Único


Dejo la un pequeño disclaimer solo para decir que siempre puede omitir este tipo de contenido, buscando algo mas de tu agrado, pero si ya eres lectora mia, ya nada debe de sorprenderte, ni un enorme dragon que desee devorarte.


Sandra.


Inocentes. Los inocentes siempre suelen ser las víctimas de los actos atroces de las demás personas, ellos terminaban pagando todo lo realizado por los verdaderos culpables. El olor a carne quemada, los gritos de las madres al perder a sus hijos, los hombres muriendo tratando de luchar con una bestia que no tenía intención de detenerse.

Nuestro infame Rey había atacado el lugar sagrado donde la bestia habitaba, para robar las joyas que tenía entre otras posesiones innecesarias, destruyo todo a su paso, ¿en verdad creyó que él se quedaría de brazos cruzados?

Había iniciado con los pueblos cercanos a su lugar de reciento una sombra negra los cubrió para seguir paso al fuego, con los primeros pueblos, no fue tan violento, pero mientras se acercaba a la ciudadela su furia aumentaba, miraba el castillo donde nuestro rey se escondía y las llamas de su boca resonaban con gruñidos feroces que no dejaba nada a su paso.

—¡Señorita debe de salir de aquí!

No podía dejar de observar la ciudadela consumida en llamas, sentía los latidos en mis oídos, alguien me tomo por la cintura, el príncipe había estado evacuando al mayor número de personas, fue el único que tuvo el valor de protegernos, porque su padre como un cobarde se había escondido.

—Sandy —lo mire con los ojos llenos de lágrimas —por favor, no quiero perderte aquí, debes ir a refugiarte.

—No entiendo, no lo podrás detener, nadie ha podido, no te hagas esto.

—Si no lo intento seré igual a mi padre y eso no esta en mis planes.

La sombra enorme cubrió todo el castillo, sentí el aire provocado por el aleteo, el príncipe empuño su espada colocándome en su espalda. Lanzo la primer bocanada de fuego hacia nosotros, logramos esquivarla pero el príncipe cayó al suelo, la bestia dio vuelta para volver atacar ninguno sobreviviría.

—¡DETENTE! ¡TE LO RUEGO! ¡DETENTE!

Cubrí con mi cuerpo al príncipe esperando nuestro final, pero este no llego, no escuche más el aleteo, no había más que el sonido de la destrucción, pero las alas de la bestia no sonaban más.

—¿Por qué habría de detenerme? Tu rey me quito todo, es justo que haga lo mismo.

—Entonces serás igual que él —abrí los ojos para observar a un sujeto moreno bastante alto, tenía puesta una armadura similar a la piel del dragón, sus ojos brillaban con un amarillo intento y su mirada era igual a la de la bestia —nosotros no debemos de pagar lo que nuestro rey hiso, de tener el poder de haberlo detenido lo hubiéramos hecho.

—Los humanos son egoístas y ambiciosos, es por eso que no puedo confiar en tus palabras, solo piensan en sí mismos, en lo que pueden tener sacrificando a los demás, nadie daría nada sin pedir algo.

—Te equivocas, no todos son así —me levante —el príncipe trato de detener a su padre, esta salvando al pueblo, no es egoísta.

Se me acerco con pasos firmes inclinándose hacia mí, su mirada dura nunca cambio, pero tenía una pizca de curiosidad.

—¿Tu eres así? —parpadee un par de veces —digamos que digo que parare de quemar todo, pero para eso tendrías que sacrificarte tú, ¿darías tu vida por todos ellos? ¿Los conoces al menos? —extendió la mano —¿serias una mártir? Una vida por miles.

No dude, no analice nada, solo tome su mano, el agarre de su mano se volvió un apretón en mi cuerpo, cuando una garra negra me llevaba, el aleteo se escuchó de nuevo, mis oídos se taparon y sentía que me faltaba el aire, las callosidades de sus garras se sentía sobre la piel de mis piernas, perdí la conciencia en algún punto del camino, pues lo siguiente que recuerdo es despertar en una cama mullida con un gritelle en mi tobillo.

