Capítulo 5: Dar Vuelta la Situación
Grecia
Cuando desperté me encontré abrazando a Carter, con mi cabeza apoyada en su pecho.
Trish aún estaba en su cama durmiendo, con la cabeza casi colgando y el resto del cuerpo completamente desparramado.
Aun cuando Sawyer me había sido infiel, me sentía culpable de haber dormido en la misma cama que su enemigo y en esa posición.
Me alejé con cuidado de no moverlo y despertarlo, y me senté en la cama, mirándolo.
Carter también era guapo. Tenía el cabello castaño, ni tan oscuro, ni tan claro; unas pecas en las mejillas y la nariz que lo hacían ver un tanto infantil; y unos ojos café oscuros con unas pestañas bastante largas y crespas.
Llevé las manos a mis pestañas para tocarlas. No eran tan largas y bonitas como las de él.
«¿Siempre tienes que compararte con todos?», me pregunté a mi misma. Lo hacía sin querer, sin darme cuenta de que lo estaba haciendo a veces.
De pronto, Trish comenzó a hacer ruidos como si estuviera sufriendo.
Yo me arrastré por la cama para poder salir sin tener que molestar a Carter y fui en dirección a Trish.
—¿Trish? —pregunté, remeciéndola.
Ella se sacudió la cabeza y entonces comenzó a parpadear con fuerza.
—¡Ay, mi cabeza! —se quejó.
—¿Cómo estás?
—Hambrienta —respondió.
Después de toda la hierba que había fumado la noche anterior tenía mucho sentido que tuviera un hambre boraz.
—¿Qué tal si vamos a un café a comprar algo? —le pregunté.
Trish asintió, intentando incorporarse, hasta que quedó sentada y miró a Carter confundida.
—¿Ese es Carter?
—Ah, sí... su cuarto estaba ocupado, así que durmió aquí —le conté.
Trish me miró horrorizada.
—¿Durmió contigo?
—No, o sea, sí..., pero solo dormimos —aclaré.
—Sí, te creo —aseguró Trish. Lo decía en serio—. Sea como sea, él es el tipo que más odia tu amado Sawyer, ¿qué va a pasar si se entera?
Yo tragué saliva, nerviosa.
—Sawyer, bueno, él... lo vi besando a Nina Moore en la fiesta y creo que después hicieron más que eso —le conté.
Había sido algo brusca para decirlo, pero no había una forma de suavizar las cosas, tal vez podía ser incluso más directa y decir: "Sawyer es un idiota y me fue infiel".
La mandíbula de Trish casi cae al suelo.
—¿Qué el hijo de perra hizo qué?
—Lo que oíste —dije, avergonzada, comenzando a dar vueltas por la habitación—. No sé qué voy a hacer ahora.
—Vengarte —dijo, con obviedad.
Yo la miré para saber si hablaba en serio, pero entonces negué.
—Es algo exagerado —le dije—. Lo mejor es que simplemente lo deje y ya.
—¿Solo eso? —cuestionó—. Le diste casi un año de tu vida y tu tiempo, ¡tienes que cobrárselo!
Bueno, Trish tenía un punto. Me parecía muy injusto como Sawyer había traicionado mi confianza después de lo buena novia que yo había sido durante todos esos meses.
—¿Y que podría hacer?
—No me pidas tanto, eso corre de parte tuya —me respondió—. Pero lo mejor para atacar de un hombre, es su ego... consíguete a un tipo más guapo y popular y le vas a provocar pesadillas.
Con solo oír las palabras "guapo" y "popular", mis ojos se desviaron hacia Carter.
No, eso era demasiado extremo. Además, yo no le agradaba a Carter, no estaría dispuesto a ayudarme.
—No sé, debe haber algo mejor.
Trish se puso de pie y comenzó a peinar sus rizos con la mano.
—Podrías meterte a su cuarto, dejarle unos gramos de cocaína y llamar a la policía —sugirió—. Yo tengo un tipo que te puede hacer una oferta.
Yo negué aterrada.
—Mejor vamos con la primera opción —le dije—, pero primero, tengo que mandarlo al diablo. Yo no soy igual que él.
Trish asintió.
—Sí, y en público.
—No, que vergüenza —dije—. Todos se van a enterar de que soy una cornuda.
Me hubiera encantado humillarlo y desenmascararlo frente a muchas personas, pero si eso implicaba humillarme a mí, no estaba dispuesta a hacerlo.
—Bueno, pero debes dejarlo, hoy —dijo Trish.
—Sí, eso haré... de hecho, lo haré ahora mismo —dije—. Si quieres, adelántate con el desayuno.
Sin pensarlo más, salí del cuarto y me dirigí hacia el cuarto de Sawyer.
