimas que se acumularon en sus ojos al ver a una copia prácticamente idéntica de su amado rubio idiota. Ese tonto de Konohamaru, en verdad podía ser tan torpe y espontaneo como Naruto. Pero también tenía esa voluntad inquebrantable que siempre lo caracterizaba.

Gaara se quedó paralizado al tener un choque de recuerdos al ver a ese joven, era como si el destino hubiera decidido que hoy fuera un gran día. Aclarando su voz, salió de su aturdimiento para continuar con su discurso.

- ¡Gran entrada! – elogio al joven de naranja que le levanto un pulgar en aprobación – ¡Bien, para dar comienzo a este evento! ¡Yo, Gaara No Sabaku, Quinto Kazekage! ¡Declaro a Naruto Uzumaki Namikaze como el censor de esta tercera etapa de los exámenes! ¡¡¡Que los Exámenes de Chunin, comiencen!!!

El estadio entero volvió a resonar con fuerza por los gritos de aprobación y emoción por las palabras del Kazekage. Aunque esta vez, los gritos y aplausos eran de un solo lado, más especificaste de los de la Arena. Pues aquellos que venían del Rayo o Roca, estaban más que petrificados de miedo. Y aquellos que eran de la Hoja, simplemente no podían creer lo que acaban de escuchar.

- ¿Di... di... di... dijiste... Na... Na... Namikaze? ¡¿Namikaze?! – tartamudeo Ōnoki tan pálido como un fantasma.

Y realmente no era el único, pues Mei y A estaban en completa incredulidad ante lo que escucharon. Donde los tres no podían despegar sus miradas del pelirrojo, aun y cuando camino para tomar asiento, casi como esperando que lo que dijo solo fuera una mentira o que simplemente se había vuelto loco. Y no solo ellos, los guardaespaldas de cada Kage tenían la misma mirada de horror o incredulidad grabada en su rostro.

Shizune estaba sin palabras y lo único que pudo hacer era rezar por que lo que acaba de escuchar fuera. Mientras que Guy paso de la incredulidad a la felicidad extrema. Pues ese valeroso y juvenil chico, del que no tenia pista desde hace años ahora, era alguien claramente respetado y muy fuerte.

Tsunade, que tan rápido escucho el nombre del censor, enfoco su mirada al frente para ser la primera en poder ver a su rubio después de tantos años. No le importaba si la odiaba o no quería saber nada de ella. Le bastaba con saber que estaba bien. Que era feliz. Solo eso quería. Lo demás no le importaría, pues aceptaría todo el odio de su rubio idiota. Ya que se lo merecía.

Pero, solo por una vez en años, olvido el dolor, olvido el odio, remordimiento, angustia y tristeza que había en su corazón. Para permitirse sentirse completamente feliz, aunque fuera por poco tiempo.

(Canción recomendada)

https://youtu.be/p4KX2MI5SeQ

Apareciendo en un flash naranja. Naruto comenzó a caminar desde el borde del estadio con completa tranquilidad, donde los jóvenes Genin giraron hacia atrás para poder obsérvalo, algunos con miedo y otros con odio. Aunque esperaba esas miradas, las ignoro por completo al ver a Konohamaru, donde no pudo evitar sonreírle con cariño y nostalgia.

Una enrome sonrisa tambaleante se formó en el rostro de Tsunade, las lágrimas ahora recorrían su fino rostro. No importándole en lo más mínimo de cuantos o quienes la vieran llorar. Pues lo único que le importaba era memorizar cada facción del rostro del niño que tanto amaba ahora convertido en hombre. Guardando para siempre esa sonrisa que tantos años la salvo de volver a caer en la oscuridad.

- "Kami, si en verdad existes... por favor, solo por una vez.... Perdona a esta anciana... y déjame vivir esto.... no está mal que alguien como yo... disfrute de ver a su hijo después de tanto tiempo... ¿O sí?" – suplico Tsunade rogando porque esto fuera real y que no se lo quitaran.

Los vítores solo se incrementaron al ver a quien era su héroe. Y que caminaba con seguridad hacia los más jóvenes. Y aunque todo era demasiado estridente, en el palco de los Jonin. Para muchos todo se había vuelto completamente silencioso. Siendo una de esas personas el mismo Kakashi que había dejado caer su amado libro al suelo. Pues era imposible que ante sus propios ojos estuviera la viva imagen de su difunto sensei.

Eran tan idénticos, eran prácticamente la misma persona. Y sin previo aviso, algo hizo clic en lo más profundo de su mente. Todas las similitudes, las obviedades y las claras señales que durante años ignoro de forma inconsciente o conscientemente ahora venían a su mente con la fuerza de un huracán. El hijo de su sensei nunca murió en esa fatídica noche, sobrevivió y su sensei le sello a la bestia, era por eso que decidió sellarlo en un recién nacido, no porque fuera una simple decisión al azar. Sino porque era su propio hijo.

