Yoongi quedó en shock. Jungkook sólo se levantó con la mirada oscurecida y se fue dando un portazo. El menor se fue a paso ligero hasta salir de allí y se colocó su capucha de la sudadera negra que llevaba. Hacía sol, y le jodía, pues sus lágrimas se hacían notables. Todo el mundo le miraba raro, y la gente que conocía... O lo miraba raro o se reía... Llegó a su departamento y cerró la puerta tras de sí. Fue a su habitación y se tiró a la cama. Sonó un pequeño aviso de un mensaje. Lo miró. El mismo número de ayer. Lo añadió como 'Yoongi-hyung'.

/Yoongi-hyung/
Mañana a las 8 am en mi sala.

/Kookie 🐰/
Ni hablar Yoongi-hyung. No quiero
que tú también te rías de mí.

/Yoongi-hyung/
No quiero reírme de ti. Sólo ven.

Jungkook no sabía que responder. Pero tras haber leído el mensaje sabía perfectamente que hacer.

×××

Yoongi llegó a casa. Quedó al día siguiente con Jungkook. Pero él sabía perfectamente lo que quería. Y sabe que Jungkook no se negaría, por la forma en que éste le miraba. Mister Yoongi sólo quería jugar. Probar sabores nuevos. ¿Y qué mejor para empezar que algo fácil y bueno? Jungkook estaba en la palma de su mano y no tenía para nada un físico desfavorecido.
– Yoongi-hyung, ya hice la cena, llegaste muy tarde.–dijo Jimin comiendo sentado en el sofá.
Era obvio que Jimin no era un simple amigo. Aunque Yoongi siempre se negara a metérsela por otro sitio que no fuera su boca. No por nada, si no porque quería probar algo nuevo, pero no con él. A Jimin lo conocía desde que tenían apenas 3 años. Y no le gustaba. Jimin era su amigo que más bien follaba con él para complacer el apetito sexual del menor. Porque no sabía porqué, pero desde los 14 años, solo quería probar un nuevo sabor. Uno que ahora sabía que tenía a su alcance. Y que no necesitaba explicaciones para meterse en su cama. Yoongi no era muy sentimental. No quería enamorarse. Creía que eso sería un infierno para él. Así que cuando olía algo siquiera parecido... Huía. Desaparecía del mapa.