13.Monet

hola a todos!! antes que nada, disculpen la larga espera, me abandonó la inspiración, el tiempo y las ganas de vivir (?) pero volví!! ojalá disfruten el capítulo owo

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13. Monet

Law tardaba demasiado. El impulso de salir a toda prisa de la habitación y buscarlo hasta el último rincón de ese laboratorio era cada vez más intenso, pero por el bien de ambos tuvo que contenerse. Después de un largo y tortuoso rato en el que se mantuvo a la expectativa, el cirujano de la muerte apareció al fin. La sonrisa de Ace al verle duró poco, pues el mayor se desplomó apenas cerró la puerta de la habitación.

- ¡Law!- asustado, el pecoso sujetó al otro por un brazo y le llevó hasta la cama, sentándole a la orilla de la misma. Preguntar si estaba bien era estúpido, ¡Claro que no lo estaba! Se notaba cada vez más pálido, tembloroso y parecía que le costaba respirar; la persona que tanto quería desfallecía ante sus ojos y no tenía idea de cómo ayudarlo. Lo más sensato que le pasaba por su mente era averiguar qué había ocurrido, y en base a ello, intentar hacer algo por él- ¿Law, qué...? ¿Qué ocurrió?

- Tuve que arreglar tu desastre. De nada- fue entonces que Law se apartó un poco de Ace para desabrocharse el abrigo y levantar el suéter que llevaba debajo de éste para dejar al descubierto su torso, o mejor dicho, el hueco en esa zona de su anatomía. Del lado izquierdo de su pecho, justo a la altura donde debía estar su corazón, había un hueco perfectamente marcado en forma de cubo... no había sangre, huesos molidos o carne deshecha; era como si le hubieran quitado ese espacio de la nada, dejando sólo vacío. La sorpresa estaba por todo el rostro del menor, incomodándole incluso a él- Ese hombre, Caesar Clown, tiene mi vida en sus manos, literalmente hablando. Entregarle mi corazón era la única manera en que dejaría que te quedaras sin hacer preguntas

- Tú...- no había mucho qué pensar, eso sólo era posible con la habilidad de su fruta del diablo- ¡¿Cómo puedes arriesgar tu vida tan descuidadamente sólo por mí?!

- En serio, ¿Qué tan idiota puedes ser?- el enojo del pecoso duró apenas un instante, pues Law tomó una de sus manos y la presionó un poco antes de depositar un beso en ella, logrando que el otro cambiara de color tan rápidamente que seguro se habría mareado. Pero no conforme con eso, colocó la mano contraria sobre ese hueco en su pecho, ocultándolo bajo su palma casi por completo- Quizá Caesar tenga mi corazón, pero alguien más lo tuvo desde antes...- esa expresión bochornosa en su rostro fue un verdadero deleite; Ace era tan honesto que no podía evitar que cada una de sus emociones se reflejara en su pecoso rostro- Estoy bromeando. No te lo tomes tan personal- incluso Law se sintió avergonzado por lo que acababa de decir, lo mejor era hacer como si nada hubiese pasado. Se acomodó la ropa para marcharse; todavía quedaban muchas cosas que hacer en el laboratorio- Sólo no te metas en problemas mientras estemos aquí. Aunque eso debe ser algo imposible para...

- ¡Yo también!- Ace siempre hacía cosas inesperadas, y ese momento no fue la excepción. Antes de poder dar un paso más, el pecoso lo abrazó con su ridícula fuerza, exprimiéndole parte del aire en sus pulmones- ¡También te quiero Law!

- ¿En qué momento dije tal cosa?- la personalidad de puños de fuego era abrumadora. Por culpa suya, su corazón latía con intensidad y su cuerpo se llenó de una calidez que creyó jamás volvería a sentir- Suelta, Portgas-ya- antes de poder hacer algo para liberarse por sí mismo, el menor le abordó con un intenso beso con el que cualquiera hubiera quedado prendado. Sus bocas permanecieron unidas el tiempo justo para reconocerse antes que el médico decidiera romperlo- Apestas...

- Llevo más de un día dentro de este traje, ¿Qué esperabas?

- Quítate la ropa- fue una orden para Ace, pero terminó por quitársela él mismo y le empujó al pequeño baño adjunto a la habitación. Dentro sólo había una regadera y un sanitario básicos, no se podía esperar mucho más de un laboratorio en ruinas.

Ace se puso debajo de la regadera y abrió la llave, ¡Estaba helada! Su cuerpo enseguida se sacudió por los escalofríos, pero no tuvo más remedio que ducharse así; debía agradecer que el agua sólo estuviera fría y no que fueran témpanos de hielo cayendo sobre su cabeza. Se aseó lo más rápido que pudo y usó la única toalla en aquel baño para secarse y cubrir su desnudez.

