Capítulo 11: Invitación

Grecia

—No, lo conocí hace tiempo. Juega para el equipo de fútbol de la universidad —le expliqué a Paris.

Paris era mi hermano mayor, ya había terminado de estudiar y estaba trabajando como arquitecto en nuestra ciudad natal. Había vuelto a vivir con papá porque no tenía pareja ni planes de vivir con alguien más y papá estaba bastante solo y lo estaría más cuando, en unos meses, mi hermano menor entrara a estudiar.

A veces sentía algo de pena por papá y, con eso, algo de culpa. Al quedarse con la custodia de los seis, debido a que mamá tenía muchos problemas psiquiátricos, había dedicado su vida a cuidarnos y a trabajar por nosotros y, aunque él venia de una clase acomodada, éramos bastantes bocas que alimentar y debía contratar más de una niñera para que se ocupara de nosotros cuando él estaba trabajando.

Para ese entonces, mamá ya parecía estar mucho mejor, pero ya no era tan necesaria como cuando éramos niños, su único gran aporte había sido poner dinero para que pudiéramos estudiar.

Yo hablaba seguido con Paris o papá y esa vez, mi hermano me había llamado para saber que sucedía con el chico con el que había subido una foto dándome un beso en los labios.

Pero si terminaste con Sawyer hace un tiempo. No estás haciendo esto por despecho, ¿verdad? —quiso corroborar—. Porque eso sería terrible, Grecia.

—Te prometo que no...

Eso era cierto, lo hacía por venganza, no por despecho. Incluso, me parecía que la palabra "venganza" sonaba un poco exagerada para la tontería que estábamos haciendo... mejor dicho, solo estábamos fastidiando un poco a Sawyer porque él nos había fastidiado primero.

Bien, te voy a creer... —hubo un silencio—. ¿Y si lo invitas a comer para la semana antes de navidad? Podría quedarse unos días...

—Eh...

Vamos, Grecia. A papá le va a gustar saber qué clase de hombre se relaciona con su hija —insistió—. Además, lo trataremos bien.

No lo dudaba. Si bien, a veces eran un tanto aprensivos conmigo, no eran groseros a menos de que alguien se atreviera a lastimarme de verdad. Si un novio mío no les gustaba, simplemente no se relacionaban demasiado con él, pero si llegaba a hacerme un daño, entonces tendrían reales problemas.

El primer chico con el que me había acostado, el que solo quería mi virginidad como si eso fuera un premio, quedó con un ojo morado después de que mi hermano London le azotara la cabeza contra la máquina para secarse las manos que había en el baño. Mi primera novia, luego de compartir fotos mías en ropa interior, se llevó una sorpresa cuando Paris, Milán y London le había reventado las llantas a su auto y le habían escrito "perra" con aerosol en el vidrio trasero; la pobre pasó horas fuera de la escuela esperando una grúa bajo una tormenta.

—Está bien, le voy a preguntar —accedí—. Pero quizás tiene que ir a ver a su familia y no puede.

Claro, sería comprensible, pero no pierdes nada con invitarlo —me dijo.

—Sí, lo sé —dije, algo cortante—. Bueno, hablamos otro día y mándale mis saludos a papá.

Okey. Adiós, hermanita. Te amo.

—Yo a ti.

Colgué la llamada y me senté en la cama, dando un gran suspiro.

Me daba un poco de vergüenza preguntarle a Carter si quería acompañarme a casa de mi familia por unos días, en especial porque no sabía que respuesta sería peor: si aceptaba o me dijera que no.

¿Y si aceptaba y le caía mal a mi familia? Entonces serían los días más Incómodos de nuestras vidas. ¿Y si les agradaba? Entonces les rompería el corazón cuando les dijera que habíamos terminado en un poco más de cuatro meses.

Era la primera vez en mi vida que estaba en una situación llena de pésimas opciones, ¿eso era posible?

Me puse de pie y comencé a caminar como un animal dentro de una jaula.

—Nunca debí aceptar esta tonta mentira —me dije, murmurando—. Las mentiras nunca terminan bien, además, no era necesario subir fotos...

Sabía que la intención de Carter era que nuestra relación se viera de lo más normal, pero yo no era tan intensa como para subir fotos besando a mi novio de menos de dos meses y quizás, eso había despertado la sospecha en mi familia.

—Bien, solo tengo que pensar en algo...

