Capítulo 31: Iglesia

Trish

Una vez que dejé a Grecia con su padre, entré a la iglesia a paso rápido para ir a mi lugar como madrina. Luego de que me pusiera en mi puesto, pude sentir la mirada de Carter y Oliver sobre mí.

—¿Qué? —modulé.

Los dos negaron, pero no dejaron de darme algunas miradas.

Yo sabía perfectamente lo que pasaba: estaban sorprendidos de verme con un vestido tan elegante y bonito. Sí, Trish Cullen no era fan de los vestidos, menos de esa clase de vestidos, ¿y qué decir de los tacones? Pero eso no quería decir que no iba a usarlos en un matrimonio.

Sí, me había puesto un vestido de color de un azul brillante con un escote en V y unos tacones no tan altos de color piel. Era una teñida bastante simple, pero era algo que alguien como yo jamás utilizaría.

Casi un minuto después de que yo entrara, Grecia apareció en la puerta, tomada del brazo del señor Smith. Aún cuando tenía el velo puesto sobre su rostro, podía ver que tenía una enorme sonrisa.

¿Qué podía decir de Carter? Nunca en la vida lo había visto sonreír tanto. Aun podía notar algo de nerviosismo en él, pero era lógico considerando que ese sería uno de los días más importantes de su vida probablemente.

Cuando el señor Smith dejó a Grecia a un lado de Carter en el altar, mi vista se desvío hacía Oliver y pude notar algo de tristeza en su mirada. No había que ser un genio para saber que le sucedía, era obvio que esa situación le recordaba a su fallido matrimonio, el que no había sido ni un cuarto de estrepitoso que ese.

Por supuesto que yo había asistido al matrimonio de Oliver, aun cuando no le agradaba a Ely, después de todo, yo iba de parte de él, no de ella.

Entre los dos habían decidido casarse solo por el civil, ya que ninguno de los dos era creyente. Más que una ceremonia planeada, lo que habían hecho había sido una idea repentina de tomar una hora en el registro civil, llevar unos cuantos amigos y unirse en matrimonio... supuestamente para toda la vida. Ni siquiera habían invitado a sus familias, ya que ninguna estaba en Seattle.

No quería ser cruel, pero desde el momento en que a Oliver se le había ocurrido esa grandiosa idea de casarse con Ely, yo había tenido un mal presentimiento... algo así como que no durarían para siempre porque Ely era una psicótica y Oliver un idiota. ¿Quién diría que después de todo no me había alejado tanto de la realidad? Lo único era que Ely había resultado ser más psicótica (sin olvidar mentirosa) y Oliver había resultado ser más idiota, tan idiota que en ese momento le seguía importando la opinión de su exesposa respecto a él.

La ceremonia siguió como todos los matrimonios por la iglesia. Yo no estaba muy pendiente de lo que hablaba el cura, más bien miraba a mis dos amigos y lo lindos que se veían así, juntos. Si bien, yo no era una persona romántica y no pretendía tener una ceremonia así algún día, debía decir que me alegraba vivir ese momento con ellos.

Una vez que llegó el final de la ceremonia y el cura permitió que los novios se besaran, una enorme sonrisa se formó en mi rostro. Pude notar que a Oliver le había pasado lo mismo, ¿y como no? Si habíamos conocido a esos dos de hacía tantos años, de cuando Grecia era una tonta que salía con Sawyer y Carter era un futbolista mujeriego... como habían cambiado las cosas.

Después del beso, Grecia y Carter caminaron por el pasillo de la iglesia en dirección a la salida, donde los esperaba el auto que los llevaría a la casa donde sería la fiesta.

Cuando los dos estuvieron en el auto, me encontré con que Oliver estaba a mi lado.

—Fue más hermoso de lo que me había imaginado... y no la cagamos —comenté.

—Por ahora —dijo Oliver—. Aun nos queda toda la tarde, noche y madrugada —me recordó.

—Gracias por el ánimo.

Hubo un silencio de unos segundos y cuando pensé en decirle que ya nos fuéramos a la fiesta, Oliver se me adelantó:

—No esperaba verte así.

