Capítulo 30: Matrimonio

Oliver

Me sentía un poco egoísta por estar sintiéndome mal por mis problemas el día que debía estar feliz porque mi mejor amigo de hace años se casaría con una de mis mejores amigas. Debía estar felices por ellos y disfrutar ese día como nunca, pero me era muy difícil acallar la parte de mi cabeza que me recordaba que Ely y su nueva pareja estarían ahí para hacerme sentir patético.

En ese momento estaba con Trish en la sala de estar de los Caruso, esperando a que Carter y Grecia aparecieran para ir al registro civil de Italia. La unión civil sería un tanto más privada, solo iríamos la familia directa y nosotros que seríamos los testigos.

Carter apareció primero, vestido con un traje negro y corbata azul oscuro. No era la ropa que usarían en la iglesia, esa solo era para ir al registro civil.

Yo me levanté del sofá y fui al lado de Carter.

—¿Cómo estás, hermano?

Carter tomó aire y luego lo botó, algo tembloroso.

—Nervioso, pero feliz.

Yo le di unas palmadas en la espalda y le sonreí.

—Todo va a salir increíble.

Grecia llegó a la sala unos minutos después, estaba vestida con un vestido blanco de seda que le llegaba un poco más arriba de las rodillas. Era bastante simple, pero se veía tan bonita como siempre.

Los cuatro fuimos juntos al registro civil, en donde nos encontramos con las familias. Ahí estuvimos todos esperando a que nos llamaran, lo que demoró un poco más, pero no lo suficiente para que Grecia entrara en crisis.

Todos entramos a una sala un tanto pequeña para tanta gente, pero nos acomodamos bien. Frente a un mesón estaba el oficial del registro civil y frente a él se pusieron de pie Grecia y Carter. Yo me quedé a un lado de Carter y Trish se puso a un lado de Grecia, mientras todos los demás estaban alrededor.

—Buon pomeriggio a tutti. Siamo qui riuniti oggi per unire in matrimonio Carter Bianco e Grecia Smith. Questo è un momento speciale e significativo nelle loro vite, e siamo qui per essere testimoni del loro impegno reciproco —dijo el oficial del registro civil.

Si bien, yo no entendía más que el italiano básico, sabía más o menos como se llevaba acabo un matrimonio civil, así que podía suponer lo que estaban diciendo.

—Prima di continuare, voglio chiedervi se è vostra volontà libera e spontanea sposarvi l'uno con l'altra. Carter è tua volontà sposare Grecia? —siguió el oficial.

—Sì, è la mia volontà —dijo Carter.

—Grecia, è tua volontà sposare Carter?

—Sì, è la mia volontà —respondió Grecia.

—Perfetto. Ora procederemo con la lettura degli articoli del Codice Civile relativi al matrimonio —dijo el oficial, para seguir leyendo los documentos que tenía enfrente—: Dopo aver ascoltato gli articoli del Codice Civile, vi chiedo di nuovo: Carter, accetti Grecia come tua legittima sposa, promettendo di esserle fedele, rispettarla e sostenerla nella salute e nella malattia, nella prosperità e nell'avversità?

—Sì, accetto —dijo Carter.

En ese momento comencé a sentir que la garganta me apretaba.

—Grecia, accetti Carter come tuo legittimo sposo, promettendo di essergli fedele, rispettarlo e sostenerlo nella salute e nella malattia, nella prosperità e nell'avversità?

—Sì, accetto —respondió Grecia.

Luego de eso, procedieron a ponerse los anillos y firmaron el documento que los convirtió en marido y mujer ante el registro civil de Italia.

Entonces todos celebramos abrazando a los novios y felicitándolos por su unión.

Una vez que la ceremonia termino, fuimos de vuelta a la casa, ya que ahí nos arreglaríamos todos para ir a la ceremonia en la iglesia.

Yo me vestí rápidamente con mi esmoquin negro y corbata azul y luego fui a ayudar a Carter a vestirse. Le arreglé bien el esmoquin y le armé su moño para que todo se viera perfecto.

—Estoy nervioso —dijo Carter.

—Ya estás oficialmente casado.

—Sí, pero falta ante los ojos de Dios, según tus papás esa sería la parte más importante —bromeó.

