Primera vez...

Lo sentía perfectamente, el aceite escurría por su trasero, goteando por sus piernas y el deslizar como si fueran las finas gotas de algún elixir de amor, su dedo entró con algo de dificultad, batallo para dejarse abrir y una vez a dentro, movió aquel dedo como si el capitán garfio quisiera encontrar algo, arriba, abajo, estirando y contrayendo, acariciando y embistiendo, era una amarga y dulce sensación, aquella que te dejaba adolorido pero se sentía bien, el vientre comenzó a quejarse, aquella sensación de hambre abordaba el cuerpo, el sentimiento de vergüenza lo negaba pero era cierto, sentía hambre repentinamente, mucha y su vientre era el que lo quejaba con la sensación y era quien lo pedía

El temblor abordo su cuerpo, sus brazos aun siendo tan fuertes como los de un varonil hombre se vieron débiles y tan frágiles como los de un dulce bebe, su respiración cortante y sofocante, sus mismos ojos apenas lograban mantenerse abiertos, así como no podía mantener su boca cerrada, sus piernas se abrían solas y las sensaciones lo sujetaban sin poder negarse, cazo con su mirada una salida, una pisca de luz en su conciencia que le pedía huir, que me pedía alejarse, que iba a doler pero aquella pisca de luz se oscureció en cuanto el segundo dedo entró, la sensación aumento, el cuerpo quemaba tan parecido a cuando eres un niño y pasas tu mano por el fuego, deseando conocer ese dolor que de alguna forma resulta bien pero que sabes bien que si dejas la mano dolerá de más, esa justa sensación experimentaba, la sensación de un juego arrebatado de la niñez, un juego de adultos.

― ¡Mmmgh! ¡Ah!

La sensación había crecido junto a sus gritos, junto a la calidez, y su espalda estiro una vez que sintió el frio liquido pasar por su columna vertebral junto a sus dedos ¿Por qué? ¿Por qué en todo su cuerpo? Lo sintió suave, su mano le recorría como si fuera un molde hecho perfectamente para él.

La posición le desespero y un ligero giro le dio, su mirada fría y de ultratumba lo lleno, ¿Por qué debían estar de frente? Era peor, aun peor con su mano subiendo por su pecho, llego hasta su boca donde aunque no quería demostrarlo su sonrisa le molesto, era una burlona, perfectamente burlona por la posición, acaricio ligeramente su cuello y dejo entrar su dedo a la boca de él solo con el simple hecho de hacerle molestar, aunque no lo logró, abrió más la boca y con ello había sacado su lengua, sus gemidos comenzaron a crecer y sus ojos aun medio cerrados comenzaron a brillar por el lubricante de sus lágrimas, subió su ante brazo hasta su rostro así ocultando parte de él y de sus ojos

― Es vergonzoso

Claro que era vergonzoso, no importa cuántas veces lo habían investigado o cuantas veces vieron videos, consejos, no importaba todo eso, había quedado atrás, y ahora solamente quedaba el acto que ambos llevaban

― Aguanta un poco más

¿Aguantar? ¿Cómo aguantar algo así? Tenía dos de sus dedos dentro y su mirada fija en él, se sentía a morir, se sentía... bien. Sus dedos largos jugaban a las tijeras en sus adentros, abrían y cerraban, jugaban y revolcaban, ¿acaso eran unas lombrices? Pues sus movimientos los asimilaban a ellas.

¿Ropa? No, esa ya no existía, solo eran sus cuerpos y una sábana que después podrían usar, por el momento a cualquier lugar que mirasen que no fueran ellos encontraban la habitación oscura, al fondo a la derecha una ventana abierta dejando entrar el aire y con ello moviendo la cortina blanca junto a unos rayos de luz, y más al fondo, una puerta cerrada que esperaban jamás se abriera por ninguno de sus compañeros. Si nos poníamos más detallistas, puedo comentar que la ropa de ambos estaba por todo el piso.

― Voy a morir

Aquella frase no le agrado, tomo su antebrazo, aquel que aún continuaba tapando sus ojos, lo quito de su cara para acercar la suya, sus narices y frentes habían chocado, no, no era un toque doloroso, era un toque ligero y de confidencialidad. Se miraron a los ojos, no había palabras, era una lucha de miradas en potencia, la mirada gris fría y cruel contra la mirada bicolor en morado y dorado, aquel dorado tan brillante como la luna y tan acogedor, ambos se miraron molestos, trabajos juntos, peleas, una que otra conversación, una cena y ahora se encontraban en aquella situación, ¿Qué podrían esperar el uno del otro? Continuaban siendo enemigos, ¿en serio?

