Flecha #6
¡Patéalo ya!
Exhausto.
Así se sentía SeHun desde hace dos semanas.
Llegaba a la escuela con el cansancio inundando todos sus sentidos, acababa las clases con un bostezo incluido y cuando llegaba a su casa realizaba la tarea de manera rápida y eficiente, todo con tal de poder ir a su cama y descansar lo más temprano posible.
Y el ciclo se volvía a repetir al día siguiente.
—Entonces, ¿eres parte del equipo? —preguntó JongDae mientras caminaban hacia la cafetería.
—He estado practicando con ellos y el entrenador me regañó por faltar la semana pasada—respondió SeHun pensando—... no sabía que debía ir a diario.
—Entonces sí eres parte del equipo—obvió JongIn.
—No, porque no estoy contemplado en las alineaciones o para ir a los partidos.
Los dos primos se miraron entre sí sin entender lo que pasaba por la mente del entrenador y, de hecho, SeHun no se encontraba muy alejado de esa confusión también.
Había comenzado a entrenar en las tardes con el equipo de basquetbol. Las primeras clases habían sido difíciles, no sabía cómo dirigir la pelota para dar buenos pases y sus brazos eran bastante débiles para realizar tiros certeros desde varios metros a la distancia. Además de que nunca hubo un acuerdo con el entrenador en dónde le decía bajo qué condiciones podía jugar y unirse a ellos, sólo lo había hecho integrarse de manera espontánea y SeHun aceptó sin cuestionar.
Fue por esa misma informalidad que había decidido que era buena idea faltar un día. Sus piernas dolían, sus brazón se sentían pesados y en todo lo que podía pensar es que le gustaría descansar una tarde. Y así lo hizo, saliendo de clases se dirigió a casa y durmió durante horas, sintiendo cómo su cuerpo agradecía el descanso después de varios días sobre exigiéndose.
Al día siguiente llegó a la escuela revitalizado, su cuerpo seguía doliendo pero era más soportable que antes. Esa misma tarde decidió que daría algunas vueltas por la escuela con la excusa de no perder la costumbre de realizar ejercicio y la verdadera intención de observar a JunMyeon practicar al aire libre, pues no lo había visto desde hace un par de días.
Llegó a la cancha techada con ropa deportiva y una relajación en el rostro que se podía notar desde varios metros a la distancia. Comenzó a estirar y calentar con lentitud, mirando a los jugadores de basquetbol llegar uno a uno, incluso hubo quienes lo saludaron con una sonrisa. Algunos minutos después escuchó el silbato del entrenador y lo buscó con la mirada para saludarlo; sin embargo no contó conque el profesor se encontraría a un par de metros de él, dedicándole una mirada severa y sombría. SeHun tragó grueso.
—B-buenas tardes, entrenador—saludó el menor deteniendo sus ejercicios.
— ¿Por qué faltaste ayer? —preguntó acercándose a él.
—E-eh, no sabía que debía venir a d...
—Claro que debes venir a diario. Si no, habrá sanciones por cada falta—interrumpió—. Ahora quiero diez vueltas y cien lagartijas.
— ¿Entonces no puedo faltar nunca? —preguntó confundido sin mover un músculo. Observó de reojo cómo algunos jugadores miraban la situación y susurraban entre sí. El entrenador endureció aún más sus rasgos tras escuchar aquella pregunta.
—Quince vueltas, cien lagartijas y ciento cincuenta sentadillas—SeHun lo miró aterrado. El entrenador llevó el silbato a su boca y lo hizo sonar con fuerza frente a su rostro, el menor contuvo las ganas de sobar su oído, podía jurar que había quedado sordo de su lado izquierdo—. ¡Tienes quince minutos para hacerlo o se duplica!
SeHun asintió asustado ante su tono autoritario y comenzó a correr por la cancha mientras veía los jugadores seguirlo con la mirada, ellos tenían expresiones similares a la suya.
Se volvió a escuchar un silbatazo.
— ¿Alguien lo quiere acompañar? —todos negaron—. ¡Entonces no pierdan el tiempo!
El movimiento en la cancha se intensificó. La duela comenzó a producir chirridos cuando corrían en ella, el rebote del balón resonaba por las paredes y se escuchaban gritos pidiendo el pase. SeHun realizó los ejercicios lo más rápido que pudo, tenía miedo de tardar más de los quince minutos establecidos y, mientras realizaba las lagartijas, se recordaba a sí mismo que no era buena idea faltar al entrenamiento, no importaba qué tan agotado se encontrara.
