Capítulo 3: Destruido

Trish

—Ella no puede tener esa clase de dieta —me dijo Carter—. Espero que se tranquilice y sé de cuenta de que unos centímetros más no son nada terrible... seguramente ese vestido estaba hecho para mujeres sin pechos y ella tiene... lo que no me parece malo. ¿Te parece que sea malo?

—No, claro que no.

Por lo que había sabido, la prueba de vestido de Grecia no había sido la mejor. Esos centímetros de tela que deberían agregarle al vestido que le había gustado la estaban atormentando, muy probablemente porque le traía recuerdos de otro vestido en el que no había podido entrar bien.

—Bueno, si necesitas ayuda con eso, solo dime.

Ambos estábamos trabajando a esa hora en el laboratorio. Trabajamos como como químicos en un laboratorio desarrollando y probando productos para una marca de maquillaje cruelty free.

Carter había entrado años antes que yo a trabajar con esa marca y una vez que uno de sus compañeros había dejado el puesto, me recomendó a mí y no me llevó demasiado esfuerzo conseguir el trabajo, ya que, hasta ese momento, tenía buenas recomendaciones de otros trabajos.

—Ah, y te quería decir que ya teníamos sus pasajes de avión comprados —me dijo Carter—. El tuyo y de Oliver.

—Genial, aunque yo podía pagarlo, te lo dije.

—No me importa, es un regalo —me dijo—. Además, necesito que los dos vayan y no haya contratiempos.

—No les voy a fallar, ni siquiera llegaré drogada a la ceremonia.

—Te agradecería mucho eso.

Después de unos segundos de silencio, decidí hacer una pregunta que me estaba cuestionando en mi cabeza unos días atrás.

—¿Sabes si Ely irá a la boda?

Ya sabía que Grecia le había dicho que la invitaría antes de saber sobre el divorcio con Oliver y, aunque aun no la invitaba oficialmente, sabía que Grecia se sentiría presionada a hacerlo.

De todas formas, Ely seguía siendo su amiga y sabía que Oliver ni siquiera intentaría influir en eso. Oliver era demasiado correcto para meterse en una amistad ajena solo porque una de esas personas era su futura exesposa.

—Bueno, aun no enviamos las invitaciones oficiales, pero Ely le había dicho a Grecia que no se perdería nuestra boda por nada del mundo... —me dijo, claramente algo complicado—. Oliver me dijo que le daba igual, que él no pondría ningún problema.

—Yo no estaría preocupada por Oliver...

—Sí, ya sé, pero Ely es amiga de Grecia, no se atrevería a hacer un escandalo en su boda —dijo, casi como si intentara convencerse.

Carter no tenía problemas con Ely, pero tampoco se había hecho grandes amigos como había pasado conmigo. En parte, creía que Carter no veía una amistad tan buena en Ely y Grecia... y yo tampoco lo hacía.

¿Estaba celosa de la amistad de Grecia y Ely? A veces, pero no me sentía reemplazada ni de chiste. Trish Cullen no era reemplazable, ni siquiera por una mujer esplendida como Ely. ¿Podía Ely conseguir un matón o un traficante? No, pero yo sí y, por Grecia, yo era capaz de cometer uno que otro crimen menor, Ely no.

Además, luego de todo lo que había pasado debido a esa relación falsa entre Carter y Grecia, nuestra amistad se había consolidado e incluso, cuando me presentaba a otras personas, me ponía el título de "mejor amiga". Ely, por otro lado, solo era su amiga y alguna vez compañera de trabajo.

Así que no, no estaba celosa de la amistad de Grecia con Ely, más bien temía un poco por Grecia porque ella era una persona más susceptible y manipulable. Por otro lado, Ely era una persona controladora y manipuladora, ¿no sonaba a que era una relación un poco peligrosa?

—Esperemos que no lo haga.

Luego de esa conversación, seguimos con nuestro trabajo. En ese momento estábamos probando una nueva formula para unos labiales de larga duración, algo que no era de lo más fácil. Como mujer que usaba maquillaje, sabía lo molesto que era que los labiales no duraran o se transfirieran y como química, sabía que crear una formula que durara lo suficiente era un desafío... ese labial era un desafío personal.

[...]

Estaba por acostarme a ver una película, cuando sentí que alguien tocaba la puerta.

No era normal que alguien me tocara la puerta a esa hora. Si bien, no era tan tarde, ya no era una hora normal de recibir visitas o paquetes.

Una vez que abrí, me encontré con Oliver.

—Dios, te ves como si te hubieran arrollado.

—Bueno, si un idiota me dio un golpe con su auto en un paso peatonal —comentó—, pero me veía mal antes de eso. Él solo se encargo de dejarme con un dolor extra en el cuerpo.

