Capítulo 6: La Alianza
Carter
Muy universitarios éramos, pero el chisme acerca de que Grecia y yo habíamos tenido sexo había corrido más rápido que auto de fórmula 1.
Más de tres cuartas partes de la universidad hablaba de nosotros, de que Grecia era una infiel desalmada y que yo era un vengativo psicópata.
Mientras tanto, Sawyer había hecho oficial su relación con Nina diciendo que ella siempre había sido una buena amiga que lo había apoyado, mientras el sufría en una relación con la toxica y controladora de Grecia, lo cual era una vil mentira.
Nina y Sawyer habían comenzado a hablar con frecuencia solo un mes atrás, por lo que eso de su amistad no tenía sentido si los conocías. Y, por otro lado, el que Grecia fuera una celosa toxica y narcisista tampoco tenía sentido cuando sabía que realmente Sawyer era un actor y manipulador de primera.
—Quedaste como un imbécil —me dijo Oliver—. Un psicópata manipulador que usó a Grecia para vengarse de Sawyer. Eres un equivalente a Ted Bundy.
—Ted Bundy fingía tener un brazo roto para secuestrar mujeres, violarlas y luego descuartizarlas... ¿En qué se parece a mí? —pregunté, molesto.
Oliver pareció complicado.
—Bueno, si lo pones así... creo que exageré —aceptó—. Pero si es cierto que quedaste muy mal parado... también Grecia, algunos dicen que necesitan internarla porque debe tener personalidades múltiples.
Sí, eso lo sabía y ahora todo el mundo me lo estaba recordando, incluido mi compañero de cuarto.
—¿Cambiaría en algo que lo de Grecia fuera algo serio?
Oliver me miró sorprendido.
—¿Te gusta Grecia?
Yo negué rotundamente.
—Cuando la vi por primera vez me pareció muy bonita, pero no es muy agradable.
La verdad era que la primera vez que la había visto había quedado un tanto flechado por ella, siendo que no era muy mi tipo. No solía salir con chicas tan altas, ni rubias, pero ella tenía algo que me había dejado atontado por unos días.
Claramente nunca tuve la oportunidad de hablarle directamente hasta que me enteré de que salía con Sawyer y entonces, como si la vida quisiera molestarme, me la tenía que topar más que seguido. Para ese entonces, Grecia ya se había hecho una mala idea de mí y mi percepción de ella había cambiado, incluso había comenzado a molestarme que creyera que podía juzgarme por las cosas que le contaba su novio cuando realmente no me conocía.
—¿Qué tiene de malo Grecia?
—No lo sé con exactitud, pero le hizo caso en todo a Sawyer —le expliqué—. Me odiaba sin razones más allá de que su novio me odiaba.
—Bueno, pero eso no la hace mala —me dijo Oliver—. La hace un poco ingenua... y sabemos que no tiene personalidades múltiples.
No podía asegurar eso, no pasaba tanto tiempo con ella, pero no parecía ser alguien fuera de lo normal.
—Como sea, responde mi pregunta.
—No entiendo tu pregunta —me dijo—. Si no te gusta en serio, ¿entonces cómo tendrías una relación seria con ella?
—Porque no tiene que ser una relación real como tal... solo sería de nombre, aunque eso Sawyer no lo sabría. Él creería que ella y yo nos queremos de verdad y conociéndolo, eso lo volverá loco —expliqué.
Oliver pareció estar procesando mi idea.
—¿Quieres fingir una relación? ¿Cómo en las películas?
Yo lo miré confundido.
—¿Qué clases de películas ves?
—A mi mamá les gustan esas películas románticas —explicó—, pero ese no es el punto.
—¿Y cuál es?
—Es que esas relaciones falsas necesitan consentimiento de ambas partes, hermano —respondió—. ¿Tú crees que Grecia se va a coludir contigo?
Yo me encogí de hombros.
—Yo no soy santo de su devoción, pero hay un dicho que dice: "el enemigo de mi enemigo es mi amigo" —le dije—. Ahora que ambos compartimos a Sawyer de enemigo, podemos implementar una relación de negocios.
—Bueno, inténtalo —me dijo Oliver—. Ahí me comentas cómo te va. Ahora, tengo que ir a la biblioteca a estudiar civil.
—No te exijas tanto —le recordé—. Nos vemos más tarde.
—Adiós —se despidió, para salir del cuarto.
Me quedé pensando un poco más en la idea de hacer una alianza con Grecia. No sabía si ella aceptaría, pero no perdería nada con proponérselo.
[...]
—Yo que tú ando con cuidado —me dijo Tony, mientras nos poníamos el uniforme—. Quizás Sawyer va a estar buscando la excusa perfecta para taclearte.