Pero a pesar de todo el cansancio y los gritos, no todo había sido malo. Al igual que a JunMyeon, le daban un breve descanso a la mitad del entrenamiento y era una verdadera fortuna que estos coincidieran con los quince minutos del equipo de fútbol. Así que durante esos escasos instantes, SeHun salía a las canchas del aire libre para observar aunque sea por un segundo al mayor. En algunas ocasiones JunMyeon se acercaba a saludarlo, otras le sonreía a la distancia y a veces pasaba desapercibido por completo.
SeHun sabía que podría ser sospechoso si JunMyeon lo veía pasar a diario, pero no podía evitar dar un vistazo cada vez que tenía oportunidad. Incluso había comprado algunos bocadillos para compartirlos con el mayor en un par de ocasiones.
El menor no sabría decir si había algún tipo de avance con JunMyeon, siempre veía que el chico era amable con todos a su alrededor y, por obvias razones, SeHun no era la excepción. Siempre era recibido con una sonrisa y palabras cálidas, además de que en horario de clases a veces se saludaban desde la distancia cuando coincidían en los pasillos.
Aun con todas sus recientes interacciones, SeHun no pudo evitar sorprenderse cuando vio a JunMyeon dirigirse a él un martes por la tarde. En esa ocasión el menor iba solo, sus amigos se habían entretenido con un profesor y el pequeño Oh se encontraba en su casillero para guardar algunos libros. Mientras ordenaba el desastre que tenía en su locker, escuchó una dulce voz llamarlo a la distancia; SeHun asomó la cabeza, encontrándose con JunMyeon acercándose a él con paso despreocupado.
El menor sintió su corazón acelerar y sin notarlo el agarre en sus cuadernos se volvió fuerte, casi aplastando por completo los apuntes que habían en estos. Sabía que cuando empezara a estudiar para sus exámenes se regañaría a sí mismo por tener ese tipo de impulsos, pero no podía evitarlo en ese momento.
— ¡Hey! —lo saludó de manera casual JunMyeon, el menor le sonrió como respuesta—. ¿Has visto a JongIn?
— ¿Eh? —susurró el menor, al mismo tiempo que el agarre de sus manos perdía fuerza.
Había pensado por un segundo que pasaría algo especial con JunMyeon, no sabía con exactitud qué, pero tampoco quería pensarlo y averiguarlo. Sabía que se llevaría una decepción si lo intentaba.
—Necesito darle unas cosas—se explicó el mayor.
—Ah... se quedó en el salón hablando con el profesor de matemáticas, tenía algunas dudas.
—Ya veo... creo que se las daré en casa—murmuró JunMyeon, luego lo observó con atención—. ¿No te ha dicho nada JongIn?
— ¿Decirme algo? —preguntó el menor confundido mientras pensaba en las conversaciones que habían mantenido—. ¿Algo sobre qué?
—Supongo que eso es un no... pero no importa—JunMyeon le restó importancia con una sonrisa amable en el rostro—¿También te quedarás hoy en la tarde?
— ¿E-eh? —SeHun se había sorprendido por la pregunta—. Sí, tengo que hacerlo.
JunMyeon pareció no entender, por lo que siguió observándolo esperando a que SeHun se explicara. El menor encontró adorable la manera en la que su cabeza se inclinaba un poco a la derecha debido a la curiosidad, y no pudo evitar sonreír por este simple hecho.
—El entrenador del equipo de basquetbol quiere que asista a los entrenamientos todos los días. No estoy en el equipo, pero tampoco puedo faltar... es muy raro.
JunMyeon dejó escapar una pequeña risa ante la respuesta confusa de SeHun.
—Eso explica porqué te veo casi a diario por la cancha—JunMyeon se acercó y le revolvió el cabello—. Nos vemos al rato, SeHun.
—Nos vemos, JunMyeon hyung—se despidió el menor siguiéndole con la mirada mientras se alejaba por el pasillo.
