O2.

Tenia miedo, el agarre que le daba su pareja ya comenzaba a dolerle.

— Ni yo tengo idea de quien es, Yoongi, solo choqué con él cuando salí de hacer las compras, caimos al suelo, me lastimé y él como disculpa me curó.

— ¿Lastimarte? — buscó algún vendaje y lo vió en la rodilla de Park. — Demonios. — se agachó a la altura de la herida. — ¿Como fue la caida?

— Me estaban llamando al celular, al querer contestar me distraje y ese hombre me chocó, cai de rodillas y me raspé.

— Idiota que no se fija por donde va.

— Tranquilo, solo fue un accidente. Ah, en el supermercado, además de lo que nos faltaba, compré esto.

De la bolsa sacó el paquete de galletas.

— Mis galletas favoritas. — dijo tomándolas.  — Hace mucho que no las comía.

— Por eso pensé que sería bueno comprarlas.

— Ven. — lo tomó de la nuca para unir sus labios.

Al separarse juntó sus frentes.

— Lástima que esta noche no podemos hacer nada más que dormir, tu rodilla no debe tener movimiento de más.

— Si.

— Bien, ya le he dicho a Soo que prepare el almuerzo, debo ir a la oficina a ver estos archivos, me avisas cuando sea la hora de comer.

— Por supuesto.

Jimin miró su novela teniendo ganas de continuarla, pero en vez de eso decidió ayudar a la señorita Soo.

Una vez que el almuerzo estaba listo, Park llamó a Yoongi.

Almorzaban en silencio, su costumbre es no decir una palabra mientras comen.

— Sabes que debo volver más tarde al trabajo, ¿No? — le preguntó una vez que terminaron.

— Si, lo sé.

— Por favor, me avisas cuando estes por salir de casa, con quién estarás, en donde y a que hora volverás. No quiero que te pase nada.

A Jimin le consumían las ganas de preguntarle porque ya no era el hombre frío que solía ser, pero decidió callar.

— Estaré bien, si sabes que únicamente voy a casa de Tae. ¿A donde más iría?

— Jimin, hablo en serio. No quiero volver a enterarme que andas con gente que yo no conozco. ¿Quedó claro?

Park asintió.

— Bien, iré a tomar una siesta, anoche nos dormimos tarde y me estaba durmiendo en el trabajo.

Se puso de pie y se colocó detrás de la silla de Jimin apoyando sus manos en sus hombros.

— Recuérdalo siempre. — le susurró. — Me perteneces. — con descaro pasó su lengua por el cuello de Park haciendo que suelte un pequeño jadeo. — Y que te quiero. — dicho eso, besó su mejilla y se fue a su habitación.

Jimin quedó en las nubes, mirando su plato vacío.

— ¿Señor? ¿Ya puedo levantar la mesa?

— A-ah, si, gracias por la comida, Soo, buena como siempre.

Salió al jardín, pues era amplio y le. relajaba estar ahí.

Revisó su celular y vió que la llamada perdida que tenía fue la que le llegó antes de chocar con el tal Jungkook.

Devolvió la llamada.

»Hasta que al fin das señales de vida.«

— Lo siento, no le di atención al celular.

»Está bien, ¿Quieres venir? Estan todos aquí, pensamos que sería bueno tomarnos unas cervezas, si quieres, Yoongi puede venir.«

— Está durmiendo, anoche se durmió tarde y debe volver al trabajo.

«Oh, entiendo y supongo que no te dejará venir solo.»

— Mientras que le avise que me voy y que estaré contigo para él esta más que bien.

«Bueno, te espero.»

Colgó y fue a su habitación.

— ¿Yoongi? — lo llamó.

— ¿Mm? ¿Sucede algo?

— Iré a casa de Tae, a pasar un rato, no volveré tarde.

— Muy bien, diviértete.

Con un beso en la frente que le dió a su pareja, Jimin se arregló y salió a la casa de su amigo.

En el camino le habia llegado un mensaje de Tae:

«Vendra un amigo de Hoseok, espero que no te moleste.»

Contestando que no tenía problema, siguió con su camino.

Al llegar estaban sus amigos.

Saludó a cada uno de ellos.

— Toma, Jimin, una cerveza. — le lanzó una lata y Park la recibió abriéndola al momento.

— ¿No dijiste que vendría un amigo? — preguntó antes de beber de la lata.

— Si, pero aún no ha llegado.

Conversaron unos momentos hasta que el timbre sonó.

— Ha de ser él. — dijo Hoseok dirigiéndose a la puerta. — Ven, pasa, no seas tímido. — lo escucharon.

Hoseok llegó a la cocina junto a su amigo.

— Chicos, él es un amigo mio de la secundaria.

Jimin miró a aquel amigo y quedó boquiabierto al ver quien era.

— Jimin. — dijo el jóven pálido.

— Jungkook...

El hasta nunca no sirvió de nada.

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