Capítulo once.

Años atrás

Me cruce de brazos algo molesta, mientras miraba a mi novio hablar animadamente con una de sus compañeras.

No era celosa, realmente no lo era.

Pero esa chica estaba casi encima de él desde que llegamos a una de las fiestas que hacían en su facultad, me invitó y creí que sería una buena idea, pero esto no estaba saliendo bien.

Al momento que llegamos a la fiesta, Eros se había olvidado de que tenía novia y se había acercado a sus amigos, dejándome tras él, esa chica no perdió oportunidad al momento que lo vio, lo tomo del brazo y lo halo, haciéndolo perder entre la multitud.

Y ahora estaba en una fiesta sola, sin novio y sin conocer a nadie. Me encontraba sentada en un sofá y segundos despues un chico se acercó a mi y me sonrió.

—Hola, pensé que venías acompañada, pero desde hace rato me he dado cuenta que estás sola.

Me daban ganas de decirle que venía acompañada de mi novio, pero mire de reojo a Eros que reía con aquella chica, Sienna creo que se llamaba, se había olvidado de mi existencia por completo.

—Eh, si. Vengo sola.

—¿Cómo te llamas? —Me sonrió, parecía simpático.

—Ginger —Susurré, él asíntió

—Es un nombre bonito, y poco común. Soy Cole, mucho gusto, bonita.

—El gusto es mío. —Alcancé a decir.

—¿Y dime, me dejas invitarte una copa?

—No habría problema, la verdad.

—¿Qué te gustaría?

—Una margarita, sería genial.

—Ahora regreso, chica bonita. —Dijo al momento que se levantó.

Al momento que él se fue sentí un poco de culpabilidad, por haber aceptado una copa de un desconocido, solo esperaba que el chico no creyera que estaba coqueteando con él. Tenía novio y aunque en estos momentos se estuviera comportando como un imbécil, lo amaba.

Puse mis manos en mi pierna, mientras seguía observando con curiosidad aquel lugar, realmente no me sentía nada cómoda. Si había aceptado venir, era por qué creía que Eros estaría conmigo, y no me molestaba eso, la verdad que estuviera con sus amigos me tenía sin cuidado. Repito, lo que realmente me molestaba era que él, se hubiera ido con esa chica y se hubiera olvidado de mi.

—Esto es para la chica bonita. —Cole me entrego una piña colada, le sonreí agradecida.

—Y cuéntame, ¿de dónde eres?

—Soy de New York, y tú?

—New York es muy bonito, yo soy de aquí, de Canadá.

Asentí, sonriéndole.

—¿Eres estudiante?

—Si, recién acabo de entrar a la facultad de derecho.

—Oh, derecho suena interesante.

—Lo es. ¿Medicina es agradable?

—Claro que lo es, pero mi mayor sueño es poder abrir mi propia cafetería, espero algún día lograrlo

—Lo harás, tenlo por seguro. —Le dije, dándole un sorbo a mi bebida.

—Nunca te he visto por la universidad. —Admitió.

—No estudio ahí, estudio en otra universidad. —Le explique.

—¿Y vienes a fiestas de otras universidades? —Dijo bromeando.

—Si, bueno no se puede decir que no, cuando te han invitado. Es muy mala educación rechazar algo así..

—Si, tiene sentido. —Él comenzó a reír.

De reojo noté a Eros que estaba viéndonos tenía los puños apretados y tensa la mandíbula, le sonreí descaradamente, antes de alzar mi copa y llevarla a mi labios.

Él solo se fue con aquella chica, él solo dejo que otros chicos se acercarán a mi, estaba sola y por ende los chicos creían que era soltera. No les iba a decir que tenía novio, no cuando Eros ni siquiera me presento a sus amigos y no le dijo a aquella chica que yo era su novia.

Actualidad.

Aunque el beso era genial, no podría permitir que Eros hiciera lo que se le diera en gana conmigo, así que puse toda mi fuerza de voluntad en su pecho, mientras lo empujaba. Eros abrió los ojos con sorpresa.