― Bien, no moriré

― Jamás – Hablo molesto – Solo yo puedo matarte

― Estás apunto de hacerlo

Sus ojos se expandieron al terminar de hablar, apretó las sabanas debajo de él, el tercer dedo había entrado

― ¡aagh!

Grito fuerte, el dedo buscador, los dos dedos de tijera con movimientos de lombrices se habían unido, los tres ahora se habían olvidado de los movimientos anteriores, está vez eran embestidas leves pero dolorosas para un estrecho y estrenado agujero. Apretó las sabanas debajo de él, los tres dedos le causaban dolor, claro está que un dolor que al mismo tiempo hacia ayunar a su cerebro de pensamientos y abordaban sus emociones, era placentero.

Sonrió victorioso al verlo a su merced, a la merced de sus dedos, solo tres simples dedos tenían su falo más recto y duro que una roca, ocupo su mano libre en sostenerlo como si fuese una palanca de auto, cubriendo con su palma su glande y con ello haciendo al chico curvar su espalda, sus glúteos y sus hombros le sostenían mientras su vientre y pecho se veían alzados por la enorme curva creada por su columna vertebral. Su devoción y santa respiración, agitada, susurrante, sofocante y alucinante

Comenzó simple, obstruyendo su clímax, acelerando su corazón y frustrándole, no lo iba a permitir, primero debía encontrar su punto "G" y, después le dejaría correrse y gritar cuanto quisiera; izquierda, derecha, al fondo, abajo, arriba, nada, ¡nada!. ¿Qué tan difícil podría ser encontrarlo? Lo miro una vez más a los ojos, parecía no poder aguantar más su líquido seminal dentro, ¿podría morir realmente? ¿Podría dejarse morir por sus dedos? Sería una lástima y una pena si muriese en ese instante, abordando un sentimiento de decepción y con pensamientos de rendirse ¡lo encontró! Y miro la demostración de placer, sus ojos se expandieron tan grandes, tan fijos, el morado en sus ojos había casi desaparecido para dar entrada al dorado, brillantes, enormes, felinos. Su boca, su boca se abrió tan grande y tan hiriente, sus gemidos de dolor, es decir, de placer parecían más los de dolor, para ser precisos parecían más los de un felino en celo, tan recto y tan cortante, tan fino y tan sollozante, la victoria era completamente suya, retiro su palma dejándole terminar por fin, *una fuente, fue lo que pensó en cuanto lo soltó, era una fuente abundante de agua, aunque no era agua, ambos habían quedado empapados. Saco sus tres dedos junto con él látex en ellos, era un coro escucharlos a ambos, cansados, agitados, gimiendo sin control, sudando sin parar e intentando encontrar algo de agua en sus gargantas, tragando y tragando saliva que no tenían

Unieron sus labios, sus lenguas, era una oportunidad de encontrar lo que necesitaban, solo un sorbo, solo un poco de agua, y sí, claro que si la consiguieron juntos, el mayor sintió su cuello ser rodeado por los brazos aun temblorosos del menor y a pesar de ello eran firmes, sabían lo que querían. Su beso continuo con sus labios algo quebrados, la sensación del chocar de sus dientes por la desesperación e incluso su surco subnasal se había llenado de saliva, el beso se había descontrolado, llenando todo el rededor de sus bocas de saliva, mordisco entre labio y labio les hacía temblar más, sus ojos ahora estaban decididos.

Bajo sus besos hasta su cuello haciendo que el menor acusará a su cuerpo de crear un arco con su cuello, y una vez más había creado el arco con su columna vertebral disfrutando de aquellos besos que le invadían su piel, pasando por su cuello, bajando a sus hombros, allí también sus manos se habían unido a sus besos, recorriendo su pecho para detenerse ligeramente en sus pezones y provocarle solo un poco, pues su recorrido debía continuar, pasando sus manos por su cintura, acariciando, besando. No quería dejarse atrás, aprovecho sus manos en su cuello para tomar sus hombros, acariciarlos, sostenerlos e indicarle que parará, era la hora.

Se quedaron ambos separados unos segundos, solo sus respiraciones restableciéndose se escuchaban en la oscura habitación, el mayor acomodo su cuerpo un segundo, dejo sus rodillas relajarse pues aunque fuese un colchón no negaba que llevaba un rato en esa posición, el menor se estiro en la cama, él había permanecido acostado todo el tiempo, espero mientras el mayor se había inclinado hacia el piso, tomando su pantalón y sacando del bolsillo un látex más

― ¿es necesario?