El lugar parecía una especie de cabaña, la habitación era amplia, estaba bastante iluminada, el aroma en el lugar era similar al de una chimenea encendida, cuando el fuego es cálido, de ese que anhelas en los fríos inviernos, me baje de la cama, la cadena de mi tobillo estaba atada a una pared pero el largo me permitía moverme por el lugar, había una enorme ventana por donde entraba la luz, un enorme prado verde se extendía a lo lejos, nunca había visto tanto color en mi vida, lo único que hice fue parpadear y a pesar de que era prisionera sonreír.

—Pensé que te quedarías inconsciente más tiempo —me gire para mirarlo, su aura era abrumadora, sus ojos seguían de ese tono amarillo intenso, la mirada era de indiferencia, pero no sentía la misma hostilidad —te dejare comida, supongo que un poco de fruta y algo de beber será suficiente.

—¿Por qué sigo con vida?

—¿Tanto ansias la muerte?

Negué —Es solo que mi propósito fue claro, mi vida por la del pueblo.

—Muerta no seria la misma satisfacción, el pagar con tu vida no necesariamente es que tu alma abandone este mundo, puedes servirme hasta el final de tus días o tal vez como carnada para algún otro propósito, el quitarte la vida es mi última opción.

No dijo nada más, no se notaba interesado en entablar alguna conversación conmigo, solo dejo la charola con comida y salió de la habitación. Comí pues debía de mantenerme en pie, pero al mismo tiempo el aroma de la fruta recién cortada fue un agasajo. Mire el enorme librero en la habitación, todas los lomos contenían un lenguaje que no lograba descifrar.

Me levante para tomar uno, pero en definitiva esta escritura no la conocía, por suerte había un lugar donde poder asearme y atender mis otras necesidades, era algo extraño que todo estuviera tan bien preparado, como si una habitación de invitados se tratase.

No volví a ver al dragón hasta la casi la noche, entro con otra charola de comida, esta vez tenia una barra de pan y un tarro de mermelada, el aroma a café lleno toda la habitación.

—Esto parece apropiado también para ti —tomo la charola vacía y se dirigía a la puerta —si tomas un libro regrésalo a su lugar, odio el desorden.

—No entiendo que dicen de todos modos.

Exhalo un poco y recogió el libro de la cama, lo hojeo un poco antes de regresarlo a su estante.

—Es una lengua de hace miles de años, es lógico que no la conozcas, es raro el humano que puede leerla con facilidad.

—Tu conoces a la perfección mi idioma.

—El tuyo y otros cien más, he estado en este mundo suficiente tiempo como aprender cada uno de ellos, pero debes de comer y dejar de ser tan curiosa.

Los días comenzaron a pasar, cada vez eran mas prolongadas nuestras conversaciones, es raro como en una situación así te puedes adaptar, pero no me causaba el miedo que aquel día, su aura era pacifica, todo su ser era diferente a lo que creía, si tan solo se pudiera hacer algo para que pudiera ver que no somos como él cree.

—Levántate — abrió las cortinas dejando entrar la luz del sol, me senté dando un enorme bostezo —vendrán a medirte algo de ropa, es mejor que estes aseada y limpia, no quiero que me causes vergüenza.

Me quito el grillete de la pierna, pero al notar la marca entre morada y roja lo note tragar algo de saliva, apretó la mandíbula y se limito a tomar una cadena, para ahora atarme ambas piernas, como los esclavos que había visto en los palacios. Me saco de la habitación hasta llegar a una estancia enorme, la casa parecía estar bajo tierra, no era como una cabaña simple, cada pared parecía estar hecha de piedra lisa. Todo muy rustico, pero a la vez acogedor.

—Hola

Mire a quien me saludo, era un joven alto de ojos rasgados como los del dragón, también el color de estos era inusual de un purpura intenso, pero su aura era todo lo contrario a lo que el dragón reflejaba.

—Hola.

—Mi nombre es Jung Hoseok, tercer dragón de la aldea de la montaña.

—Un placer —me incline un poco —mi nombre es Sandra Lowel.

—Es encantadora, espero que lo que elegí para ti, quede a la perfección, con la poca información que me dio Nam hice lo que pude.