—Vete —Le dije.

—Ginger.

—Quiero que te vayas. —Tome a Haven, que al tenerla en mis brazos ella se acurrucó contra mi, eso no era justo para mí.

—Ginger, por favor. —Trató de tocarme, yo negué, de pronto sentía los ojos llenos de lágrimas, pero no derramaría ninguna por él.

—Vete. —Le señale la puerta, él suspiro y beso la frente de Haven, ella le dió una manotada en la cara y salió de mi habitación, abrace a mi bebé, que irónicamente olía al perfume de el estúpido de su padre. Quedó impegnado en su pequeño cuerpo, dónde él la estaba estrechando con fuerza.

Cambié a Haven y tome una de sus muñecas, mientras salía de la habitación, fingiendo una sonrisa. Me senté en el sofá y Kinsey me miró con preocupación.

—¿Sucedió algo? Eros salió algo decepcionado.

—Eros me beso. —Fue lo único que dije, Alyssa abrió la boca sorprendida

—Yo lo voy a matar, no tiene derecho de querer acercarse a ti, como si nada. Y mucho menos besarte.

Yo no pude evitar sonreír.

—Lo sé, Lyssa. Pero lo puse en su lugar, puede estar cerca de Haven, pero no lo quiero cerca de mi fingiendo que no me rompió el corazón.

Jugué con los rizos de Haven, quien estaba entretenida mirando a Kinsey que peinaba a su muñeca.

Pero por mi parte yo sentía algo en el pecho que no se me podía quitar, quería encerrarme en mi cuarto y llorar como una niña chiquita. Me dolía amar a Eros y más me dolía saber que él no merecía mi amor.

—¿Tu estás bien? —Summer preguntó, mientras se sentaba a lado de mi, yo negué, porque realmente no estaba bien.

—No lo estoy, Eros solo viene a confundirme, estoy con el propósito de olvidarlo y regresa a mi vida —Mi voz sonó demasiado temblorosa, Summer me abrazo.

—Si quieres llorar hazlo, sé que lo que hace Eros no es justo y te sientes frustrada por su regreso y sus palabras,  pero si quieres llorar,  si en verdad lo necesitas aquí tienes un hombro en el cual apoyarte.

Y eso fue justamente lo que hice, llore con tantas ganas, que me dolió el pecho, llore con demasiada irá y frustración por qué él había regresado a mi vida, yo estaba demasiado bien sin él, las chicas ahí estuvieron a mi lado, tratando de consolarme, mientras yo me desahogaba con ellas.

Después de haberme calmado, Kinsey me sonrió.

—Ahora ve y arréglate.

—¿Qué? ¿Para que?

—Es obvio que necesitas distraerte, así que ve báñate, y arréglate bonito, porque hoy, vamos a salir.

—¿Qué? ¡No!

—Si, ahora corre.

—¿Se les olvida que tengo una hija? No pienso salir y dejarla sola.

—No la dejaras sola.

—Aparte Haven es mi responsabilidad.

—Bueno, si sales una noche no te hará daño, es más, te ayudará para sanar el dolor en tu corazón, para olvidar al idiota de Eros.

Las chicas tenían razón, pero aún así, no podía dejar de pensar en Haven, me sentía una mala madre si yo decidía irme a divertirme y dejar a Haven.

—Hemos hablado con Becca, le he dicho si puede cuidar a Haven, ella acepto encantada.

—Pero.....

Realmente me sentía un poco apenada por las molestias.

—Becca está feliz de pasar tiempo con su sobrina, así que deja de estar pensando demasiado, hasta acá puedo escuchar tu mente trabajado rápidamente.

Suspiré.

—¿Becca vive sola, verdad?

—Sí.

Entonces creo que no habrá ningún problema, divertirme suena bien, sobre todo para olvidarme de todo lo que ha pasado en menos de un mes, me sentía demasiado frustrada.