Cuando salió Law ya no estaba ahí. En la cama sólo había una muda de ropa limpia, por lo que entendió que debía vestirse y quedarse ahí mientras el joven médico llevaba a asear su traje. Al menos esa habitación no estaba tan fría como el resto del laboratorio pues con un suéter negro, unos jeans y un par de tenis seguramente no resistiría ese clima. Al comenzar a vestirse notó que los pantalones le quedaban unos centímetros más largos y se ajustaban demasiado a su figura al igual que el suéter, y el aroma a medicina se desprendía de cada una de sus fibras; ¿Esa era ropa de Law? Sí, se habían vuelto tan cercanos que podía reconocer su olor en cualquier parte.

Sólo imaginar que, en algún momento, esas prendas estuvieron pegadas a la tostada piel del hombre del que estaba enamorado le acaloró el rostro, pero la vergüenza no impidió que inhalara profundo para recoger y disfrutar de su aroma. Quizá para la mayoría el olor a medicamento y pulcritud no era del todo agradable pero Ace no sólo estaba habituado a éste, también lo disfrutaba e incluso lo excitaba. Mientras olfateaba una de las mangas, su otra mano se deslizó por su cuerpo hasta su entrepierna, apretando su miembro por encima del pantalón de Law. Un ligero suspiro escapó de sus labios mientras imaginaba las diestras manos del cirujano de la muerte tocándole como sólo él sabía hacerlo, incitando sus más bajos instintos. Pero no pudo seguir jugueteando con su cuerpo pues unos golpes en la puerta principal le paralizaron del susto y bajaron su líbido hasta el suelo.

¡Si Law lo veía intentando masturbarse con su ropa sería la burla por días! Seguramente pondría esa sonrisa burlona que tanto le molestaba y le diría algo como "Si vas a hacerlo, que sea cuando te vea" o algo así. Con el corazón amenazándole con salir por su garganta, Ace fue hasta la puerta y sujetó la manija, mas antes de abrir una idea cruzó tan rápido en su mente que lo sintió como un bofetón... Law nunca llamaba a la puerta. Si quería entrar sólo lo hacía, algo sumamente sencillo con las habilidades que la ope ope no mi le confería.

- Señor pirata Heart, le he traído el almuerzo- apenas la había conocido, es más, siquiera se habían visto de frente, pero sabía exactamente de quién se trataba; después de todo era la única mujer que había visto en el laboratorio. Ella era la misma mujer de cabello verde que estaba junto a ese tal Caesar y la que se llevó a Law para extraerle el corazón- Si no se apresura a abrir la puerta, se enfriará- el tono de voz de esa mujer le causaba escalofríos y no estaba seguro del por qué. Lo único que sabía era que no podía fiarse de nadie; quizá si la ignoraba finalmente se iría- Su capitán lo ha enviado especialmente para usted. Ha dicho que puede comer todo lo que deseé~

- ¡Law no diría eso!- respondió por inercia sabiendo que el moreno no le premiaría con comida después de desobedecerlo. Lo peor fue que Ace se dio cuenta que había metido la pata una vez más e inmediatamente se cubrió la boca; ¿Esa mujer reconocería su voz? No, imposible. Era la primera vez que cruzaban palabra, no debería saber nada de él, mucho menos sabría su identidad por sólo la voz- Law estaba muy molesto. Él no... diría eso...- su voz temblaba, estaba demasiado nervioso. Si lo descubrían no sólo sería su fin, también el de Law

- Vaya, me ha pillado. En realidad es un obsequio mío, soy Monet. Los hombres que le trajeron aquí estaban preocupados; dicen que no ha comido nada. ¿Por qué no abre y acepta este pequeño gesto de bondad de unos ex convictos?

- qué extraña elección de palabras- estaba seguro que "bondad" y "convictos" no eran precisamente una buena combinación, sin embargo aquellos tipos en verdad no parecían tener malas intenciones- Agradezco el gesto pero debo rechazarla. No quiero hacer enfadar más a Law

- Su capitán y usted deben tenerse mucha confianza como para que lo llame directamente por su nombre, ¿No es así?

- No, no realmente- su voz volvió a temblar; aun cuando sólo estuvieran fingiendo, no se creía capaz de reconocer como "Capitán" a alguien más que no fuera su padre- Es sólo que no estoy acostumbrado. Hay otros que conocen a Law incluso desde que eran niños- de nuevo, el pecoso se quedó callado de golpe. ¿Cómo era que sabía eso? Law nunca le había hablado de su relación con sus nakama, mucho menos de su infancia; ¿Acaso era algún remanente de esa memoria que el médico aseguraba que había perdido?

- oh, entiendo~ Aun así, no creo que deba matarse de hambre en nombre de su capitán. Debería abrir la puerta y aceptar la comida- la manija de la puerta se agitó con violencia, como si quisieran abrirla desde el exterior- No tiene por qué ser tan tímido, seré buena con usted~

Ace enseguida recargó todo su peso sobre la puerta y empujó, esperando que esa mujer no pudiera abrirlo. Mas hacerlo notó que todo el ambiente estaba mucho más frío. El metal de la puerta crujía debido a la baja temperatura y una ráfaga de viento hizo que se colara un poco de nieve por el espacio entre la puerta y el suelo.

