Un ninja de la Arena
Tierra del Viento – Pequeña aldea civil
Cerca de las dos de la mañana, Temari estaba durmiendo en su cama hasta que de forma inconsciente se dio cuenta de que se encontraba sola en la cama, fue en ese momento que sus ojos se abrieron de golpe, se sentó y comenzó a inspeccionar la habitación, se preocupó cuando vio la puerta abierta al balcón con la brisa que fluía por la cortina hacia adentro, de inmediato se levantó de la cama pensando que su amigo rubio había huido, corrió al balcón solo para verlo sentado en la barandilla del balcón leyendo una carta a la luz de la luna, soltó un suspiro de alivio, regreso a la habitación por un segundo, solo para volver a salir envuelta en una manta, mientras se sentaba al lado del rubio.
- Lo siento, ¿te desperté? – pregunto Naruto con una pequeña sonrisa de disculpa y vio a la rubia negar con la cabeza.
- No, solo estaba preocupada, ya que por un momento no supe ha donde habías ido – respondió Temari con calma – ¿Qué estás haciendo aquí afuera en el frio de la noche? ¿De quién es esa carta que estas leyendo? – pregunto con curiosidad, mientas lo envolvió en la manta recargando un poco su cabeza en su hombro, mientras se deslizaba más cerca de él.
- Es de mis padres, lo único que dejaron escrito específicamente para mí, sus últimas palabras, la leí todas las noches durante los últimos seis meses, ya que no había nadie con quién hablar, era la única forma en conectarme con ellos – respondió con tranquilidad, sintiendo como la rubia envolvía un brazo alrededor de su cintura y se acercaba más a él.
- Debieron haber sido grandes personas – comento en un susurro con una pequeña sonrisa mientras él también envolvía su brazo alrededor de su cintura, y viendo como cerraba la carta y luego la sellaba.
- Temari, ¿Por qué está siendo tan amable conmigo? ¿Qué es lo que quieres? – pregunto en un tono vulnerable sintiendo como ella apoyaba su cabeza en su hombro casi como si se estuviera acurrucando.
- Quiero ayudarte Naruto, tal como tú me ayudaste – respondió en un susurro y sintiendo su confusión, continuo – esa vez, cuando luchaste contra Gaara en el bosque, pensé que todo había terminado, ya que nadie que se haya enfrentado a mi hermano en plena posesión de su Biju ha sobrevivido, excepto mi padre, que tenía el Kekkei Genkai del Tercer Kazekage para someterlo, pero luego viniste a patearle el trasero e hiciste algo que nunca hubiera imaginado posible, tomaste lo mejor de Gaara y le perdonaste la vida y salvaste la mayor parte de tu aldea y la mía, tuviste piedad de mi hermanito ya que te diste cuenta de que como tú, sufrió dolor y lo cambiaste – explico acurrucándose más en el hombro del rubio, disfrutando de la sensación cálida que emanaba de su cuerpo, que la protegía de los suaves, pero helados vientos de la noche – no sabes cuánto has cambiado a Gaara, ya no mata innecesariamente y reprime los impulsos de su Biju, los aldeanos y shinobis seguían recelosos de él al principio, pero a lo largo de los meses vieron como no mataba y como siempre ayudaba y protegía a sus compañeros de equipo en las misiones, empezaron a respetarlo, desde que lucho contra ti, él ha sido el hermanito pequeño que siempre quise, no sabes cuánto significa eso para mí – termino de decir mientras luchaba contra las lágrimas de felicidad que se acumulan en sus ojos.
Naruto frotaba el brazo de la rubia para calmarla. Estaba sorprendido de haber cambiado tanto a Gaara y feliz de que su amigo ahora tuviera el respeto de su Aldea a diferencia de él, sonrió con tristeza, deseando que su pueblo hubiera tolerado su existencia al menos.
- Me alegro de haberte ayudado Temari, aunque no creo que haya hecho mucho o algo tan grandioso como tu di... - fue interrumpido cuando la rubia puso sus dedos sobre sus labios, para luego sonreírle.
- Shhh... no sabes cuánto has ayudado a Gaara, a la Aldea y a mí – dijo retirando sus dedos de los labios del rubio – Gaara te respeta por encima de todos los demás, incluso diría que te ve como un hermano y no solo eso, cuentas con un gran respeto en la Aldea por cambiarlo para bien, pues, aunque no te conozcan, saben que un tal Naruto Uzumaki, fue quien logro dicha hazaña – informo en voz baja y reconfortante, viendo como los ojos del rubio se humedecían.
- ¿De verdad? – pregunto en un susurro, pues no podía creer que lo respetaran y que Gaara lo viera como a un hermano.
Temari no respondió con palabras, simplemente se limitó a sonreír con cariño y dar un asentimiento, Naruto sintió como una lagrima rodaba por su mejilla, para acto seguido ser abrazado por ella, colocando su cabeza en su cuello, sintiendo como le acariciaba el cabello con sus dedos.
- Naruto, ven conmigo a la Arena, puedes vivir una buena vida con nosotros, te lo mereces – dijo en un susurro, sintiendo como el rompía el abrazo y la miraba con una triste sonrisa, mientras negando con la cabeza.
- No puedo Temari, la Arena está aliada a la Hoja, no tengo permitido poner un solo pie en tu Aldea, menos aún, vivir allí, incluso si la gente me reconoce, tu Kage no estará dispuesto a tensar las relaciones entre las aldeas para alguien tan inútil como yo – explico oscureciendo sus ojos con su flequillo, mientras lagrimas caían de ellos, en verdad deseaba poder tener un lugar al cual llamar hogar, pero sabía que eso solo era un sueño lejano e imposible.
- Claro que puedes venir Naruto, confía en mí, ¿Sabes quién es el Quinto Kazekage? – pregunto mientras acariciaba suavemente sus mejillas con ambas manos mientras le limpiaba las lágrimas con los pulgares.
