Capítulo 15: Viaje
Trish
Tenía una relación de amor-odio con los aeropuertos. Por un lado, me parecían lugares divertidos por tener tantos aviones entrando y saliendo. Por otro, era insoportable tener que estar tanto tiempo esperando encerrada ahí, donde un café salía mucho más caro que en el exterior y no había mucho más que hacer que sentarse, comer o comprar.
A diferencia de otras veces, por lo menos estaba acompañada.
Normalmente viaja a Minnesota sola unas dos veces al año, ya que Seattle quedaba más lejos que Athens de mi ciudad natal. Cuando estudiaba, podía ir sin problemas unas tres veces o más al año, pero desde que me había mudado a Washington se me hacía más difícil por temas de tiempo y dinero.
Obviamente, el vuelo era mucho más largo de Seattle a Saint Paul, por lo que era bastante tedioso para mí y aunque me solía ver alguna maratón de películas, me sentía mucho más cómoda viajando junto a alguien… aun si ese alguien era Oliver.
Estaba un poco nerviosa por cómo se comportaría mi madre una vez que viera a Oliver porque había cometido el error de comentarle que se había divorciado, lo que, en su cabeza, significaba que estaba disponible para mí.
Mi mamá adoraba a Oliver, lo consideraba un hombre decente, inteligente, trabajador y guapo… eso era mucho más de todo lo que tenían los especímenes que alguna vez le había presentado. Por eso, en parte entendía sus ganas de querer metérmelo por los ojos.
En ese momento estaba sentada en el sector de espera cerca de la puerta de embarque que nos tocaba. Oliver había ido a hacer alguna cosa que no había especificado, así que yo me mantuve pensando en todo lo que haría en Saint Paul.
Ese no sería un viaje cualquiera para ver a mi familia, esa vez llevaba a Oliver y si lo llevaba era porque tal vez tendría que encontrarme con el desgraciado que me había abandonado hacía casi tres décadas, lo que además me recordaba lo vieja que estaba.
De pronto, una notificación de mi celular interrumpió mis pensamientos y cuando me metí a revisar, me encontré con una foto de Marie y Pierre comiendo sus golosinas de la mano de Carter. Por suerte, él y Grecia se habían ofrecido a cuidarlos en mi ausencia a pesar de todo lo ocupados que estaban con sus propias vidas.
Volví a bloquear mi teléfono y a dejarlo sobre el bolso de manos que tenía en mis piernas para regresar a mis pensamientos.
Mantuve mi vista pegada al frente, al menos hasta que un carraspeo me interrumpió.
—¿Estás bien?
Levanté mi vista hacía Oliver, quien estaba de pie a mi lado.
—Sí, algo aburrida —mentí.
Por la expresión en el rostro de Oliver, pude notar que no se había tragado mi mentira, pero conociéndolo, no me insistiría.
Rara vez Oliver me insistía para hablar de mis sentimientos, no porque no le importara, más bien no quería presionarme. Él sabía que, si necesitaba hablar algo, se lo comentaría.
—Te traje un mocaccino —me dijo, para luego entregarme uno de los vasos de café que tenía en las manos—. ¿Quieres algo para comer?
Yo negué.
—No, no te preocupes. Con esto estoy más que bien —aseguré.
Oliver se sentó en la silla de al lado y ambos nos quedamos en silencio, bebiendo de nuestros cafés, al menos hasta que yo decidí romper el silencio.
—Le dije a mamá que te divorciaste de Ely.
Oliver se encogió de hombros.
—No es como que tu mamá le pueda decir a la mía. Da igual.
—No es ese el problema, Oli.
—Ay, Trish, no creo que siga queriéndome de yerno —dijo, dándole poca importancia—. Hice fracasar un matrimonio en menos de dos años.
Sí, podía ser que ese matrimonio fallido no fuera una gran referencia, pero eso tampoco le quitaba las cualidades que mamá siempre había destacado de él.
—Bueno, solo te lo advierto, en cualquier caso.
—Tranquila, ya verás.
Quizás Oliver tenía razón y mamá ya no tenía esperanza de que nosotros tuviéramos algo de verdad, después de todo, no me había insinuado nada por teléfono en todo este tiempo y cuando le había comentado que llevaría a Oliver conmigo esa vez, solo se había alegrado porque lo vería de nuevo después de varios años… Sí, podía ser que ya se hubiera rendido.
[…]
—¡Ay, si cada día te pones más guapo!
Antes de siquiera saludarme a mí, mamá se había abalanzado a abrazar a Oliver, casi como si el fuera su hijo.
Oliver recibió el abrazo con una sonrisa y rio ante el comentario de mi madre.
—Gracias, Miriam, tú también te ves maravillosa como siempre —le dijo Oliver.
Yo estaba a un lado de los dos, con las maletas a un lado y mi bolso aun colgado en mi hombro, esperando a que se soltaran.
—Mamá —la llamé.
—Ya voy, Trish, dame un momento —me pidió.
Yo no le estaba pidiendo que me saludara como a Oliver, lo único que quería era que dejara de bloquear el comienzo de las escaleras. En ese momento solo quería dejar mis cosas en mi cuarto.
—Solo muévete un poco, por favor —le pedí—. Lleva a Oliver a la cocina para que le des comida o algo.
—¡Ah! —exclamó mi madre—. Hice un pie de limón que te va a encantar.
Mi mamá tomó del brazo a Oliver para guiarlo a la cocina, mientras le hablaba de su receta de pie de limón mejorada.
Yo por fin pude subir las escaleras con mis bolsos y, una vez dentro de mi cuarto, los dejé en el piso.