― Todo quedaría dentro de ti y habría que sacarlo

― Quiero probarlo

― ¿investigaste sobre eso?

― Quiero probarlo, estoy limpio

― Te dolerá

― Pero... Yo quiero tener todo dentro de mi

Sus ojos se expandieron por su confesión, miro como sus manos bajaron hasta su vientre y sonrió tan inocente como siempre

― Quiero tenerlo todo dentro de mi

Aventó el látex por encima de su hombro dejando una ligera risa en ambos rostros, la mejor posición para su primera vez, el loto reclinado. Dejando al mayor encima, las piernas del menor adornaban los lados de la cadera del mayor al igual que sus brazos adornaban su cuello, no podía verle a los ojos, estaba ajustándose a su agujero, ya excitado ambos, solo hacía falta entrar, fue cuando los nervios llegaron, pero no, estaba confiando en él, sintió el glande del mayor rosarle, trago saliva y pudo sentir como comenzaba a entrar, mordió sus labios, no podía verlo, le desesperaba solamente ver su cabello azabache, su cráneo y las raíces de su cabello ¿eso que tenía de encantador? Pero igual le había distraído lo suficiente para que en cuanto subió su cabeza pudo ver su rostro sonrojado y algo nervioso, se sonrojo junto con el mayor mirándose a los ojos, estaba aguantando sus gemidos mientras mordía su labio pero él no, gemía por haber entrado y su rostro demostraba su verdadera preocupación por lograr darle placer, ambos se sonrieron, el mayor se acercó más lentamente mientras lograba entrar solo un poco más, abriendo las paredes anales a su paso, aun preocupado, el mayor sostuvo el rostro del menor desde su mejilla con una de sus manos, rogando por que esté no desistiera de su iniciativa propuesta de coito, pero fue bien recibido con una confirmación tan simple como la de tomar su mano.

Entrelazaron las manos de sus manos mientras continuaba avanzando por su recto anal, sus ojos cerraban y abrían, sus lágrimas se acumulaban, los gemidos no sabían eran más pequeñas quejas que cortaban su garganta pues apenas y se escuchaban. Ya no podía avanzar más, llego al fondo y vio como el menor movía su rostro, sus piernas causaban espasmos que lograba sentir alrededor de su cadera, uso una vez más la fuerza en sus rodillas evitando mover de más al menor, paso su mano libre por su pecho hasta su vientre y llegando a la base de su pene, comenzó usando sus dedos para estimularlo, distraerlo, solo eran las yemas de sus dedos pero bastaba para distraerlo y atraer nuevamente sus gemidos a sus oídos. Comenzó a masturbarlo y unos segundos después de espera comenzó a moverse dentro de él

― ¡Aaah! ¡mgh!

― Aprietas mucho, relájate

Pidió completamente jadeante, no podía evitar verlo a los ojos, sus manos eran apretadas uno al otro, sin soltarse, forzándose a más, sus narices y sus frentes volvieron a juntarse está vez teniendo a ambos gimiendo, si estuvieran bajo agua bastaba con la cantidad de aire que se pasaban uno al otro al estar tan cerca, eran una bomba de tiempo, una bomba de aire que en lugar de tener un simple e intangible ser creaban una melodía que solo ellos debían de saber

― Duele – expreso entre cortado

― Tranquilo – le beso – tranquilo – le relajo

Ambos cerraron sus ojos, el mayor aprovecho para besar al menor, ya venía, ambos podían sentirlo, primero el menor lleno ambos pechos y la mano larga de su amante, mientras el mayor tardo unos segundos más pero una vez que termino había dejado su semen invadir la cavidad del menor, esté sintió como sus paredes quemaban por lo caliente, su interior había sido golpeado por la presión haciéndole dar un enorme respingo, su cuerpo se había estremecido y endurecido, la sensación de hambre que comenzó junto al acto había desaparecido de su estómago, de su vientre. Aruño al mayor por su hombro y su mano apretó para un intento de torcerla, estaba tan lleno que el mayor podía sentir como ligeras gotas recorrían su propio miembro y salían de la cavidad como agua que no puede ser detenida.