¿Cómo es que había nieve dentro del laboratorio?

- ¡Monet-sama! ¡Monet-sama!- unos gritos se escucharon del otro lado de la puerta junto al sonido de pisadas acercándose a toda prisa- ¡La necesitan en la Sala de Galletas! ¡Hay un problema con los niños que...!

- Enseguida voy- la mujer les interrumpió. Su voz estaba más seria que hace unos momentos- Dejaré su almuerzo frente a la puerta, señor pirata Heart- tras decir aquello, el sonido de pisadas de la llamada Monet y la de los que probablemente eran los presos, comenzaron a alejarse hasta que todo quedó en silencio de nuevo y la nieve que estaba colándose en la habitación desapareció.

Ace estaba confundido. No tenía idea de lo que acababa de pasar pues todos sus pensamientos estaban en aquella comida que esa misteriosa mujer le dejó. Tenía más de un día sin probar bocado. Cabía la posibilidad que Monet le hubiera tendido una trampa, pero por comida estaba dispuesto a arriesgarse. Giró la perilla con cautela para no hacer ruido alguno, y frente a él lo vio; en el suelo había una bandeja con un tazón grande de sopa, una pieza de pan y unos cuantos trozos de carne frita; con eso era más que suficiente. Se apresuró a tomar la bandeja y cerrar la puerta. Para muchos esa comida casi fría era una ofensa, pero para él que había probado la muerte de una vez, era un banquete completo.

Se terminó hasta las migajas.

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En algún otro sitio de Punk Hazard...

- ¡Gracias! ¡Gracias, maestro!- era algo impactante ver a aquel hombre enorme y poderoso postrarse frente a Caesar Clown, tomando sus manos en agradecimiento mientras lloraba a mares- ¡No sé cómo pagárselo!

- Sí, sí...-para Law era evidente la repugnancia que Caesar le tenía a ese tipo pues su rostro estaba cargado de desagrado, pero como todos en esa isla, la devoción que le tenían al científico les hacía imposible ver su verdadero rostro- Escucha, Chahige. Hay una razón por la que se te han regresado tus piernas. Necesito a alguien de confianza para liderar la Unidad Patrullera de Centauros y... creo que no hay mejor hombre que tú para ello

- ¿Lo dice en serio, Maestro? ¡Sería un honor!- Chahige usó las nuevas piernas de cocodrilo que le había dado el cirujano de la muerte para brincar de emoción, haciendo cimbrar el piso- ¡Lo haré enseguida, Maestro!- tras cuadrarse ante Caesar, salió corriendo velozmente para ocupar el nuevo puesto que se le había asignado.

- Ese fue el último, Trafalgar. Haz hecho un gran trabajo- después que su subordinado se marchara, se limpió el dorso de las manos en su bata para quitar los restos de saliva y lágrimas de ellas y sonrió ampliamente- Espero que tu subordinado y tú disfruten su estadía, shurorororo- Tras esa escandalosa risa, el excéntrico científico desapareció tras una de las múltiples puertas del laboratorio.

El joven médico apretó los dientes con rabia. Caesar lo tenía bien sujeto de los cojones y ni siquiera estaba totalmente consciente de ello. Había llegado a Punk Hazard con la intención de detener la fabricación del Smile y frustrar los planes de Doflamingo, pero gracias a un factor importante, su plan acababa de detenerse... y ese factor era el hijo del Gol D. Roger.

Sabía que los D causarían una tormenta, pero no esperaba que Ace en específico fuera su tifón personal. Por el momento, sus planes estaban pausados hasta que encontrara la manera de derrocar a "Joker" sin comprometer la vida del pecoso; pero conociéndolo, no era una tarea sencilla. Ace era fuerte, estúpido e impulsivo, una combinación demasiado peligrosa a su parecer; cualquier descuido podría significar la ruina... y ahora había piratas en la isla.

Charlos Higelyges, mejor conocido como Chahige, era uno de los piratas que habían llegado al Nuevo Mundo después de la guerra para tomar por la fuerza el control de Foodvalten, una isla bajo la protección del viejo Shirohige...

Un pirata que aprovechó los estragos de la batalla de Marineford para burlase de la vieja era y de la caída de uno de los cuatro emperadores...

Un pirata que conocía a la perfección la historia del hijo del Rey de los Piratas y que probablemente se alegraba de su "muerte"...

Un pirata arrogante, con el reciente dolor de la derrota aun calando en su orgullo, estaba en la misma isla que Ace, quien no aceptaba negativas contra su padre...

Esos dos eran la combinación perfecta para un desastre...

Continued...
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capítulo corto pero intenso creo yo xD ojalá lo disfrutaran, espero poder traerles capítulos más seguido, no olviden darle amortz <3

nos vemos pronto!!... ammmm creo jajaja 

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