Capítulo ocho.

Reportense aquí <3

Ginger

Años atrás

Mire mi móvil por décima vez, esperando algún mensaje o una llamada de Eros. Bufé apagando el móvil y mirando como caía la lluvia por la ventana.

Suspiré, se suponía que hoy iríamos a la cena con los padres de Eros, pero él no me llamaba ni respondía ninguno de mis mensajes. Me acosté en la cama y abracé a mi peluche y si, ya era demasiado grande para tener un peluche pero yo no podía deshacerme de el, ese peluche me había acompañado toda mi vida y busque una película para poder entretenerme cuando mi móvil comenzó a sonar, era una llamada de Eros, suspiré y espere unos minutos para contestar.

No quería que él se diera cuenta que estaba disponible cuando el quisiera, no cuando estuve casi todo el día esperando su llamada de confirmación para la cena, acepte la llamada y lo primero que escuche fue su respiración

—Hola, novia bonita.

—Hola. —Murmuré.

—En unos minutos llegaré por ti.

—Te estuve llamando —Le dije.

—Si, me acabo de dar cuenta, estaba ocupado arreglándome para la cena y mi móvil estaba en la cocina, apenas ahora que pase por la cocina noté que tenía mensajes y llamadas tuyas, siento eso.

—Bien, entonces nos vemos en unos minutos, Eros.

—¿Todo bien?

—¿Claro, porqué lo preguntas?

—Te escuchó algo tensa.

—Ideas tuyas, nos vemos. —Colgué la llamada, aunque en realidad si me sentía algo tensa.

Teníamos varios meses saliendo y me sentía mal por estarle mintiendo a mis amigas sobre él, sobre todo a Alyssa, ella era la mejor amiga de él y temía que se molestará, pero también debíamos de ser sincera con ellas. No sé merecían que les mintiera.

Me levanté de la cama y me mire en el espejo, ya estaba lista, solo coloque más perfume y un poco de labial, tome mi bolsa y salí de la habitación, mire a Alyssa sentada en la sala, suspirando.

—¿Pasa algo?

—Es solo Henry, sigue molestandome, diciéndome que regrese con él, pero no pienso hacerlo.

—Bloquealo.

—Ya lo hice, Ginger. Pero aún así me sigue contactando de otro número

—Bueno, pues prácticamente te está acosando.

—Lo se y yo quiero que me deje en paz.

—Podemos rayar su auto y pincharle los neumáticos, si eso te hace sentir mejor.

—¡No! Creo que no deberíamos de hacer eso, seguiré bloqueando cada uno de los números en los que me mande mensaje.

—Como quieras.

Mi móvil sonó con un mensaje de Eros, diciéndome que ya se encontraba en el apartamento, así que me despedí de Alyssa.

—Me gustaría mucho conocer a tu novio misterioso.

—Ya lo conocerás. —Le sonreí, haciendo un ademán de despedida mientras salía del apartamento.

Al subir al auto, el beso mi mejilla, observandome con fijeza.

—¿Estás segura que estás bien?

—Lo estoy —Repetí.—¿Porque lo preguntas?

—Te noto algo tensa, Ginger.

—Solo me siento mal por mentirle a Alyssa y a las chicas.

—Podemos hablar con ellas cuando quieras, si eso te ayuda a sentirte mejor.

Él tomo mi mano y la llevo a su pierna, mientras acariciaba con suavidad mis dedos.

—Tengo miedo que se molesten conmigo, por qué les he mentido.

—Todo irá bien, tenlo por seguro. Ellas no se molestarán contigo.

Realmente eso esperaba.

—¿Estás lista para ir a casa de mis padres?

—Lo estoy. Aunque quizás esté un poco nerviosa.

—¿Nerviosa, porqué? —Me sonrió.

—No le caigo muy bien a tu padre y no me gustaría que la cena fuera incomoda.

—Todo saldrá bien, confía en mí. Aparte mi padre quiere disculparse contigo. —Intento tranquilizarme, dándome un apretón en la mano.

Yo no respondí, tan solo asentí, suspirando. Realmente esperaba y deseaba que la cena fuera agradable, anhelaba que el padre de mi novio dejara de pensar que yo no era buena para la vida de Eros. Cuando si lo era, lo quería y nunca en mi vida lo lastimaría, mucho menos me interpondría para que él pudiera cumplir sus sueños, sin embargo yo quisiera apoyarlo y estar con él, que Eros supiera que sus sueños también eran mis sueños y que sería demasiado feliz, de estar a su lado, mientras él los cumple, acompañándolo en cada uno de sus logros.