Estaba de más decir que él era un desastre en ese momento. En un principio había creído que con el tiempo se acostumbraría a la presencia de JunMyeon, a su corazón acelerado cada que veía su reflejo a través del marrón oscuro de los ojos del mayor, a sus manos sudorosas por los nervios de tenerle cerca, del cosquilleo que permanecía cada que sus suaves manos revolvían su cabello. Creía que con el tiempo su mente no se desconectaría durante cinco segundos después de escuchar su nombre ser pronunciado por él.
Pero tal parecía que nunca podría acostumbrarse a la presencia de JunMyeon en su vida. Todos los días descubría algo nuevo en él, como los lunares en su cuello o la manía que tenía de hacer pucheros mientras jugaba fútbol; y todos los días su cuerpo reaccionaba de manera distinta a cada uno de estos detalles.
SeHun suspiró, cerrando el casillero frente a él y acomodando su mochila en sus hombros. Miró su celular, donde tenía mensajes en el grupo que compartía con sus amigos. Al parecer ambos chicos ya se encontraban en la cafetería esperando por él. Se dirigió hacia allá, pensando en todo y nada a la vez, los saludó de nuevo con una sonrisa y tomó asiento junto a JongDae.
—JongIn, tu hermano te estaba buscando—le comentó, haciendo que el moreno lo viera confundido—. Al parecer quería darte algo.
JongIn sacó su celular y comenzó a mandar mensajes. SeHun suposo que eran hacia JunMyeon.
—Qué raro—murmuró JongIn unos segundos después—. Dice que no es nada...
—Tal vez no era tan urgente.
La corta plática sobre JunMyeon murió con ese comentario, dando lugar a otro tema de conversación que distaba mucho de la persona que permanecía en los pensamientos de SeHun. En realidad el pequeño grupo no acostumbraban a mencionar al mayor, los dos primos no hablaban de él a menos que fuese necesario y SeHun evitaba sacarlo a la conversación para evitar que sus amigos notaran el interés que sentía hacia él.
Incluso era posible que JongIn y JongDae no supieran que él y JunMyeon pasaban juntos algunos minutos en las tardes varias veces a la semana, no había manera de que lo supiera a menos que el mayor se los hubiera comentado.
—SeHun, ¿tienes algo que hacer el sábado? —preguntó JongDae unos minutos antes de que acabara el descanso. SeHun negó.
Sus fines de semana eran muy tranquilos. Acostumbraba a hacer la tarea, estudiar, dormir, jugar videojuegos y ver películas con su mamá, nada que no pudiera aplazar.
—Hay que salir los tres.
— ¿Qué tienen planeado? —preguntó SeHun curioso y con una sonrisa en el rostro.
—Hyung tendrá su primer partido de la temporada, iremos a apoyarlo—contestó sonriente el moreno.
—Irán mis tíos y mis padres también—complementó JongDae y Oh tuvo que dar todo de sí para no comenzar a toser de la impresión.
— ¿Está bien que vaya?, ¿no es algo familiar? —de pronto los nervios se habían apoderado de él, haciendo que comenzara a sentir sus rodillas temblar y su espalda sudar.
—Nunca hemos ido a los partidos con alguien externo a la familia—pensó JongIn—, a excepción de esa vez en la que JunMyeon hyung invitó a un chico.
—Yo siempre dije que eran novios, pero lo negaban cada vez que preguntábamos—JongIn asintió.
Los músculos de SeHun se tensaron al escuchar eso, no quería imaginarse al mayor con alguien más. Estaba seguro que no soportaría saber que alguien recibía hermosas sonrisas, ojos brillantes y palabras cariñosas por parte de JunMyeon, no estaba dispuesto a saberlo o a escucharlo, no quería llevarse una decepción al saber que él nunca tendría una oportunidad.
—Aunque ya dejaron de verse—dijo JongIn unos segundos después, haciendo que el corazón de SeHun se tranquilizara—. No estoy seguro si fueron novios o algo parecido... pero tuvieron una discusión y han pasado meses desde que JunMyeon hyung lo mencionó por última vez.
—Me alegro, ese chico no me agradaba para hyung—comentó JongDae con evidente molestia en el rostro—. Aun así, nos gustaría que fueras al partido, será divertido.
— ¡Sí!, mamá estaba emocionada cuando le dije que queríamos invitarte, le agradaste mucho la última vez que fuiste a casa—SeHun se sonrojó al recordar aquella ocasión.
—Está bien, iré—los dos primos sonrieron—. ¿Debería llevar algo?
