06 | explosiones

Tessa se despertó a la mañana siguiente y encontró a Tommy ya despierto. Habían pasado la noche abrazados, y cuando Tessa se sentó y tiró de la sábana que cubría su cuerpo, se acercó a Tommy y sonrió—. Buenos días.

—Buenos días —respondió Tommy.

Se inclinó hacia atrás para besar brevemente a su esposa antes de levantarse y moverse hacia la ventana. Al darse cuenta de la forma en que Tommy se puso rígido mientras miraba por la ventana, Tessa arqueó una ceja.

—¿Este es uno de esos momentos en los que te vas sin decirme a dónde?

—Sí —respondió Tommy.

—Encantador.

—Estoy bromenado, Tess —dijo Tommy—. Aunque vi algo en el campo.

—¿Sabes lo que es? —preguntó Tessa.

—No —respondió Tommy—. Pero te lo diré en el momento en que regrese.

Tessa puso los ojos en blanco—. Algo es algo.

Tommy le sonrió a su esposa, la única persona en su vida que en la actualidad, además de sus hijos, podía provocarle tales emociones—. Volveré pronto, Tess.

—Haré que los niños se levanten—dijo Tessa, levantándose de la cama.

Tommy la admiró por un momento—. Eres hermosa.

—Uh, yo no iría tan lejos —dijo Tessa, mirando su estómago solo para enfrentarse a estrías y una cicatriz que se destacaba contra su piel.

—Hermosa —repitió Tommy—. Volveré pronto.

Tessa asintió—. Diviértete con lo que sea que vayas a hacer.

Mientras Tessa levantaba y vestía a los niños, el teléfono sonó. Tessa lo ignoró, dejando que una de las criadas respondiera. Las personas que llamaban a la casa solían ser socios comerciales de Tommy, personas a las que Tessa no le importaba, por eso, cuando la criada entró en el comedor y le informó a Tessa que era una llamada para su esposo, no se sorprendió en lo más mínimo.

—John, cariño, ve a buscar a tu padre, ¿sí? —dijo Tessa, notando que John ya había terminado su desayuno.

—Está bien, mamá —dijo John, saltando de su asiento y saliendo corriendo de la habitación.

Cuando John Shelby Jr. salió corriendo de la habitación, sus pequeñas piernas lo llevaron por los pasillos familiares más allá del pasadizo secreto que encontró mientras exploraba la casa con Bella, y saliendo al aire libre.

John corrió por el césped hacia el campo donde estaba su padre, una pequeña silueta negra contra el cielo gris de la mañana, y atravesó la puerta gritando—: Papá, hay una llamada para ti.

Cuando Thomas Shelby escuchó la voz de su hijo resonando a través del campo, dejó caer su arma y todo pensamiento sobre minas terrestres y enemigos fueron olvidados mientras corría por el campo hacia su hijo, gritando su nombre.

—¡John! —gritó Tommy, y el nombre envió una punzada a través de su pecho al recordar a su hermano, tan similar al niño que Tommy podía ver corriendo hacia él.

Cuando John estuvo lo suficientemente cerca, Tommy lo levantó en sus brazos y siguió corriendo fuera del campo y lejos del peligro. Una vez que estuvieron a una distancia segura, Tommy puso a John en el suelo y lo abrazó con fuerza, respirando con dificultad al darse cuenta de que su hijo estaba a salvo.

—¿Estás bien, John? —preguntó Tommy.

—Mamá me envió a decirte que hay una llamada para ti —dijo John, sonriéndole a su padre—. Y que la práctica de violín de esta mañana se canceló.

Tommy asintió—. Buen chico. Bueno, quienquiera que esté llamando tendrá que volver a llamar, o el operador tendrá su número para que yo lo llame, ¿sí? ¿Y la señora Miller no se encuentra bien?

—Mamá dice que tiene un resfriado —dijo John—, y no tiene voz.

—Bueno, es una pena —dijo Tommy—. Estoy seguro de que tú y tu hermana podrán entretenerse con algo más.

—Sí —dijo John.

—Será mejor que vuelvas —dijo Tommy, mirando a John regresar corriendo por donde había venido—. John, es posible que escuches algunos ruidos. Si tu madre pregunta dile que no hay nada de qué preocuparse, ¿de acuerdo?

—Sí, papá —gritó John.

John corrió hacia la casa, donde se encontró con su madre en la puerta principal. Ella le sonrió, apartando su pelo de su rostro—. ¿Qué dijo papá?

—Dijo que volvería a llamar —dijo John—. Y que puede haber algunos ruidos pero que no te preocupes.

Tessa sabía por experiencia que si Thomas Shelby le decía que no se preocupara era definitivamente motivo de preocupación. Asintiendo ante las palabras de su hijo, Tessa lo empujó suavemente hacia el interior de la casa—. Ve a buscar a tu hermana y vayan a la sala de juegos. Iré en un minuto y jugaremos Policías y Peakys, ¿sí?

John sonrió y corrió dentro de la casa mientras gritaba el nombre de su hermana. Tessa lo miró hasta que desapareció en la esquina, antes de girar hacia el campo y dirigirse en esa dirección. Mientras caminaba, Tessa escuchó lo que sonó como disparos, una ronda tras otra hasta que se detuvo por un segundo. Comenzó a correr cuando los escuchó nuevamente, seguido de una explosión que pudo ver desde donde estaba parada.

—¡Tommy! —gritó Tessa, corriendo hacia el campo mientras las explosiones estallaban—. ¡Tommy!

Cuando llegó a la valla que delimitaba el campo, Tessa se detuvo con la mano en la puerta, mirando el humo en el aire como una nube de fatalidad. Justo cuando estaba a punto de atravesar la puerta y seguir a su esposo en el humo, escuchó una voz.

—Tess, ¡quédate ahí! —dijo Tommy emergiendo del humo, vivo e ileso.

—¡Vete a la mierda, Tommy! —gritó Tessa con lágrimas en los ojos—. Pensé que estabas muerto.

—Se necesitará mucho más que una pequeña explosión para matarme —dijo Tommy mientras Tessa lo abrazaba con fuerza—. Estoy bien, Tess.

—¿Quién diablos planta minas terrestres en un campo de cultivo? —preguntó Tessa mientras se alejaba—. ¿Y por qué diablos las hiciste volar y casi darme un infarto?

—Bueno, uno: no lo sé —respnodió Tommy—, pero lo descubriré. Y dos: porque es más seguro que dejarlas en el campo donde los niños podrían correr.

—Buen punto —dijo Tessa antes de golpear el hombro de Tommy—. ¡No vuelvas a asustarme así!

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