—¿Me estás jodiendo?

—No... casi se orina cuando le dije que era abogado.

—¿Y no terminó de atropellarte ahí? —me hice a un lado para dejarlo entrar—. Porque es lo que yo hubiera hecho.

Oliver pasó y luego dijo:

—Por eso no tienes licencia.

—No, es porque no la necesito. No tengo auto.

—Sí, pero...

—Esto no se trata de mí, Oliver —lo interrumpí—. Esa licencia la debería tener desde hace como diez años, no es tema novedoso, pero tú... ¿qué te pasó?

—Ely me pasó —me dijo—. Está convencida de que hay alguna forma de sacarme una compensación económica, pero yo soy abogado, me encargué de asegurar todos mis bienes antes de casarme.

—¿Entonces?

—No hay manera de que me saque algo, pero aun así no da su brazo a torcer y llevo días durmiendo mal porque no me deja en paz...

Oliver peinó su cabello hacía atrás. El pobre estaba bastante desesperado.

—¿Quieres algo de hierba? Eso ayuda a dormir.

Pareció pensarlo un momento y luego asintió. Lo bueno de Seattle era que la hierba era legal y, definitivamente, ese había sido uno de los motivadores para mudarme ahí.

Llevé a Oliver a mi cuarto y ambos nos acostamos en la cama con una pipa de agua para comenzar a fumar. Mis gatos, Pierre y Marie, estaban acostados encima de un sillón que tenía en una esquina, el que más que nada me servía para acumular ropa, así que abrí la ventana para que el humo no les afectara.

—¿Cómo terminé así? —preguntó Oliver, de pronto.

—¿Así como? ¿Cómo un fracasado?

—¿Crees que soy un fracasado?

—¿Te referías a eso?

—No, me refería a que terminé en un matrimonio destruido cuando hace dos años creí que Ely era perfecta para mí...

—Entonces olvida lo de fracasado —hice una pausa—. Oliver, ella no era para ti.

Oliver se giró para mirarme.

—¿Por qué lo dices?

—Porque simplemente no lo era y no quiero que te asustes..., pero se parece a tu mamá —confesé.

Nunca le había querido comentar que su esposa se parecía en carácter a su madre, si se lo decía, quizás arruinaría su vida sexual.

Oliver se quedó pensando un momento y poco a poco su ceño comenzó a fruncirse más, hasta que terminó por hacer una mueca de asco.

—Dios, no puede ser... se parece a mi mamá.

Yo asentí.

—¿Por qué crees que tú mamá la quiso tanto?

Oliver fingió un escalofrío.

Yo había conocido a la mamá de Oliver años atrás cuando aun teníamos alguna clase de relación más que amistad. Oliver me había invitado a su casa unos días para después irnos juntos a la mía en Minnesota. Obviamente, yo tenía mis reservas acerca de conocer a su familia porque el solo hecho de que fueran tan apegados a la religión católica me daba indicios de que no seríamos compatibles.

En efecto, no fuimos compatibles. La madre de Oliver me detestó y podía sentir que temía que su hijo y yo fuéramos pareja o que él me pudiera embarazar. Aun así, toda la familia era amable conmigo. Cuando pensé que no tendrían problemas en decirme criticas destructivas, me había equivocado, eran bastante reservados, más bien eran de los que hablaban a tus espaldas.

La madre de Oliver no me decía nada malo a la cara, solo sabía que me detestaba porque la había oído por accidente y porque Oliver me había comentado algunas cosas. ¿Qué pensaría Dios de que una de sus fieles seguidoras fuera una excelente mentirosa?

Por otro lado, los padres de Oliver habían adorado a Ely por razones tan estúpidas como el que estuviera bautizada, que se vistiera con ropa que le cubría la mayoría del cuerpo y que fuera femenina. Al menos, el que les hubiera gustado dejaba en claro que no debían ser racistas porque, con lo conservadores que eran, temía que tuvieran todos los prejuicios clásicos de una familia republicana.

—Bueno, me alegra saber que me voy a divorciar de mi madre —dijo, luego de varios segundos en silencio—. Aunque pudiste decírmelo antes...

—Te lo oculté por tu bien, después no habría forma de que tu pene funcionara con tu esposa —le dije.

Oliver soltó una pequeña risa y luego tomó una calada de la pipa.

¡Holis!

¿Cómo están? ¿Les gustó el capítulo? Espero que sí.

Vengo a recordarles que me sigan en mis redes sociales: instagram (@tori.magic) y mi TikTok (toris_style). Ahí subo cositas que quizás les interesen 😊

Que tengan un lindo día y esperen el próximo capítulo. ¡Besitos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top