Una vez en el pasillo en el que se encontraba su cuarto, pude ver una de esas máquinas dispensadoras de bebidas en lata y, de pronto, comencé a pensar como lo haría Trish.
Volví corriendo a mi cuarto, donde Trish ya no estaba y Carter seguía durmiendo, y saqué dinero de mi cajón para volver al lugar donde estaba la maquina y comprar una bebida que fui batiendo hasta llegar frente a la puerta de Sawyer.
Luego de varios segundos de haber tocado, la puerta se abrió.
—Chiquita —me dijo Sawyer, con una sonrisa—. ¿Cómo te fuiste ayer de la fiesta sin decirme? Me dejaste preocupado... ¿no viste todos los mensajes que te dejé?
Que descarado era. Probablemente ni siquiera había notado mi ausencia hasta después de mucho tiempo, después de ya haberlo hecho con la que no era su novia.
—¿Sabes por qué me fui? —le pregunté, aun batiendo la bebida.
—No... ¿pasó algo? —preguntó, preocupado.
—¿Pasó algo? —lo imité con un tono de burla—. ¡Pasó que me engañaste con la animadora esa!
Los ojos de Sawyer se abrieron llenos de sorpresa.
—¿Yo? No, yo no he...
—¡Ni te atrevas! —le advertí—. ¡Y ahora, toma!
Intenté abrir la lata de bebida en su cara, pero se me quedó trabada.
Sawyer me miraba sin entender, mientras yo me quejaba y seguía forcejeando, hasta que después de varios segundos logré mi cometido y la bebida le saltó encima.
—¡Terminamos! —le dije, llena de ira, tirando la lata al suelo con lo que quedaba de líquido.
No me había dado cuenta de que había gente asomada por las puertas mirando hasta ese momento, pero decidí no molestarme por eso.
—¡Grecia! —oí a mis espaldas.
Oh, no, el idiota iba a seguirme.
Para evitar detenerme decidí bajar por las escaleras, pero pude sentir los pasos de Sawyer atrás de mí.
Apuré el paso lo más que pude y cuando estaba por entrar a mi cuarto, me topé de golpe con Carter, quien estaba saliendo.
Eso sí que sería malo.
—¡Carter! —exclamé sorprendida.
—¡¿Y yo era el infiel?!
Me volteé a ver a Sawyer, un poco asustada. Tenía que encontrar una forma de explicar eso y no quedar mal yo.
—No es lo que parece —aseguré.
No se me había podido ocurrir una frase más cliché que esa.
—Ah, ¿no? ¿Y qué significa entonces ver a este idiota salir de tu cuarto en la mañana?
—Eh...
—No es por Grecia, es por Trish —le dijo Carter.
—Oh, sí, claro... ¿y dónde está ella ahora?
Yo miré a Carter, quien negó disimuladamente, lo que significaba que Trish no andaba por ahí.
—Fue a comprar el desayuno.
Eso no debía ser del todo mentira, ya que estaba hambrienta y yo le había dicho que se adelantara con ese asunto.
Sawyer soltó una risa.
—Yo no soy idiota... ayer todos vieron que Trish apenas podía con ella misma —dijo Sawyer—. ¿No creo que te hayas acostado con ella mientras estaba inconsciente? ¿O eres esa clase de sujeto, Carter?
Abrí la boca sorprendida por la acusación de Sawyer a Carter, mientras él parecía haber quedado en shock. Una acusación tan grave como esa podía incluso provocar que expulsaran a Carter de la universidad y la policía lo investigara por una presunta violación.
Estaba por desmentir eso, hasta que Trish apareció ahí.
—¿Carter y yo? ¿Estás loco? —preguntó Trish—. No me gusta el estilo italiano.
—Entonces, eso deja más que claro la otra teoría —dijo Sawyer, cruzándose de brazos—. ¿Y así eres capaz de alegarme a mí?
—¡Yo no me acosté con Carter! —grité, molesta—. ¡Todo lo contrario a ti con Nina Moore!
—Eso, sigue sacándote la culpa, acusándome a mí sin pruebas —dijo—. En cambio, yo, tengo pruebas irrefutables y testigos, ¿verdad, Trish?
Trish soltó las bolsas que tenía en las manos, tirándolas al suelo y se cubrió los ojos.
—No, yo no veo nada.
Sawyer soltó una risa.
—Todos se van a enterar de la clase de mujer que eres, Grecia —me advirtió—. Y te vas a arrepentir de esto.
Sin decir más, Sawyer se alejó de nosotros y yo me quedé parada en mi lugar, en una clase de trance.
—Es un idiota, ¿en dónde cree que estamos? ¿En la preparatoria? —preguntó Trish, agachándose a recoger las bolsas—. Esto es una universidad y a nadie le interesa andar pendiente de las vidas ajenas y de chismes tontos.
—Sí —dije, casi como un susurro—. Debes tener razón.
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