La respuesta de Temari fue respondida cuando Naruto sacudió su cabeza suavemente y ella le dio una pequeña sonrisa mientras miraba en esos orbes cerúleo que delataban todas sus emociones. No podía mentirle, aunque quisiera, pues sus ojos ciertamente lo delatarían, oh eso pensaba mirando esos hermosos ojos que brillaban con lágrimas.
- Gaara se convirtió en el Quinto Kazekage hace dos meses – informo viendo como el rubio abría los ojos en sorpresa – el consejo aun hace votos sobre sus decisiones ya que es demasiado joven, pero su palabra tiene mucho peso en la Aldea ahora y al consejo le encantaría tener un shinobi que esté a la par con mi hermano y no estamos atados a ninguna Aldea o pueblo – comento en voz baja y contemplo las lágrimas del rubio mientras veía una chispa de esperanza y el brillo que solían tener antes.
- ¿De verdad crees que él hará eso por mí? ¿Y tú consejo me aceptará? Aún existe la ley de mi destierro por el consejo de la Hoja – cuestiono inseguro de qué sentir, pues la idea de al fin dejar de esconderse y vivir en un lugar donde no lo odiaran, era algo que se imaginó muchas veces en el pasado, pero nunca pensó que realmente pudiera ser verdad.
- Naruto, la Hoja y la Arena, ahora son simplemente neutrales, ya no son aliadas, podemos tener buenas relaciones en el futuro debido a la traición mutua de Orochimaru que enfrentamos, pero el hecho de que la Hoja todavía está presionando por las misiones de nuestros clientes para compensar las pérdidas, sigue forzando la relación y te aseguro que la ley concerniente a tu destierro no ha sido aceptada por la Arena, ya que ni siquiera sabíamos que habías sido desterrado de esa manera, ya que te aseguro que Gaara habría enviado grupos de búsqueda para encontrarte y ponerte bajo el cuidado de la Aldea de la Arena, créeme, Naruto, serás aceptado allí, créeme – cuando termino de explicar, de inmediato se ve envuelta en un fuerte abrazo del rubio, tan fuerte como su cuerpo destruido y débil podía dar, ella simplemente se limitó a sonreír con felicidad y regresar el abrazo.
- Te creo, Temari... te creo – dijo no pudiendo evitar comenzar a llorar, sentía un nudo en su garganta, y una opresión en su corazón, pero esta vez no era de dolor, sino de una felicidad anticipada, pues el pensar que iría a un lugar donde nadie le guarda rencor u odio, por algo que nunca hizo, lo hacía feliz, realmente feliz.
Temari comenzó a acariciar la espalda de Naruto con una mano y con la otra pasó los dedos por su cabello rubio, sintiendo como dejaba de llorar, se separó un poco de ella y la miraba con los ojos y las mejillas rojos cansados e hinchados y no pudo evitar pensar que sus mejillas rojas con esos bigotes lo hacían parecer tan lindo a la luz de la luna. Un bostezo salió del par de rubios al mismo tiempo y ella solo pudo soltar una pequeña riza.
- De acuerdo, vámonos a dormir, los dos necesitaremos el descanso para el viaje – dijo Temari con algo de cansancio y cuando el rubio asintió con la cabeza, ambos se dirigieron a la habitación, pero detuvo al rubio por la muñeca cuando lo vio dirigirse al sofá, haciendo que lo mire confundido – ¿A dónde vas?
- Dormiré en el sofá, así te resultara más cómodo dormir en la cama sin mi presencia en ella – respondió Naruto con calma señalando el sofá de la habitación.
En un movimiento rápido, la rubia jalo y tiro al rubio en la cama, para después acostarse ella a su lado, cubriendo a ambos con las mantas, todo bajo la mirada aun confundida del rubio que no entendía nada.
- No, podemos compartir la cama y necesito algo a lo que aferrarme, sé mi almohada – dijo mientras envolvía sus brazos alrededor del rubio y poner su cabeza sobre su pecho mientras lo acercaba con sus brazos – buenas noches, Naruto – agrego soltando un pequeño bostezo.
Buenas noches Temari – susurro y cerró los ojos mientras, después de muchos meses, dormía con una sonrisa en su rostro.
Dia siguiente - mediodía
Temari se despertó con un bostezo mientras miraba a Naruto quien estaba envuelto con ella y estaba durmiendo plácidamente y sonrió. No entendía por qué se sentía tan cómoda y segura incluso para dormir en la misma cama que él. Nunca había dejado que sus hermanos entraran a su habitación, mucho menos dejarlos dormir con ella en la misma cama. Pero el rubio tenía tanta inocencia en él que no podía sentir ni un gramo de malas intenciones en él. Simplemente no podía creer que este muchacho frágil y vulnerable fuera el mismo hiperactivo y ruidoso que había visto hace unos meses y que tan solo y herido, sus amigos lo habían dejado cuando lo habían traicionado.
Ella coloco su mano en la mejilla del rubio y le froto suavemente los bigotes, mientras él se acurrucaba en su mano como un zorro, cosa que le saco una risita a la rubia.
- Buenos días, Temari – susurro abriendo lentamente los ojos.
- Buenos días, Naruto – regreso el saludo en un susurro con una sonrisa, escucho un par de golpes en la puerta y ella gimió para sus adentros, pues nunca le había gustado ser interrumpida, en ningún aspecto – Adelante – dijo solo para ver entrar a una camarera.
La camarera al entrar y ver al par de rubios abrazados en la cama, se sonrojo un poco y Temari al ver su rostro, se sonrojó pues supuso lo que estaba pensando al verla con el rubio, miro a Naruto quien la miraba inocentemente y ella sonrió por eso, él ni siquiera entendía lo que la camarera estaba mirando.