La culpa y el dolor, se comenzaron a apoderar de él. Pero en especial el desprecio a su propia persona. Pues había abandonado e ignorado al hijo de las personas quienes le abrieron las puertas de su hogar y lo invitaron a ser parte de su familia. Había abandonado los ideales de sus difuntos compañeros de equipo. El calor y aprecio de Minato y Kushina.

Había abandonado el legado de las dos personas que lo vieron como a un hijo. Le dio la espalda y lo abandono. Era peor que la basura. Se sentía tan avergonzado consigo mismo y tan hipócrita al considerarse todo este tiempo alguien que valoraba la camaradería más que ninguno.

Y por otro lado estaba Jiraiya, que estaba boquiabierto al contemplar a su ultimo alumno, siendo la viva imagen de su mejor alumno. Ni siquiera podía comenzar a comprender como fue que Naruto descubrió su herencia. Pues la única persona viva en el mundo que lo sabía era él mismo.

Llevando sus manos a su boca en un intento de sofocar su llanto. Sakura comenzó a llorar de la felicidad, pues al ver a Naruto vivo y bien. Ya no tenía que cargar con la idea de su muerte o de la culpa que sentía. Finalmente fue libre de ese peso que la atormentaba.

Sonrió con cariño al ver a quien sabia debería ser su verdadero amor, era ese niño ruidoso y torpe que siempre estaba para ella y ahora podía verlo convertido en hombre. Sin duda sabía que ahora tenía que ir y aceptar los sentimientos de Naruto. Pues tenía que hacerle saber que fue una tonta al no aceptarlos en el pasado. Pero ahora estaba más que dispuesta a darlo todo por él.

Los miembros del equipo 8 y 9, quedaron completamente boquiabiertos al reconocer a su antiguo amigo. Era tan diferente a como lo recordaban. Pues para nada era ese niño enano y revoltoso que alguna vez conocieron. Sonrisas comenzaron a adornar su rostro, pues finalmente sabían que había sido de su amigo y honestamente no podían evitar sentirse aliviados. Pues la idea que hubiera muerto, siempre rondo sus mentes.

Sintiendo como sus piernas le fallaban, Hinata cayó al suelo de rodillas no pudiendo evitar en lo más mínimo las lágrimas que ahora recorrían sus mejillas como si fueran ríos. Pues frente a ella estaba la primera persona en el mundo después de su madre que la vio y trato con preocupación y cariño.

No sabía ni como debería comenzar a sentirse. ¿Feliz? ¿Enojada? ¿Triste? ¿Emocionada? ¿Nerviosa? Era demasiado que asimilar en poco tiempo. Simplemente no estaba preparada para esta clase de noticia. Sentía como su respiración se comenzaba a volver más errática. Estaba comenzando a tener un ataque de pánico y no lo quería.

Quería gritar de felicidad al saber que él estaba vivo. Quería reír por haber sido una tonta al haber llorado tantas noches pensando que Naruto había muerto sin que nadie le dijera que si había alguien en el mundo que si lo amaba. Quería hacer eso y no sentirse como una inútil que no podía controlar sus emociones. Odiaba sentirse como en el pasado, donde no podía ni hablar correctamente o enfrentarse a cualquier dificultad, solo por estar demasiado abrumada por sus propias emociones.

Una mano se posó en su hombro y la hizo regresar en sí. Y al levantar la mirada, vio a Temari regalándole una sonrisa comprensiva. Hinata miro la mano sobre su hombro y vio en su dedo un anillo de compromiso y otro de boda. Regreso la mirada a Naruto y comprendido todo de inmediato.

Ignorando la debilidad en sus piernas, se puso de pie y sin limpiar o contener sus lágrimas, encaro a la rubia. La cual se sintió bastante incomoda, pues esperaba que ella no estuviera furiosa por ocultarle la verdad sobre Naruto. pues era una buena amiga, era una gran amiga y no quería perderla.

- A ti te gusta Naruto, porque salvo a tú hermano – murmuro Hinata recordando su conversación en la tienda de té – me preguntaste si me molestaría si descubriera que Naruto se hubiera casado.

- Hinata, te juro que quería decirte, en verdad quería hacerlo. Pero estaba... - intento disculparse, pero se detiene cuando ella le pone las manos en sus hombros y los aprieta con fuerza.

- ¿Él es feliz aquí? ¿Es verdaderamente feliz? – pregunto apenas en un murmullo audible, ya no sabiendo cuanto más podía confiar en su voz.

