Capitulo trece.

Años antes

Habíamos llegado a la casa donde yo había crecido, había llegado el día en el que Eros conocería a mis padres y realmente me sentía algo ansiosa.

Pero sabía que recibirían muy bien a Eros, él era bueno y siempre me había tratado bien.

—¿Estás listo? —Le pregunté, mientras volteaba a verlo, estaba jugando con sus dedos.

—Espera un momento, estoy algo nervioso.

Me fue inevitable no sonreír, eso se parecía tanto, cuando yo fui a casa de sus padres y me encontraba nerviosa por conocerlos.

—Ellos no te van a morder. —intenté bromear y él rio.

—Bueno, pero tú padre me odio desde el primer momento y aún me sigue odiando. —Le dije, mientras intentaba restarle importancia, realmente no quería pensar que el padre de mi novio me odiaba.

No era bueno sentir malas vibras en mi vida.

—¿Podemos bajar?

—¿Y si tú padre me odia? ¿Si me pide que me aleje de ti?

—Creo que estás siendo muy dramático, nada de eso pasara, les caerás bien a mis padres, ya veras.

—¿Estás segura?

—Lo estoy Eros, anda. Bajemos.

Él tomo mi mano y la apretó con fuerza, sentí como sus dedos estaban sudando, y me fue inevitable no volver a sonreír.

—Prometeme algo.

Lo mire, divertida.

—A ver, ¿que quieres que te prometa?

—Si tu padre por alguna razón no nos quiere juntos y decide que nos soy bueno para ti, ¿Lucharias por nuestro amor?

Eros era muy dramático, me reí con ganas.

—Si, claro. Lucharé por nuestro amor. ¿Ya, podemos bajarnos?

—¿Nos escaparemos juntos para ser felices?

—Lo haremos.

—Ok, entonces creo que podemos bajarnos..

Abrí la puerta del auto, Eros salió rápidamente encontrándose conmigo y ayudándome a bajar del auto, tomo mi mano y sentí como sus manos seguían sudando.

—Pensé que te había ayudado a tranquilizarte. —Intenté bromear, él estaba demasiado tenso.

—Si, eso creí yo, pero es tu padre Ginger y realmente quiero su aprobación, también la de tu madre y tu hermano, pero creo que la de tu padre es la más importante, podría amenazarme.

Me daban ganas de decirle que Nikolai, mi hermano mayor también podía acabar con él, pero él ya estaba muy nervioso y tenso, no quería asustarlo muchas más.

—Ánda, tranquilo. —Acaricié su mejilla y él me atrajo hasta él, para poder besarme, sonreí en medio del beso, tratando de tranquilizarlo.

—Dame otro beso, quizás así se quitan los nervios. —Bromeó, pero aún así, me acerque a él, y volví a besarlo, cuando escuchamos como alguien se aclaraba la garganta.

Ambos nos separamos del golpe, encontrándonos con mi padre.

-Ginger. -La mirada de mi padre se suavizó, sonreí acercándome a él y abrazándolo.

—Mierda. —Eros musito.

—Este.... —Empencé, suspirando —El es Eros, mi novio.

—Me di una idea al momento que los ví besandose.

-Lamento eso.

—No eres una niña, gin. —Papá me atrajo a él para poder dejar un beso en mi frente. —¿Te ha comido la lengua el ratón, niño? Creería que fueras mudo, pero realmente te he escuchado decir una mala palabra, así que porque no te presentas?

—Bueno, este..Soy Eros. —Eros tropezó con las palabras.

—Asi que eres tú quien me está robando el amor de mi hija.

—Papá. —Le dije

—¿Qué, Gin? Eres mi niña, no puedo creer que este chico este robándome tu amor. —Él dramatizó y me fue inevitable no poner los ojos en blanco.

—Es broma, es un gusto conocerte hijo, pero aún así, te tendré en la mira, mucho cuidado con hacerle daño a mi hija, porque te arrepentirás.

