21 | pandilleros anticuados
—¿Puedo estar en esta reunión? —preguntó Tessa mientras seguía a Tommy hacia el Garrison.
Tommy pasó un brazo por sus hombros y le besó la sien—. Por supuesto. Querías estar más involucrada.
Volvieron a entrar al Garrison y descubrieron que Michael, Hetty y Polly se habían ido. Mason sacó una silla y se sentó, bebiendo el whisky restante dejado por Michael y Hetty.
Tessa hizo una mueca—. Eres repugnante.
—¿Qué? Es alcohol gratis —dijo Mason mientras se encogía de hombros.
—Bien —dijo Arthur, apoyado en la barra—. Tomemos alcohol del bueno. No la mierda que beben los clientes. Aquí tienen.
Cuando Arthur empezó a servir bebidas, Tommy empezó a hablar—. Muy bien. Punto número tres: una presentación. Excepto que ya conocieron al hombre que les iba a presentar. Fue un camarada en Francia.
—¿Quién diablos es ese loco, Tommy? —preguntó Johnny Dogs.
—Un hombre al que podemos usar, Johnny —respondió Tommy.
—¿Para qué? —preguntó Aberama—. ¿Para ponerlo en un ring con el oso y apostar a ver quién gana? Yo no le apostaría al maldito oso.
—Aberama, ese hombre es un francotirador entrenado por el cuerpo de marines —explicó Tommy—. Además, tiene antecedentes penales, por lo que sus actos tendrán explicación ante la policía.
—¿Qué actos? —preguntó Charlie.
—Un asesinato —respondió Tommy.
—¿Y desde cuándo te preocupas por la policía? —preguntó Aberama.
—Barney Thomason va a matar a un diputado —dijo Tommy—. Quizá al futuro primer ministro de Gran Bretaña.
—¿Qué diablos, Tom? —peguntó Charlie con incredulidad.
—Después del asesinato, una unidad especial y las fuerzas de inteligencia abrirán una investigación —dijo Tommy, sentándose junto a su esposa—. Habrá mucha gente poderosa que estará furiosa. Esto no se puede vincular con nosotros. Barney Thomason fue declarado demente en juicio. Escapó. Es ex-soldado. Ha sufrido mucho. Nadie cuestionará que el asesinato fue perpetrado por un pistolero que actuó solo.
—¿Y sacrificarás a un viejo camarada? —preguntó Aberama.
—Si lo atrapan —respondió Tommy—, no lo colgarán y alegarán demencia. Lo enviarán a donde lo encontré. Y habrá tenido unas vacaiones azarosas que creerá que nunca sucedieron.
—¿Y dónde tendrá lugar el asesinato? —preguntó Tessa.
Arthur metió la mano en el bolsillo y sacó un póster arrugado, anunciando el dicurso de Oswald Mosley que se pronunciaría en Bingley Hall. Arthur lo sostuvo en alto, mirando a su alrededor—. Están locos. Todos.
—Estará en el escenerario —dijo Tommy.
—Con muchos... testigos —intervino Aberama.
—Durante el motín habrá una manifestación contra el fascismo —explicó Tommy—. Entre tanta confusión, se hará un disparo.
—¿Y nosotros organizaremos ese motín? —preguntó Aberama.
—Sí —dijo Tommy.
—¿Dónde estarás tú, Tom? —pregutó Mason.
—Estaré de rodillas sosteniéndole la cabeza mientras da su último aliento —respondió Tommy—. Y daré un discurso. Diré que la causa por la que murió debe continuar.. a salvo en mis manos.
—Diablos —dijo Aberama en voz baja, inclinándose hacia delante—. Tommy, ¿acaso tu ambición no tiene límites?
Tommy lo miró—. Jimmy McCavern estará a cargo de la seguridad del evento.
Tessa sabía quién era Jimmy McCavern. Era el hombre que asesinó a Bonnie Gold, quien lo golpeó, lo colgó en una cruz, lo crucificó y luego le disparó en la cabeza mientras su padre miraba.
—Probablemente esté tras bastidores —continuó Tommy, mientras los ojos de Aberama se llenaban de una emoción que Tessa solo podía describir como deseo. Deseo de asesinar al hombre que mató a su hijo—. Puedes matarlo del modo que prefieras.
—¿Qué quieres que hagamos, Tom? —preguntó Johnny Dogs.
—Arthur, Mason, algunos chicos Lee y tú se encargarán de ubicar a Barney en posición —explicó Tommy—. Estará arriba en la torre de iluminación.
—Necesitamos cadenas, Tom —dijo Johnny.
—No, lo medicaré —dijo Tommy, pellizcándose el puente de la nariz.
—¿Entonces estará bizco cuando dispare? —preguntó Aberama con incredulidad.
—En Francia nunca fallaba —dijo Tommy—. Sin importar qué le dieran. Tendrá bastante práctica de tiro. Antes de disparar, Arthur le dará cocaína.
—Entonces, ¿estarás en el escenario mientras este pistolero demente que consumió cocaína le dispara a un hombre que está a poco metros de ti? —preguntó Aberama, hablando como si el plan de Tommy fuera completamente irracional, el cual, en cierto modo, lo era.
Tessa se movió en su asiento—. Estoy de acuerdo con Aberama, Tom. Parece que hay muchas cosas que podrían salir mal.
—Bienvenido a la familia, Aberama —dijo Tommy.
—¿Qué hay de mi, Thomas? —preguntó Charlie—. El hombre con la maldita pierna rota.
—Después del asesinato, todos los policías de Birmingham serán enviados a Bingley Hall —explicó Tommy—. Aprovecha esa oportunidad para llevar el barco lleno de opio a Stourdbridge Locks. Ahí te encontrarás con unos caballeros chinos que tendrán dos maletas llenas de efectivo. 250 mil libras. Cada uno aquí recibirá 30 mil libras en efecto en reconocimiento por sus servicios.
—Santa madre de Dios, Tom. Qué buen hombre —dijo Johnny Dogs.
—Si alguien quere irse, que lo haga ahora —dijo Tommy—. Si están cansados de ser pandilleros anticuados y con navajas, pueden irse. Si alguien está cansado, puede parar.
Nadie se movió, y Tessa arqueó una ceja divertida. Sabía que ninguno se iría, y la mordaz repetición de Tommy de la frase de Michael parecía resonar en su cabeza.
—Bien —dijo Tommy cuando nadie se fue—. Charlie, ve al patio y enciende una fogata. Johnny, trae la furgoneta.
—¿Para qué es el fuego, Tom? —pregutó Mason.
—Ese es el punto número cuatro —dijo Tommy sin dar más detalles—. Llego la hora.
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