Temari abrió los ojos en asombro para luego asentir en afirmación. Sintiéndose aliviada y feliz de saber cuáles eran las prioridades de su amiga con respecto al hombre que amo alguna vez en su vida.

- Si, él es feliz aquí. La gente lo respeta y quiere como a un héroe – respondió con suavidad intentando calmar a su amiga.

- Gracias... gracias a kami.... – dijo para luego estallar en lágrimas y abrazar con fuerza a su amiga – gracias por cuidarlo... gracias por no dejarme creer que murió...

Temari sonrió y regreso el abrazo con la misma fuerza e intento consolar a su amiga lo mejor que pudo, sin duda después del shock emocional tendría que responder muchas preguntas. Pero estaba feliz de poder mantener su amistad con la Hyuga, completamente intacta.

Konohamaru no podía creer lo que sus ojos le estaban mostrando, no quería hacerlo. No quería que esto se tratara de alguna clase de broma cruel. Su mirada comenzó a llenar de lágrimas que se estaba negando a soltar. Sintió un nudo en la garganta y sentía como todo su cuerpo comenzaba a temblar de la tristeza.

Y fue cuando el rubio sin dejar de caminar, le regalo una enorme sonría zorruna. Una sonrisa que solo él podía hacer. Konohamaru supo que era él. Era su rival, su primer amigo, su mentor. Era quien lo reconoció como Konohamaru Sarutobi y no como el honorable nieto del Tercer Hokage. Perdiendo la batalla, Konohamaru derramo todas las lágrimas que acumulo por años y sin pensarlo un segundo, corrió con todo lo que tenía para abrazar a su rival.

- ¡¡¡Naruto-niichan!!!

Con un poderoso grito que libero todo su dolor, por su perdida. Saltando para abrazarlo con todas sus fuerzas, no queriendo perderlo de nuevo. Siendo recibido por otro abrazo por parte del rubio que lo envolvió con fuerza en sus brazos. Ambos, aunque centro de la atención de todos los espectadores, no les importo. Pues lo único que les importaba era que después de tanto tiempo. Pudieron volver a reunirse.

Las palabras simplemente sobraban. Ninguno de los dos quería que este momento se viera interrumpido. Ni siquiera por alguna clase de broma estúpida por parte de alguno. Por lo cual solo se quedaron en los brazos del hasta que finalmente pudieran controlar sus emociones.



¡¡¡Oh yeah, raza!!!!!

Pasamos por un largo camino hasta finalmente llegar aquí y espero que disfruten de este capítulo especial junto con el capítulo crossover que dará pie a muchos encuentros que estoy seguro les encantara. Ahora, en verdad que este capítulo me tomo mucho trabajo, principalmente por la cantidad de personajes que se presentaron. Por los momentos de tensión y emoción que hubo. La furia acumulada y la desconfianza.

Era tanto que realmente me sentí algo temeroso de que no quedara tan bien como me lo había imaginado o como lo tenía contemplado. Pero me alegra decir que lo logre. Pues todo quedo donde debía quedar y justo como me lo imagine y más. Diablos es que en verdad estoy emocionado. Les pido que en verdad comenten y voten, ya que en verdad me encanta cuando siento su apoyo, pues me motiva a continuar con esta historia que sé que a muchos les encanta.

(momento emotivo)

Ahora quiero tomarme un poco de este espacio, para agradecerles por el apoyo que le han dado a esta historia. Se que es mucho menos emocionante que las otras que tengo y casi parece una novela como algunos me han dicho. Pero en verdad me encanta poder hacerla y en verdad valoro que sigan esta historia desde el primer capítulo. Significa mucho para mi y esperemos que de aquí en más la historia pueda seguir creciendo gracias a su apoyo.

(fin momento emotivo)

¡¡¡Y solo como un pequeño spoiler, se viene una trama un poco más oscura para el futuro y muchas, pero digo muchas peleas que todos ustedes disfrutaran!!!

Por cierto, comenten, ¿Qué les parece la nueva portada de esta grandiosa historia? Que miren que me esforcé mucho para poder terminarla y hacerla. Pero al final me encanto el resultado final. Con suerte algún día les mostrare las portadas que hice y al final deseche.

Bueno sin más preámbulos comencemos con las curiosidades del capítulo:

Temari se siente realmente incomoda con respecto a la idea de que Naruto o Gaara entren en contacto con sus Bijus debido a la infancia que vivió. Confía en su esposo, pero no en los Biju, pues para ella, Shukaku en verdad fue un monstruo y no porque fuera una bestia enorme con un poder gigantesco. Lo ve como a un monstruo porque atormento a Gaara y lo volvió algo que no era.

