Capítulo cuarenta y cinco.- Nevan y Sky Larsen.

Pongan sus últimos presentes.

Summer.

Hoy era el día que Nikolai regresaba de su gira, realmente estaba tan feliz por eso, lo extrañaba demasiado, había cumplido recientemente los cuatro meses y ellos comenzaban a notarse.

Decidí ducharme, después de que Nikolai llegara teníamos una cita con la ginecóloga, al fin sabríamos que es lo que serían nuestros bebés, y estaba muy ilusionada por saber que eran.

Al momento que estuve lista, me puse a preparar una pasta, estaba muriendo de hambre y podría apostar que Nikolai también estaría hambriento.

Me encontraba en la cocina terminando de preparar la salsa de la pasta cuando escuché que se abrió la puerta, sonreí al darme cuenta que el había llegado

—¿Evangeline? —Escuché su voz ronca.

—Estoy aquí en la cocina. —Sonreí.

Escuché sus pasos, y de repente sentí como me abrazaba, suspiré sintiendo su olor colándose en mis fosas nasales, sus brazos rodearon rápidamente mi cintura.

—Hola, mi amor. —Murmuró, dejando un beso en mi cabeza.

—Hola, guapo.

Me di media vuelta para mirarlo a los ojos, se miraba tan guapo. Tenía unas ligeras ojeras y la barba un poco crecida pero aún así él se miraba guapísimo.

—Te extrañé. —Lo atraje a mi para poder besarlo.

—Yo también los he extrañado a los tres. Dios, ellos crecen muy rápido. —Miro mi vientre un poco hinchado.

—Lo sé.

—Estoy muy emocionado por saber que serán.
Le sonreí, mientras él acariciaba mi vientre

—Hola, pequeños. Papi los ha extrañado demasiado. Espero que dentro de un rato que vayamos con la ginecóloga puedan verse, papi necesita saber junto a mami que es lo que necesita comprar para su llegada.

—¿Qué te gustaría que fueran? —Le pregunté, acariciando su rostro.

—Me gustaría una niña, para que fuera como tú.

—Me gustaría que fuera un niño y una niña. —Le sonreí.—Si sería niño fuera el primer niño en la familia

—Lo sé, preciosa.

Él me beso la frente y sonreí feliz. Él estaba aquí. Conmigo.

—¿Tienes hambre? —Le pregunté.

—Un poco.

—Serviré la pasta. —Dejé un beso en sus labios, pero él sonrió.

—Siéntate, yo llevaré la pasta.

—¿Estás seguro?

—Lo estoy, ahora ve y siéntate en unos segundos te acompaño.

Asentí mientras me sentaba y minutos después el llegaba y colocaba la pasta enfrente mío.

—¿Cómo estuvo el viaje?

—Un poco cansado, preciosa.

—¿Y en los conciertos? —Pregunté al momento que él se sentó.

—Todo perfecto. He comprado un par de cosas para ti y los bebés.

Sonreí mientras llevaba un poco de pasta a mi boca.

—Kayden me contó que estaba saliendo con Elsie.

—Eso parece muy irreal, Elsie me contó que estaba saliendo con alguien, pero nunca me imaginé que era tu hermano.

Nikolai y Elsie después del divorcio de esta se volvieron muy unidos al principio si me sentía muy celosa y estaba un poco insegura, pero sabía que Nikolai me amaba, y que Elsie era su pasado.

Tampoco pelearía por algo que es pasado, si ellos se mantienen unidos está bien por mí, confío en Nikolai y sé que no haría algo para dañarme.

—Me sorprendí demasiado pero lo único que importa es saber Kayden es feliz.

—Lo sé. Pero ahora cambiando de tema.

—¿Qué sucede?

—Estoy un poco nervioso.

—¿Por qué?

—Por la ida con la ginecóloga.

—Ellos estarán bien, ya lo verás.

—Me encantaría saber que es lo que ellos son.

—A mí también, estoy muy ansiosa.

Me acerqué a él para poder besarlo, pero mi vientre un poco hinchado ya se interponía entre nosotros. Nikolai colocó sus manos en mi vientre dejando una suave caricia, y suspiré apoyando la cabeza en su hombro.

—Te noto algo tenso. —Le dije. Desde que había llegado notaba que estaba algo ansioso aunque no tenía ni idea del porqué estaba así por eso opte por preguntárselo. —¿Estás bien?

—Sí, lo estoy, preciosa. Sólo estoy ansioso por la cita con la ginecóloga.
Asentí, suspirando.

—Entonces deberíamos de irnos, dentro de poco será la cita.