- Amm, lo lamento, no quería interrumpirlos, pero casi acaba la hora del almuerzo y estaba aquí para preguntarles ¿si querían algo? – pregunto la camarera con vergüenza mientras hacia todo lo posible por desviar la mirada de la pareja de rubios.
Temari asintió sin soltar al rubio en lo más mínimo, era una orgullosa kunoichi y no se avergonzaba de nada de lo que hiciera o de lo que pensaban los demás, aunque el leve sonrojo en sus mejillas delataba sus dudas.
- Si, tendremos todo lo que recomiendas – respondió Temari aun con su cabeza apoyada en el pecho del rubio.
- De acuerdo, podría sugerir también la tarta de pollo con rodajas de papa, es nuestra especialidad y viene acompañado de té frio – sugirió la camarera, recibiendo un asentimiento, lo anoto y procedió a retirarse con un poco de prisa de la habitación.
- ¿Pasa algo, Naruto? – pregunto Temari con curiosidad al ver al rubio moverse un poco incomodo en su lugar.
- Ammm, Temari, no tengo dinero, así que no voy a poder pagarte nada de lo que me estas invitando en el corto plazo, así que tal vez, solo quieras pedir para ti – respondió Naruto un tanto nervioso.
- Te conozco Naruto y no tienes que devolverme nada, así que no te preocupes, después de todo, hay algunas ventajas de ser la hermana del Kazekage – dijo con picardía y soltó una risita y viendo como el rubio sonreía y asentía.
Una hora más tarde, la camarera entró a la habitación con la comida, dándoles el tiempo perfecto al par de rubios de poder refrescarse al tomar un baño, el par se sentó y procedieron a comer, cuando Temari vio a Naruto comer demasiado rápido, le tomo la mano con suavidad y cuando el rubio giro para mirarla, le ofreció una pequeña sonrisa.
- Naruto, come un poco más lento, podrías atragantarte, disfruta del sabor, está muy bueno – sugirió con calma y en respuesta, él bajo la mirada deprimido y asintió, estaba confundida cuando lo vio dejar de comer y pensó que lo había ofendido de algún modo, pero cuando se iba a disculpar el rubio hablo primero.
- Lo siento, siempre eh comido así, ya que en el orfanato antes de que me echaran, si no comía rápido, los otros niños me lo quitaban y las matronas de allí me castigaban si llegaba a pedir más, así que comencé a comer así, pensé que así era como se suponía que comíamos – se disculpó con un semblante triste – nunca compartí ninguna comida con nadie más que el viejo y él nunca lo menciono, supongo que no quería desanimarme, nadie me dijo que estaba mal hasta hoy, deveras, y siempre me preguntaba por qué las chicas de la Academia criticaban mis modales al comer, pero ahora lo sé, gracias – finalizo con una pequeña sonrisa, seguida de algunas lágrimas que se le escaparon.
Temari se maldijo por haberlo presionado de esa manera, todavía era demasiado frágil y no el mismo ninja fuerte y determinado que era antes, vio cómo se limpió las lágrimas con las mangas de su kimono y giro para mirarla, donde ella solo pudo sonreírle con tranquilidad.
- Esta bien, Naruto, no pasa nada, es solo que no es saludable para ti comer tan rápido, así que come un poco lento, disfrutaras del sabor – dijo intentando calmarlo un poco y que supiera que no lo estaba juzgando.
Naruto asintió y prosiguió a comer de forma lenta, donde Temari solo pudo sonreír al ver su expresión que demostraba que le encantaba el sabor en el cual no se había concentrado antes. Ambos terminaron de comer, cuando la rubia vio la hora y decidió que ya era hora de partir a la Arena y que en un par de horas si todo iba rápido y aprovechando muy bien el camino alrededor del desierto que ella conocía, estarían antes de lo que se imaginaban, cuando vio al rubio salir del baño y vio sus ropas, frunció el ceño, sabía que tenía que conseguirle algo de ropa, pero la Aldea tenía tiendas mucho mejores que el pueblo donde estaban sin mencionar que tampoco encontrara ningún equipo Shinobi, y además ya no tenía dinero, pues todo lo que llevo se terminó al gastarlos en la habitación y la comida, pues no esperaba quedarse en el pueblo por más de un par de horas, pero el rubio siempre era alguien que cambiaba sus planes de vida drásticamente.
El par de rubios dejo la posada y comenzaron a saltar sobre los tejados. Para Naruto había pasado tanto tiempo desde que había hecho eso, sentir la brisa en su cara y la ligera aceleración de la velocidad que podía dar, se sentía tan bien.
- No te esfuerces mucho Naruto, si seguimos a este ritmo, llegaremos a la Arena antes de las cuatro, además conozco muy bien todos los atajos en el desierto – informo y recibió un asentimiento por parte de este con una pequeña sonrisa – "Me pregunto ¿Qué tan feliz se pondrá Gaara al ver a Naruto?" – se preguntó a si misma con diversión, para luego ponerse un poco seria – "Solo espero que en el tiempo que me fui, no haya ocurrido un acuerdo de alianza con la Hoja, esos infelices no merecen ser nuestros aliados y mucho menos merecen nuestra ayuda" – pensó apretando los puños con fuerza y enojo.
Aldea Escondida entre la Arena
Después de un viaje bastante largo, Naruto y Temari al fin pudieron divisar las murallas de la Arena, apresuraron un poco el paso, donde una vez frente a la Aldea caminaron a través de las grandes murallas de roca, cuando Temari se registró y lo hizo también por Naruto, donde lo coloco como solo un civil que estaba de visita, y técnicamente lo era, aunque no por mucho. Caminaron lentamente por las calles hacia la Torre Kazekage mientras Naruto miraba a su alrededor con asombro. No había estado en la Arena antes y tenía que admitir que se sentía bien estar de regreso en una aldea escondida con todos los shinobi que veía a su alrededor, la arquitectura era algo diferente y muy peculiar, pues todos los locales o casas, parecían estar hechas de Arena muy sólida.