—¿Nam? —mire al dragón que estaba apoyado en la pared sin decir nada.

—Supongo que no se presentó.

—Lo hiso, destruyendo mi pueblo —el solo gruño y salió de ahí —perdón, se que nosotros hicimos daño primero, pero es doloroso ver como muere gente inocente por culpa de una sola persona, nuestro rey lo provoco de eso estoy consciente, pero ver todo lo que paso es terrible.

—Namjoon lo sabe, también le pesa que la ira lo hubiera consumido —se acerca con un baúl — pero raciona muy poco cuando su forma de dragón lo domina con alguna emoción fuerte, nosotros tratamos de detenerlo, pero ni Jungkook ni yo somos capaces de enfrentarlo.

—No sabía que había más de ustedes.

—También somos un pueblo —abrió el baúl sacando dos vestidos con colores brillantes —pero somos pocos los que podemos transformarnos en dragón, depende del poder que poseamos es nuestra fuerza y tamaño, Namjoon es el mas grande de todos —me entrega el primer vestido —pruébate esto.

Tome el vestido, Hoseok se giró, tal vez debería de sentirme incomoda por que no se vaya, pero no me siento amenazada por él, así que fue sencillo el cambiarme. Me acomode los listones para ajustar un poco mi cintura, pero en verdad me quedaba perfecto.

—Es precioso.

—No puedo creerlo —Hoseok me miro sonriendo —en verdad soy un genio, las medidas de Namjoon fueron demasiado exactas, me sorprende la verdad, entonces los otros también te quedaran.

—¿Tu sabrás para que me mantiene aquí?

—Eres su cargo de conciencia —sonríe —le gusta atormentarse, no es tan malo como lo hace ver —camina hacia la salida — ¡Oye Nam! Quítale las cadenas, ella no es tan aterradora como dices.

—¡Hoseok!

La risa de aquel dragón me hiso sonreír también, esta desapareció apenas entro Namjoon, ahora sabia su nombre, pero todo lo demás seguía siendo un misterio para mí.

—Te desatare, pero te advierto que será difícil escapar de aquí, así que no lo intentes.

—Hice una promesa y la cumpliré descuida.

Me quito las cadenas y se fue, no me hiso volver a la habitación, me dejo andar por lo que era su casa, todo estaba tan pulcro y sencillo, seguía adorando el aroma de todo el lugar, entre fuego y una especie mezcla de hierbas. Deambulé un poco y después me dispuse a seguir intentando leer.

Seguía sin entender eso del cargo de conciencia, además de que mi propósito en este lugar era muy incierto, extrañaba estar en la ciudadela, pero lo cierto es que no tengo familiares ahí, el príncipe era lo único que me quedaba. El hambre ataco mis pensamientos así que fui a lo que reconocí como una cocina para buscar algo para comer, miré pan, una rueda de queso, así como unos tomates, esperaba no se molestara si me hacia un bocadillo con esto. Me lo comería en mi habitación para no sentirme incomoda.

Cuando pasé por una de las habitaciones que ya había identificado como la de él, lo que vi me dejo paralizada. Nunca había visto el cuerpo de un hombre desnudo, menos un cuerpo así, toda su piel morena relucía ante la luz de la ventana, cada musculo estaba marcado, sintió mi mirada así que se giró hacia mí, mi vista por inercia se fue a su entrepierna, me gire inmediatamente, conocía como era un miembro masculino por algunos dibujos de los libros, pero este no era lo que yo esperaba, el tamaño era algo extraordinario así como la forma, un extraño calor me invadió el cuerpo, casi corrí hasta la habitación subiendo a la cama con el plato entre mis manos, mire el pan con el tomate y queso por bastante tiempo. Hasta que él entro, estoy segura que toda la sangre de mi cuerpo se fue a mis mejillas porque sentía un calor y rubor extrañamente fuertes.

—¿Solo eso comerás? —asentí —¿Comes carne? —volví a mover la cabeza en afirmación —mañana se caza así que traeré un poco, la cocinare para ti, perdona no tener algo mas que darte, pero no estoy seguro que es lo que comen los humanos, además de que siempre comía fuera de la casa.

