15 | desayuno de cumpleaños

En la mañana de su cumpleaños, Tessa se despertó y encontró a Tommy sosteniendo una caja, mirándola como si tuviera miedo de dársela. Sentándose en la cama, Tessa pasó la mano por la espalda de Tommy, sonriendo.

—Buenos días —dijo Tessa, besando suavemente su hombro—. ¿Estás bien?

—Feliz cumpleaños, Tess —susurró Tommy, besando a Tessa—. Te traje algo.

—Tom, dije que no quería regalos —dijo Tessa—. No tenías que hacerlo.

—Bueno, considerando que es tu cumpleaños, y la fiesta de esta noche es para ti, pensé que deberías tener algo lindo para combinar tu vestido —explicó Tommy.

Tessa tomó la caja de las manos de Tommy y la abrió, revelando un hermoso collar de diamantes. Simple pero elegante. Tessa no pudo evitar recordar dolorosamente la experiencia por la que pasó la última vez que Tommy le dio un collar.

—Lo sé —dijo Tommy en voz baja, como si le leyera la mente—. Pensé que los diamantes te complementarían mejor que los zafiros.

Tessa dejó escapar un suspiro, sonriendo—. Eres el más dulce, Tom. Gracias, me encanta.

—Lo siento si te trae malos recuerdos —dijo Tommy—. No sabía qué más comprarte, y siempre te quejas de que no tienes collares bonitos.

—Tom, no tengo collares bonitos porque no me gusta que gastes dinero en ellos —respondió Tessa—. No me quejo de no tener ninguno.

Tommy se puso de pie—. Vamos, los niños están esperándote. Esta mañana te prepararon el desayuno con las criadas. Finge que te gusta cuando lo comas, por el bien de su felicidad.

Tessa sonrió—. Muy bien, Tom. Siempre y cuando comas conmigo.

El desayuno no fue tan horrible como Tessa o Tommy anticiparon. Parecía que las criadas habían hecho la mayor parte del trabajo y permitieron que Bella y John presentaran la comida a sus padres cuando estaban sentados en la mesa. Ambos le desearon un feliz cumpleaños a su madre y la abrazaron con fuerza.

—Esto es el mejor regalo de cumpleaños que podría pedir —dijo Tessa, inclinándose para ayudar a John a cortar su desayuno.

Tommy sonrió—. Bueno, espero que estés preparada para la fiesta de esta noche.

Tessa asintió—. Siempre tengo ganas de fiesta, Tom.

La mirada que le dio Tommy la hizo reír—. Tess...

—Estoy bromeando, odio las fiestas —dijo Tessa—.Odio todas las reuniones sociales. Me ponen nerviosa.

—¿Por qué, mamá? —preguntó Bella.

—Porque la última vez que tu madre y yo asistimos a una fiesta —comenzó a explicar Tommy, ganándose una mirada de pánico de Tessa, quien no quería que sus hijos supieran lo que había pasado. Tommy se dio cuenta y se aclaró la garganta—, unos hombres malos decidieron arruinarnos la noche.

—¿Recuerdas cuando estuve en el hospital? —le preguntó Tessa a Bella, quien asintió—. Eso fue por la fiesta.

—¿Estarás en el hospital de nuevo, mamá? —preguntó John.

—No, cariño —respondió Tessa—. O eso espero.

—¿Podemos ir a la fiesta? —preguntó Bella—. Quiero ser una princesa.

—Bueno, ya eres mi princesa —dijo Tommy, limpiando la barbilla de Bella con una servilleta—. Y no debería ver por qué no. Pero tendrás que irte a la cama en algún momento.

Bella sonrió—. ¡Voy a usar mi vestido azul!

Tessa se rió—. ¿Qué color debo usar, Bella?

—Azul —exclamó Bella felizmente—. Así podemos combinar.

John miró entre su madre y su hermana, burlándose—. Chicas.

—¡John! —dijo Tessa—. No arruines la felicidad de tu hermana.

John rió—. Las chicas se arreglan demasiado. Bella nunca juega a los soldados conmigo porque siempre se viste elegante.

—Porque lo disfruta —dijo Tommy—. Y mientras tu madre y Bella se preparan, tú y yo jugaremos a los soldados, ¿sí?