Muchos de los civiles y algunos ninjas, posaron su mirada en el par de rubios, más específicamente en el rubio, les generaba curiosidad saber quién era, pues nunca antes lo habían visto y el hecho de que caminara al lado de la hermana de su Kazekage era algo desconcertante y más cuando miraban el estado de su ropa, el rubio miro hacia abajo tratando de evitar las miradas y ahora se sentía consciente del estado de su ropa, y pensó que tal vez no estaba bien visto que alguien como él, caminara con alguien tan importante como lo era Temari, por lo cual de forma disimulada se apartó de la rubia caminando un poco más lento y quedándose atrás.
Temari vio lo que hizo el rubio y frunció el ceño mientras fulminaba con la mirada a todos aquellos que tuvieran sus miradas en ella o su acompañante, los cuales rápidamente se dieron vuelta regresando a sus propios asuntos, tomo al rubio por un hombro y lo jalo para que una vez más le siguiera el paso de cerca.
Torre Kazekage – Oficina del Kage
Gaara estaba en su oficina vistiendo las túnicas clásicas de un Kazekage y revisando los documentos que le habían asignado con la ayuda de su secretaria Matsuri. El consejo quería que tuviera ayuda para aprender a como líder con los asuntos que involucraban los asuntos de la Aldea, así como acostumbrarse a sus labores para con los shinobi como civiles. Pero el pelirrojo estaba molesto por estar atrapado en la pila de papeles, para una persona que no estuvo obligada a nada toda su vida y de un momento para otro, ser atrapado entre una pila de papeles era bastante agobiante, y cuando su secretaria no lo miraba, fulminaba con la mirada los documentos con la esperanza de que se consumieran en fuego y lo dejaran libre, pero para su creciente molestia, eso nunca pasaba.
Aunque los pensamientos del Kazekage también vagaron alrededor de su hermana. Ayer por la mañana le había asignado una misión sencilla y debió haber regresado a primera hora de la tarde de ese mismo día, pero todavía no había señales de ella. Estaba preocupado y odiaba esa emoción que hacía tiempo había olvidado, pues constantemente se sentía preocupado y no podía concentrarse con eficacia. La pelea con Naruto y su voluntad de proteger lo que era precioso, lo habían cambiado y ahora se había convertido en el Kazekage, intentando seguir sus pasos. Pensó que era bastante irónico, ya que básicamente había cumplido el sueño que su hermano Jinchuuriki había soñado durante tanto tiempo. Y una vez más su mente volvió a su hermana y pensó que si no regresaba al atardecer enviaría un escuadrón de recuperación. Con la decisión ya tomada en su cabeza, regreso a la perdición de su vida y comenzó a firmar los papeles malvados, que una vez más intento incinerar con la mirada.
El Kazekage y su secretaria fueron interrumpidos de sus actividades al escuchar que alguien llamaba a la puerta, eso llamo su atención, pues ya era bastante tarde y no tenían ninguna cita preparada, con un delante de forma estoica de Gaara, la puerta se abrió y pudo ver a su hermana con su abanico colgando en su espalda como siempre, eso puso una pequeña y casi invisible sonrisa en su rostro, pues estaba bien y sin ninguna herida visible.
Pero lo que en verdad sorprendió al Kazekage fue cuando vio a otra persona entrar a su oficina, persona que conocía muy bien y no pudo evitar abrir sus ojos ante la sorpresa. Cabello rubio, ojos azul celeste, marcas de bigotes y ropa naranja, no había ninguna duda, era su hermano Jinchuuriki... pero había algo raro en él.
- Hola Gaara, lamento la tardanza, pero digamos que tuve un contratiempo bastante agradable – saludo Temari con una sonrisa y moviendo su mano en forma de saludo.
- Hola Gaara, ha pasado mucho tiempo – saludo Naruto en una voz pequeña y frágil.
Gaara no respondió de inmediato, solo frunció un poco el ceño, ante el saludo tan carente de energía. El Naruto que él conocía nunca fue tan calmado y suave, lo miro directo a los ojos y quedo atónito ya que casi parecían muertos para él, en comparación con el brillo y la determinación que una vez tenia, brillo que lo había inspirado a cambiar y tomar un nuevo camino en su vida. Echando un vistazo más de cerca a su atuendo y frunció el ceño aún más. Estaba hecho jirones, cosidos en varios lugares y apenas se sostenían, sus sandalias parecían demasiado gastadas y para su mayor preocupación, vio que en su rostro y mirada no había nada de la felicidad o estupidez que solía tener, pero el mayor cambio fue la falta del protector en su frente.
- No llames a Kazekage-sama por su nombre, civil confianzudo, trátalo con el respeto que se merece – recrimino Matsuri al ver que ese rubio no era un ninja por la falta de protector y era solo un civil que no respetaba a su líder como era debido.
El rubio dio un paso atrás bastante nervioso y preocupado, pues por el tono de voz de la mujer, pensó que había ofendido al pelirrojo por su falta de cortesía y toma de confianza, la rubia no dijo nada, solo frunció el ceño y dejaría que su hermano se encargara de la situación.
- L... lo... lo siento Kazekage-sama – se disculpó Naruto con una voz frágil y bajando la mirada con nerviosismo.
Si antes el Kazekage sospechaba que algo andaba mal, ahora estaba cien por ciento seguro de ello, frunció el ceño, podía no conocer mucho a su hermano Jinchuuriki, pero sabía que esa no era su actitud normal, parecía tan frágil y vulnerable que casi podía jurar que estaba viendo a otra persona. Giro su mirada enojada hacia Matsuri que se asustó por su mirada, pues rara vez se enojaba con ella, ya que casi siempre era alguien sin emociones, pero ahora ella vio que estaba enojado y que al parecer todo fue por cómo le hablo al extraño rubio.