Su odio está completamente justificado y sabe que no sería lo suficientemente fuerte para ver que algo parecido le pase a su esposo. Pues la idea de perderlo de esa manera la inunda de miedo.

Los ninjas de la Arena tuvieron un régimen muy distinto de dos Kazekage en una unidad de tiempo muy corta. Siendo el primero Raza el Cuarto y Gaara el Quinto. Con Raza que era un hombre que se concentraba únicamente en volver a la Arena más poderosa que todas, aceptando alianzas con otras aldeas menores para traicionar a sus camaradas más fuertes. Sumado a eso, era capaz de asesinar a quien fuera que no estuviera dispuesto a seguirlo, no importándole el potencial de los ninjas que tuviera que matar.

Pero con Gaara es diferente. Fomenta la camaradería, los altos valores de la vida, el respeto y sobre todo la igualdad. Mucha gente ha dejado de temerle al ver en lo que se convirtió y más cuando vieron que tenía a Naruto de su lado.

Es por esa razón, que aun haya ideales o ninjas que piensen que solo deben atender cuando sea absolutamente necesario y no para ayudar a una niña en apuros. Y cuando solo algunos ninjas y Anbu levantaron la mano creyendo que no debían actuar, fueron sermoneados mas no humillados, pues Naruto jamás ha sido alguien que menosprecie a los demás de una forma abierta solo para humillarlos.

Eso es algo que, si paso en la historia original y donde, los ninjas eran borrachos, negligentes o simplemente ninguno había cambiado a lo largo de los años y se me hizo algo completamente ridículo por lo cual decidí cambiarlo para mejor.

En cuanto a Temari siendo la encargada de la última etapa es encargada de recibir a todos los kages y su gente. Demostrando porque es la kunoichi más poderosa y respetada de todo la Arena. Sabe cómo manejar adecuadamente a cada Kage y cuando hablar o mantenerse callada. Que decir para callar a los demás y cómo hacerlo con educación y elegancia. Dejando en claro que, si alguien se enoja con ella por lo que dice, solo quedaran como idiotas.

Demostrando una vez más porque está a la par con su hermano en ámbitos políticos y de porque consiguió ser una Jonin a tan corta edad. Pues no fue solo por una cara bonita, fue todo gracias a que se especializo en varias ramas.

Pasando a la hostilidad de Kiara es debido a que los tigres blancos son en extremo sobreprotectores con los suyos. Temari y Naruto son de su manada por así decirlo. Y ella al reconocer al Uchiha, se prepara para atacarlo en cuanto de un paso más cerca de su amiga, donde debido a que lo considera una amenaza casi nula, solo lo mantiene a raya. Pero con Jiraiya, sabe que ese sujeto es fuerte y que puede volverse más fuerte durante una pelea si se lo propone. Por eso no lo quiere ni cerca de Temari, lo detesta por lo que le causo a su invocador y sus instintos solo le gritan que lo mate.

Y estaba dispuesto a enfrentarlo si no retrocedía pues estaba dispuesta luchar por el honor de su invocador y por la seguridad y bienestar de su amiga. No importándole en lo más mínimo si le cuesta la vida en el proceso.

Llegando con Konohamaru y su decisión a vestirse como Naruto. Lo hizo para transmitir ese sentimiento de respeto y admiración que le tiene. Si quería comenzar a cambiar la opinión de los demás con respecto su antiguo rival. Sabía que debía dar un paso al frente y mostrarles a través de las acciones que todos estaban equivocados.

Y el final. ¡Pero qué final señores! Quería que todos aquellos que merecían tener un choque emocional fueran parte del final. Ignorando por completo a aquellos que le guardan desprecio a Naruto o a su apellido. Eso se verá en el siguiente capítulo. Pero en este, quería enfocarme únicamente en los sentimientos positivos o de melancolía.

Donde si gustan leer con detalle la letra de la canción recomendada, muchos se darán cuenta de que queda perfecta con la situación en cuestión. En serio, no encontré otra canción que encajara tan bien. Dios es que simplemente queda perfecto.

Y no me detendré mucho a explicar porque la reacción de cada uno. Pues quedo bastante claro. Solo quiero mencionar que el único que no reacciono con un shock emocional como tal. Fue Jiraiya, pues él está más que en shock, pero ante la idea de que su ultimo alumno descubriera su verdadera herencia.

Bueno eso englobaría las curiosidades del capítulo, en verdad espero que les haya gustado y si es así, ya saben que hacer: comenten, voten y compartan la historia para que siga creciendo y más gente pueda conocerla. Espero y lo hayan disfrutado y sin nada mas que decir, nos vemos en otro capitulo raza!!!

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