Actualidad.

—Eros realmente no estoy jugando, deberías de irte. No tienes nada que hacer en esta casa. —Dije, tratando de ignorar sus palabras pasadas.

—No me iré —Gruñó—No sin antes hablar sobre nuestra hija.

—No tienes ningún derecho de querer meterte en la vida de ella, no cuando me pediste que me deshiciera de ella. —Hice una mueca al decir eso, odiaba pensar en una vida sin Haven. Mi vida sería miserable.

—¿Por favor?

—No. —Intenté cerrar la puerta en sus narices, pero él puso su pie, impidiendo que le cerrará la puerta y me sonrió, yo quería golpearle la cara y borrar esa estúpida sonrisa de su rostro.

—No tienes ningún derecho de volver a aparecer en mi vida, Eros.

—Yo lo sé, tan solo escúchame, es lo único que te pido. —Dijo con cierta desesperación, así que bufé, abriendo un poco la puerta, él no se iría de aquí sin hablar conmigo, y yo no estaba para sus estúpidos juegos, sabía que si hablaba con él, él se iría mucho más antes.

—Habla.

—¿No me dejaras entrar?

—No.

—Ginger.

—Pasa. —Gruñí, haciéndome a un lado, Kinsey lo observo con fijeza mientras lo miraba mal, Eros suspiró mientras se acercaba al sofá y le hice señas de que se sentará.—Ahora si, habla.

—Yo no sé cómo explicarte todo esto.

—Entonces si no lo sabes, puedes irte, la puerta está muy grande, Eros.

—Bueno, tampoco deberías de ser tan fría.

—¿Quieres que esté feliz de que esté aquí? —Fingí una sonrisa. —Eso no va a suceder, sácate esa idea de la cabeza.

—Creo que yo me iré. —Kinsey susurró, levantándose el sofá, dónde yo también estaba sentada y me sonrió, despidiéndose.

—Eros. —Hablé con cierta molestia.

—Esta bien —Susurro mientras tomaba aire y lo expulsaba rápidamente de sus pulmones—Cuando me dijiste que estabas embarazada, sé que al momento de no decirte nada, hizo que pensaras que te lo tomarás mal.

—Asi es como lo tomaste.

—No, claro que no. Yo estaba pensando en como le haríamos con el bebé, estaba feliz porqué tendría un hijo con la mujer que amaba, pero las palabras nunca salieron de mi boca, es como si en ese instante me hubieran arrancado la lengua.

—Me pediste que abortara, así que no mientas.

—No, no estoy mintiendo en absoluto, yo estaba ilusionado con la llegada del bebé. El verdaderoproblema fue cuando mi padre se enteró.

—¿Tu padre?

—Si, Ginger. Yo ese mismo día fui a hablarlo con mi madre, estaba emocionado y quería compartir la noticia con mis padres y Becca, mamá estaba feliz, después de todo eso era una buena noticia, ella ya no parecía feliz desde que le diagnosticaron leucemia. —El paso varias veces las manos por su cabello, despeinandolo, ese era una señal que estaba nervioso y ansioso.

Mordí mi labio inferior, sin perder de vista cada uno de sus movimientos, cuando de repente escuché el llanto de Haven, quise maldecir al instante, cuando noté que Kinsey entraba a mi habitación, suspiré aliviada.

Eros al escuchar el llanto de Haven, me miró y una sonrisa se dibujo en su rostro.

—Ella llora demasiado fuerte.

—Lo sé.

—Quiero conocerla.

—Termina de hablar

—El caso es que cuando mi padre se enteró, dijo que debías de abortar. —hizo una mueca al decir aquella palabra—Que si como las mantendría, que no podía hacerlo con amor, pero yo hablé de dejar la universidad y ponerme a trabajar. Eso le molestó. Dijo que no podía hacer eso, porque mis sueños quedarían en la nada.

¿Su padre? Quizás podría tener un poco de sentido, Owen siempre me odio, nunca me quiso, siempre creyó que yo sería un estorbo en la vida de su hijo, me imagino que cuando supo de la existencia de la bebé, pensó que ahora ella también sería una distracción y un estorbo.

