Jugada peligrosa


Adrien se encontraban afanado escribiendo en su habitación, desde hacía ya varias horas.

—Querida Lady...—escribió, para luego alborotar sus cabellos y arrugar la página con frustración, lanzándola a la pequeña cubeta que rebalsaba de otras tantas notas descartadas—¡por qué en tan complicado iniciar una carta para ella! —protestó.

Llevó sus manos a su rostro e inclinó su cabeza con cansancio. Adrien estaba determinado a llevar a cabo la idea que rondaba su cabeza, desde que regresó de su viaje de la Tierra de los Miraculous. El tiempo era su mayor enemigo, estaba a semanas de volver como el guardián del invierno, debía concentrarse y escribir de una vez por todas aquella importante carta, para entregársela a su Lady. Internamente rogaba que ella aún estuviera soltera.

—Chico, debes dormir un rato—sugirió el kwami de color blanco, mientras devoraba de un bocado, el apestoso queso —desde que regresaste de tu trabajo has estado en eso.

—Tu eres libre de ir a dormir—bufó con molestia el rubio, tomando una nueva hoja de papel, dispuesto a plasmar sus emociones para con su amada—necesito escribir una carta que le genere confianza a M'lady.

—Si no tienes el don de las letras, exprésalo con palabras—sugirió despreocupado el felino, introduciéndose al cesto de ropa sucia del blondo, donde apuño unas cuantas prendas para poder dormir sobre estas.

—De solo imaginarla frente a mí...luego de nuestro primer beso—el rostro del blondo se puso rojo de vergüenza. Se levanto de su asiento, para refrescar su mente y alejar esos pensamientos lujuriosos sobre su musa. Camino hasta su ventana, miró hacia el exterior las oscuras calles que se iban cubriendo con las hojas que desprendían los árboles—no Plagg, definitivamente no es una opción, las palabras se enredarían en mi boca, las letras son mi única opción.

—Entonces estás perdido—ante la respuesta de su kwami, Adrien lo miro mal, pero al felino poco le importo—mira chico, si vas a quemar tu cerebro escribiendo, te sugiero duermas y ya mañana lo intentas de nuevo—señaló el reloj de pared, situado en la esquina de la habitación. Este marcaba las once en punto.

—Ya te he dicho que puedes dormirte, yo me las arregló solo.

—¿Con quién hablas? —la voz seria de Félix, provocó que Adrien se atragantará con su propia saliva y comenzará a toser, presa del pánico de ser descubierto hablando con su kwami. El pequeño gato blanco aprovechó la distracción y se escondió entre las prendas del cesto—tranquilo—él circunspecto rubio se adentró a la alcoba de su primo, y le dio un par de palmadas en su espalda, logrando que Agreste se recompusiera.

—¿Félix? ¿qué haces despierto? — inquirió el ojiverde, tratando de desviar la pregunta realizada por su primo.

—Vi la luz de tu habitación encendida cuando entré a la casa—aclaró el blondo mayor. Quien regresaba de sus acostumbradas salidas nocturnas—además, te escuché hablar...pensé que tenías a una chica escondida aquí—Félix tomó asiento en una de las sillas que Adrien tenía cerca de su escritorio, notando en el cesto de la basura un puñado de papeles.

—Estaba hablando solo—improvisó su respuesta el ojiverde—. Si ella estuviera aquí, no tendría razón para esconderla—agregó el blondo menor, clavando sus ojos de nuevo a las afueras de la casa. No había cosa que anhelara más, que tener a su Lady a su lado, y obviamente si ella estuviera en su alcoba, lo menos que harían sería conversar. Ante aquel imprudente pensamiento, Adrien se sonrojo cual tomate.

—Y...cómo vas con eso—el arrogante Graham señaló los libros que le obsequió con anterioridad a su primo—estás a semanas de ver a tu enamorada.

—He aprendido mucho con ellos, pero...—Adrien se apartó de la ventana, su rostro denotaba angustia. Se dirigió al escritorio y tomó asiento en la silla frente a este. El silencio prolongado mantuvo al mayor a la expectativa. De la nada, el rostro de Agreste se iluminó y una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, sus verdes se enfocaron en las esmeraldas de un sorprendido Félix—¿sabes de un lugar romántico aquí en Paris?