Aparte sabía que Becca tenía derecho de pasar tiempo con Haven, después de todo ella era su sobrina, por una parte me sentía aliviada de que becca viviera sola, April no sabía de la existencia de mi niña y Owen quería que me deshiciera de ella. Así que, si Owen seguía creyendo que no había tenido a la bebé, todo sería mucho mejor.

—Pero no te preocupes por eso, Becca vendrá al apartamento.

Camine hasta mi habitación, mientras les pedía a las chicas que cuidarán a Haven, por mientras me arreglaba, al ducharme, seque mi cabello y aproveché para poder plancharlo un poco, me maquille lo más natural y me coloque un vestido de color rojo, que hacía resaltar mi cabello rubio, al estar lista camine hasta las chicas, que sonrieron al verme.

—Te miras preciosa. —Alyssa me sonrió.

—Gracias, Lyssa. Tu también te miras preciosa.

Escuchamos como el timbre del apartamento sonaba, así que Summer abrió, Becca había llegado, la saludamos con una sonrisa.

—Estoy muy feliz de que me dejes cuidar a Haven.

—No hay ningún problema. Aparte tienes derecho de pasar tiempo con ella.

—Gracias, enserio, Ginger.

Le di instrucciones a Becca, mientras ella escuchaba atentamente, las chicas comenzaron a reír, mientras me escuchaban hablar.

—Creo que Becca lo hará, deberíamos de irnos antes de que se nos haga más tarde.

—Si deberíamos de irnos. —Summer concordó.

—Bien, no llegaremos muy tarde,y gracias por querer cuidar a Haven, cualquier cosa no dudes en llamarme, estaré pendiente al móvil.

Becca comenzó a reír.

—Si, tranquila. Todo estará bien. —Me tranquilizo, así que asentí.

—Haven está en buenas manos. —Me dijo Kinsey, y yo lo sabía. No desconfiaba de Becca, en absoluto.

Salimos del apartamento y después de unos minutos nos encontrábamos en el bar, al llegar caminamos hasta la barra, mientras pedía una bebida. Me concentre en las personas que bailaban.

Pero a lo lejos algo me llamo la atención, era una figura que conocería en cualquier lugar del mundo, me cambié de lugar para poder observar mucho mejor, alce una ceja y suspiré, efectivamente era Eros, de quién se trataba.

A lo lejos de la multitud observé a Eros, que se encontraba en una de las tantas mesas del bar, pero lo que más me llamo la atención fue que no estaba solo.

Estaba con una chica y parecía feliz de estar a lado de ella, él tomo su mano y le sonrió, mientras la atraía a él, creí que la besaría pero no lo hizo. Tan solo se quedó a unos poco centímetros de sus labios y estaba segura que sus labios casi podian tocarse.

Sentí una gran decepción y nuevamente llegó ese dolor en el pecho con las ganas de querer llorar, puse mi mirada en mi bebida y la lleve a mi boca dándole un trago, tratando de quitar el dolor que sentía en el pecho, más que nada era decepción, creí que el podría cambiar, realmente pensé que él quería pasar tiempo con Haven, recuperar el tiempo perdido y querer tratar de ser un padre para ella.

Pero por lo que me he dado cuenta, me equivoqué otra vez, cuando creí que Eros no podría decepcionarme más, lo hizo nuevamente, él aún no me había visto y rezaba con que no lo hiciera, él estaba tan concentrado en su conquista.

—¿Estás bien? —Kinsey me preguntó, observandome.

No, no estoy bien, cuando se trataba de Eros yo nunca estaba bien, pero mire a mi amiga y sonreí.

—Lo estoy. —Dije, pero no soné tan conveniente, mi amiga volteo a ver dónde yo estaba viendo hace unos minutos atrás, miró a Eros y bufó.

—Lo odio, es un maldito. Si llega ir al apartamento, fingiendo nuevamente que nada a pasado, te juro que lo mataré Ginger. Ya me cansé de que te esté lastimando.

