¿Te imaginas una isla en lo más remoto del mundo habitado por las últimas brujas supervivientes?

Sería algo ficticio, que nadie se plantearía si quiera que en verdad existiese, sacado de libros de fantasía donde los dragones existen y las princesas luchan a espada en mano.

Kate era una princesa, pero no una de cuentos de hadas, ella sabía luchar, era la mejor del reino en cuanto a espada se trataba, y si contábamos su maestría con el arco, nadie en todo el mundo sería capaz de vencerla.

Tuvo una infancia normal, dentro de lo que cabe ser princesa heredera. Sus obligaciones la hostigaban, y muy pronto se dio cuenta que la educación de clase alta, aprender a ser una dama refinada que ría sutilmente y use guantes en sus delicadas manos, no era lo suyo, ese mundo era totalmente opuesto a ella.

Pero, cuando descubre lo que alberga en ella, todo cambia, la buscan, y no precisamente para algo bueno, ella tiene que huir junto a cierto guardaespaldas egocéntrico y bromista.