—Tranquilo, estaré atento —le aseguré—. Además, yo corro rápido, puedo esquivarlo.
—El problema es que no solo Sawyer estará en esas, todos sus amigos lo estarán —me dijo—. Al menos tenemos a Dante de nuestro lado, él también sabe fracturar.
Yo solté una risa.
Al menos yo, no tenía intenciones de lastimar a nadie, lo único que haría sería defenderme en caso de que intentaran hacerme algo.
Sorpresivamente, esa vez ninguno pareció estar poniendo los ojos en mí. Tal vez habían madurado y ya no me atacarían físicamente por tonterías sin sentido. Después de todo, éramos compañeros de equipo y a ninguno nos convenia tener tantos compañeros lesionados.
Una vez que me duché y cambié, comencé a caminar por el campus. Ya había terminado mi jornada e iría a la biblioteca para estudiar un poco de bioquímica.
En el momento en que entré a la biblioteca, pude divisar el cabello rubio de Grecia, por lo que no dude en subir y sentarme justo a su lado en la mesa que estaba usando.
Grecia levantó su mirada y ladeó su cabeza.
—¿Hola?
—Hola, ¿cómo has estado?
Soltó un suspiro, agotada.
—Ya no puedo estar en ningún lado de este campus sin que alguien me miré extraño o me diga algo —explicó—. Incluso me han llegado mensajes de odio por Instagram de distintas chicas, algunas diciendo que soy una manipuladora o una desesperada por atención que nunca amo a Sawyer.
—Cuanta sororidad —dije, irónico.
—No sé qué cosas más habrá dicho Sawyer de mí —dijo con tristeza, bajando la mirada—, pero deben ser terribles.
Realmente sentía pena por ella.
Yo era hombre, un hombre con muchos amigos y con muchas chicas detrás, la sociedad no sería tan cruel conmigo; pero con ella sería muy distinto. En situaciones como esas, incluso otras mujeres dirían cosas en su contra solo para ponerse del lado de Sawyer.
—Sé que esto es difícil, pero te tengo una propuesta para aminorar el daño —le dije.
Grecia volvió a levantar mirada.
—¿Qué propuesta?
Me acomodé en la silla para mirarla bien.
—Ahora mismo, todos creen que tú y yo nos coludimos para perjudicar a Sawyer, ¿no?
—Sí.
—Todos creen que yo te usé y que tú me usaste y Sawyer está muy feliz porque, muy en el fondo, sabe que entre tú y yo no pasó nada —le dije.
—¿Tú crees?
—Claro que sí, él solo vio la oportunidad de inventar una historia y lo hizo —aseguré—, pero toda su felicidad se hundiría si tú y yo fuéramos en serio, es lo que se merece por haber arruinado nuestras reputaciones.
Grecia me miró confundida.
—¿Quieres que tú y yo...?
—De mentira —me adelanté.
—¿Cómo ese cliché de películas adolescentes?
—¿Qué acaso soy el único que no ha visto una película de esa clase?
—Eres hombre de poca cultura, Carter.
Yo no pude evitar reír.
De pronto, alguien nos hizo callar, por lo que dejé de hablar y me dediqué a sacar mis cosas para estudiar.
Estuvimos dos horas en la biblioteca, cada uno en su asunto, hasta que comenzó a anochecer y entonces Grecia se tiró contra el respaldo de su silla.
—¿Crees que eso le duela? —me preguntó—. No, no que solo le duela, ¿qué le haga hervir la sangre?
Yo asentí con seguridad.
—¿A ti no que molestaría que tu ex se metiera con tu peor enemigo? Y peor aún, que se vieran felices —le dije—. Porque es una relación falsa, será mil veces más feliz que las relaciones reales.
—Sí, tiene sentido, excepto porque él me fue infiel y quiere decir que no le importo realmente —me dijo.
—Mira, te voy a explicar algo —comencé—. Los hombres como Sawyer son unos posesivos dementes y cuando sus ex consiguen otro novio, se enloquecen y mágicamente la quieren de vuelta, lo que empeora cuando el nuevo novio es un tipo con el que se odia a muerte.
Grecia rio.
—Tiene sentido —aceptó—. En ese caso, creo que voy a aceptar tu propuesta y vamos a llevar a cabo esta alianza.
Yo le di una sonrisa.
—Bien, le diré a Oliver que haga un contrato.
Grecia me miró divertida.
—¿Contrato?
—Claro, así lo haremos más serio.
Ella asintió con una sonrisa.
—Como digas.
No podía esperar a ver la cara de Sawyer cuando supiera de mi relación con Grecia, la cual, para él, sería real. Le explotaría la cabeza de pura ira.
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