Capítulo 17: Amenaza
Grecia
Desperté en la mañana por el sonido de un golpe contra el suelo y cuando miré hacia el lado, me encontré a Oliver quejándose en el suelo.
—¡Trish! —alegó.
Trish aún estaba dormida en la cama de Oliver y solo despertó cuando este la jaló de la ropa y la tiró al suelo con él.
Carter también había despertado con el ruido y lo primero que hizo fue ver la hora.
—Aún quedan tres horas para mi primera clase —dijo Carter, algo molesto.
Los cuatro nos habíamos quedado dormidos en el cuarto de los chicos. El día anterior había sido tan pesado que habíamos dormido más horas de lo normal.
Trish se volvió a subir a la cama y se acomodó como si fuera suya. Oliver la miró fastidiado, aunque ella le estuviera dando la espalda.
—¿Te vas a volver a acostar en mi cama?
Trish solo hizo un sonido de afirmación. Oliver resopló y se volvió a acostar al lado de Trish.
—¿Vas a seguir durmiendo? —le pregunté a Oliver.
—Sí, me lo merezco —dijo—. Ya mañana no podré darme estos lujos... mi primera clase también es en tres horas.
—La mía en más cuatro, así que ya cállense —pidió Trish, apenas modulando.
Yo rodé los ojos y no dije nada más.
De pronto, Carter paso un brazo por encima de mí, abrazándome y pegándome un poco más a él. Al principio me había tomado por sorpresa, pero luego me acomodé sin quitar el brazo de Carter. Mi primera clase también era en varias horas, por lo que podía dormir un poco más sin problema.
[...]
—¿Y las vamos a dejar aquí? —susurró Oliver.
—Ay, Oliver, son Trish y Grecia, ¿qué es lo peor que pueden hacer?
—¿Trish? Quizás, incendiar la habitación.
Hubo un silencio.
—Sí, pero Grecia está para detenerlo.
Tenía los ojos cerrados, pero había despertado por unos ruidos en la habitación. Los chicos ya se habían levantado, se habían ido a bañar y ya estaban terminando de reunir sus cosas para las clases.
—Está bien —aceptó Oliver, de mala gana—. Pero ya vámonos.
—Sí, ya voy...
Sentí como alguien me cubría con las sábanas y de inmediato supe que era Carter, no había forma de que Oliver hiciera algo como eso.
Después de dejarme bien tapada, sentí como Carter se alejaba y, unos segundos después, oí el sonido de la puerta cerrándose.
Un poco más de una media hora después, mi alarma y la de Trish sonaron al mismo tiempo. Ambas despertamos rápidamente y Trish comenzó a quejarse.
—Extraño las vacaciones —dijo.
—No seas floja y levántate —le dije, sentándome de golpe en la cama.
Me quedé mirando las sábanas que cubrían mis piernas, era un tanto extraño dormir en la cama de Carter y, lo peor, era que había dormido muy cómoda. Además, podía sentir el leve olor del perfume de mi novio falso impregnado en la ropa de cama y debía admitir que me gustaba.
—¿Te quejas de mi flojera y tú te quedas ahí sentada mirando las sábanas? —me preguntó Trish—. Ya levántate.
Yo sacudí mi cabeza y me quité las sábanas de encima para ponerme de pie y arreglarme para ir a la primera clase.
[...]
Me arrepentía de haber tomado tanto café, pero jamás me hubiera podido mantener atenta con tanta pereza que tenía en mi cuerpo.
No pude aguantar más las ganas de orinar y, aunque quedaran tan solo quince minutos para el final de la clase, debí levantarme de mi asiento y salir de la sala para dirigirme al baño.
Apenas entré al baño, oí unos ruidos extraños, pero los ignoré. Ese era el baño más cercano y con las ganas de orinar que tenía no lograría llegar a otro. Me metí en uno de los primeros cubículos para poder vaciar mi vejiga lo más rápido posible y una vez sentada en el inodoro, comencé a prestar atención a los sonidos a mi alrededor.