—Vamos. —Susurró tomando mi mano.
Sus dedos se aferraron a los míos mientras acariciaba mis nudillos, sus manos estaban sudando mientras salíamos del apartamento si él decía que todo estaba bien, yo le creía.

Nikolai.

El comprar un anillo nunca creí que estaría en mis planes, pero desde que estoy con Summer solo pienso en eso, en ella como mi esposa. Y el forma una familia maravillosa.

Sabía que si compraba un anillo de compromiso en New York no tendría donde esconderlo y no sabría cómo mantenerlo en secreto, después de todo no soy muy bueno guardo un secreto y menos podría guardar algo como esto..

Así que durante la gira en mi viaje a Italia visite muchos lugares buscando el anillo perfecto para mí Evangeline. Hasta que lo encontré, y me había propuesto que cuando regresará de la gira de lo pediría.

Ella pronto se convertiría en mi esposa si me lo permitía.

Mis manos se encontraban en el volante mientras de reojo la miraba a ella que tenía la mano en el pequeño vientre, me entusiasmaba el saber que mis bebés ya se notaban.
Al igual que estaba ansioso el saber que serían.

Mis manos estaban sudando, Summer me miró de reojo y me sonrió, así que coloqué mi mano en su vientre, y ella la colocó encima de la mía.

—Te noto algo nervioso. —Ella parecía confundida.

Mierda, ella me conocía tan bien y me encantaba.

—Lo estoy. —Admití, aunque realmente no admitiría la razón principal—Muero por saber que serán nuestros bebés.

—Yo también. —Ella acarició mi mano, lleve su mano a mi boca y dejé un suave beso.

Esos dos meses que pase alejado de ella fueron una tortura. Estar aquí nuevamente me hacía sentir tan feliz.

Ella no tenía ni idea que en mi bolsillo izquierdo se encontraba una pequeña cajita de terciopelo con un anillo a su talla de compromiso.

Deseaba que ella se convirtiera en mi esposa y fuéramos una gran familia, ella, los bebés y yo.

Era lo que nunca soñé, porque realmente nunca pensé en mi así en un futuro pero no lo cambiaría por nada del mundo porqué era lo que necesitaba.

Durante el camino ella no dijo nada y lo agradecí temía que si abría mi boca ella pudiera saber que tenía un anillo en mi bolsillo y que estaba planeando la forma correcta de pedirle que se casará conmigo.

Estaba teniendo hablar y que se estropeará la sorpresa. Ella venía recargada en la ventanilla del auto, mientras que yo venía sumido en mis pensamientos. Habíamos llegado a nuestra cita con la ginecóloga veinte minutos antes, observé a Evangeline que estaba profundamente dormida.

Sonreí viéndola, no podía creer que ella era mía, acaricié su rostro mientras observaba sus mejillas un poco rojas y lar largas pestañas que se le pegaban a los pómulos. Se había quedado dormida con sus manos en el vientre de manera protectora.

Besé su frente mientras buscaba en mi móvil lo que necesitaba para la propuesta de matrimonio.

Tenía el anillo, el lugar. Sólo faltaba que la ginecóloga nos dejara viajar y estaría todo preparado para la propuesta.

Faltaban cinco minutos para que la cita comenzará así que moví a Evangeline con cuidado tratando de no asustarla.

—Mi amor, despierta. Debemos de ir a ver a los bebés.

—Uhmm.. —Ella gruñó, ahora con el embarazo ella todas horas pero no podía quejarme ella estaba creando dos vidas, estaba cuidando a nuestros hijos y quizás eso era agotador.

—Es hora de despertar, preciosa

Ella se removió así que besé su frente inhalando su olor a coco. Era adicto a todo lo que tenía que ver con ella. Besé la curva de su cuello y ella gruñó abriendo los ojos y tallándolos.

—Hola de nuevo, bella durmiente.

—Estoy cansada. —Gruñó.

—Puedo estar consciente de eso, amor mío. Pero estamos aquí y debemos de ir a ver a los bebés.

—Vamos. —Ella bostezó y se estiró, mientras bajaba del auto, hice lo mismo llegando a su lado y tomando su mano.

Entramos juntos a las clínicas, sintiendo la mirada de un par de personas en nosotros, si quizás me habían reconocido. Y Summer y yo aún no habíamos hecho público el embarazo. Quizás deberíamos de hacerlo público lo antes posible.

Al momento que íbamos entrando a la clínica la asistente de la ginecóloga de Evangeline la iba llamando, Summer sonrió tomando mi mano y halándome hasta ella.

—Hola, Summer. Es un gusto verte de nuevo. ¿Cómo estás?

—Todo el día tengo ganas de orinar y dormir .

