three
La motonía de lo vivido no lo hace más soportable, definitivamente lo vuelve más triste.
Me había quedado hasta tarde en la biblioteca de la sede, pero uno no pude simplemente huir de su destino tan fácilmente, la encargada del recinto me avisó cordialmente del cierre de la biblioteca, así que no tuve más opción que tomar mis cosas con pesar y salir del lugar,
Sentía mis manos sudando, las sentía frías y quizá con un poco de temblor, las calles estaban bastante iluminadas pero yo las pintaba con sombra y seriedad al pasar por ellas. Hoy no iba escuchando música por el camino, tal vez eso me llevó a acabar pensando en todo lo que había y estaba pasando, me sentía en un mundo aparte entre aquellas personas que vivían sus vidas de manera tan fluida, como si yo fuera el único punto blanco entre las marañas coloridas.
Suspiré, primero pensando en lo malo de tener que regresar a casa, luego pensando en la mala suerte que tenía al haber acabado en un proyecto que ni siquiera me gustaba.
Detuve mi andar pero no mis pensamientos, cuando el semáforo se puso en rojo, me quedé viendo la otra parte de la calle, había un grupo de chicos que se amontonaba y reían entre ellos mientras también esperaban que la luz cambiara, y cuando eso pasó, tanto ellos, yo, y los demás peatones, retomamos nuestros caminos. Yo era de andar rápido por la calle, así que en un tiempo bastante breve, ya me encontraba casi al otro extremo de la pista, igual tenía que darme prisa porque el contador para la luz verde era bastante corto; los chicos se demoraban un poco más al pasar, cuando pasé por su lado, el aroma entremezclado a alfa sudoroso me hizo fruncir la nariz, pero entre todo aquel revoltijo de escencias, una era soportable, bastante soportable.
No volteé por miedo de las personas, no quería que pensaran que los volteaba a ver porque alguno me interesase, pero me quedé con la duda de el poseedor de la fragancia agradable, cosa que pasó rápidamente a un segundo plano en mi cabeza, y hubiera quedado ahí si no fuera por el grito que parecía haber escuchado cuando ya me encontraba al otro lado de la calle.
—¡Oye!— volteé por instinto, pero cuando lo hice, me topé con un camión de carga pasando frente a mí, bloqueando totalmente mi vista del otro lado.
En fin, quizá ni siquiera era para mí, así que retomé mi camino por las ventosas calles nocturnas.
Incluso cuando me encontraba solo en la puerta de mi casa, mi corazón se sentía intranquilo, mi lobo se removía como si estuviera haciendo algo mal, cosa que supuse era por estar de nuevo en casa, igualmente abría la puerta y pasé al interior de la vivienda.
Un mismo escenario, aunque esta vez menos desordenado. Esta vez pude pasar por el pasillo de manera libre y tranquila, pero justo cuando estaba a punto de ingresar a mi habitación, pude escuchar los sollozos de mi madre saliendo de su habitación.
Y aunque en serio, todos mis sentidos quisieran pasar de largo, algo en mí no me permitió hacerlo y terminé parado en la entrada de su cuarto. ella estaba arrodillada frente a la cama, recostada sobre un papel mientras las lágrimas seguían brotando de sus ojos.
Ella notó mi presencia, pero eso no hizo que parara su llanto.
—Taehyung, no creo poder llegar a la cuota de renta este mes, me falta parte del dinero y ya casi se acaba el tiempo, nos van a botar.
Esas palabras no me hicieron cambiar de expresión o de postura, solo me quedé mirándola cuando ella hizo lo mismo.
—Siempre te digo que podrías conseguirte un trabajo, nunca se te da la gana— comentó, con la voz rasposa— ahora nos vamos a la calle.
Tenía ganas de recriminarle que la razón por la cuál no tiene el suficiente dinero es por culpa de lo que gasta en bebida, tenía ganas de recordarle lo mucho que le consume el estudio y ella en todo el día, pero solo atiné en darme la vuelta y decir algo antes de irme.
—No será así, tranquila.
Quería abrazar a mamá, me dormí con ganas de abrazarla, como cualquier hijo normal podría hacer.
+++
Algún día ya no podré llorar por mi madre.
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