—No se preocupe, señor. Yo nunca le haría daño a su hija, o al menos no intencionalmente, la quiero y por ende quiero lo mejor para ella.

—Eso espero muchachito, no me decepciones, yo adoro a esta niña y no me gustaría verla llorar por ti, ni por nadie, ya me entenderás un día que tengas una hija, verás que ningún chico será lo suficiente para ella, pensarás que nadie será digno de su amor, pero aquí, irónicamente parece que no me fallarás, veo en tus ojos el amor que sientes por ella, los ojos nunca mienten.

Sonreí escuchando las palabras de mi padre, los sentimientos de Eros eran mutuos, lo amaba, pero sentía que era muy pronto para decírselo, lo que menos quería era asustarlo.

Actualidad

Eros.


Entre a la cafetería de uno de mis antiguos compañeros de la universidad, tarde demasiado en darme cuenta que él era el chico con el que estaba saliendo Ginger, camine hasta la barra y él alzó la ceja, observandome.

—Eros. —Cole me saludo. —¿Qué te trae por aquí? —Sonó confuso.

—Deja de salir con Ginger —Gruñí.

—¿Perdón?

—Quiero. Que. Dejes. En. Paz. A. Ginger. —Repetí lentamente, Cole sonrió.

—¿Y porque lo haría? —Se cruzó de brazos.

—Porque tanto con Haven y ella, son mías.

Eso pareció llamarle la atención, porqué alzó una ceja, observandome.

—Así que, tu fuiste el imbécil que la dejo embarazada?

Sentí como la rabia corría por mis venas.

—Sé que fui un imbécil. —Dije entre dientes.—Pero ellas son mías, las voy a recuperar. —Aclaré.

—Quisiera ver eso.

—¿Ginger es tu novia?

—No, aún no lo es. Pero ella me gusta, me gusta desde ese día que la llevaste a la fiesta en la facultad de medicina y la dejaste sola, por irte con Sienna.

Eso captó mi atención, Ginger me había mentido y ella no tenía novio, no era su novia, ella era una mujer soltera y eso me llenaba de alivio.

—Sienna es mi amiga

—Se supone que Ginger era tu novia, más sin embargo, la dejaste sola, dónde quizás muchos chicos hubieran querido sobrepasarse con ella.

El tan solo pensarlo, hace que me de un escalofrío por todo mi cuerpo.

—Pero no sucedió.

—Pudo haber sucedido. —Se encogió de hombros.—Pero no paso nada, porque ahí estaba yo, cuidandola.

Era irónico pero el tenía la razón, él la cuido cuando yo debí de haberlo hecho.

—No la voy a dejar en paz. —Me dijo, mientras limpiaba la barra.—Si crees que puedes recuperar a Ginger estás muy equivocado. ¿Crees que si ella te siguiera amando y si estuviera dispuesta a perdonarte, hubiera aceptado ir a cenar conmigo?

¿Qué? ¿Ginger saldría con Cole?

—Pues no vas a salir con ella.

—¿Y porque, no? —Él sonrió con burla—Hasta dónde yo sé, ella es una mujer soltera y me gusta. Y lamento decirte que haré lo que sea por qué ella esté a mi lado, y si, acepto que Ginger tiene a Haven, pero no te preocupes. Ambas estarán en buenas manos, yo las cuidare y las elegiré siempre.

Mis puños estaban apretados, no, no. Él no podía quitarme lo que era mío, y mucho menos a mi hija, me daban tantas ganas de darle un puñetazo, pero no quería armar ningún escándalo. Yo no era una persona violenta.

Empecé a regular mi respiración, para intentar calmarme, mientras miraba con rabia a Cole, que sonreía.

—Ahora si me permites, iré a atender a mis clientes.

Quise hablar, pero él hizo un ademán, interrumpiendome.

—Y no, no dejaré de salir con ella. Pudiste haber ahorrado tu tiempo, nada me hará cambiar de opinión, perdiste tu oportunidad por imbécil, deberías de dejarla ser feliz.

