Beauty

Él era hermoso,
tanto así, que se confundió
y al ver su reflejo en el espejo,
creyó ser espantoso,
y desapareció.


Cuando nació, sus padres supieron que sería un buen niño, un buen hijo, el mejor; y así fue, con sus cortos seis años, unas manitos del tamaño de dos dedos de su padre, una sonrisa tan delicada como la de su madre y unas piernas cortas, Kim Taehyung era feliz ordenando su cuarto y ayudando a su abuela en el jardín, en efecto, un gran ejemplo a seguir por otros niños, y la envidia de algunas madres del jardín al que asistía.
Ya con el doble de edad, sus doce tiernos años lo transformaron en el orgullo de la familia, por su impecable tercer lugar en una feria científica, al encontrar una nueva partícula en el organismo de un perro, era un niño muy inteligente y extravagante al vestirse, de sonrisa cuadrada y dos espacios vacíos en su dentadura.
Pero su vida dió, inevitablemente, un vuelco a los dieciséis, cuando su corazón palpitó con tal magnitud que su pecho dolió, y tanto dolió que no supo en qué momento, pasó de estar en la salida del colegio corriendo tras una pelota, a estar echado en una camilla, en un hospital, con sus padres a su lado y la abuela durmiendo en el otro extremo, también en una camilla.
-¿Qué pasó? -el murmullo extinguido en la mascarilla respiratoria le hizo dar cuenta de todos los tubos y cables que lo rodeaban y ataban, entonces, las lágrimas se agolparon en sus pequeños ojos, pues comenzaba a entrar en un estado de pánico, y no ayudó en nada ver a sus padres desesperarse y comenzar a gritar por la presencia de algún médico.
Volvió a despertar, sus ojos pesaban demasiado, sus padres seguían ahí, su abuela aún dormía, su pecho ya no se oprimía, ya no tenía la mascarilla, era su oportunidad de preguntar, pero la voz de su madre, cálida y con cierto tinte de miedo, avisó.
-Bebé, no ha sido nada grave, sólo tuviste una crisis, es decir...

-¿Estoy enfermo del corazón? -su mano, lentamente, llegó hasta su pecho, y lo acarició mientras esperaba por la respuesta.

-¿Qué? No, hijo, sé que pudo haberte dolido el pecho, pero era un problema pulmonar -habló el padre, tomando la mano de su madre y sonriendo para calmar el ambiente, siempre le había gustado eso de su padre.

-¿Desde cuándo tengo asma? -hizo de su mano un puño.

-No fue asma, cariño... Dios, me siento tan culpable -sollozó la madre, después de todo, ¿cómo no lo llevó a exámenes médicos cuando notaba lo mucho que se cansaba en comparación a otros niños? Siempre pensó que siendo su hijo tan perfecto, el defecto sería el deporte, así que no lo meditó demasiado, que mala madre debía de sentirse.

-Tranquila, cariño -el padre le besó la frente a su madre, Taehyung observaba con anhelo todo el amor y la delicadeza que podía existir entre dos personas-. En fin... Tae, para ser exactos, este es tu cuarto día en el hospital

-¿Cómo?

-Es que... -la madre limpió sus lágrimas y le sonrió a su hijo, apretando el agarre de manos que mantenía con el padre- Tu padre y yo hemos conseguido un transplante y te operaron enseguida

Ella relató la historia de cómo todo había resultado a la perfección, de cómo habían conseguido un transplante tan rápido, de quién era la persona que amablemente se había ofrecido y lo mucho que le agradecieron; para Taehyung era todo muy mágico y alucinante, creía que no eran muchas las personas buenas en el mundo, pero vaya que sí, existían. Tan buenas como su padre, y tan mentirosas como su madre, pues el transplante no había sido nada más ni nada menos que por una donación del padre, que le había rogado a su mujer porque lo mantuviese en secreto, después de todo ¿De qué valía tener un hijo, si no iba a poder disfrutarlo, porque cada vez que intentase jugar, él le reclamaría por su salud? Conocía a Taehyung, era sangre de su sangre, sabía que el pequeño estaría demasiado preocupado y ya nada sería lo mismo.

Él era horrible,
se lo repetía cada noche,
su reflejo esparcido por el suelo
con aquel espejo roto
le confirmaba el hecho.