Yo lo miré con una ceja enarcada.

—¿Así cómo? ¿Bonita?

—Tú ya eres bonita, Trish, solo que hoy te ves... bueno, como otra Trish —dijo—. Y aunque creo que esta es muy atractiva, la otra también lo es.

Y entonces las palabras se me quedaron atrapadas en la garganta. No tenía idea que podía responder a algo como eso, ni siquiera se me ocurría una broma para relajar el ambiente... por primera vez podía decir que un hombre me había dejado sin palabras.

—T-tú también te ves bien.

Por Dios, había dicho la cosa más básica que se me había podido ocurrir y no solo eso, si no que había tartamudeado. Eso me perseguiría el resto de la vida.

—¿Escuché bien? —preguntó Oliver—. ¿Trish Cullen acaba de tartamudear ante un cumplido? Y no solo eso, ¿si no que me hizo un cumplido a mí?

—Ya cállate —le dije, para luego darle un palmazo en el hombro.

Oliver solo soltó una risa, la que unos segundos después se acalló repentinamente y yo pude imaginar la razón. No debía ser coincidencia que yo sintiera una energía fría y tétrica detrás de mí.

—Oliver —lo llamó Ely, quien había aparecido junto a su amante.

Dios, no quería ser cruel, pero debía admitir que Oliver se veía bastante desventajado frente a ese hombre moreno de un metro ochenta y algo, marcado y con ojos color miel. Ese tipo servía para modelar en Calvin Klein, Oliver quizás podía servir para un comercial de concientización sobre la influenza y sus consecuencias.

—Hola, Ely —la saludó Oliver, fingiendo tranquilidad.

En eso pude sentir como su mano se deslizaba hacía la mía lentamente, hasta que terminó entrelazando sus dedos con los míos.

—Él es Shawn —nos lo presentó—. Y tú ya conoces a Oliver, mi exesposo.

—Claro —dijo Shawn, tendiéndole la mano a Oliver.

Oliver le respondió el saludo de mala gana y luego me miró.

—Ella es Trish, mi pareja —me presentó.

Pareció que Ely se había atragantado con su saliva porque de la nada había comenzado a toser. Eso me hizo pensar que entonces recién se estaba creyendo el que Oliver y yo éramos algo y antes solo lo había dicho para incriminar a Oliver de algo.

—Perdón —se disculpó una vez que dejó de toser—. Me trapiqué.

—Tranquila —le dije yo—, aunque no entiendo por qué la sorpresa, según tú, esto se veía venir desde antes de que tu tuvieras algo con Oliver, por eso hiciste de todo para poner distancia entre él y yo, ¿o no?

Un silencio de muerte se había instalado entre los cuatro. De pronto eso ya no parecía una boda, si no que un funeral.

—¿Disculpa? —preguntó Ely—. No sé qué películas te creaste en tu cabeza Trish, pero yo nunca me sentí amenazada por ti... no eres la clase de mujer por la que las otras se sienten amenazadas.

Entonces pude ver como una pequeña y malévola sonrisa se le formaba en el rostro. Pero no, a Trish Cullen nadie le daba un golpe bajo sin recibir uno más bajo. Ahora ella vería la razón por la que siempre debió temerme.

—Bueno, como sea... ya nos tenemos que ir a la fiesta. Nos vemos ahí.

Jalé a Oliver conmigo y una vez que bajamos las escaleras que habían afuera de la iglesia, me aseguré de que Ely y Shawn siguieran ahí y tomé a Oliver por la nuca con una de mis manos y le metí la lengua en la boca. Sí, frente a la iglesia.

Oliver, el de la familia católica, no se negó a nada, solo me tomó por la cintura y me apretó contra él para meterme su lengua también.

Sí, quizás Ely se había logrado casar con él, pero nunca lo había vuelto la mitad de loco de lo que yo lo hacía... en todos los sentidos posibles.

Una vez que nos separamos, pude ver que Ely y Shawn ya no estaban por ahí.

—Eso fue un buen comienzo —me dijo Oliver.

—Exacto, un comienzo —le dije, guiñándole el ojo.

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