—Sí, no me lo recuerdes.

—Pero como sea, a mi familia también le importa esto —me dijo—. Son italianos, por supuesto que son católicos devotos, así que quiero que la nonna quede contenta con mi unión ante Dios.

—Todo va a salir bien, Carter —lo tranquilicé—. Piensa, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué Grecia se arrepienta ahora y no llegue a la iglesia?

Carter se quedó tieso como una tabla y entonces supe que la había cagado. ¿Desde cuando yo tenía tan poco filtro?

—No, no, no pienses eso, solo fue un ejemplo muy tonto —le dije, intentando arreglar mi error—. Ya se casó contigo por el civil, no se va a arrepentir ahora.

—Pero ¿y si...?

—No, "pero" nada —lo detuve—. Deja de pensar en eso.

Carter tragó y asintió, aunque no lo veía muy convencido, pero lo importante era que mantuviera la calma y no se fuera a desmayar o algo por el estilo.

—Bien, ya es hora de que nos vayamos. Tenemos que esperar en la iglesia —le dije a Carter.

Él asintió sin decir nada, pero me siguió fuera de la habitación en la que estábamos y luego salimos de la casa para irnos con los hermanos de Grecia a la Iglesia.

En el camino iba pensando en dos problemas: el que Carter estuviera actuando tan nervioso y el que pronto me encontraría con Ely en persona. Las dos eran cosas muy malas, pero sabía que lo más importante en ese momento era mantener a Carter en su lugar, con vida y con las rodillas en su lugar.

Una vez que llegamos a la iglesia, la nonna fue directo a Carter para decirle lo bonito que se veía, mientras yo me mantenía mirándolo y conversando de vez en cuando con los hermanos de Grecia.

—Espero que no se arrepienta ahora porque si se atreve a dejar a mi hermana en el altar, no va a vivir para contarlo —me dijo Paris.

—No, no... ¿Por qué lo dices? —pregunté con curiosidad.

—Porque pareciera que en cualquier momento va a salir corriendo.

—Solo está nervioso —aclaré—. Yo creo que tiene más miedo de que tu hermana sea la que no llegue.

—Sí, bueno, podría conseguir algo mejor —dijo London—, pero ella ya ama a Carter, así que dudo que se arrepienta a último momento.

—Me alegra saberlo.

Al ver que Carter estaba hablando con su familia y estaba completo, me comencé a desviar a otros lugares buscando a otra persona. No la vi por ahí, pero sabía que debía llegar en algún momento, sabía que no dejaría plantada a Grecia en su boda. Sí, no era que mi ex fuera la persona más noble y decente del planeta, pero sabía que no era mala amiga con Grecia.

Minutos después, comprobé que no estaba equivocado. Ely apareció dentro de la iglesia, tomada del brazo del idiota ese con el que me había engañado.

Al principio pensé en que debía aceptar mi destino y saludarla como un adulto maduro, pero cuando estaba por moverme en dirección a ella, sentí mis piernas temblar.

«Oh, no, eso no es una buena señal. Aborta misión».

Sin pensarlo más, me di media vuelta y me dirigí hacia donde estaba Carter.

—Me va a dar algo —le dije—. ¿Por qué no morimos los dos mejor?

—¿Ya llegó Ely?

Yo asentí.

—Esperemos que Grecia también llegue.

—Deja de decir tonterías, claro que llegara —le dije. No estaba para sus estupideces en ese momento.

Pude ver que Ely se quedó junto a otros amigos que compartía con Grecia y que habían asistido a la boda, mientras yo estaba pegado a Carter y él a mí. Estaba seguro de que no había algo más que deseáramos en ese momento que el que Grecia apareciera en la iglesia.

—¡Ahí viene la novia! —gritó uno de los invitados.

—Bien, hermano, llegó tu momento —le dije a Carter, tomándolo de los hombros y sacudiéndolo un poco.

Carter botó un montón de aire que tenía contenido de hacía bastante rato, me imaginaba, y entonces se comenzó a mover para ir a su puesto como novio. Yo me coloqué a su lado y los dos miramos hacia la puerta de la iglesia, esperando a Grecia.

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