- ¿Qué? -pregunte al escuchar lo que Yoongi había dicho tan calmado, no podía creer lo que mis oídos acababan de escuchar.

Rodó los ojos para después soltar un resoplido, seguramente no era la respuesta que esperaba de parte mía, pero es que en verdad no podía estar hablando en serio.

- Jeon, no es para tanto -menciono despacio, levantando sus hombros como si no tuviese nada de importancia-, es solo una salida.

- Es una cita -afirme, eso era ¿qué otras intenciones podía tener el tonto de Park Jimin?-. Admite que lo es, no puedes solamente decir que no es nada cuando en realidad es demasiado, ¡solo admite que es una estúpida cita!

Tal vez me había excedido.

Los pocos que estaban en el pasillo número trece me miraron extrañados, había acompañado a Yoongi a comprar alguno víveres, y ahora me estaban mirando raro mientras que Yoongi parecía no decidirse si tomar el frasco de la derecha o el de la izquierda de café de grano.

Además le había gritado lo ultimo, ¿puedo verme más estúpido ahora?

- ¿Y qué si fuese una cita? -menciono después de tomar el frasco de la izquierda y depositarlo en el carrito-. No es nada del otro mundo.

¿No lo es? 

No lo es... pero para mí era muy diferente.

Seokjin menciono que estoy enamorado de Yoongi, lo que creí imposible, pero ahora que analizo mi propio comportamiento, solo parece que me aterra el hecho de que Yoongi pueda tener pareja, y que esa pareja no sea yo, es peor aún.

- ¿No vendrás? -me había quedado en medio del pasillo, ni siquiera me percate de cuando Yoongi había empezado a avanzar-. ¿Jeon?

- ¿Estás seguro de querer ir a esa cita con Park?

- ¿Y por qué no hacerlo? No pierdo mi tiempo.

Para mí lo estaba desperdiciando demasiado.

- Pienso que lo mejor es que lo dejes plantado y te quedes conmigo a ver películas de terror y suspenso, ¡sí! Me agrada mi idea.

Me miro extrañado para después negar mientras sonreía.

- No puedo creerlo, deberías de apoyarme en lugar de estar dándome sugerencias como esas ¿no crees?

¡Exactamente! Debería estar haciendo eso, pero no, no puedo hacerlo ¿y sabes el por qué? ¡¿Por qué no quiero que seas pareja de ese idiota?! 

Por supuesto esas palabras solo habían quedado en mi subconsciente.

No podía decirlas así como si nada, pensaría que me había vuelto loco.

Y tal vez eso era en realidad lo que me estaba pasando, en un par de mese más me enviarían al manicomio por andar pensando en tonterías.