Mi cuarto aun parecía el de una adolescente, ya que no había querido cambiarlo luego de irme a la universidad. A mi parecer, era inútil cambiar algo que no iba a volver a ocupar en mucho tiempo.
Todavía tenía algunos posters de cantantes pegados en la pared, algunos tenían algunas esquinas roñosas o un poco despegadas; también tenía muchas cosas pegadas en la pizarra de corcho que había sobre mi escritorio, muchas de ellas tenían que ver con la universidad o mi primer trabajo; y seguía teniendo las mismas alfombras y cortinas que tenía de hacía años.
Se sentía bien que, de vez en cuando, pudiera ver esas cosas y recordar un poco el pasado, me hacía sentir bastante cómoda.
Unos minutos más tarde, Oliver apareció en mi cuarto con sus bolsos y un pedazo de pie de limón en su boca.
—No pensé que tu mamá pudiera cocinar mejor de lo que ya lo hacía, pero lo logró —me dijo, aun con comida en la boca.
—¿No te preguntó nada de Ely?
Oliver negó, haciéndome sentir más aliviada. Conociendo a mi madre, si tanto quisiera que Oliver y yo tuviéramos algo, ya hubiera indagado en su vida amorosa considerando los acontecimientos más recientes.
—Muy bien, todo va mejor de lo que esperaba.
Oliver dejó su bolso más grande en mi cama y comenzó a rebuscar dentro de él.
—Acabamos de llegar, Trish.
—Gracias por tu animo… agradece que nunca me importa lo que digas o ya hubiera tenido un ataque de ansiedad —le dije.
—No lo dije para ponerte ansiosa, solo era sincero —me dijo—. No soy supersticioso, pero tampoco creo que sea una buena idea cantar victoria antes de tiempo.
—Como sea —dije—. Solo mantente en silencio.
Luego de sacar algunas de mis cosas de mis bolsos, decidí darme un baño con agua caliente. Mis músculos habían quedado bastante tensos después de un vuelo tan largo y consideraba que no había nada mejor para destensarlos que una tina llena de agua caliente que si calentaba un poco más, podría quemarme.
Una vez que salí del baño, ya era hora de la cena, por lo que me vestí y bajé las escaleras hacía la cocina.
Mamá, tal como yo, era una mujer de ciencia, pero también tenía otros gustos. Había estudiado odontología, pero uno de sus más grandes hobbies era la cocina. En ese preciso momento se encontraba haciendo unos rollos de canela.
Oliver estaba ahí con ella, ayudándola en lo que le pidiera y no ayudándome a mí en nada. Lo único que provocaba con esa actitud era darle más material de buen hombre a mi madre.
Mientras ellos seguían cocinando, yo estaba sentada en la isla de la cocina, tomando un vaso de jugo y comiendo un sándwich. Debía admitir que Oliver sí tenía algo de atractivo a veces, por ejemplo, en ese momento, con las magas arremangadas de su camisa, mientras amasaba y se le marcaban levemente las venas de sus brazos…, pues no se veía tan mal.
Aun así, seguía siendo un poco pálido para mi gusto, casi podía ver el color de sus venas. La verdad era que no me encantaban los hombres de color leche blanca.
De pronto, sentí que alguien carraspeó en la habitación y supuse que no había sido mi madre, ya que ella estaba en el lavaplatos lavando algunos implementos.
Cuando levanté la mirada para ver a Oliver, quien estaba a unos centímetros de mí en la isla de la cocina, me lo encontré mirándome fijamente y con una sonrisa en el rostro.
Yo lo miré un poco confundida.
—¿Se te perdió algo? —me preguntó.
Ah, no. Yo no iba a permitir que ese se creyera la gran cosa conmigo.
—¿Has pensado en intentar tomar sol?
Oliver rodó los ojos, probablemente harto de ese tipo de comentarios de mi parte.
—Sabes que no puedo.
—Bueno, a veces creo que te ves mejor como un tomate que como leche sin sabor —bromeé.
La piel de Oli era muy delicada. Las pocas veces que se había puesto al sol por más de diez minutos, aun con protector solar, había quedo completamente rojo y con algunas quemaduras leves.
Aun recordaba una vez que habíamos ido a un día de playa con Carter y Grecia. Oliver se había tenido que echar bloqueador cada media hora y se había mantenido casi todo el tiempo debajo de una sombrilla. Lamentablemente, llegó un momento en la tarde en la que se había dormido, el sol se movió de lugar y con ello la sombra de la sombrilla que le cubría el rostro… Una vez que habíamos llegado al departamento de Carter y Grecia, nuestra amiga lo había llenado de pepinos en el rostro para que aliviara sus quemaduras.
Oliver puso una expresión de desagrado, quizás con algo de dolor. Era probable que hubiera recordado sus malas experiencias con el sol.
—Que bueno que no vine a este mundo a complacerte, Trish.
—Sí, bueno, ya estarías muerto si así fuera… —susurré a modo de broma.
Oliver rio. Claramente, él sabía que jamás le había deseado la muerte… no en serio. La única vez que estuve cerca de quererlo muerto, fue cuando me había hecho perder dinero en un casino dándome unos números horribles con los que jugar a la ruleta, pero más allá de eso, jamás había deseado que Oli desapareciera de la faz de la Tierra.
Si era sincera, mi vida sin Oliver hubiera sido mucho más aburrida y vacía
¡Holis!
Lamento no haber actualizado el jueves. Tuve algunos problemas y no pude revisar el capítulo, pero no se preocupen, después de este capítulo subiré uno más para compensarlos 😊
¡Besitos!
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