—Yo me negué cuando me pidió que te dijera que te abortara, por qué ella es parte de mi y no podía hacerlo, así que me negué, no podía hacerles eso.

Me daban ganas de decirle que aún así lo hizo, me pidió que me deshiciera de mi niñita.

—Entonces mamá se puso mal y él me hizo elegir entre ella o ustedes, si las elegía nunca más volvería a ver a mi madre, me asusté así que la elegí a ella. Quise estar con ambas, pero nada me salió bien, te pedí que abortaras sintiéndome un cobarde, y te perdí. Te perdí a ti y a la bebé.

—Quizás si lo hubiéramos hablado, nada de esto hubiera pasado. Quizás si me hubieras tenido la suficiente confianza todo sería distinto.

—Te tenía confianza, aún te tengo.

—No Eros, al menos no me tenías la confianza suficiente, decidiste dejarte manipular por tu padre, sin saber en lo que me estabas haciendo sentir, cuando me dejaste.

—No quise dejarte, no quise destrozarte el corazón y mucho menos lastimarte.

—Lo hiciste, lo hiciste desde el momento en el que me dejaste por otra chica cuando yo creía que en verdad me amabas, me engañaste aún cuando estábamos juntos.

—Nunca te engañe, Ginger.

Solté una risa irónica.

—Claro que lo hiciste, Eros.

—No, nunca te engañe cuando estuvimos juntos, mi amor solo era para ti.

—En fin, no estás aquí para hablar de lo que un día hubo con nosotros, estás aquí para hablar sobre mi hija.

—Nuestra hija. —Él intento corregirme

—Es mi hija, porque yo soy la persona que la ha amado desde que la tuve en mi vientre, ella es a quien ama, yo soy quien ha estado con ella cuando se enfermo por primera vez, estuve con ella cuando gateo por primera vez, también estuve cuando ella me dijo mamá, y tú dónde estuviste?

Él suspiro.

—Esto está resultando más difícil de lo que creí.

—No te quiero cerca de ella.

—Es mi hija también.

—Solo fuiste el donador de esperma, pero ella no es tu hija, no has estado con ella en lo que lleva de vida.

—Y es justamente lo que quiero, estar con ella, conocerla y amarla. Aunque ya la amo sin conocerla, con tan solo saber su existencia ella hace que mi corazón lata de emoción.

Rodeé los ojos, viendo mis uñas de color perla, tratando de ignorarlo.

—Ginger.

—¿Uhm?

—Te amo.

Juro que en ese instante sentí como el corazón me latía con demasiada fuerza en el pecho, sintiendo como si se fuera a salir de su caja torácica, no, no. Él no tenía derecho de querer poner mi mundo al revés nuevamente, yo estaba bien sin él, no lo necesitaba.

—Te amo —Repitió—Eres el amor de mi vida y quiero recuperarte y estar en la vida de la bebé, quiero que seamos una familia.

—Pudimos ser la familia que siempre soñé, pero no nos elegiste, y no, no me molesta que hayas elegido a tu madre, yo también hubiera hecho lo mismo, me molesta que no fuiste sincero conmigo, deberíamos de haber encontrado una solución juntos.

—Yo...enserio lo siento demasiado.

—No lo sientas. —Dije.—No tienes ningún derecho de querer regresar a mi vida y querer poner mi mundo al revés nuevamente cómo si no hubieras roto mi corazón, no te quiero cerca de mi, ni cerca de Haven.

—No me puedes pedir que no esté cerca de mi hija.

—¿Ahora sí es tu hija?

—Siempre lo ha sido, quiero formar parte de su vida.

—Ya veremos, tienes que convencerme.

Él en el fondo tenía razón, tenía derecho de estar con Haven porque era su hija, aunque yo no quisiera que él estuviera cerca de ella.

—¿Puedo conocerla?

Suspiré, Eros era tan insistente, me levanté del sofá.

—Bien, levántate.

Eros me miró como si no pudiera creerlo pero aún así se levantó y me dedico una gran sonrisa. Sabía que Eros tenía una parte de culpa por ser un cobarde y no haber luchado por nosotras, pero también una parte era culpa de Owen, por meterse en nuestra vida.

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