- Discúlpate y vete – ordeno Gaara de forma estoica, pero con un ligero toque de molestia, y vio como su secretaria asintió de inmediato.
- Me disculpo por mi rudeza y falta de respeto, con su permiso – dijo Matsuri rápidamente con una reverencia y salir de la sala lo más rápido que pudo.
Naruto no dijo nada y se mantuvo de pie sintiéndose muy nervioso, Gaara se levantó de su silla, rodeo su escritorio y camino hacia el rubio mientras extendía su mano para saludarlo como era debido, el cual Naruto acepto el saludo y apretó el agarre suavemente.
- De hecho, ha sido un largo tiempo mi amigo – dijo Gaara con una pequeña sonrisa.
- Tiene razón, Kazekage-sama – dijo Naruto con calma.
- Por favor, no me llames así – dijo Gaara con el ceño fruncido, pues no le agradaba para nada que aquellos a quienes les tenía aprecio lo llamaran de esa forma – las formalidades son innecesarias entre nosotros, Gaara está bien – pidió con tranquilidad, recibiendo un asentimiento del rubio.
Temari estaba observando la interacción con una sonrisa alegre en su rostro, pues su hermanito rara vez permitía que alguien lo llamara por su nombre que no sea Kankuro o ella, pues el mismo les había pedido que no lo llamaran con honoríficos, el simple gesto demostraba cuanto respetaba al rubio y eso la hizo feliz.
- Temari se suponía que regresarías ayer por la tarde – hablo Gaara sacando a su hermana de sus pensamientos – ¿te tendieron una emboscada? – pregunto pensando que había sido atacada y Naruto podría haberla ayudado y vino hasta aquí para dejarla a salvo.
- No Gaara, la misión fue como se planeó, nada inesperado resulto de esta – respondió Temari sacudiendo la cabeza.
- ¿Entonces por qué llegaste un día y medio tarde? – pregunto Gaara ahora con curiosidad, solo para ver como su hermana le echa un vistazo al rubio que estaba mirando hacia abajo sin mirar a nadie a los ojos y cuando vio su gesto, se comenzó a impacientar.
- Gaara, cuando acabé mi misión, estaba por regresar a la Aldea después de almorzar y fue cuando vi a Naruto en el pueblo y me confundí mucho al verlo, lo comencé a seguir por un rato para descubrir que estaba haciendo y pues... - Temari comenzó a contarle a su hermano con lujo de detalle todo lo ocurrido, no se guardó nada, conto todo lo que vio y lo que el rubio le conto.
Gaara permanecía estoico escuchando cada palabra con su completa atención, no mostro ninguna emoción externa, salvo el cómo estaba apretando sus puños con fuerza, pero por dentro, se sentía como un volcán de emociones al escuchar hablar a su hermana. Ira, dolor, traición, angustia, no había emociones negativas que él no sintiera, cada una tentándolo en dirigirse a las puertas de la Aldea de la Hoja y desatar a Shukaku con toda su furia. Escuchó y noto como Temari estaba punto de romperse, por lo cual la detuvo colocando una mano en su hombro.
- Es suficiente ya he escuchado que lo necesario – dijo Gaara y su hermana asintió con la cabeza mientras se limpiaba las lágrimas que amenazaban con derramarse, cuando giro hacia su hermano, que seguía con la mirada baja, con su flequillo cubriéndole los ojos - Naruto lo que dijo Temari, ¿es todo cierto? – pregunto no queriendo creer que todo eso ocurrió sin que él lo supiera.
Naruto se quedó en la misma posición sin responder a la pregunta y Gaara pensó que no lo había escuchado y estaba a punto de preguntarle otra vez, cuando sus palabras quedaron atrapadas en su garganta. Pequeñas gotas comenzaron a caer de los ojos del rubio, estaba llorando en silencio y su cuerpo temblaba por la tristeza, los ojos del pelirrojo se abrieron de par en par, pues obtuvo todas las respuestas que necesitaba.
Temari al verlo y sabiendo bien que no podía soportarlo solo, se precipitó y abrazo al rubio colocando sus brazos alrededor de su cuello, poniendo su cara en su cuello. La rubia lo abrazaba con fuerza intentando quitarle todo su dolor, mientras pasaba su mano por sus mechones de cabello dorado.
- Shhh... Naruto está bien, lo hecho, hecho esta, olvídalo, todo está en el pasado, te prometí que todo estaría bien, ¿no? – consoló Temari con un susurro reconfortante.
El rubio aun en el abrazo asintió aun con la cabeza en el cuello de la rubia, después de unos minutos mientras él se calmaba, el pelirrojo se quedó allí mirando la interacción con incredulidad. Claro que su hermana respetaba al rubio, pero nunca le mostro su lado suave a nadie, solo a Kankuro y a él, y eso cuando se encontraban en privado, pues en público ella solo los regañaría un poco y les mostraría a los demás que les importaba, pero era todo, en cambio cuando se encontraban en privado, ella los abrazaba con fuerza, después de cualquier misión, se peligrosa o no, mostraba interés en sus asuntos y siempre que podía, les besaba la cabeza como prueba de que los amaba. Pero que abrazara al rubio de esa manera era raro, si bien lo respetaba, podría jurar que sus interacciones no eran tan cercanas, incluso a los chicos de la Aldea que siempre intentaban salir con ella, no les mostraba ni el más mínimo interés.
- Lo siento Naruto Uzumaki, juro que no sabía nada de lo que sucedió contigo o habría tomado medidas para traerte o ayudarte de cualquier manera que pudiera – hablo Gaara viendo como su hermana rompía el abrazo con el rubio, el cual ya parecía estar un poco mejor – perdóname por mi nula respuesta – agrego con una pequeña reverencia, pero completamente honesta.