—¡Sí! —dijo John—. No has jugado a los soldados conmigo hace mucho.

Tommy sonrió—. Bueno, tienes que enseñarme a disparar un arma de nuevo, John.

—Pero ya sabes cómo hacer eso, papá —dijo John—. Tú puedes enseñarme.

Tessa se aclaró al garganta—. No hablen más de armas en la mesa, por favor. Tom, ¿a qué hora llegarán los invitados?

—Después de las seis —respondió Tommy—. Aunque Polly dijo que se asegurará de que nuestra familia llegue antes para conseguir las mejores habitaciones de la casa.

Tessa se rió—. Suena como nuestra familia.

—Así es —dijo Tommy riendo—. Ahora, antes de que John y yo vayamos a jugar a los soldados, necesito organizar la marquesina exterior para esta noche. Están preparándose ahora, y no confío en que esos hombres no lo estropeen.

—Bien —dijo Tessa—. No tardes demasiado.

Tommy se puso de pie, con su desayuno a medio temrinar—. No debería llevar mucho tiempo. Quizás una hora.

Tessa asintió—. Mantendré a los niños entretenidos.

Cuando Tommy salió de la habitación, Tessa y sus hijos terminaron su deasayuno antes de dirigirse a la sala de juegos para entretenerse. Bella aprecía querer jugar a las princesas, así que John era el valiente caballero que tenía que salvar a su hermana de la malvada bruja. Tessa se rió cuando John le dio el papel de bruja, y mientras Tessa yacía en el suelo, fingiendo estar muerta mientras John marchaba victoriosamente, agitando su espada de madera, Tommy entró.

—Tess... la familia está aquí —dijo Tommy.

Tessa se sentó y John saltó sobre ella mientras lo hacía. Sosteniendo a su hijo en sus brazos, Tessa asintió—. Yo me ocuparé de ellos, tu juega con los niños.

—Papá, ¡tú puedes ser el dragón! —gritó John—. Y yo tendré que pelear contigo.

Tommy encarcó una ceja—. Bueno, ¿y si te gano?

—No lo harás —dijo John sonriendo—. ¡Soy demasiado rápido para ti!

Tessa se echó a reír mientras dejaba a Tommy con sus hijos, dirigiéndose hacia la planta baja para encontrar a la mayoría de la familia parada en la entrada de la casa—. ¿Por qué están todos ahí parados? Ya saben donde están las mejores habitaciones de la casa.

—Feliz cumpleaños, Tessa —dijeron todos, y Polly dio un paso adelante con una botella de champán en sus manos.

—Queríamos verte antes de que todos desapareciéramos —dijo Polly—. Michael y Hetty vendrán pronto. Están organizando lo que necesitan para el bebé.

—Aquí tenemos todas las cosas de bebé de John que pueden usar —dijo Tessa—. Su cuna está en alguna de las habitaciones libre.

Mason se acercó a su hermana, con una sonrisa plasmada en su rostro—. Hola, hermanita. Feliz cumpleaños.

Abrazando a su hermano, Tessa sonrió—. Gracias, Mase. ¿Toda la familia estará aquí? ¿Finn? ¿Isaiah?

—Vendrán más tarde con el resto de sus amigos Peaky. Están lidiando con algunos asuntos —intervino Arthur, atacando a Tess en un abrazo—. Feliz cumpleaños, hermana. Parece que fuera ayer cuando estábamos celebrando que cumplieras 19, y ahora tienes 39. El tiempo vuela.

—Tienes razón, Arthur —dijo Tessa riendo—. Me siento tan vieja...

—No, todavía pareces de 22 años —dijo Arthur—. No eres vieja en lo más mínimo.

—Bueno, gracias. La fiesta comienza a las seis, así que si todos quieren subir las escaleras, pueden encontrar la habitación que más les guste. Las criadas lo limpiaron todo, así que pueden ir. Saben dónde está todo, probablemente mejor que yo, así que están en su casa —dijo Tessa, señalando las escaleras mientras hablaba.

Toda la familia expresó su agradecimiento antes de dirigirse hacia las escaleras. Tessa sonrió mientras los veía irse, agradecida de que toda su familia hubiera venido a celebrar la ocasión.

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