—Eso es normal. ¿Te parece sentarte? Tomaré tus signos vitales para entregárselos a Anne en unos momentos..

—Bien.

Summer se sentó mientras yo me encontraba recargado en la puerta mientras miraba como le tomaban la presión a mi chica y ella hablaba sin parar con la chica, ella sonrió asintiendo.

—Si, es de lo que me estaba dando cuenta. Ellos ya comienzan a notarse.

—Esperemos que ya puedan verse, verdad? —Ella me miró y yo asentí

—Bueno, Summer. Puedes pasar con Anne, voy en unos segundos.

Summer tomó nuevamente mi mano mientras entrabamos al consultorio, la ginecóloga le dijo un par de cosas y ella respondía.

—Te revisare. En el baño se encuentra una bata así que puedes ponértela y regresar para ver a esos bebés.

—Ahora regreso. —Ella me miró y asentí.

Moví mis dedos nervioso y ella segundos después regreso mientras se acostaba en la camilla, la ginecóloga se acercó a ella y tomo una máquina que realmente no me interesaba saber cómo se llamaba. Lo único que quería era ver a mis hijos.

—Ven acércate, Nikolai.

—Ven acá para que veas de cerca a los bebés. No muerdo. —La ginecóloga dijo mientras sonreía con burla y Summer se rió.

Tomé su mano y la apreté mientras ella le colocaba un poco de gel en el vientre a Summer y pasaba la máquina haciendo una pequeña presión.

—¿Quieres escuchar los latidos de los bebés?

—Sí, claro que quiero. —Ella respondió.
Segundos después el ruido hizo eco por toda la habitación. Esos latidos eran los latidos de mis hijos.

Tragué saliva mientras sentía como los ojos se me llenaban de lágrimas. No podía creer que al fin estaba escuchando esos pequeños latidos.

—Ahora veamos a los bebés. —Ella estaba concentrada mirando en la pantalla mientras pasaba la máquina por el vientre, Summer apretaba mi mano mientras me miraba de reojo y me sonreía.

Mis ojos estaban puestos en la pantalla mientras llevaba la mano de Summer a mi boca y dejaba un pequeño beso.

—Aquí está el bebé uno. —Sonreí viendo la pequeña mancha.—Y al parecer se ve perfectamente que es.

—Dios. —Summer susurró.

—¿Quieren saber?

—Si, por dios..

—Es un niño.

Summer me miró a los ojos y soltó un par de lágrimas mientras sonreía, besé su frente y regrese mi vista a la pantalla todo se sentía aun mas real al saber que estábamos esperando un niño.

—¿Y bebé dos?

—Justamente aquí esta.

Nuestros ojos se encontraron un segundo mientras mirábamos al otra pequeña mancha.

—¿También quieren saber que es?

—Sí. —Murmuré sin aliento con el corazón latiéndome con fuerza.

—Niña.

Summer sollozó con fuerza, me acerque a ella besándole la frente nuevamente y limpiando sus lágrimas aunque mis ojos también estaban cristalizados.

No podía creer que pudiera sentir toda esta felicidad que estaba sintiendo en estos momentos.

—Una niña y un niño, felicidades.

—¡Dios, seremos padres de una niña y un niño!

—Eso es genial, mi amor. Estoy tan feliz. —Susurré enterrando mi cara en su cabello y ella volvió a sollozar.

—Estoy tan feliz y hormonal.

Sonreí.

Anne limpio la gel del vientre de Summer mientras ella iba a cambiarse, después de unos segundos ella regreso ya cambiada y ella le dio un par de recomendaciones al igual que nos dijo que los mellizos estaban creciendo sanamente.

—¿Podríamos viajar? —Pregunté mirándola.
—Pueden hacerlo, pero si hay algo que no vaya bien no duden acudir al médico en donde sea que vayan. Al igual que cualquier duda no dudes llamarme.

—Si, está perfecto.

—Bien, entonces nos veremos la próxima cita, chicos.

—Hasta luego, Anne.  —Summer se despidió con un ademán.—¿Porqué preguntaste si podía viajar?

—Sorpresa, mi amor. —Le besé la sien mientras salíamos de la clínica, sentía que en el pecho no me cabía demasiada felicidad.

Summer.

Hace dos días habíamos llegado a Canadá. Nikolai se notaba nervioso y tenso desde nuestra llegada. Aunque le preguntaba el no me decía nada y me tenía de nervios.

Hoy habíamos quedado en salir, aunque era sorpresa para mí, no tenía ni idea a dónde iríamos. Los mellizos ahora se notaban mucho más. Aun no podía creer que realmente tendría a mis dos muñecos de verdad. Estaba anhelando el momento que ellos nacieran.