- Esta bien, no es tu culpa Gaara – dijo Naruto con una sonrisa pequeña, viendo como el pelirrojo asentía.
- Bien, ahora, Naruto Uzumaki, yo Sabaku no Gaara, Quinto Kazekage de la Aldea Escondida entre la Arena, te ofrezco ser parte de las fuerzas shinobi de la Arena, ¿Lo aceptas? – dijo con autoridad y viendo como los ojos del rubio se abrieron de golpe.
Naruto de inmediato sintió que tenía la garganta ceca, las manos le temblaron, sabía que podía confiar en que le permitieran quedarse en la Aldea, pero nunca espero que le ofrecieran formar parte de sus filas, miró a Temari al sentir como le apretaba la mano, cuando la miro ella le sonrió y asintió, sus ojos se humedecieron ante su aceptación y de forma temblorosa, asintió.
- Hai, me encantaría, muchas gracias – dijo Naruto intentando contener su voz temblorosa.
Gaara sonrió y asintió mientras regresaba a su escritorio, abrió uno de los cajones y saco un protector de la Arena, para caminar de regreso hacia el rubio extendiendo el protector frente a él.
Naruto miro el protector por unos segundos, para después tomarlo con manos temblorosas, deslizo su pulgar sobre la placa de metal brillante, sobre la cual una lagrima cayá y Temari volvió a sujetarle suavemente de su mano. El rubio sonrió genuinamente y se sujetó el protector en el bícep derecho, para luego sentir como la rubia lo abrazaba.
- Te queda genial Naruto, felicitaciones – dijo Temari con una sonrisa, para luego mirar a su hermano y abrazarlo con fuerza – eres el mejor Gaara – dijo besando a su hermano en la cabeza y sintiendo como este se ponía un poco rígido.
Gaara aún se sentía un poco incomodo bajo las muestras de afecto, no es que le disgustara, simplemente era algo nuevo y casi siempre era tomado por sorpresa y no podía prepararse mentalmente, pero aun con su incomodidad, regreso el abrazo débilmente, pues se sentía bien que su hermana le abrazara, pues de alguna manera extraña, sentía su cariño en ese simple abrazo, donde después de unos momentos se separó de su hermana y miro nuevamente al rubio.
- Naruto, ya que eres nuevo en el pueblo y no tienes un lugar donde quedarte, te quedaras conmigo y mi familia en la finca Sabaku – informo Gaara con tranquilidad – mañana hablaré con el consejo sobre tu estado en la aldea y rango, pero te aseguro que se te dará un rango respetable y serás un shinobi de la Arena tratado igual que cualquier otro en la Aldea – agrego sabiendo que al consejo le agradaría agregar a sus fuerzas a un shinobi con el potencial del rubio – solo una cosa más, tengo razones para suponer que no has estado entrenando en los últimos seis meses, ¿estoy en lo correcto?
- Si, eh estado aprendiendo bastante sobre Fūinjutsu dado que no son muy llamativas, por lo cual eran perfectos para pasar el tiempo cuando estaba solo, pero aparte de eso, no eh usado mi Chakra ni ningún otro tipo de entrenamiento – respondió Naruto con honestidad y algo de pena por su estado de debilidad – y si no es mucha molestia, me gustaría que me agregaras a las listas de reserva por un tiempo, solo lo suficiente para volver a estar en forma.
- También lo mencionare en la junta del consejo mañana, pero si, tu solicitud está aprobada, serás llamado a misiones hasta que hayas recuperado la fuerza que consideres aceptable y sobre tu estado financiero, yo me hare cargo hasta que puedas valerte por ti mismo – dijo Gaara con una pequeña sonrisa.
Naruto asintió agradecido, pues lo último que quería era ir a una misión y poner en peligro a alguien porque no estaba listo, y también estaba agradecido tanto con Gaara como con Temari por todo lo que estaban haciendo por él, pues en solo dos días, había recibido más comprensión, amabilidad y afecto de ellos dos, que de la mayoría de su Aldea natal.
- Gaara, me gustaría que se me pague por mi misión ahora, si no te importa, necesito hacer algo y necesito el dinero o ¿tendré que volver a la finca, para conseguirlo? – dijo Temari que se había mantenido al margen de la conversación por un tiempo y recordó que tenía que hacer algo con el dinero de su misión.
Gaara asintió con algo de duda, ya que por lo general su hermana no era tan exigente con respecto al dinero de las misiones y tampoco parecía importarle mucho el dinero, pero sospechando que tenía algo en mente, decidió no entrometerse o cuestionar, por lo cual, fue hasta su escritorio, tomo el rollo de la misión y lo sello, para luego entregárselo a su hermana.
- Aquí tienes el rollo de la misión que te asigne, ya está sellado, dáselo a Matsuri y ella te entregará el dinero – dijo Gaara con su estoica voz.
- Gracias, Gaara, si nos disculpas nos retiramos, nos vemos en la noche en la casa – dijo Temari con una sonrisa y acariciando la cabeza de su hermano con cariño.
- Estoy seguro de que ya te había pedido que dejaras de hacer eso – murmuro Gaara de forma estoica, pero un poco apenado por el trato tan infantil que estaba recibiendo.
- Y yo estoy segura de que te dije que dejaría de hacerlo cuando fueras más alto que yo – dijo Temari con su sonrisa aún más grande – vamos Naruto – agrego comenzando a caminar a la puerta.
- Hasta luego Gaara, gracias por todo – dijo Naruto con una pequeña sonrisa y siguiendo a la rubia.
