1. Giotto
La tía Nana inclinó la cabeza con confusión, dejando la botella de leche en la mesa cuando Giotto cargó a su pequeño primo bebé en sus brazos y dejó de llorar.
"Vaya, Gio-kun, eres tan perceptivo" dijo ella con una sonrisa antes de darle unas palmaditas en la cabeza y arrullarlos por la adorabilidad del pequeño combo.
"Sólo lo supe" explicó el niño de a penas ocho años, dejando la frase al aire como si hubiera algo en ello que no pudiera expresar con palabras, "Como... ¿Intuición?" Murmuró, aunque más para sí mismo, abrazando al pequeño Tsuna entre sus brazos con un mejor agarre y evitar una tragedia.
"Es un chico inteligente" comentó su tío Iemitsu, quien hasta hace unos momentos charlaba con el hermano mayor de Tsuna por un mar de años, Basil.
...
Pronto la cena se sirvió, y cuando se acomodaron en un silencio cómodo sólo interrumpido por el sonido de los cubiertos al chocar por los platos, fue cuando Iemitsu habló.
"¿Estás seguro de que quieres asistir a la preparatoria de Vongola? Namimori koukou también es muy buena y no tendrás que vivir sólo" intentó convencerle, sus ojos azules se llenaron de preocupación.
Nana empujó más comida en su plato, "Yo sé que Gio-kun no querrá asistir a otra que no sea Vongola, así que come mucho porque no podré hacerte tus platillos favoritos cuando te vayas"
Los ojos de Giotto se cristalizaron ligeramente, mirando con cariño a sus tíos y primos pequeños que lo miraban con preocupación, "Gracias" dijo, en un susurro lleno de gratitud lo suficientemente fuerte como para que todos lo puedan, "Pero tengo que ir a Vongola, quiero asistir a la misma escuela que mis padres"
La mesa se quedó en un silencio incómodo recordando a los difuntos padres de Giotto, pero la misma determinación inquebrantable es sus ojos les dijo tácitamente que no iba a retroceder.
Giotto ya tenía dieciseis años, él podría cuidarse por sí mismo, aunque eso no los hacía estar menos preocupados.
"No se preocupen" agregó después de un momento, "G y Asari estarán conmigo" les recordó. Ellos era sus amigos de la infancia, aquellos que tuvo que dejar de ver con tanta frecuencia cuando sus padres murieron y tuvo que mudarse a Namimori.
La cena continuó con nuevas conversaciones después de eso, intentando alargar lo que sabían sería su última cena en familia en mucho tiempo.
...
Fue cuando iba de compras para la cena que Giotto lo vió por primera vez. Un hombre en sus veinte, quizás veinticuatro, sentado casualmente en el banco de un parque, acariciando a un gatito sentado al lado de él.
Contuvo el aliento por un momento, deteniéndose abruptamente en su caminar para observarlo fijamente hasta que se dió cuenta de lo que estaba haciendo y reanudó su caminata.
Al día siguiente no estaba ahí, ni el día después, pero todos los domingos lo miraba ahí, a veces leyendo un libro, otras bebiendo un café. Siempre descansaba en el mismo lugar con una postura relajada.
Él era sólo un persona a la que había notado, sólo una curiosidad, o eso pensó hasta que lo vió conversando felizmente con una mujer.
No pudo evitar mirar fijamente, no podía apartar la vista. Sintió como su estómago se retorcía y sólo quería alejarlos desesperadamente.
Era como si algo dentro de él se agitará desesperadamente, pero al mismo tiempo estuviera intentando decirle que actuara porque estaban amenazando lo suyo. Lo cual era mucho más ridículo.
Es lo que Tsuna llamó hiper intuición, y aunque la de su tío Iemitsu y el pequeño Tsuna era buena, la de Giotto era mucho más refinada y detallada.
"¿Pasa algo, Giotto?" Preguntó G a su lado, su amigo pelirrosa en comparación con el rojo de ese hombre al cual no podía evitar notar.
"¿Hmm? No es nada" le restó importancia con una sonrisa relajada, finalmente apartando la vista porque de nada servía seguir pensando en ello. Ni siquiera debería importarle.
Aún así volvió al parque el siguiente domingo, aunque cuando se dió cuenta de que esa chica lo acompañaría en cada visita, el tiempo de su estancia se redujo considerablemente, además de que trajo a Asari o a G con él para acompañarlo.
No fue una sorpresa el que se dieran cuenta de que había algo mal y por fin descubrir su enamoramiento secreto. Uno que no había querido admitir, pero ahí estaba, cada domingo presentándose para verlo aunque estuviera con otra chica.
Después de un par de meses, al mirarlos nuevamente, se veían igualmente cercanos, pero algo en la vista de esos dos lo relajó, como si algo hubiera pasado que los separó irreversiblemente. Sólo tenía esa sensación que lo tranquilizaba.
...
Habían pasado dos años desde entonces, y ahora la mujer no solía aparecer, pero desafortunadamente su hombre pelirrojo tampoco apareció.
¿Qué pasó?
Pero su intuición lo tranquilizó, como si quisiera decirle que simplemente espere tranquilamente. Y eso hizo, porque su intuición siempre era acertada.
Fue entonces cuando apareció, entrando después del director quien lo presentó como su profesor sustituto hasta Diciembre, el fin del año. Y Giotto no pudo evitar pensar que los años eran demasiado cortos.
"Buenos días clase" los salido, con calma y confianza, como un jefe de ejecutivos dirigiendo una reunión importante. Su traje formal junto a esos lentes no ayudaban a disuadir su imagen de completa profesionalidad. "Mi nombre es Cozart Simon, será un placer trabajar con ustedes"
Pudo sentir la forma en que G y Asari se giraban para compartir miradas sorprendidas con él, pero nada de eso importó. Aún observaba a su nuevo maestro con sorpresa, y al mismo tiempo que las chicas estallaron en susurros furiosos sobre el nuevo profesor condenadamente sexy, enterró su rostro entre sus brazos porque podía sentir sus mejillas arder.
Oh, santo cielo... Pensó eufórico, aunque el pánico también se asentó en igual medida.
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