—¿Estás lista? —Nikolai me preguntó, entrando a la habitación.

—¡Dios, ni siquiera sé a dónde vamos!  —Bufé terminando de colocarme perfume y gloss. Tomé mi bolsa y me levanté acercándome a él.

—Venga preciosa, no seas tan impaciente..

—Esta bien, vamos.

Nikolai sonrió, dejando una pequeña caricia en mi vientre. En ese instante sentí un pequeño movimiento, fue tan suave que apenas lo noté.

—¿Un bebé se ha movido?

—Pensé que era la única que lo había notado.

—Sonreí con los ojos llenos de lágrimas.

—Él o Ella se movieron.

—Al fin están haciendo acto de presencia, ya comienzan a notarse demasiado.

—Sí. —Él sonrió con lágrimas en los ojos.—Vamos. —Murmuró, mientras tomaba mi mano, y me jalaba hasta él.

Salimos del apartamento y caminamos hasta el auto y él abrió la puerta del copiloto mientras me ayudaba a subirme.

—Su padre es todo un caballero. —Toqué mi vientre, sintiendo nuevamente ese pequeño movimiento, pero ahora doble. —Ellos están de acuerdo conmigo. —Sonreí.

Nikolai me sonrió, mientras ponía su mano en mi vientre. Y su otra mano se encontraba en el volante mientras manejaba.

—¿A dónde vamos? —Pregunté con la esperanza que me lo dijera.

—Ya verás, no comas ansias antes de tiempo.

—Pero… —Susurré.

—Ten paciencia.

Bufé asintiendo. La música sonaba en el playlist mientras una de mis manos en encontraba encima de la de Nikolai, que estaba en mi vientre.

—Estaba pensando en nombres.

—¿Si?

—Sí.

—¿Qué tienes en mente, preciosa?

—Existen muchos nombres preciosos, pero mientras tú estabas de gira estuve pensando en nombres por si ambas eran niñas, o niños.

—¿Y bien?

—El nombre Skyler me ha flechado por completo, al igual que Nevan.

—Me gusta.

—Aparte son nuestras iniciales.

—Eso me encanta.

—Estuve pensando que sería algo lindo que ellos tuvieran su nombre que tuvieran nuestras iniciales..

—Si, preciosa. Me encantan los nombres y el porque lo elegiste.

—¿Estás seguro? Si tienes otra idea también puedes decirla, son hijos de ambos, no solo míos.

—Lo sé amor, me gustan ambos nombres, pero si se me ocurren otros no dudaré en decírtelo .

—Bien. —Sonreí.

—Aunque realmente suena espectacular, Skyler y Nevan Larsen. Aunque faltaría su madre que tuviera el Larsen.

Sonreí viéndolo. Después de lo que parecieron unos quince minutos el auto se paró, Nikolai se acercó a la puerta del copiloto mientras la abría y me miraba con una gran sonrisa..

—¿Estás lista?

—Lista y nerviosa. No tengo ni idea que es lo que tramas.

—No es nada malo.

—Eso espero.

Bajamos del auto y Nikolai tomo mi mano.

—Necesito ponerte esto.

—¿Por qué? —Pregunté con confusión.

—Debo de hacerlo.

—Bien. —Escuché su risa en mi oído mientras se ponía atrás mío antes de colocar con cuidado la venda en mis ojos.

Al momento que sentí que él desacomodaba mi gorro sentí la brisa fresca en mi cabeza y el aire golpeándome las mejillas. Nikolai acomodo nuevamente mi gorro mientras sentía que me tomaba de la cintura mientras me guiaba.

Aun con muchas capas de ropa sentía sus dedos quemándome la piel. Él beso mi sien mientras me soltaba y segundos después escuché como se aclaraba la garganta.

—Puedes quitarte eso, preciosa.

Dudosa quite la venda de mis ojos, y parpadeé un par de veces tratando de comprender en dónde estábamos.

Nos encontrábamos en Yellowknife en Canadá. Dónde podíamos observar las auroras boreales. La noche era fría y estrellada, el cielo que estaba tupido de estrellas.

—¿En serio estamos aquí?

—Sí. ¿Te ha gustado?

—Me ha encantado. —Admití, con los ojos llorosos

—Pero eso no es todo.

—¿Cómo?

—Ven acerquémonos.

Nos acercamos a la orilla del lago Great Slave, mientras esperábamos que las auroras boreales aparecieran.

—¡Cuando ellos nazcan debemos de traerlos!

—Lo haremos, preciosa.

Las auroras boreales comenzaron a aparecerse mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. ¿Por qué? Ni yo misma sabía.