Gaara miro como el par de rubios salían de su oficina, aun no podía creerlo del todo, la determinación, fuerza, lealtad y pasión del rubio, eran incuestionables y que su propia Aldea, redujera tales valores y fortalezas a menos que polvo, le hizo hervir la sangre, pues el mismo había cambiado para bien para con su Aldea y hermanos, y todo gracias al rubio, en ningún momento le cruzo por la mente que todo aquello en lo que creía el rubio fueran mentiras, pues aún en el fondo, tras esos ojos llenos de dolor y tristeza, aun veía ese fuego de proteger lo que era valioso para él, sus personas valiosas, el simplemente fue engañado y traicionado por aquellos a quienes alguna vez valoro, pero si en la Arena, con su familia y él, Naruto encontraba personas valiosas que genuinamente se preocupaban por él, tendría en sus filas a un ninja con una lealtad tan fuerte e inquebrantable como nunca se ha visto antes.
Matsuri al ver como la hermana de su líder le entregaba un rollo de misión firmado, busco y entrego el dinero correspondiente, para luego ver como esta tomaba de la mano al rubio que la acompañaba y caminaba a toda prisa fuera de la torre, se hizo una nota mental para sí misma y para sus compañeros, la cual era no faltarle el respeto al rubio de marcas de zorro en las mejillas, pues era claro que era alguien importante para su líder y sorpresivamente, para la hermana de este.
Distrito comercial
Mientras el par de rubios caminaban por las calles, algunas personas giraron sus cabezas para ver a Temari caminando con un chico rubio, tomados de la mano, eso definitivamente no era algo común, pues la rubia era la kunoichi más fuerte y respetada de toda la Aldea, por no decir la más atractiva, muchas veces los aldeanos miraron con tristeza como muchos hombres intentaban acercarse a ella con fines románticos, pero ella siempre terminaba ignorándolos por completo, sin mostrar el más mínimo interés.
Naruto sintió las miradas sobre él, por un segundo se sintió de nuevo en la Hoja, pero cuando vio en dirección a las personas, descubrió que en sus miradas no había odio o desprecio, simplemente había confusión, fue cuando recordó el estado de sus ropas y luego miro a la rubia que seguía sujetándolo de la mano, supuso que todos se estaban preguntando ¿Qué hacía alguien como ella, con alguien como él?
- Amm Temari, no creo que debas tomarme de la mano, la gente está mirando y no sería bueno que te vean tomada de la mano con alguien como yo, podrían pensar mal – murmuro Naruto de modo que solo la rubia la escuchara, mientras intentaba liberar su mano de la de ella.
- No me importa lo que piensen los tontos chismosos y que piensen lo que quieran, no me importa, preferiría estar contigo que con cualquiera de esos lengua suelta – afirmo Temari con seguridad y tomando más fuerte la mano del rubio, el cual pudo ver por el rabillo del ojo que sonrió débilmente.
La rubia estaba segura de sus palabras, no sería intimidada por la presión social, tampoco era como si le asustara en primer lugar, pero con algo de vergüenza, también tuvo que admitir para sí misma que no quería soltar mano, era grande, áspera y fuerte en su opinión, que envolvió su mano completamente y su agarre era tan gentil que se sentía segura. Desde su madre, nadie la había tomado de la mano cuando caminaba y le gustaba el calor que sentía al sostener su mano, si tenía una queja seria que el rubio era más bajo que ella, pero supuso que con una buena dieta y que no estuviera hecha a base de ramen, podría crecer y ser más alto que ella, eso le gustaría, aunque claro, todas esas cosas nunca las admitiría en voz alta.
Siguieron caminando por el distrito comercial por un par de minutos y luego la rubia se dirigió a las partes más concurridas de la Aldea por ninjas, cuando finalmente se detuvieron frente a una tienda de equipos shinobi. Temari entro seguida de Naruto. Cuando el rubio entró, su mirada, vago por toda la tienda con curiosidad, pues había pasado mucho desde que vio una tienda de shinobi y quedo asombrado por ella.
La rubia sonrió con tristeza ante la expresión asombrada de su amigo, pues supuso que incluso antes de que fuera desterrado, no tenía la oportunidad de entrar a tiendas shinobi con tanta facilidad, lo dejo mirar sin interrumpirlo mientras tomaba su abanico y se dirigía al mostrador, donde ya la estaba esperando Mio, la asistente del dueño, una chica castaña y un poco más alta que ella.
El rubio camino hacia una de las paredes que sostenía varias armas y echo un vistazo a la sección de espadas, más específicamente a una catana de acero solido con el mango negro y envuelto en vendas negras, recordó como en las cartas de su madre, ella mencionaba que su especialidad era el Kenjutsu y su arma preferida siempre fueron las catanas, de forma casi inconsciente su mano derecha se levantó y estiro para tocar el arma, pero se detuvo al pensar que fuera cara, y no quería molestar u ofender a los dueños.
- ¿Puedo ayudarlo, joven? – pregunto con amabilidad un hombre robusto y con un rosto amable, se acercó al rubio cuando este parecía tener mucho interés en las espadas – me temo que no creo que pueda comprar nada de aquí, no quiero sonar grosero, pero mi tienda es bastante cara – dijo cortésmente, pues al ver las ropas que llevaba supuso que no tenía mucho, pero lo que lo sorprendió fue ver al rubio sonreír y asentir, como si no le molestara lo que dijo.
- Lo sé señor, no tengo el dinero de todos modos, solo estaba mirando, lo siento – se disculpó Naruto con amabilidad.
Temari que ya había entregado su abanico para que le hicieran su mantenimiento, busco a su amigo y cuando lo encontró hablando con el dueño, se dirigió hacia ellos, logrando escuchar la última parte de la conversación.
- Hideki, él está conmigo – dijo Temari con calma, viendo como el dueño giraba para verla sorprendido.
- Ah Temari-sama, ¿Como puedo ayudarla hoy? – pregunto Hideki con una sonrisa al ver a su mejor cliente.