—¿Qué?

—Un lugar mágico. Tan idílico para una primera cita inolvidable—explicó, con una ilusión de enamorado en su rostro.

El fotógrafo enarcó una ceja, dedujo que los papeles en el basurero tenían algo que ver con esa consulta. De forma prudente Félix contuvo sus ganas de saciar su curiosidad respecto al tema; Adrien a pesar de estar enamorado, era bastante discreto en ciertos detalles, los cuales Graham, se encargaría de averigua a su manera.

—El barrio de Montmartre, situado en el Distrito XVII, en la orilla derecha del Sena—dijo sereno el rubio mayor—En la cumbre de la colina, se ubica la Basilique du Sacré-Cœur de Montmartre que ofrece una vista soñada para las parejas que comienza su historia de amor.

—¿Hablas en serio? — cuestionó Adrien, ansioso de confirmar lo expresado por su primo sobre el mencionado lugar.

—Si, mis conocidos siempre hablan de ese lugar—Félix se complació con la boba sonrisa que esbozo Agreste—¿tienes algo planeado para tu Lady? —se atrevió a preguntar, mientras jugueteaba con una de las plumas del escritorio de Adrien.

—Algo así—respondió cortante el menor, tomando las cosas que había en su escritorio, incluyendo la pluma que sostenía el rubio mayor—gracias por tu ayuda, mañana iré a ver ese lugar. Por ahora estoy cansado y necesito dormir—Félix maldijo dejarse llevar por su curiosidad, necesitaba recuperar la disposición de su primo para hablar sobre la misteriosa chica.

—Un placer ayudarte, Adrien—el varón se puso de pie—. Cómo detalle extra, puedes llevarle un ramo de rosas de la floristería de la viuda Kurtzberg—con regocijo, observó al joven emocionado por esa información extra.

—¡Tienes razón! Las flores de Madame son las más hermosas de todo París—Adrien abrazó al fotógrafo, quien de mala gana correspondió el gesto, luego se separó de Agreste y le dio unas palmadas al hombro derecho—Félix, te prometo que, si todo sale bien, te presentaré a M'lady.

—Estaré encantado de conocerla, Adrien— el serio fotógrafo extendió su mano al frente, para cerrar la promesa. El amable joven volvió abrazarlo, tomando con la guardia baja a su primo, que se limitó a dar unas cuantas palmadas a su espalda.

— J'espère juste que tout va bien, solo espero...que todo este bien—musitó con preocupación.

—Ten un poco de fe Adrien, todo saldrá a pedir de boca—le animó el serio zagal, caminando luego hacia la salida de la habitación—me marchó, hoy fue un día ocupado, necesito dormir al igual que tú "Romeo"

Adrien rio ante el sobrenombre que dijo su primo, ignorando la verdadera intención de Félix con ese mote; los dos rubios se despidieron.

Cuando el circunspecto rubio salió al pasillo, se dirigió sin prisa hacia su habitación. Una vez ingreso a su alcoba y aun en la penumbra del lugar cerró la puerta y camino hasta la ventana, donde una débil luz de luna llena ingresaba por esta. En silencio observó el desolado y oscuro panorama de las calles parisinas; una sonrisa malévola se dibujó en sus finos labios. Un nuevo plan se cruzó por su mente; la variación de cambios en los eventos que lo llevarían a conocer a la enigmática chica que creaba vida, lejos de perturbarlo lo excitaban: hacía mucho que no tenía ante él, un reto digno de su atención y estrategia.

—Adrien, si te sirve de consuelo—su mano sujetó la cortina—en mi discurso frente a la Sociedad Teosófica...tal vez te nombre; agradeciendo tu ingenuidad—dicho esto, cerró la cortina, dejando la habitación en completa oscuridad.

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—¡Te has vuelto loca! —grito iracundo Pegasus, ante la idea que Bunnix compartía con el maestro Fu.

—No estoy loca. Mira a Rena Rouge y Carapace, ellos funcionan de maravilla...