Y lloraba,
y sufría.
Le dolía, su pecho se le oprimía,
era horrible,
y lo sabía

Relatar la muerte de su abuela en la semana de su cumpleaños número diecisiete era algo que evitaba a toda costa, porque aún no asimilaba el hecho de que esa anciana que sus noches acunaba se había ido para siempre.
Estuvo de luto durante un largo periodo de seis meses, hasta autoconvencerse de que ella estaba ahora pasando una mejor vida, entonces, cuando ya estuvo estable sentimentalmente y se reincertó en la sociedad adolescente de su colegio, su corazón volvió a palpitar a gran velocidad, por un momento tuvo miedo de que fuese otra crisis, pero entonces se dio cuenta, que tal vez si fuese una crisis, porque vivir el primer amor a primera vista era algo que había descartado, más tratándose de alguien de su mismo sexo, pero no pudo evitar quedar embobado con ese chico que caminaba por el patio del colegio. Sin duda, era una crisis existencial, o más aterrador aún, una crisis de amor.
Pasaron dos años y el pequeño Taehyung estaba ahora en la universidad, cabe decir que ya no era pequeño, era todo un hombre, y se había enamorado, exactamente del mismo chico que pasó frente a sus ojos a los diecisiete. Lo vigilaba desde lejos, asegurándose de que él no tuviese a nadie, pues debía ser el destino que los uniría a ellos algún día, ¿no? Porque, vamos, había ido al mismo colegio y ahora estaban en la misma universidad, ¿eso no era obra del destino? Y bueno, pues si al final resultaba no ser, Taehyung se encargaría de arreglarlo.

Un corazón estaba dañado
con los filosos trozos de un espejo.
Un corazón latía con fuerza
por el golpe de un sentimiento.

El tiempo pasó, y junto a él las cosas se dieron.
Un día, después de la última hora de clases, Taehyung se dirigía al comedor para comer antes de ir a la biblioteca, y cuando se acomodó en una de las mesas, apartado de algunos de sus compañeros, y comenzó a comer aquella pizza que significaba su último monto de dinero de su mesada, alguien se ubicó junto a él. Se trataba del mejor amigo de el chico que lo volvía loco, y quien se sentó frente a él no era nadie más que él.
De los nervios comenzó a toser y sintió su rostro calentarse mientras llenaba su boca con pizza para mantenerse ocupado.
-¿Cuál es tu nombre? -era la primera vez que escuchaba su voz desde tan cerca.

-Ta... Taehyung -susurró con las mejillas llenas de pizza, como un hamster.

-¿Estamos juntos en química? -Taehyung asintió, sintiéndose feliz, porque ese chico lo había notado.- Genial, entonces... ¿Qué opinas de hacer el ensayo juntos?

-¿Ha? -¿había escuchado bien?

-Eso, ¿trabajamos juntos? -sonrió, y esa sonrisa... vaya, Taehyung en serio se encontraba en una crisis de amor.

totalmente desprevenido,
vulnerable.
Totalmente despreciable,
Agresivo.
Una verdadera crisis
Un tóxico lugar en el corazón de ambos

Habían comenzado a salir, era algo oficial, era algo que a Taehyung le encendía una luz al final del túnel.
Entre ambos trabajaban para salir de las sombras que los envolvía , ¿cómo es que no se habían atrevido a hablarse con anticipación? ¿Por qué habían estado separados y desconocidos por tanto tiempo?

Pronto recibió la respuesta, cuando con lágrimas en el rostro destruyó el espejo de la habitación de Namjoon. Lo odiaba, se odiaba a sí mismo, odiaba todo lo que lo rodeaba y se odiaba a sí mismo por destruirlo.
-¿Qué haces? ¿Estás bien? -corrió a revisar las manos de Taehyung, ensangrentadas con trozos de cristal.

-No me toques -advirtió tirando de sus propias manos para alejarse-, me doy asco

-¿Qué dices? -frunció el ceño y se acercó, quería demostrarle que era la persona más hermosa y especial que en su vida había conocido, pero ahora caía en cuenta, Taehyung nunca se lo había permitido.

-Aléjate de mí -sollozó, realmente odiaba ser como era.

Se extinguió como
la llama de una vela.
Desapareció como
la brisa que viene y va.

Y nunca se supo
la verdad oculta
en los tristes ojos de aquella víctima.

El asco que esa noche sintió,
Con ese hombre que se deleitó con su cuerpo
Su cuerpo que era hermoso
Y pasó a ser espantoso

Y quien en la tierra quedó,
Observándose en los cristales rotos,
Horrible se encontró
Porque no supo cuidar
Lo que sentía frágil en sus brazos.

Flawless

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