Capítulo 7
Eric
Me siento muy mal. Creo (creo) que estoy consciente. Medio consciente diría yo. Todo me da vueltas y veo borroso, muy borroso. Vamos, que estoy borracho. No tenía que haberme bebido esa botella entera de un trago por una apuesta, porque, encima de no ganar nada, creo que me voy a morir. Tengo el móvil entre las manos, y me parece que estoy hablando con... a ver que enfoco... con una tal "princesa", Vega, eso es, Vega. No siento las manos, no se si quiera como soy capaz de seguir escribiendo; ¿qué me ha dicho ahora? Ni siquiera puedo leerlo, todo se está volviendo más borroso, más oscuro, más...
—¡Eric!
Escucho mi nombre en eco. Alguien me llama desde lejos, muy lejos.
—¡Eric!
Oscuro.
—¡Vamos tío, despierta!
Luz, otra vez. ¿Dónde estoy? Aún escucho música de fondo. Supongo que esté en el mismo lugar en el que estaba cuando la oscuridad se apoderó de mí.
—¡Eric!
Creo que oigo la voz de Dani. Mi mejor amigo. Dani.
—¿Dani?
—Si tío, soy yo, estoy aquí.
Está sentado en el césped junto a mí, agarrándome por los hombros para incorporarme un poco, o para ponerme de lado para que no me ahogue con mi propio vómito.
—Dani... —consigo articular— te quiero, Dani...
—Lo sé, amigo lo sé —responde él, dándome palmaditas en la espalda— yo también te quiero, Eric.
—Dani... —continuo farfullando.
La verdad es que doy bastante pena ahora mismo.
—Vega... ya viene a buscarte, aguanta.
¿Qué? ¿Ha dicho su nombre o ha sido solo mi mente de borracho?
—¿Vega?
—Sí, tranquilo, llegará enseguida, tú solo... aguanta tío. No te mueras, por favor.
—Ten, que beba agua —dice entonces otra voz.
Alguien se sienta junto a nosotros y me acerca un vaso de cristal a la boca. Al principio la sensación de frío contra mis labios ardiendo me provoca un espasmo, me arde demasiado. Pero el líquido de su interior me hace comprobar que tan solo quieren darme de beber agua para sobrellevar mejor la que llevo encima.
—Gracias... —murmuro tocando la pierna del desconocido que se ha sentado a mi lado.
—Nunca lo había visto así —es la voz de uno de los gemelos, creo, pero no sé de cuál, por favor no me hagáis deciros de cuál— ¿Qué le ha pasado?
—Ha aceptado una estúpida apuesta y se ha bebido una botella de ron entera de un trago.
—Joder, ni que quisiera morirse.
Pues sí. En eso estaba pensando cuando acepté esa apuesta. A ver, en morirme no, pero en querer olvidar absolutamente todo lo que ha pasado estos dos últimos días sí. No porque Vega haya hecho algo mal, o porque me haya enamorado de ella o algo así; vamos a ver, solo han pasado dos días. No ha sido nada de eso, no... simplemente apareció Quina y me puse a hablar con ella, y chupito tras chupito tras chupito tras chupito... la besé, y entonces pensé en que no debería haberlo hecho, y ella me dijo algo sobre mi novia... sobre Vega, y yo intenté hablar con ella, pero se fue y... y alguien anunció la apuesta con la botella en alto y yo me la bebí. Después de haberme metido por lo menos diez chupitos de yo qué sé qué.
Eso es todo lo que recuerdo. Luego salí a tomar el aire y de repente me surgió una urgente necesidad de hablar con Vega, y la llamé, pero no me lo cogió, así que le envié un mensaje, creo, y ahora estoy en el suelo con la cara y la ropa llenas de vómito.
Sí que me ha durado el plan de la novia falsa. Dos días. Nuevo récord.
—¡Eric! —alguien vuelve a decir mi nombre, que de nuevo escucho en forma de eco.
Es una chica, tal vez sea ella. Vega. Vega...
—¿Está bien? Dios mío, vamos llevarlo dentro.
