Suspiráste y lanzaste la flecha de mala gana a Izuku, quien notó enseguida el desgano de aquella flecha, pues terminó arrastrándose por el suelo como un gusano o serpiente cualquiera para llegar a su pecho.

Izuku suspiró algo agobiado, deseaba no ser alguna molestia para aquella chica. Te vio en dirección de donde la flecha salió perezosamente disparada. Tomó la nota mientras su cerebro funcionaba a mil.

Podrías ser tú pero había más gente ahí. Dejó de pensar para leer el trozo de papel cortado casi bien.

"Izuku, me gustas mucho pero me siento agotada mentalmente como para hacer algo mejor, creí que los pensamientos del resto sobre mi siendo villana infiltrada habían cesado.

Pero me equivoqué...

Creo que me agota más de lo que creía, los comentarios no deberían afectarme, porque siempre dije que no lo harían.

Pero creo que mentí, y me afectan más de lo que pensé.

No soy una villana, tu me crees ¿Verdad?"

I

Izuku se acercó a ti, rogándole al señor que escribe esto porque pasaran sus sospechas desapercibidas.

—¡Deku-kun! —saludaste.

—Hay alguien que me preguntó si la consideraba villana, creo que son amigas, ¿No? B-b-bueno... — balbuceó.

Alzaste una ceja.

—N-no creo que sea una villana... E-estoy seguro... De que jamás... Lo será... —murmuró.

Tus mejillas se ruborizaron. Te abofeteaste mentalmente por creer en algún momento que era algo pasajero y que él no te enamoraría con su tranquila personalidad.

—Eres tan cute, me encantas —dijiste.

—¿eh? —soltó de forma adorable y ladeó su cabeza, su aspecto era tan tierna que un chorro irrealista de sangre salió de tu nariz. 

Izuku entró en pánico corriendo en círculos a tu alrededor y tu estabas casi muerta en el suelo por sobredosis de ternura.