- Como puede ver, mi amigo necesita ropa y equipo, acaba de unirse a la Aldea como un shinobi, lo que no pueda pagar ahora mismo, ponlo a mi cuenta – respondió Temari con tranquilidad, mientras señalaba a su amigo.
El dueño giro hacia el rubio, sorprendido, hasta que su mirada se dirigió al protector de la Arena en su bícep, se sintió apenado por la falta de respeto que tuvo para un amigo de su mejor cliente, se disculpó y procedió a retirarse en busca del equipo básico como especial para un ninja.
- Temari, este lugar es bastante caro – hablo Naruto llamando la atención de su amiga – no deberías gastar tanto en mí, deberíamos ir a un lugar más barato, no quiero que gastes todo el dinero de tu misión – sugirió con suavidad y algo apenado.
- Silencio – ordeno Temari con sus manos en su cintura y con una mirada que finge ser dura, pero era claramente juguetona – no te preocupes por eso, vamos a buscar algo para que te veas casi tan bien como yo, ¿de acuerdo?
En cuanto Naruto asintió con una pequeña sonrisa fue jalado por Temari, hacia la ropa de hombres. El rubio solo vio ropa con colores bastante oscuros y algunos más claros, donde supuso que era para resguardarse mejor del clima tan duro, y cuando vio que su amiga revisaba la ropa con un claro brillo en los ojos, sonrió un poco al verla emocionada y supuso que era algo de mujeres, por lo cual decidió dejarla escoger su ropa, ya que era consciente de que sus elecciones no eran las mejores, y esta era la primera vez que él estaba en una tienda de shinobi donde lo trataban tan bien y no lo estafaban, subiendo los precios a niveles absurdos, donde lo único que podía comprar era algo de ropa interior, algunas camisas de segunda mano y su atuendo naranja.
- ¿Hay algún problema Naruto? ¿Por qué no estas mirando la ropa, no te gusta esta tienda? – pregunto Temari confundida al ver como su amigo solo se colocó a su lado derecho sin decir nada.
- No, es solo que no tengo un buen gusto con la ropa, así que usare lo de tu elección, si te parece bien – respondió con tranquilidad y una pequeña sonrisa.
- Si ese es el caso, déjalo todo en mis manos y te tendré la mejor ropa que pudieras vestir – dijo con una sonrisa con algo de emoción en su voz, mientras se golpeaba el pecho con su puño.
Temari nunca lo admitiría, pero le encantaba comprar ropa, era de las pocas cosas en las cuales se podría decir que era cien por ciento como las demás mujeres, siempre intento vestir a sus hermanos con ropas que ella aseguraba les quedarían muy bien, pero los dos siempre se reusaron y ahora tenía permiso absoluto de vestir a su amigo como a ella mejor le pareciera, eso en verdad la emocionaba.
Finalmente, después de una hora de búsqueda, la rubia con ayuda de la asistente de la tienda, regresaron con el rubio con algo de ropa, para luego empujarlo al vestidor, para que se probara su nuevo conjunto de ropa y observar si le quedaba tan bien como ambas supusieron.
Cuando el rubio salió, el aliento de Temari quedó atrapado en su garganta, sus mejillas se sonrojaron débilmente, a diferencia de la asistente que se sonrojó como un tomate y no paraba de comerse al rubio con la mirada.
Naruto vestía con una camiseta blanca con los bordes negros con una malla azul en las mangas cortas para protección que mostraban sus músculos trabajados, unos pantalones anchos azul cielo con muchos bolsillos para los servicios shinobi. Llevaba nuevas sandalias shinobi de color azul celeste y unos guantes negros sin dedos con placas de metal.
Temari había elegido el color que más se acercaba a sus ojos para complementarlos. Los colores y los materiales ligeros y aireados lo ayudarían en el calor del desierto pues al nunca haber puesto un solo pie en la Aldea hasta hoy, debía asegurarse de que estuviera protegido contra el medio ambiente, aunque tampoco se imaginó que el resultado se viera tan bien.
- Amm, ¿te gusta? – pregunto Naruto un tanto nervioso bajo la mirada de las chicas, que al escucharlo fueron sacadas de sus pensamientos.
Temari sonrió y asintió con la cabeza, ignorando el leve rubor rosado en su rostro, la asistente asintió con la cabeza y tartamudeó un sí, con la cara roja.
- "¿Quién pensaría que Naruto podía verse tan bien con algunas ropas bonitas sin naranja?" – pensó Temari con una sonrisa.
Naruto se relajó un poco por las respuestas mientras recogía la funda de kunai beige, una bolsa blanca de kunai y shuriken, que venían con la ropa, al igual que algunas vendas médicas que envolvió en sus antebrazos para protegerlos del sol. El par de rubios fueron está el mostrador, seguido de la asistente. El dueño de la tienda se acercó y anoto todo, donde Temari pidió que agregara un conjunto de dos juegos de kunai y shuriken, más otros tres conjuntos de ropa que ya había colocado en el mostrador, el dueño asintió e informo que se enviaría todo a la casa del rubio, para final del día.
Temari dijo que las entregara en la finca Sabaku, el hombre se sorprendió, pero asintió, pregunto por cualquier personalización, y Naruto pidió un bolígrafo y papel. Cuando el hombre se los entrego, dibujo la espiral Uzumaki y el símbolo Namikaze de un rayo en un círculo, pidió que fueran cosidos en las mangas, el hombre asintió y pregunto por la camisa que ya llevaba puesta, donde informo que si quería, podría coserla en menos de 15 minutos, el rubio acepto con una sonrisa por su amabilidad y se retiró la camisa, donde sin darse cuenta, Temari se sonrojo bastante al ver su pecho solo cubierto por una camisa de malla, aunque su sonrojo no duro mucho, pues se esfumo al ver como la asistente comenzó a coquetear con él, no supo bien porque se sentía molesta, pero lo estaba y mucho.
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