Si, yo también ya estaba cansada y decepcionada. Me arrepentía de haberme enamorado de él y de haberlo amado.

❄️❄️❄️

Había pasado una semana desde que Eros me había besado, y desde que había estado en mi apartamento,  él no me había buscado y ni siquiera había pedido querer saber algo de Haven.

Por una parte me sentía aliviada creyendo que podría fingir que él nunca regreso, que Eros no sabía de la existencia de mi bebé, pero por otra parte debía de admitir que me había hecho demasiada ilusión de que Haven conociera a su padre, que Eros pudiera enmedar su error y ella creciera con el amor de él.

Pero ella no necesitaba el amor de un padre, me tenía a mi, que la amaba más que nada en el mundo, ella era la única persona por la que valía la pena luchar.

Haven gruñó, llamando mi atención, así que tome una cucharada más de su comida para poder meterla a su pequeña boca, ella sonrió al instante que sintió la papilla y comenzó a saborearla.

Mi móvil comenzó a vibrar era una videollamada de mi madre, sonreí y acepte la llamada, mientras le daba más papilla a Haven y limpiaba su barbilla.

—Hola Ginger. ¿Cómo están?  —Mamá hablo con demasiado entusiasmo.

—Estamos muy bien madre y tú cómo estás? Te noto algo entusiasmada.

—Si, estoy algo feliz

—¿Algo en especial?

—Tu padre y yo viajaremos a Suiza.

—Eso es genial.

—Quiere que tengamos una segunda versión de nuestra luna de miel.

Hice una mueca, fingiendo estar asqueada.

—Mamá, no quiero detalles —Regrese mi vista a mi bebé, que había metido sus manitas al plato y ahora sus manitas estaban llenas de papilla, mientras las lamía, ahora tenía papilla en los rizos, en la cara y en los ojos y aunque se mirara demasiado tierna, debía darle un baño.

—Pero hija, ambas sabemos que Haven no fue obra del espíritu santo.

Sentí las mejillas enrojecidas, y trate de ignorarla.

—Pero que hermosa se ve mi bebé llena de papilla.

—Si, muy hermosa y todo, pero debería darle un baño.

Mamá se río.

—Esta bien, hablamos luego hija.

—Espero y les vaya muy bien en su viaje, disfruten. Se lo merecen.

—Gracias, cielo. Cuida a mi niña.

Sonreí, asintiendo mientras colgaba la llamada, besé la mejilla de Haven y ella se río, mientras continuaba metiendo a su boquita sus manos llenas de papilla.

—Te miras demasiado tierna, cielo. Pero necesitas un baño.

—Ma-má.

—Si, mi amor

Cada vez que escuchaba que aquella palabra salía de la boca de mi hija, hacía que sintiera el pecho lleno de orgullo.

Cuando comencé a caminar hasta la habitación, escuché como tocaban el timbre, las chicas no estaban, por lo cual el baño tendría que esperar.

—Bueno, el baño tendra que esperar, mamá debe de ver quién es la persona que está tocando la puerta.

Haven comenzó aplaudir como si realmente entendiera lo que le estuviera diciendo, tome una toallita húmeda y limpie la cara y manos de mi hija, si miraban a la bebé así tan sucia, daría una impresión que no la sabía cuidar bien, cuando si lo hacía, baje a Haven y la dejé en la sala, gateando mientras yo caminaba hasta la puerta.

Haven comenzó a gatear atrás de mi, llamándome, sonreí, mientras la volteaba a ver.

—Ve a la sala, cariño. Ahora voy, haya está tu muñeca.

Ella comenzó a darme los brazos para que la cargará así que la tomé y abrí la puerta, encontrándome con Eros, que se no se miraba nada bien, traía dos ramos de margaritas, uno grande y uno pequeño, mientras me miraba fijamente y después observaba a nuestra hija con una sonrisa.

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