Luego de varios segundos, una buena idea se me vino a la cabeza. Era muy probable que mientras menos tiempo quedaran para las vacaciones, Carter ya tuviera planes, por lo que tendría que rechazarme. Eso haría, se lo diría cuando quedaran dos días para las vacaciones.

—Soy brillante —me dije a mi misma.

[...]

—Que odiosa es la nieve —se quejó Trish.

—Tiene su encanto —le dije.

Esa semana había comenzado a nevar levemente, pero Trish ya parecía fastidiada con eso, seguramente porque toda su vida había estado viviendo en una ciudad en la que nevaba por un buen periodo.

Ambas estábamos caminando en dirección a los cuartos. Ya quedaban solo dos días para que terminaran las clases y Trish estaba preparando sus maletas, pues se iría apenas terminaran las clases.

Trish vivía en una ciudad de otro estado, en Minnesota, por lo que su viaje duraba varías horas. Yo, en cambio, vivía en una ciudad continua a la que estábamos y el camino era de solo tres horas en bus.

Una vez que entramos al edificio y subimos al ascensor, hablé:

—Voy a subir al cuarto de Carter, tengo algo que preguntarle —le informé.

—Okey, no vemos después.

Trish bajó en nuestro piso y yo subí tres más para luego caminar hacia la puerta del cuarto de Carter. Antes de tocar la puerta, repasé en mi cabeza lo que le diría y me lamí los labios con nerviosismo antes de golpear de una vez por todas.

Una chica me abrió la puerta y, aunque no podía ver la expresión en mi rostro, supuse que había demostrado mi sorpresa, en especial cuando la chica pareció ponerse nerviosa.

—Oh... hola, pasa. Yo ya me voy —dijo.

Sin cerrar la puerta, recogió unas prendas de ropa que estaban en el suelo y rápidamente salió del cuarto. Casi de inmediato, oí ruido dentro y cuando pasé por la puerta, vi a Oliver removiendo cosas en su armario.

Yo me quedé mirándolo, sin saber que hacer o que decir, por lo que, cuando Oliver se volteó y me vio, dio un salto y se agarró el pecho.

—Dios, ¿hace cuanto estás aquí?

—Desde cuando se fue... ella.

Oliver se aclaró la garganta.

—Ella es una amiga mía... está en su último año de derecho.

Yo asentí.

—Que bien por ustedes —le dije—. Es bonita.

Oliver asintió, algo incómodo todavía.

—¿Y Carter? —pregunté.

—Ya debería haber salido del entrenamiento, si quieres puedes esperarlo aquí —me ofreció—. Yo voy a guardar un poco de ropa en mi bolso.

—¿Cuándo te vas? —pregunté, sentándome en la cama de Carter.

—El primer día de vacaciones —explicó.

—¿Y sabes si Carter se va pronto?

Oliver negó.

—No me ha dicho nada —respondió—, pero no sé si es algo que le preocupe tanto, no vive muy lejos.

Eso llamó mi atención.

—¿En serio?

—Sí, vive como a dos horas de aquí —dijo—. Creo que en Dayton.

Yo abrí los ojos sorprendida. Dayton estaba a una hora de donde yo vivía, Cincinnati, aunque no era tan extraño, mucha gente vivía en las ciudades continuas a las que incluso podían volver todos los días si es que tenían automóvil y no les daba pereza manejar dos horas o más por día.

Yo tenía un auto, pero había preferido mudarme a una residencia porque no estaba dispuesta a viajar más de seis horas por día, era demasiado tiempo perdido.

No muchos minutos después, Carter apareció por ahí.

—Hola —me saludó, un tanto extrañado—. ¿Qué haces aquí?

—Te quería preguntar algo... —le di una mirada a Oliver.

Oliver entendió mi indirecta rápidamente.

—Voy a comprar un café y vuelvo —dijo, tomando unas cosas para marcharse.

—¿Pasó algo malo? —preguntó, preocupado.

Yo negué.

—No, no es nada importante —comencé a jugar con los dedos de mis manos—. Es que hoy me llamó mi hermano mayor y me dijo que él y mi papá querían conocerte... y que te llevara esta semana a la casa, pero se les ocurrió muy tarde, ¿no?

Carter se puso a sacar las cosas de su bolso, mientras evitaba mi mirada. Eso me dio esperanzas, quizás lo ponía nervioso rechazarme y estaba pensando la mejor forma de hacerlo sin lastimarme. Lo había logrado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top