Escuché como Nikolai se aclaraba la garganta, dudosa volteé a verlo y mis ojos y boca se abrieron con sorpresa el estaba hincando.

¡Por dios! Él estaba hincando y tenía una pequeña caja de terciopelo de color rojo en sus manos dejando ver un anillo. Que si no me equivocaba era un anillo de compromiso.

—Summer. —Su voz tembló un poco, lo mire con fijeza, tragando saliva evitando llorar, él ni siquiera comenzaba y yo ya estaba apunto de llorar.

—¿Si? —Susurré en voz baja, con el corazón latiéndome con fuerza.

—Dios, ni siquiera se como empezar. —Murmuró con una sonrisa.

Él tomo mi mano y le dio un pequeño apretón, suspirando para después continuar.

—Desde el momento en el que supe que estaba enamorado de ti me di cuenta que no miraría mi vida con nadie más si no es contigo, te amo tanto a ti como a los bebés, y me harías demasiado feliz que yo pueda convertirme en tu esposo. ¿Puedes casarte conmigo y hacerme el hombre más feliz?

Mis ojos estaban llorosos mientras asentía. Por dios, claro que quería casarme con él.

—Sí, sí. Claro que quiero casarme contigo. —
Sonreí con los ojos llenos de lágrimas mientras él se levantaba y se acercaba a mí para poder abrazarme y besarme, en ese instante sentimos nuevamente un pequeño movimiento en mi vientre.

—Creo que ellos también están de acuerdo con la decisión de mamá. —Nikolai sonrió, besándome la frente.

Se alejo un poco mientras sacaba el anillo y me lo colocaba, era precioso sin duda alguna.

—Así que oficialmente no ya no regresaras a tu soltería. —Le dije sonriendo.

—Estoy feliz por eso. —Limpió mis lágrimas.

—Te amo. —Murmuré pegando mi frente a la suya, sintiendo como su mano acariciaba con suavidad mi mejilla.

—Yo te amo más. —Sonrió.—Estoy formando la familia que nunca soñé pero deseé tenerla desde que estoy contigo.

Mis manos rodearon su cuello mientras sentía su nariz fría en mi mejilla, cerré los ojos suspirando y el como sus manos frotaban mis brazos.

—¿Cuándo quieres casarte?

Me reí pegando mi cara en su pecho.

—Realmente me lo acabas de proponer hace unos minutos. No he tenido tiempo de pensarlo.

—Yo me casaría lo antes posible contigo. —Él acaricio mi cabello.

—Lo menos que quiero es apretar a los bebés con mi vestido.

—Tengo una idea.

—¿Qué es?

—¿Te casarías conmigo mañana mismo?

—¿Qué? —Abrí la boca sorprendida.

—¿Lo harías?

—Sí, sin dudarlo. ¿Pero acaso estás loco?

—Mañana nos casamos.

—Nikolai. —Lo tomé del rostro.—Apenas estoy asimilando que eres mi prometido y quieres que mañana mismo nos casemos.

—¿No quieres?

—Creo que te has vuelto loco.

—No, no lo he hecho, mi amor.

—¿Cómo organizaremos una boda en menos de un día?

—Hablare con Gia, mañana sería la boda civil y después qué nazcan los bebés podemos organizar la boda religiosa. Sólo dime qué quieres y lo haremos.

Era una locura debía de admitirlo.

—Es una locura —Le dije, mirándolo a los ojos.

—Pero hagámoslo.

Sus ojos brillaron y se achicaron cuando sonrió antes de besarme nuevamente.

—Vámonos, que tenemos una boda que organizar. —Él dijo, y yo no podía creerme que me casaría con él mañana mismo.  Era un sueño, un sueño hecho realidad para lo yo de quince años.

Tomé su mano mientras él la apretaba con suavidad mientras nos alejábamos.

🎀🎀🎀

Heeeellooooooou.

¿Que tal?

¿Boda de Summer y Nikolai? AAAAAAAHHHHH

ESPACIO PARA GRITAR.

VOY A LLORAR DE LA EMOCIÓN.

NOSS LEEMOS EN EL PRÓXIMO CAPITULO Y LA BODA DE ESTE PAAR.

NOMBRE DE LOS MELLIZOS. ¿LES GUSTAN? LOS ELEGIMOS EN EL GRUPO DE WHATSAPP.

¿Les gustó el capítulo? Si es así dejen su opinión ya que eso me ayuda a saber si les gusta el libro o no.

QUEDAN CINCO CAPÍTULOS PARA TERMINAR. :( así que disfruten muchos los capítulos.

Nos leemos pronto, besos. Jaz ❤️




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