—Sólo una gorra, el sol es muy molesto durante los partidos; y ropa cómoda—contestó JongDae—. De lo demás nos encargamos nosotros.
SeHun asintió mientras pensaba lo que implicaba ir a un partido de JunMyeon.
No era secreto que SeHun corría cerca de las canchas para verlo, pero siempre intentaba ser lo más disimulado posible, evitando clavar su mirada sobre él durante mucho tiempo o gritar cuando el mayor realizaba una buena jugada; todo para no hacer evidentes sus sentimientos.
Si asistía a un partido podría observar a JunMyeon todo el tiempo que quisiera, sin ser juzgado o sin levantar sospechas. Podría gritar para apoyarlo, podría emocionarse e incluso dejar que su felicidad al verlo fuera evidente.
El sábado llegó más rápido de lo que pensó. El partido era a las dos de la tarde y había quedado de encontrarse con sus amigos en la casa de JongIn una hora antes de que iniciara el juego. Tal como lo última vez, se despertó temprano para arreglarse de acuerdo a la ocasión y bajó a desayunar con sus padres. Ambos le preguntaron en dónde estaría pasando la tarde, a quién iría a ver y SeHun no pudo evitar sonrojarse mientras respondía sus preguntas.
Con una sonrisa en el rostro, su madre le indicó que ella iría a dejarlo a casa de los Kim. SeHun subió al carro incómodo y ansioso. No llevaba más que una gorra para protegerse del sol, su celular, la cartera y las llaves de su casa. Sentía que estaba olvidando algo o que debería traer otra cosa, sin embargo sus amigos habían insistido en que no era necesario.
Tras unos minutos de viaje llegaron a su destino. La casa de JongIn estaba abierta y justo frente al lugar había un auto estacionado en donde se encontraban un par de personas acomodando cosas en la cajuela. La señora Oh se estacionó a unos metros de distancia y bajó del auto junto a su hijo, ambos observando curiosos lo que pasaba en el lugar.
Cuando estaban cerca del auto, SeHun vio salir a JongIn de su casa cargando una gran hielera. Su amigo lo vio y reconoció casi enseguida, le sonrió a la distancia.
— ¡SeHun, llegaste temprano! —lo saludó emocionado mientras dejaba el contenedor en la cajuela del auto y luego se acercaba a ellos—. Buenas tardes, señora Oh, soy JongIn. La última vez no pude saludarla.
La mamá de SeHun sonrió ante el lindo chico que la saludaba con tanta educación. ¿Acaso todos los hijos de esa familia eran igual de agradables y apuestos?
—La última vez estuvo lloviendo y no pude saludarlos—la señora Oh miró a su hijo, quien miraba alrededor con curiosidad, y sonrió—. Pero pude conocer a tu hermano.
—Oh, JunMyeon hyung no está ahorita con nosotros—respondió mirando hacia la casa, por donde salía su mamá—. Él ya está con su equipo, preparándose para el partido.
—Espero que le vaya muy bien.
Observaron cómo JongIn llamaba a su mamá, quien dejaba otras cosas en el auto. La señora Kim se acercó sonriente, saludando emocionada a SeHun y sonriendo hacia la señora Oh.
Las dos mujeres no tardaron en congeniar, iniciando una conversación sobre las dificultades de tener hijos adolescentes. Los dos amigos las observaron unos segundos y luego decidieron alejarse de aquel lugar, no querían terminar recibiendo algún regaño o queja por su parte.
— ¿Y JongDae? —preguntó el recién llegado.
—Está dentro con mis tíos, ven.
Entraron a la casa, donde había mucho movimiento. Vio a varias personas pasar entre la cocina y la sala de estar, e incluso escuchó pasos en el segundo piso. No pasaron más de treinta segundos y logró ver a JongDae bajar por las escaleras mientras se colocaba una gorra.
— ¡Hey!, ¿cuándo llegaste? —preguntó cuando se acercó a ellos.
—Hace un par de minutos—contestó señalando hacia donde habían dejado estacionado el auto—. De hecho nuestras mamás están hablando en el jardín.
JongDae soltó una risa y se asomó para corroborar las palabras de su amigo.
—Hombre, tendré que alejar a mi mamá de ahí.
— ¿De dónde, Kim JongDae? —preguntó una voz femenina que se acercaba desde la cocina. SeHun vio llegar a una mujer pequeña y con rasgos adorables, incluso podía reconocer la misma sonrisa gatuna que era tan característica en su amigo.
