Capítulo 3
Al finalizar las clases, me dispuse a encaminarme al estacionamiento de la universidad, para poder retirarme a casa. Saliendo del aula, voy antes a mi casillero y guardo los libros innecesarios. Miro unos segundos el final del pasillo, y pude ver a Derek platicando con una de las chicas de la cafetería. Abro mis ojos como platos, y frunzo el ceño al ver la idiotez que estaba haciendo. Cierro mi casillero y me dispongo a ignorar lo que sea que esté tramando, y doy marcha rápida a mi coche.
—No quiero saber qué está haciendo... pero sinceramente me asusta —digo a mis adentros sin mirar atrás. No quería saber nada, quería irme—. Diosas, por favor que no haga nada absurdo...
[...]
Al llegar a casa, me dirijo a mi habitación y me quito la chamarra. Dejo a un lado de mi cama mi mochila, y me siento en el borde de mi cama, sacando mi celular para revisar aplicaciones con notificaciones pendientes. Ruedo los ojos al ver un mensaje de Derek aparecer en mis notificaciones... ¿qué quiere este?
—No tengo ganas de hablar con él en estos momentos. —niego moviendo mi cabeza, hablando solo. Después de "ver" cada una de las notificaciones, me entra una llamada de Derek. Cierro los ojos apretando mi mano, furioso. Cuelgo la llamada, ignorándolo— No pienso hablar contigo, Derek... —digo con combatividad, dejando mi celular a mi lado, apagado. Segundos después, vuelve a sonar mi timbre, mostrando en la pantalla el nombre de Derek, insistiendo— ¡Ay, ya!
— ¿Por qué no me contestas? —escucho al otro lado del teléfono, su voz indignada. Ruedo los ojos al oír ese tono— Oye, hablé con una de las chicas amigas de la que te gusta... ¿es una chaparrita pecosa?
—Derek... ¿no te cansas? —respondo ignorando su pregunta— ¿Por qué te importa tanto quién me gusta?
—Solo respóndeme, Link... —agrega ignornado ahora mi pregunta. Cierro los ojos empezando a entrar en desesperación— Te prometo que ya te dejaré de joder con el tema... —abro los ojos al escucharlo, alzando la ceja sabiendo que mentía; lo conozco.
—Sí... es pecosa —replico, mirando el suelo, comenzando a sentir mi rostro caliente—, tiene pelo corto, y es peliroja... —termino diciendo cada rasgo de esta chica, notando una emoción en Derek. ¿Qué pasa?
—Se llama Valerii... tienes suerte. —responde dejándome en duda. ¿Suerte?— Está soltera. Así que aprovecha para seducirla antes de que alguien más lo haga— dice logrando que mi mente comenzara a crear inseguridades—, pero bueno... era lo único que quería decirte. Ten un buen día, y pierde la pena para mañana hablarle. O de una confesártele.
En eso cuelga la llamada, dejándome pensativo— ¿Podré gustarle a ella? —
[...]
Narra ____:
Al llegar a mi casa, pude ver a mi hermana Valerii hablar por teléfono con alguien. Ignoré eso, al recordar que tenía mucha tarea por hacer. Subo a mi habitación y cierro la puerta para enfocarme y poder tener la tarde libre. Miré mi celular unos segundos, y pude ver un mensaje de mi mejor amiga, Layla.
«MENSAJE»
"Hola ____, quería preguntarte, ¿viste al chico peliblanco en la cafetería? ¿No te pareció guapo? Ay, cómo me muero por tener a un novio guapo. Por cierto, nunca me has dicho si has tenido novio... ¿____, ocultas algo?"
Ruedo los ojos al leer tal mensaje ridículo. Esuché el escándalo que se armó en la cafetería, provocado por ese peliblanco con el rubio. Aunque ahora que recuerdo, el rubio tenía mirada incómoda y no paraba de ver el grupito de amigas de mi hermana. Miré el techo unos segundos, pensativa. Alzo los hombros dejando estas dudas curiosas de lado, volviéndome a centrar en mis deberes.
— ¿Por qué le importa tanto saber mi vida amorosa? —pienso apretando mis labios, moviendo mi cabeza de un lado a otro. Nunca he tenido novio, pero sí me he enamorado de chicos que me han lastimado mucho; ilusionándome descaradamente. Cierro los ojos, tratando de no recordar aquellas heridas que dejaron en mi corazón. Desde hace mucho no he querido enamorarme; por miedo a vivir lo mismo— Creo que no hace falta responder. No tengo ganas de hablar de eso.
Ignoro su mensaje apagando mi celular y dejándolo en mi mesa de noche, para no distraerme más con nada, y terminar de una vez mi tarea.
Al acabar mis deberes, me encaminé a mi baño para darme una rápida ducha, y relajar mi cuerpo tensado por recordar la pregunta de Layla. Empiezo a quitarme la ropa, y enciendo el agua caliente, para relajar mi cuerpo, y despejar mi mente. Layla ha tenido muchos novios, pero lamentablemente la mayoría le han sido infiel, y no ha podido encontrar a uno que la ame de verdad. Es otro de mis mayores miedos, el pasar por lo mismo que aquellas personas que sufren infidelidades. Además de que no quiero distracciones en estos últimos años de carrera.
—Ojalá acabando la carrera pueda conocer a alguien que me ame verdaderamente, y no me lastime... —pienso mirando el suelo de mi regadera, intentando dejar de una vez por todas, estos pensamientos— Deja ya de pensar en eso, ____. Llegará en su momento, no hay prisa...
Al salir del baño, me pongo ropa holgada para estar cómoda y ligera. Doy marcha a la cocina y vuelvo a presenciar a Valerii hablando con alguien en su teléfono; ahora por llamada. Abro la nevera y saco un vaso de jugo de naranja, para llevarlo a mi habitación y ponerme a estudiar las materias que se me complican. Todavía faltaban bastantes semanas para que comenzaran los parciales. No quería esperar para poder repasar los apuntes y no complicarme en el examen, y tronarlo. Me coloco audífonos y pongo la típica música para estudiar, ignorando cualquier ruido, cosa externa que me aparte de mis libros.
Horas despúes, comenzó a anochecer y me dispuse a dejar mis libros y apuntes en mi mochila; para tener todo listo para mañana. Preparé mi mochila y me encaminé nuevamente a mi baño para ahora ponerme mi pijama y poder recostarme y descansar para mañana empezar un buen día. Valerii estuvo la mayoría del día platicando y chateando en su celular, con sabrá las Diosas quién. Ruedo los ojos al saber que ella no es muy responsable, reconociendo que ha reprobado muchas materias en la preparatoria y secundaria. Tuve que ayudarla yo para poder admitir cada una de esas materias.
—Mañana será un buen día... —digo en mis adentros, comenzando a cerrar los ojos, entrando en sueño. Abrazo mi almohada, recordando la soledad en la que me encontraba. Entreabro mis ojos, sintiéndolos llenarse de lágrimas. No podía llorar por una ridiculez que no tiene importancia alguna en mi mente. Mi corazón se siente tan solo, pero mi mente es fuerte y no caerá en los sentimientos dolidos de mi corazón— Pronto podré vivir un romance real... todavía no...
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