𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻. 𝘁𝗵𝗲 𝘆𝘂𝗹𝗲 𝗯𝗮𝗹𝗹

25 Diciembre 1994

La esperada noche del Baile de Navidad había llegado, y todos los estudiantes lucían sus mejores galas, esperando a que diera comienzo.

Aquila estaba complacida con su túnica, que se amoldaba a la perfección a su cuerpo y le daba un porte de elegancia. El rojo grosella de la tela era el adecuado para ella, conjuntado con los zapatos de tacón del mismo color.

Esperaba al lado de Camille y su cita a que Cedric bajara las escaleras a su encuentro.

A cada paso que daba, observando sin apartar la mirada un solo segundo de ella, y contemplando cada detalle de su figura, Cedric se sentía el chico más afortunado del castillo. Al ver cómo sonreía, por algo que su amiga le estaba contando, su corazón se encogió, sabiendo la suerte que tenía de poder tener a alguien como Aquila.

Apoyó una mano sobre su hombro y sintió el suave tacto de la tela bajo sus dedos. Aquila se giró, su sonrisa ensanchándose al verle, y sus ojos brillando más que nunca. Cedric no se contuvo y le devolvió el gesto, mientras sentía que sus pulmones retenían el aire y le impedían respirar con propiedad.

—Por Salazar, estás guapísimo, Cedric —susurró Aquila, mordiéndose el labio sin borrar su perfecta sonrisa de los labios.

—Tú te ves espectacular, Aquila —reconoció él, de manera cordial.

—Mi madre insistió en que usara este color, aunque mi padre quería que llevara verde. Gracias a Merlín, le hizo caso a mi madre.

—Cualquier color te sentaría de muerte, Aquila —le aseguró el chico, que no cesaba de contemplar a su novia.

—Siempre tan dulce —murmuró ella, mirando esos ojos grises que tanto la analizaban, encontrándose con que a los dos segundos le correspondían la mirada.

—¡Los campeones por aquí, por favor!

Ambos se colocaron a un lado de la puerta, justo detrás de Fleur Delacour y Roger Davies, dejando espacio para que todos pasaran hacia el Gran Comedor. Cuando se hallaban ya dentro, la profesora McGonagall les indicó a los campeones que entraran por parejas.

Con gracia y elegancia, Cedric y Aquila pasearon, saludando a la gente, hasta que llegaron a la mesa principal. Tomaron asiento, uno al lado del otro.

Durante la cena, ni siquiera las quejas de Fleur y los disparates de Dumbledore les sacaron de su ensoñación. Cedric se perdía en los labios pintados de granate de Aquila, y ella tenía la cabeza en las nubes del cielo gris que eran los ojos de Cedric.

Cuando quisieron darse cuenta, ya estaban poniéndose en pie para salir a la pista de baile. Las Weird Sisters habían empezado a tocar una lenta y triste melodía, y los campeones salían al centro de la iluminada estancia listos para bailar.

Cedric y Aquila se movían al compás, concentrados en dar los pasos correctos, y teniendo unos resultados excelentes. Parecía que iban solos con la música, como si se balancearan sin pensarlo, de forma natural.

Entonces, Aquila lo supo. Bailando junto con Cedric, entendió que era él. Odiaba y amaba esa sensación, pero tenía claro que Cedric era lo más importante que tenía. No quería dejar que se marchara, nunca. Ella le quería. Lo necesitaba. Agarraría su mano y todo estaría bien.

Te juro que te amaré toda mi vida.

Las palabras se quedaron en su garganta, sin fuerza para salir. Atoradas, sin saber toda la verdad que albergaban.

Espera, todavía te necesito.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top