—Esta, esta bien no se preocupe.

Desde ese momento su presencia me hacia ponerme nerviosa, era extraño que no le temiera antes, pero ahora si llegaba a rosar mi mano con la suya me ponía a temblar, cada vez notaba detalles diferentes, como sus expresiones cambiaban también, su seriedad no ocultaba su bondad, además de que cuando Hoseok lo visitaba el ambiente cambiaba, él se volvía mas cálido, lo iba conociendo a través de las interacciones de los que venían a la casa a ver a la humana que tenia cautiva. Extrañamente todos eran muy amables, pensé que me odiarían por mi raza, por lo que paso con su hogar, pero solo tenían curiosidad de tratar con uno, lo que poco a poco me envolvió en un raro sentimiento de pertenencia.

Sin darme cuenta tenia un mes en este lugar, había logrado descifrar la mayor parte del lenguaje de los libros, gracias a las pocas clases que recibía de Jungkook, un dragón con enormes ojos azules, tenia la manía de olerme el cabello cada que venía, recibiendo un gruñido por parte de Namjoon. Se me había olvidado que vine como prisionera, que estaba cautiva por este enorme dragón.

Me sumergí en la enorme tina que usaba para asearme, suponía que el tamaño era por el dragón, me recargue en una orilla, usando mi brazo como almohada, sentía un poco de fresco en la espalda a comparación del agua que siempre estaba en la temperatura adecuada, esperaba que todos en la ciudadela estuvieran mejor, costaría demasiado reparar todo aquello, pero si alguien podía hacerlo seria príncipe.

Cuando salí de la tina, miré un hilo rojo corriendo entre ellas, mi periodo había llegado.

—No puede ser.

Intente buscar algo para usarlo de compresa, pero en mi desesperación resbale, torciendo mi tobillo, el golpe se escuchó fuerte, por lógica Namjoon también lo escucho.

—¿¡Que paso!? —corrió hacia mi —¿Estas bien? ¿Esta herida? hay sangre.

—Por los dioses —el dolor desapareció siendo reemplazada por la vergüenza — váyase, estoy bien, estoy bien.

Mi desnudez era lo que menos me importaba, estaba horrorizada por que me viera en esta situación, me dieron ganas de llorar, él lo noto, se quito la camisa que llevaba encima para colocármela encima, me quedaba enorme, metí las manos y el me cargo.

—No haga eso, se manchará de sangre, estoy muriendo de pena por favor.

—No me incomoda, te has hecho daño y no puedo dejarte ahí nada más.

—La sangre no es por eso, es, es —aprete los ojos —es normal que suceda en una mujer.

—Entiendo, traeré a alguna hembra del pueblo para que te sientas más cómoda.

Salió y en menos de cinco minutos una mujer entro por la puerta, con ropa limpia y lo que parecían compresas, sentí un alivio enorme.

—Nosotras se nos presenta de manera diferente, pero tengo conocimiento en las hembras de tu especie, espero esto te sirva, el señor Kim estaba muy preocupado, te ayudare a asearte de manera rápida, parece que tienes el tobillo lastimado, sin mencionar que el olor a sangre humana es demasiado fuerte para nosotros.

—¿Lo repudian?

—No, es muy dulce, huelen como una presa, no me malentiendas, jamás comeríamos a un humano, pero no quita el hecho de que su sangre sea una tentación.

Me ayudo a cambiarme, antes de salir casi corriendo del lugar, miré la camisa de Namjoon manchada en una de las sillas, pero no podía levantarme para lavarla, menos cuando lo vi entrar con un vendaje y un tarro en las manos.

—Vendare tu tobillo, traje un ungüento para que la inflamación baje.

Sujeto con cuidado mi pierna, lo notaba tenso, así como si el tocarme le causara alguna especie de molestia, eso me hacia sentir mal, respiro hondo y se trono el cuello.

—No es necesario, puedo hacerlo sola, no quiero que siga sintiéndose incomodo, la mujer me explico la situación, lo entiendo.