Y antes de que yo pudiera responder, él salió de la cocina, mientras caminaba hasta sus clientes.

❄️❄️❄️

—Anda, por favor.

—Becca. —Dije, mientras me estiraba en el sofá.

—Eros, ándale. Papá no me deja salir con él, y sé que si me escapó con él, papá se dará cuenta y se molestará. Así que anda, llévame a ese restaurante y espérame ahí como un buen hermano.

—No.

—Ándale. —Ella comenzó a sacudir mi brazo.—Nunca te pido favores y la única vez que lo hago, me dices que no, si haces lo que te pido, nunca más te volveré a pedir un favor.—Los ojos de Becca se llenaron de lágrimas, bufé, ella era tan dramática.

—Esta bien. —Rodeé los ojos.

—¿En serio?

—No me queda de otra, Becca.

Ella se acercó a mi y me abrazo con fuerza, mientras dejaba un beso en mi mejilla.

—Te diría que eres el mejor hermano, pero luego recordé que eres un imbécil.

—Becca, puedo cambiar de opinión.

—Es broma, eres el mejor hermano —Besó nuevamente mi mejilla, y rodeé nuevamente los ojos, mire como se quitaban las lágrimas de sus ojos y como sonreía de oreja a oreja.

Amaba a mi hermana pero ella era tan dramática.

—Me iré a arreglar.

Mire mi atuendo, había tenido que acompañar a mi padre a una de sus tantas juntas, por lo cual me miraba presentable, así que decidí quedarme así.

—Esta bien. —Le dije, mientras sacaba el movil, observando mi fondo de pantalla.

Era Haven con las flores que le lleve hace días, eran unos tulipanes, el primer ramo que le lleve, las margaritas, parecía no haberle gustado ya que las destrozó completamente, pero después de que le entregué los tulipanes y le tome unas cuantas fotos, ella los destrozó por completo.

Quizás y no le gustaron, tendría que seguir buscando cuál seria la flor favorita de mi hija, sonreí mirandola, su cabello estaba peinado en dos coletas con unos monitos de mariposas, sus mejillas estaban sonrojadas y mostraba sus pequeños dientitos.

Entre al WhatsApp para poder buscar el número de Ginger y después mandarle un mensaje.

Eros

Buenas tardes, Ginger. ¿Cómo está Haven?

Apague el móvil y minutos después sonó, indicando que había llegado un mensaje.

Ginger bonita.

Buenas tardes, Eros. Ella está bien, te cuento que al parecer quiere comenzar a dar pequeños pasos, me siento muy orgullosa de ella.

No pude evitar sonreír al leer aquel mensaje, yo también me sentía orgulloso de Haven, sabía que ella comenzaría a caminar pronto.

—Vámonos. —Becca llegó a mi lado nuevamente mientras me tomaba del brazo y me halaba para que me levantará del sofá.

—Voy.

Le respondí rápidamente a Ginger, diciéndole que si podía ir a ver a Haven en un rato, ella me respondió que estaba bien.

Salimos de la casa mientras Becca me contaba que estaba muy feliz pero r ir a cenar, la momento que llegamos al restaurante, entramos mientras caminaba hasta la mesa, pero de pronto observe esos ojos grises y el cabello de Ginger estaba perfectamente peinado, sus rizos habían desaparecido y ahora lo tenía completamente lacio.

Sus ojos estaban pintados de un color suave, que casi no se alcanzaba a notar, traía un vestido de satín, de color azul turquesa que combino unas zapatillas de color plateado.

Me sentía molesto porque Ginger estaba aceptando salir con él, ella no debió de haber salido con él.

Al momento que Ginger se encontro con mi mirada, me fue inevitable alzar mi copa, mientras artículaba un salud, y noté como la mirada de Ginger, lanzaba rayos lásers queriendose deshacer de mi.

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