Respiro hondo, intentaba recuperar su respiración mientras el menor intentaba controlar su cuerpo, estaba endurecido, punzante, estaba complacido, busco sus ojos grises mientras se recuperaba pero volvió a toparse con el negro de su cabellera, seguía dentro o más bien, estaba saliendo lo más delicado posible, sonrió por verle con tanta preocupación por él, aunque eso no evito que al salir ocasionará la peor sensación de vacío y placer, un poco de líquido seminal salía junto con el miembro y esto le causo una extraña sensación de desbordamiento

― ¿estás bien?

Fue su pregunta, mientras acomodaba su flequillo y le miraba con esos ojos grises que tanto le gustaban

― Lo estoy

Respondió esbozando una ligera sonrisa entre su agitada respiración y aquellos ojos heterocromaticos demostraban su cansancio, sus lágrimas seguían resguardadas, el mayor las limpio con sus dedos y acerco una vez más sus frentes, beso su nariz y lo miro serio

― Me alegra que todo saliera bien

¿Qué tipo de respuesta era esa? Era el momento de decir aquella palabra mágica ¿Cómo podía arruinarlo de esa manera? ¿Por qué? Bueno, el menor estaba tan concentrado como aturdido, que no se fijó cuando el azabache tomo su mano, más precisamente la parte de su palma que unía sus dedos, comenzó por besar sus nudillos y proseguir al dorsal de su mano para finalizar entrelazando sus dedos, juntando sus palmas y sonriéndole

― Te adoro, Jinko.

Sus lágrimas contenidas por todo el coito dejaron de estar guardadas y comenzaron a desbordar por sus lagrimales y recorrer sus mejillas, el mayor dejo una ligera risilla salir, esperaba todo, sobre todo las lágrimas pero ahora verlo en vivo era demasiado adorable y difícil de contemplar, le abrazo fuerte mientras su espalda acaricio, sus dedos por su cabello atravesó, acaricio y jugo, el menor se dedicó a continuar su llanto en su pecho hasta el instante donde sintió ambas manos del menor en su pecho y bajo su cabeza para verle mejor, el menor subió su cabeza y el mayor se sorprendió al ver la esclerótica de los ojos del menor tan roja y tan lubricada por las lagrimas

― También te adoro, Ryunosuke.

Una vez una sonrisa por parte de ambos, cerraron sus ojos, se besaron.

Una vez más se habían recostado en la cama, había sido una noche llena de nuevas emociones, confesiones y sensaciones, y aun cansados deseaban continuar, y no. Ambos acostados de costado para verse frente a frente, tan pegados que podían sentirse aun sin estar tocándose, sus cuerpos se buscaban, se dedicaron a besarse, acariciarse y cuando el tiempo lo amerito, cubrieron sus cuerpos con la sabana, las yemas de los dedos del menor acariciaban las mejillas del mayor, su barbilla y sus labios, por su parte el mayor tallaba el hombro del menor y jugueteaba con su cabello, sus actos de amor prosiguieron hasta que el menor se quedó dormido, el mayor disfruto de su pareja dormida unos segundos pues él también había caído en los brazos de Morfeo

Lo habían investigado, lo habían planeado y siempre había un alto; ahora cuando menos lo esperaban una noche fría de otoño, no hizo falta planeación, no hubo negación, no hubo un alto. Esa fue la noche donde Akutagawa Ryunosuke y Nakajima Atsushi tuvieron su primera vez, sencilla, amorosa. Sus ojos ahora cerrados eran el final de la noche, sus sueños daban inicio a otro momento y en cuanto abrieran sus ojos un nuevo día llegaría, un nuevo día donde podrían volver a estar juntos, un nuevo día donde podían enamorarse una vez más el uno del otro, un nuevo día donde todo seguiría igual para ambos, me equivoco, hay una excepción. Habría un cambio, ahora ambos podrían tener intimidad sin miedos, habían pasado al siguiente nivel y con eso ahora abría que abrir nuevas puertas a su relación, probablemente un nuevo secreto que sus corazones guardarían, o solo quizá... hacía falta dejar de pensarlo, y dedicarse a vivirlo, y sentir aquel inmenso amor que ambos se tenían. 




¡Hola!

Estoy algo avergonzada por lo que acabo de escribir aunque es por que incluso yo he terminado sonrojada, sinceramente me ha gustado como ha quedado esta narración, aunque creo que puede contener sus fallas, uno no se puede concentrar mucho que digamos con estos temas, aun así agradezco cada comentario y voto en el 

Espero lo hallan disfrutado

¡Gracias por leer!

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