—No creo que lo hagas —sus ojos se posaron en los míos —no es incomodidad lo que me provocas, es tentación, una muy fuerte tentación.

Termino de vendarme y salió de la habitación.

¿Tentación?

¿Una fuerte tentación?

No entendía al principio a que se refería, después recordé el rubor que me causo verlo desnudo, recordé su cuerpo fuerte y el corazón me latió con mas fuerza así como el cosquilleo en mi estómago, existe otra palabra, una mas fuerte para esto a lo que se refiere.

Deseo.

La tensión entre los dos había crecido, prefería el tipo de tensión del principio, donde sabia el origen, donde era por lo que había pasado entre nuestros pueblos, donde solo me hablaba para lo necesario, no ahora, donde cualquier palabra de su boca me hacia pensar en lo grave que era su voz, en como sus labios se movían, hasta cuando bebía agua era algo que me provocaba, mirarle la espalda enviaba una corriente eléctrica a través de mi cuerpo. No es la primera vez que una sensación de este tipo esta en mi cuerpo, me paso algunas veces con el príncipe, pero ahora eran mas fuertes, mas intensas, incluso un poco dolorosas.

Me sentía con algo de calor, pero no por el clima, ni por fiebre, estaba sensible, mi centro palpitaba, ahora lo había visto de nuevo sin camisa, y la imagen me acompaño hasta la hora de dormir, recordé como se tensaban sus músculos al cargarme, como las venas de sus brazos se marcaban. Mi mano se acerco a mi entrada, toque un poco por encima y la sensación fue un poco liberadora, pero no era suficiente, moví mis dedos sobre esa protuberancia que clamaba atención, mis dedos resbalaban por la humedad excesiva, los pezones me dolían al apretarse contra la tela de mi camisón, empuje un poco mis dedos para tratar de meterlos, pero un espasmo me ataco sacando un gemido que no pude contener, con mi mano libre aprete mi pecho, seguían sin ser suficiente, deseaba un poco más, pero un solo dedo no me saciaba. Me retorcía en la cama tratando de alcanzar más profundidad, mordía el camisón para así bajar un poco el volumen de los ruidos que la fantasía de Namjoon me provocaba.

—Namjoon —susurre apenas, mientras el placer empezaba a recorrerme desde la punta de los dedos, hasta llegar a mi nuca.

—Si esperas que me controle después de esto, estas muy equivocada humana.

Sus ojos brillaban en la oscuridad, en dos zancadas estaba sobre de mi quitando mi mano de mi intimidad, la acerco a su nariz y después a su boca chupando mis dedos de manera lenta, su lengua tenia una textura diferente de la mía, pero no era desagradable, menos escuchando como un gruñido se acumulaba en su garganta. La bestia estaba aquí en una forma mas temible, una forma que deseaba.

Encendió una vela, dejándome apreciar ese cuerpo esculpido, quito las cintas de su pantalón mientras me veía como una presa, tal cual, mi boca trataba de decir que se detuviera, pero mi labio temblaba un poco ante la idea de experimentar un placer aun mas grande del que mis dedos podían darme.

Su miembro se asomo de inmediato, esta vez lo vi un poco mas grande que aquella vez, me parecía imposible, pero estaba erguido y palpitante, me tomé el descaro de apreciarlo aun más, aprovechando que mi pudor estaba consumido ante el deseo. La forma si era similar a la de los libros, pero con unas diferencias notorias, la punta era algo ancha y no tenia una forma redonda, lo largo tenía algunas líneas marcadas, pero sin ser las venas, me acerque gateando ante la curiosidad de verlo más de cercas.

El se quedo quieto esperando a mi siguiente movimiento, mis manos lo tomaron para acariciar esas partes rugosas, se sentía duro pero la piel era suave, él había chupado mis dedos lamiendo algo de mi sabor, seria de mala educación no hacer algo similar. Acerque mis labios a la punta, apenas alcance abarcar la circunferencia sin que se sintiera mi quijada dislocada, metí apenas la mitad, no podía abarcar más.

—Usa tu lengua.

Una orden simple y clara, en cuanto la moví, la saliva se acumulo en mi boca, haciendo más fácil para mí el saborear de aquel miembro caliente.