No había duda de que se trataba de la madre de JongDae.
—De ningún lado, mamá—contestó nervioso mirando alrededor, buscando una distracción. Y de hecho no tardó en encontrarla—. Él es SeHun, nuestro amigo de la escuela.
La mamá de JongDae olvidó su antigua molestia y miró emocionada a SeHun, quien no sabía qué hacer en esos casos.
—He escuchado mucho sobre ti—dijo la mujer sonriéndole. SeHun se inclinó como saludo—. Eres mucho más lindo de lo que pensé.
SeHun se sonrojó y sorprendió cuando la señora Kim se acercó a él, pellizcándole los cachetes. En definitiva no esperaba algo como eso.
Unos minutos después la mamá de JongDae también salió al patio, encontrando a las otras dos señoras conversando. No dudó ni un segundo en unirse a ellas.
Por su parte SeHun conoció a los padres de sus amigos, era extraño que todos lo recibieran con amabilidad y sonrisas. Había pensado que habría un ambiente incómodo debido a que un completo extraño, como él, se estaba uniendo a una actividad familiar. No podía negar que sentía un gran alivio al ser aceptado por todos ellos, y en menos de diez minutos él también comenzó a ayudar a la apurada familia a acomodar y guardar todo lo que llevarían al partido.
Media hora más tarde se despidió de su mamá, quien salió encantada con la familia Kim, y le indicó que se portara bien y tratara de ayudar en todo lo que le fuera posible. No era necesario que le recordara aquello.
Veinte minutos antes del inicio del partido, todos entraron a los autos de ambas familias. SeHun decidió irse junto a JongIn y sus padres, quienes le comenzaron a preguntar sobre sus estudios, gustos y otras curiosidades.
No tardaron más que quince minutos en llegar al lugar y tan rápido como pudieron, descargaron lo que tenían en el auto y salieron corriendo para encontrar lugar en las gradas. El partido era local y no muy importante, apenas era el inicio de las eliminaciones, por lo que no había asistido tanta gente y tenían la suerte de poder elegir en donde sentarse.
La gran mayoría de las cosas que llevaban eran frutas, snacks, refrescos, botellas de agua, frituras, incluso había algunos helados en la hielera, y protector solar.
Mucho protector solar.
SeHun al ver toda la comida que habían llevado pensaba que no sería posible que se acabaran todo, pero decidió no decir nada al respecto.
— ¡Ya están saliendo! —señaló JongIn levantándose de su lugar. Toda la familia también se puso de pie y SeHun no fue la excepción.
Cuando logró ver a JunMyeon dejó salir una sonrisa enamorada, el chico era uno de los primeros en la fila y se veía concentrado por completo. La familia Kim al parecer también pudo verlo en ese momento, por lo que dejaron salir un grito fuerte y emocionado que llamó la atención de todos en el lugar.
SeHun observó como JunMyeon levantaba la vista a las gradas debido al ruido, topándose con sus familiares saludándolo y gritando su nombre a todo pulmón. El chico dejó salir una risa mientras negaba con la cabeza y los saludaba con un corto ademán.
El partido comenzó y todo lo que llevaban en las bolsas y hielera voló. Sin darse cuenta, mientras el partido se hacía más y más interesante, todos comían aún más rápido los cacahuates que habían llevado, o vaciaban sus botellas de agua.
SeHun dejó salir algunos gritos, incluso se olvidó de toda vergüenza y se atrevió a pronunciar con fuerza el nombre de JunMyeon cuando este tenía en su poder el balón. En realidad no importaba, porque todos se encontraban igual que él: emocionados y con todos sus sentidos enfocados en lo que sucedía en la cancha.
Cuando llegó el medio tiempo todos suspiraron, ambos equipos que jugaban habían anotado un punto. Dependía por completo del segundo tiempo para saber quién sería el ganador y seguiría compitiendo en el campeonato.
SeHun se encontraba frustrado y realizado, quería que el equipo de JunMyeon ganara, pero sin importar el resultado él se sentía fascinado por completo con poder dejar salir todas esas ganas que había acumulado de animar al mayor. Se sentía libre de dejar salir un poco lo que sentía por él, y le llenaba de felicidad ver cómo JunMyeon daba todo de sí en la cancha.