—Está bien aquí, Quina, no te preocupes, vuelve a la fiesta —dice mi amigo Dani, poniéndome una mano encima para evitar que me levanten.
Lo cierto es que si me levanto ahora mismo vomitaré otra vez.
Lo cierto es que esa chica, no es Vega.
Lo cierto es que ahora sí que quiero morirme.
—¡Pero tiene que...! —continúa esa chica, que es Quina, al parecer.
—¡Te he dicho que no te preocupes! Ya hemos llamado a alguien para que vengan a buscarlo, vuelve a la fiesta y mañana ya hablarás con él si quieres. Quina, por favor.
No escucho la voz de Quina otra vez, así que supongo que hace caso a Dani y se marcha, o se habrá quedado ahí plantada sin decir nada. Yo que sé. Solo veo manchas verdes borrosas, el césped, y gente andando de un lado para otro, lo que hace que me maree más todavía. Así que cierro los ojos.
—¡No te duermas! —Dani me da pequeñas bofetadas para que me mantenga despierto.
No quiero abrir los ojos. Necesito cerrarlos. Pero si los cierro me desmayaré otra vez, y lo más probable es que me despierte en la UCI de algún hospital, y no quiero eso. Solo quiero despertarme mañana en mi habitación como si no hubiera pasado nada, y morirme. Y ver a Vega, quiero ver a...
—¡Vega!
Sí. Vega.
—Ya estoy aquí, siento haber tardado tanto, me ha costado conseguir que mis padres me dejaran el coche, ¿cómo está?
Sus palabras suenan muy atropelladas. Está muy nerviosa y preocupada. Preocupada por mí, por su novio falso. Un novio falso que ya le ha puesto los cuernos el segundo día de relación. ¿Véis ahora por qué no tengo novias?
—Está consciente, pero creo que lo mejor será que lo lleves a un hospital.
—¡No! —es lo único que consigo decir, a parte de mover el brazo.
No quiero ir a un hospital y que llamen a mi casa. Aún tengo 17, soy menor, y llamarían a mi padre. No quiero que mi padre sepa esto y me pegue una paliza mañana por la mañana cuando me despierte. Además, le dije que dormiría en casa de Dani porque iba allí a estudiar. Típica excusa que mi padre decide creerse para no pensar en lo patético que puede ser su hijo, como lo estoy siendo ahora mismo.
—¡Vale! Vale —la voz de Vega, aunque está nerviosa, me tranquiliza— nada de hospitales, ¿qué tal un sitio tranquilo donde pasar la borrachera?
Me gusta esa idea, sobre todo porque la música de la fiesta está haciendo que me empiece a doler la cabeza. Así que asiento lo mejor que puedo, y dejo que me levanten entre todos.
—Pero Eric... —la voz de Quina otra vez.
Aunque no dice nada más, y simplemente me resigno a caminar junto a Dani y el gemelo que sea, que me llevan por los brazos siguiendo a Vega hasta su coche, una enorme mancha gris en el asfalto.
Una vez subido al coche y puesto el cinturón, me parece oír que mis amigos me dicen algo más, aunque no soy capaz de distinguir nada más que sonidos amortiguados, y entonces el coche arranca con un suave rugido y, aunque nos movemos despacio, el aire que entra por la ventanilla bajada me da en la cara y consigue refrescarme un poco.
***
—¿Te encuentras mejor?
Me despierto sentado en un banco en el parque. No sé exactamente en qué parque estoy ni cómo he llegado hasta aquí. Escucho el fluir del agua de una fuente cerca, y grillos, como en las películas, y unas pocas farolas iluminan el lugar y a nosotros, sentados en este banco.
—¿Eric? ¿Estás bien?
—Un poco mejor, gracias.
Me doy cuenta de que ya puedo hablar.
—¿Dónde estamos? ¿Cuánto tiempo he...?
—En un parque cerca de mi casa —me interrumpe Vega antes de que termine la pregunta— te he traído en coche, llevas dormido un buen rato. Me alegro de que al menos ya puedas hablar.