No era yo en este momento, estaba siendo consumida por el deseo, por el sabor y aroma de un dragón, tomo mi cabeza y me separo de su miembro, sus pupilas estaban dilatadas, de un tirón hiso girones mi camisón, dejándome expuesta ante esa mirada lujuriosa, que no hiso mas que darme mas calor.

—¿También ustedes se abren para recibirnos?

No sabia a que se refería, hasta que se acomodo encima de mi separando mis piernas, se alineo en mi entrada y empujo un poco fuerte, mis manos se aferraron a las sabanas y un grito ahogado salió, ardió demasiado, pero por la sensibilidad y humedad previa fue soportable.

—Veo que no, pero no puedo ir mas despacio, no cuando aprietas de esta manera —me levanto sin salirse de mi —si estoy encima de ti, seré más rudo, de esta manera tu te moverás a tu manera.

—No se como —me tomo la cadera y me bajo lento, note como trago saliva, yo sentía que no cabria todo, pero las líneas alrededor de su miembro hacían la sensación placentera y la forma de la punta daba en un lugar que yo no alcance con mis dedos —señor Nam..

—Dilo mas fuerte, di mi nombre mas fuerte, grítalo, si me vas arruinar, lo harás como se debe, gimiendo y suplicando por más.

—Estoy tan llena, me siento llena, se siente bien, Namjoon por favor.

—¿Mas rápido?

Asentí mordiéndome el labio, cuando abrió mis nalgas para bajarme y subirme mas rápido, atrapo mi boca en un beso, me mordía mientras mis pechos rosaban sus pectorales, encaje mis uñas en su espalda, pero no le hice ni un rasguño, a comparación de su miembro la piel de su cuerpo era un poco mas dura, casi como si tocara sus escamas, podía sentir su calor y los sonidos graves de su garganta mientras me devoraba de nuevo.

—No creo que sea posible que me arranques el miembro, pero parece que así lo deseas, pensé que serias más delicada, pequeña humana.

—¡Namjoon!

Se clavo y mi cuerpo se tenso de nuevo, la sensación de placer que mis dedos me habían dado, no era ni por asomo la mitad de buena de la que estaba sintiendo ahora, sus labios se deslizaron por mi cuello succionando lento la piel de este, se detuvo a sentir mi pulso y una genuina sonrisa apareció en su rostro, sentí como me lleno por completo con una estocada lenta, saco su miembro que estaba lleno de sangre además de bañado de sus fluidos y los míos.

—¿Te hice daño?

—No, eso sucede al ser la primera vez en una humana.

—¿Jamás habías estado con alguien? —negué — ¿no es un instinto básico?

—No tanto, es más complicado para nosotros.

—Siento que debo disculparme.

Atrape su boca con la mía y empecé a frotarme de nuevo, me sentía cansada, pero necesitaba más, me recostó y de nuevo lo metió dentro de mí, estaba tan duro de nuevo, su cuerpo empezó a mostrar algunas de las escamas de su forma de dragón, sus expresiones eran feroces mientras me embestía, no podía dejar de tocarlo, de ver como las venas de su cuello se tensaban ante el placer, la mujer dijo que ellos jamás se comerían a un humano, pero Namjoon ahora me devoraba completa, tanto mi cuerpo como mi alma.

La cama no nos fue suficiente, aun después de estar mas de cuatro veces juntos, en la tina desee volver a montarlo, su boca succionaba mis pechos, y sus manos dejaban marcas de pertenencia en mi cuerpo.

Amanecí en su cama con su brazo alrededor de mi cintura.

—¡Namjoon! —Jungkook entro despertándonos a los dos — ¡el príncipe se acerca! —nos miro —creo que no le entregaremos a la humana, ¿no es así?

—Solo se la llevara de aquí si me asesina.

Salió de la cama dejándome un tierno beso, no quería una guerra de esto, pero no me iría de aquí, no ahora.







ES UN ONE SHOT, ASI QUE NO HABRA MAS PARTES, 

Saben que el tema de fantasia no es mi fuerte asi que no sean muy duras con sus comentarios,.

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