El silbato se escuchó en todo el lugar y los jugadores no tardaron en colocarse en sus lugares. La familia Kim observaba todo el movimiento en la cancha y dejaban salir comentarios que hacían reír a SeHun.
— ¡No!, ¡pasa la pelota, PÁSALA!, te la van a quitar... ¡Ya te la quitaron, te dije! —gritó enojada la mamá de JunMyeon en un punto del partido.
— ¿A quién rayos le mandaste ese intento de pase? —dejó salir el papá de JongDae viendo cómo uno de los jugadores del equipo de JunMyeon lanzaba la bola fuera del campo.
Unos minutos después el equipo contrario anotó un gol, causando una serie de lamentos y gritos entre la audiencia. Sin embargo no se dejaron llevar por los pensamientos negativos y continuaron apoyando al equipo.
Los jugadores se veían cansados, incluso se podía notar desde la distancia que JunMyeon perdía la energía poco a poco. Sin embargo, uno de los jugadores logró engañar a la defensa del equipo contrario y cuando faltaban diez minutos para que acabara el partido volvieron a empatar. Aquél punto extra le dio fuerza al equipo que había perdido las esperanzas durante el juego.
Los últimos minutos estuvieron llenos de pases, defensas, caídas y momentos cardíacos. Todo indicaba que iban a agregar tiempo extra al partido para lograr definir un ganador.
Un par de minutos antes de que el contador llegara a noventa, el equipo de JunMyeon consiguió la pelota. Comenzaron a realizar pases mientras avanzaban por la cancha hasta que el balón llegó a JunMyeon.
El mayor corrió con todas sus fuerzas, un par de defensas detrás de él intentando evitar que siguiera avanzando y ningún compañero suyo alrededor que pudiera recibir un pase. SeHun aguantó la respiración mientras veía a JunMyeon realizar fintas para quitarse de encima a los contrincantes y al pasar unos segundos lo logró, tenía espacio libre para correr a la portería y tirar para marcar el gol ganador.
Faltaban diez segundos en el marcador, la audiencia se encontraba emocionada y toda la familia Kim dejaba salir gritos indicándole al mayor que pateara la pelota. Incluso SeHun se había unido a ellos.
— ¡JunMyeon, hazlo ya! —gritó su padre.
— ¡Tú puedes, hyung!
—JunMyeon hyung, patea de una buena vez.
Todo en menos de cinco segundos.
El portero miraba atento los movimientos de JunMyeon, tratando de adivinar hacia dónde iría su tiro y cuando estaba por acabar el tiempo, el mayor pateó con todas sus fuerzas, haciendo que el sudor en su rostro y cabello se sacudiera.
Todos en las gradas gritaron, anticipando lo que ocurriría.
El portero se lanzó para lograr parar el balón, sin embargo la punta de sus guantes sólo pudieron rozarlo cuando este pasaba por la porteria.
El balón se impactó en la red con fuerza al mismo tiempo que el marcador anunciaba el final del partido, causando gritos por parte de la familia Kim quienes festejaban el gol ganador de JunMyeon. SeHun también comenzó a festejar junto a ellos mientras veía a los compañeros de JunMyeon correr hacia él para abrazarlo con emoción.
En ese momento SeHun logró ver el rostro húmedo y sonriente del mayor, quien festejaba junto a sus amigos. De pronto, la vista de JunMyeon se levantó hacia su dirección y el menor podría jurar que había visto directo en sus ojos.
Podría jurar que JunMyeon había guiñado y sonreído sólo para él.
No había manera de corroborarlo, había sido algo de un par de segundos y con muchos metros de distancia entre sí. Pero SeHun se sorprendió ante lo que había visto, tanto así que miró a su alrededor creyendo que se dirigía a alguno de sus parientes, pero todos estaban ocupados gritando y festejando por su propia cuenta.
Cuando volvió a mirar hacia la dirección en la que estaba JunMyeon, el mayor ya no se encontraba ahí. Estaba a la mitad de la cancha junto a sus compañeros celebrando el final del partido.
Media hora después se encontraban todos fuera de la cancha, esperando en la entrada del recinto a JunMyeon. El mayor salió feliz con su maleta al hombro, duchado y cambiado. La familia Kim lo recibió con abrazos y felicitaciones, ¡él había anotado el punto ganador!
JunMyeon los alejó avergonzado, diciendo que no había sido gran cosa porque se trataba de trabajo en equipo.