—¡Ellos son un punto aparte! ¡Lo sabes muy bien! —refutó el moreno, paseándose por la habitación, tirando de sus cabellos, irritado por las propuestas de la guardiana de las madrigueras del tiempo.

Los tres guardianes del tiempo se encontraban debatiendo con el maestro la propuesta de Bunnix. A ojos de la pelirroja era un poco ilógico discutir su propuesta, ella mejor que nadie sabía los caminos que ciertas situaciones debían tomar. Basado en eso, Viperion se animó a respaldar la idea que su novia proponía.

—Considero que han demostrado que son lo suficiente maduros—el moreno fulminó con la mirada al guardián de la segunda oportunidad, pero este no se inmutó— sus poderes, así como su rendimiento a la fecha, han evolucionado satisfactoriamente, maestro.

—¡No me jodas Viperion! —protestó Pegasus—hace unos días jugábamos a evitar cualquier encuentro entre ellos en el mundo humano—el moreno se puso a explicar su punto, frente a un pensativo Fu— y de repente, Bunnix viene con esta locura. Debería cuestionar la falta de criterio de Viperion—el mencionado iba contraatacar, pero fue interrumpido.

—Pegasus, basta—ordenó Fu, mediando ante la posibilidad que ambos guardianes se fueran a los golpes. La discusión estaba tomando un rumbo peigroso—he analizado los pros y los contras de tu propuesta Bunnix—la pelirroja se irguió ante la mención de su nombre. Estaba segura de que sería respaldada por su mentor; 10 años a cargo del miraculous del tiempo y cero equivocaciones, le daban la razón—. Mi respuesta está basada en la capacidad de ustedes tres, para solucionar la situación; si está sale de control.

—Con todo respeto maestro—habló el de traje negro—le suplicó que ponga en tela de juicio el desempeño de la guardiana de las madrigueras—la de traje celeste se cruzó de brazos y bufo con hastió—Este no es el mejor momento para los guardianes de la primavera y el invierno, ellos aún son muy jóvenes.

—Cabe destacar su progreso, Pegasus. No dejes que tu rivalidad con Bunnix te impida ver lo bueno de ambos guardianes. La lealtad que ellos demuestran es de admirar. Los reportes de Viperion lo respaldan, al igual que en los entrenamientos—agregó Fu.

Un silencio reinó, uno muy incómodo. La sola idea de que aquella propuesta por parte de la pelirroja se llevará acabo, rayaba con lo impensable para el guardián de los portales dimensionales.

Fais ce que tu veux, has lo que quieras—se resignó a responder el moreno, yendo derrotado y de brazos cruzados a desplomarse en uno de los cojines que se encontraban en el salón.

El resto de los presentes no agregaron más a su victoria; simplemente se limitaron a sonreír. La idea de Bunnix era perfecta para los guardianes de la primavera y el invierno. Luego de tanto sufrimiento, ambos merecían la felicidad en sus vidas.

Eso esperaban, pero el destino tenía trazado otro rumbo.



Nota de la autora:

Hola mis invocador@s aún no salgo de mi hiatus, debido a que me estoy acostumbrando al horario de mi segundo hijo recién nacido. Este capítulo ya estaba en borrador, por eso decidí publicarlo. Oficialmente publicaré con normalidad a mediados de mayo.

En primer lugar, tenemos a Adrien que está escribiendo una carta para su Lady, que piensa escribir en ella, es un misterio y los misterios, son la especialidad de Félix. Adelanto, que esto es lo que va a marcar el giro de la historia, si piensan que es el típico cliché (no voy a mencionar cuál, se los dejo de tarea XD) pues no, ya mucho spoiler deja la canción de Kill pop de Slipknot.

Será un capítulo no apto para cardiacos. Tentativamente tendrá el número 14, así que prepárense.

Bunnix ha convencido al maestro Fu y los guardianes, menos a Pegasus, de una brillante idea, a criterio de la guardiana de las madrigueras del tiempo ¿cuál es esa idea?

Encantada de leer sus teorías.

Agradezco el apoyo que le dan con sus lecturas, opiniones y recomendaciones a esta historia, mil gracias. Sin mas que decir, nos leemos luego.

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