Su voz suena... no enfadada, exactamente. Decepcionada. Sí, suena muy decepcionada.
—Gracias por venir a buscarme —le digo, intentando sonreír sin éxito.
—He intentado limpiarte el vómito de la camisa, pero no he podido hacer mucho.
Bajo la mirada y veo mi camisa de cuadros con unas enormes manchas oscuras, aunque sin rastro del vómito.
Joder. Que puto asco. Me ha limpiado el vómito de la cara y de la camisa y yo le he puesto los cuernos con Quina. Bueno, "cuernos", así, entre comillas. Aún así, doy puto asco.
—Vega... yo, eh...
—No digas nada, solo respira y recupérate. Mañana hablamos, si quieres.
—Pero tengo que decirte...
—Astrid no ha tardado ni dos minutos en enviarme una foto de ti besando a Quina. Sí es eso lo que me querías decir.
—Vega, lo siento...
—¿Por qué? —se gira en el banco para mirarme de frente— Eric, te conocí ayer. Literalmente, ayer. Me da igual lo que hagas con Quina o cualquier otra chica.
—Pero has venido a buscarme.
—He venido porque, a pesar de que, como he dicho, te conocí ayer, te considero mí amigo. Aunque creo que es más por el hecho de que no tenga más de dos que porque realmente seamos amigos.
—Sí somos amigos —replico, girándome para ponerme frente a ella también.
—Lo dices porque estás borracho, pero da igual. El caso es que, seamos amigos o no, no iba a dejarte ahí tirado, sobre todo si Dani contaba conmigo para ayudarte. No soy tan mala persona.
Lo sé.
—Lo sé —repito en voz alta.
Y, tras unos segundo de silencio, añado:
—¿Por qué Astrid tiene tu número de teléfono?
—Quién sabe —se encoge de hombros, con indiferencia— la pregunta aquí es, ¿por qué tú tenías el número de Maica para pedirle el mío?
—Oliver me lo pasó. No quiso darme tu número directamente porque tenía miedo de que te enfadases con él, pero me dijo que se lo podía pedir a Maica. Ella se sorprendió de que tuviera el suyo pero no le dio muchas vueltas, y, como la buena amiga que parece que es, me dio tu número.
Sonrío un poco. Levemente. Todavía tengo apenas fuerzas para seguir respirando.
—Lo que es Maica es una cotilla. Darle el número de tu mejor amiga al playboy de la clase es...
—Calla, por favor.
He sonado más brusco de lo que pretendía, pero no soporto oír esa palabra.
—¿He... he dicho algo malo? —
Silencio. Tengo que explicárselo pero no tengo fuerzas.
—¿Eric?
Está preocupada.
—Está bien, lo siento —dice tras un instante más de silencio.
Ahora parece más triste que preocupada. Yo soy el que lo siente Vega. Lo siento. Lo siento. Lo siento. Yo sí que soy una mala persona.
—Son las cuatro, ¿te parece bien si te llevo ya a casa?
Yo asiento y dejo que Vega me ayude a levantarme. Me lleva a rastras hasta el coche y me ayuda a subirme en él.
—A casa de Dani —digo, simplemente.
A estas alturas creo que ya sabe que no puede sacarme mucha más conversación, ya que enseguida llama a Dani y le pregunta dónde vive. Tras una breve llamada, arranca el coche y me lleva hasta allí, sin decir nada más durante el camino; cuando llegamos Dani ya está en la puerta esperándome, me ayuda a bajar del coche, se despide de Vega y me mete dentro de la casa. Y todavía puedo oír el suave motor del coche arrancando antes de que mi amigo cierre la puerta.
————————
¡Gracias por leer! Espero que os haya gustado mucho este capítulo ❤️ si es así, comentadme qué os ha parecido y si tenéis ganas de leer más cosas sobre nuestros dos protagonistas 😍
Los comentarios y los votos siempre me ayudan mucho, así que si te ha gustado, ¡házmelo saber! 🥰
Gracias ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top