— ¿Equipo? —preguntó el papá de JongDae—. Tus compañeros ni siquiera sabían patear la pelota.
Todos comenzaron a reír, incluso JunMyeon.
—No importa lo que digas, para mí tú fuiste el mejor—dijo la mamá de JunMyeon abrazándolo de nuevo.
— ¡Para mí también, estuviste genial, hyung! —gritó JongIn mientras alzaba los pulgares hacia su dirección—. ¿Verdad, SeHun?
La pregunta llegó inesperada, causando que las palabras no llegaran de inmediato. Quería gritar que JunMyeon era el mejor jugador y que había disfrutado mucho verlo en la cancha, pero toda la familia volteó a verlo en ese momento, causando que se sintiera nervioso.
— Sí, jugaste muy bien, JunMyeon hyung—contestó mientras secaba sus manos sudorosas pasándolas sobre sus jeans. El nombrado sonrió.
Después de aquella pequeña intervención todos se dirigieron a los autos. En esta ocasión JongDae lo arrastró con él para compartir el viaje. Se dirigieron a un restaurante de alitas y hamburguesas, al parecer querían seguir celebrando el triunfo del equipo y el gol ganador de JunMyeon.
SeHun trató de negarse, diciendo que no quería ser una molestia, sin embargo todos en la familia insistieron en que se quedara con ellos.
—Invitamos nosotros, sin pena SeHunnie—argumentó el padre de JunMyeon tomándolo por los hombros.
No hubo manera en la que pudiera negarse después de aquello.
Entraron al restaurante y tras unos minutos todos tomaron asiento en la mesa para ocho personas que habían solicitado. La plática se hizo amena, era notorio que ambas familias eran cercanas entre sí y compartían muchos momentos agradables juntos; y a pesar de ello SeHun nunca se sintió fuera de lugar. Los adultos procuraban que se encontrara cómodo en todo momento y sus amigos no fallaban en hacerlo partícipe de la conversación.
Sin embargo, durante las dos horas que se encontraron ahí, JunMyeon no lo volvió a observar como antes. Compartieron algunas palabras, pero nada que diera indicios de lo que SeHun había visto en el campo de fútbol.
Llegó a su hogar cuando estaba por atardecer, la familia de JongDae lo condujo a su casa y lo dejaron en la puerta de la misma, asegurándose de que entrara por ella antes de que retomaran su camino. Su mamá lo recibió contenta, preguntándole si había disfrutado el partido y tratando de averiguar detalles sobre el mismo. SeHun estaba demasiado cansado, por lo que se limitó a responder sus preguntas y subir a su habitación para tomar una ducha y acostarse.
Tal vez había imaginado aquella sonrisa y el guiño, tal vez JunMyeon no lo había visto a él. Pero todo se sentía real, su corazón respondía a ese recuerdo con latidos rápidos y constantes, su mente se encargaba de repetir el momento una y otra vez.
¿Por qué sentía que, de alguna manera, JunMyeon le había dedicado el gol ganador a él?
☁️
Hey! Ya regresé después de dos semanas 💃🏽
La escuela me trae... pfff 😂😂😂
Con decirles que ya estoy por entrar a parciales. ;;
Como sea.
Hice lo posible por regresar con un nuevo capítulo la semana pasada, pero me fue imposible. Así que hoy traigo esta parte extremadamente larga 😂 pensé en partir en dos el capítulo, pero mejor lo dejé de esta manera como disculpa por tardarme tanto. 😅💔
Subí un anuncio a mi perfil avisando sobre el retraso del capítulo. Si me siguen a lo mejor les llegó la notificación.
Estaré avisando por ahí si surge algún inconveniente, siento algo feo desaparecer así sin más.
¡Espero les haya gustado el capítulo!
Esto ya lo tenía planeado desde hace un mes y medio, más o menos 🤔 pero quedó mucho más largo y distinto a lo que imaginé. Ojalá lo hayan disfrutado.
¿Qué creen que vaya a pasar después?
¿Algún pensamiento/teoría que les gustaría compartir?
Me gusta leer sus comentarios, así que no duden en decir lo que piensan, ya sea sí les gusta o no. Cualquier tipo de crítica constructiva es bienvenida. ♥️
Espero regresar en una semana con la siguiente parte. 💃🏽
¡Nos leemos pronto! 👋
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