No me demoré mucho en saber que los sonidos eran de connotación sexual. En unos cubículos más allá debía haber una pareja teniendo sexo.
Claro, a esa hora los baños solían estar vacíos, ya que era hora de clases, y suponía que no me habían escuchado a mí entrar porque no se habían detenido y tampoco parecían estar intentando guardar silencio.
Cuando estaba secándome, sentí como se abría la puerta de un cubículo y supuse que era alguien saliendo de uno, ya que no había oído a nadie entrar al baño. Obviamente era la pareja que había estado escuchando, ya que no había visto otro cubículo ocupado.
Dude si salir de inmediato, ya que podía toparme con ellos y ponerme en una situación bastante incómoda, pero, por otro lado, sentía una gran curiosidad.
Abrí la puerta con cuidado, solo para ver por una rendija, entonces vi a una chica que no conocía, lo que me tranquilizo un poco. Lamentablemente, mi tranquilidad duró muy poco porque entonces, un poco más allá, pude divisar una espalda que conocía muy bien.
Sin pensarlo más, cerré la puerta y me quedé adentro, esperando a que se marcharan ambos.
Cuando sentí la puerta del baño cerrarse, solté un suspiro con alivio y salí del cubículo, pero me arrepentí de inmediato.
Sawyer estaba junto a la puerta del baño, había estado esperando a que saliera.
—No me esperaba esto —dijo.
Yo me acerqué a un lavamanos y me lavé las manos con nerviosismo.
—No diré nada —aseguré.
Obviamente, el problema era que la chica con la que había estado no era Nina y, por lo tanto, Sawyer le había sido infiel... tal como a mí. «Que sorpresa», pensé con ironía.
—¿Qué viste, Grecia?
Su voz sonaba un tanto amenazante, pero yo no iba a dejarme intimidar por él, por lo que en vez de responder su pregunta como un manso corderito, apoyé mis manos en el borde del lavamanos y pregunté:
—¿Cuántas veces me lo hiciste a mí, Sawyer? —lo miré—. Se un hombre y respóndeme con la verdad, ¿quieres?
—Lo que yo haga o haya hecho no es tú problema —comenzó a acercarse a mí.
—Ahora no es mi problema, pero antes... —me giré para quedar de frente a él—. Quizás cuantas veces estuviste con otra y yo ni cuenta me di... ¿para qué seguías conmigo?
Sawyer no respondió por unos segundos y cuando abrió la boca, dijo algo completamente distinto a lo que esperaba:
—Quizás hace cuanto tú te estabas metiendo con el imbécil de Carter —soltó una risa—. No tienes derecho a reclamarme nada, Grecia.
Sentí la ira subir a mi cuerpo. Odiaba que me acusara de algo tan vil que yo no había hecho y él lo sabía.
—Sabes perfectamente que yo no hice nada con Carter antes de terminar contigo —dije, al borde de las lágrimas—. ¡¿Y sabes qué?! ¡Olvídate de que voy a guardar tu asqueroso secreto!
Hice el ademan de irme, pero Sawyer me jaló de un brazo para acorralarme contra la pared.
—Si abres la boca, te vas a arrepentir —advirtió.
Yo solté su agarré sin titubear y sin demostrar ni una pisca de temor.
—No te tengo miedo, Sawyer...
Sin decir más, salí del baño lo más rápido que pude. No me detuve ni un segundo afuera, no quería que Sawyer me fuera a seguir y me alcanzara.
Lo cierto era que yo si le temía un poco a Sawyer, pero no podía darle el gusto de demostrárselo.
¡Holis!
Solo quiero decir que, con cada capítulo en el que aparece, Sawyer se vuelve más despreciable. Yo lo detesto mucho sjdjs
Espero que les haya gustado el capítulo y que les esté gustando la historia.
¡Besitos!
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