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Capítulo dedicado a MeloohRush💘
Alex.
El perro de los Baker corría con su correa arrastrándose por el piso, con el señor Baker corriendo en su dirección tratando de atraparlo, en un acto desesperado el caballero de mediana edad se lanzó a la vereda para agarrar la punta del arnés del canino, si bien lo logró al levantarse un chicle abrasado y derretido por los más de 30 grados se pegó en su camisa y él, asqueado, farfulló al cielo por su prenda favorita. Tomó a su mejor amigo con los brazos, como si fuese un bebé, y entró a la casa.
Por la ventana de mi habitación miraba en silencio, la escena de persecución entre mi vecino y el can me habría dado tanta risa, en otro tiempo, o tan siquiera ayer, que además de reírme habría tratado de grabarlo y luego llamado a James para contarle lo sucedido.
Sin embargo hoy me abrazaba a mí mismo para poder dormir en paz, pero nada quitaba mi mente lo que había pasado allá adentro, cada vez que cerraba los ojos me veía en la celda, cada vez que cerraba los ojos me veía escondido entre moretones con la mirada perdida en algún lugar del mohoso techo y la espalda en el frío y polvoriento piso, con los gritos llegando sibilantes a mi oído.
Era un total misterio lo que ocurría en mi cabeza, hace cuatro días había visto a Meryem y estaba rebosante de alegría, ayer había hecho algo que extrañé durante toda mi estadía encarcelado: jugar videojuegos.
Habían salido muchos desde que dejé de jugar, y sin equiparar en el dinero compré todos los que me propuse en ZetGames; rompí mi récord y terminé el nuevo juego de Call Of Duty, o al menos tan nuevo como lo puede ser para mí.
Debería estar feliz, ¿no? A pesar de ello, me encontraba repitiendo sin cesar momentos que habían ocurrido mientras estuve dentro.
-Vaya, vaya, tenemos un nuevo aquí- musitó el gorila de la barraca 30.
-Así es, carne fresca-lo apoyó su compañero, plenamente consciente de que yo escuchaba todo. Hace dos horas me habían trasladado para acá, y en sólo ciento veinte minutos el olor a putrefacción me hacia querer sacarme los ojos, sin contar que mi compañero de celda había sacado todo el algodón del colchón para tragárselo y ser derivado al hospital, y luego a la psiquiatría, según decían, cualquier sector era mejor que este, me encontraba en el peor de toda la penitenciaria; así que me encontraba acostado sobre nada más que una manta gruesa y resortes.
-Oye, flacucho, ¿qué te trae aquí?- mi mirada se encontraba al sentido contrario que el corpulento reo, no obstante, algo me dijo que tenía que responderle, mejor me convenía hacer amigos que enemigos.
-Robo a mano armada- mentí. Mi sexto sentido decía que sería mejor recibido si no decía la verdad.
-Errores de novato-dijo corpulento 2.0- Pregúntame cuántos robos cometí yo
-¿Cuántos?-dije para seguirle el juego.
-Más de 100, hermano, nunca me atraparon ni pudieron probar nada-sonrió ampliamente mostrando sus amarillentos dientes, con el colmillo partido a la mitad y el incisivo central faltando- Pero mi esposa sí lo hizo, es culpa de esa puta que yo esté aquí- golpeó con fuerza las barras de las que se agarraba.
Boris y Jason, eran sus nombres, aunque si les decías así tu salida sería dentro de un cajón, sin signos vitales ni pruebas de lo que lo ocasionó. Eran más conocidos como "El Caimán" y "Gandola".
Al día siguiente a la hora del receso en el patio Gandola esperó a que los guardias estuviesen despistados y me levantó por el cuello de mi camiseta.
-No hay ningún ingreso a robo armada- escupió en mis ojos.
-Tú eres el marica del que hablan- dijo El Caimán al acercarse- No te me acerques, nunca
Gandola me levantó más, tal como levantas una almohada de plumas y dirigió su rodilla a mis testículos, golpeando con todo el odio que pudo hasta que un gendarme llegó en mi rescate, aunque bastante lento y reticente a acabar con mi agonía, obligando al golpeador a tirarme a la tierra para dejarme retorciéndome del dolor.
Un estruendo se escuchó en mi habitación trayéndome a la realidad, mi actual realidad, con la respiración agitada y entre cortada ensordeciendo mi audición con el agudo sonido.
Limpié con el dorso de mi mano el sudor que estaba bajando por la frente y las lágrimas que descubrí habían aparecido. Con calma me dirigí al buró que se había caído producto de su pata coja y lo recogí, junto con las cosas que un minuto atrás estaban encima del mueble: pequeñas chucherías que no recordaba que tenía, fotografías y el collar que me había regalado James.
Ayer cuanto tomé una ducha decidí que era mejor quitármelo, él no era una parte de mi vida y sería mejor acabar con ello cuanto antes, lo tomé y en vez de guardarlo en un cajón lo colgué en una punta del espejo.
Odiaba este día existencial como nunca, no sólo me encontraba pensando en mi vida de hace cuatro días, sino que también estaba pensando en James, quien, aunque quisiera odiarlo no podía. Tenía que ser honesto conmigo mismo y admitir que sólo hacía pantalla para que mis padres no se molestaran conmigo, pero seguía amándolo, profundamente, tanto como la primera vez que nos besamos, tanto como el día de la fiesta y tanto como el último día antes de entrar a prisión, tanto que a veces dolía, mejor dicho, siempre.
A través del espejo veía a mi habitación por completa, la misma donde había crecido se sentía tan impersonal en estos momentos, como si el hecho de que tuviese una ventana y le faltase un inodoro en la esquina lo volvía ajeno. Habían pasado ya varios años desde que no estaba aquí y se cumplía un poco más dé una semana desde que estaba en libertad. Me sentía un poco perdido sin Mer en la ciudad, ella lo único bueno que me quedaba y estos días sin ella estaban siendo duros.
Fruncí el ceño y con la esperanza de dejar de martirizarme con mis recuerdos prendí el televisor y el PlayStation para introducir la continuación de Call Of Duty. No podía, seguían disparándome en el segundo escenario aún cuando tenía la mira para apuntarles en el pecho y la granada para hacer la base volar.
Esto era ridículo, ¿por qué tenía que ser así? Darle vueltas a un asunto que ya había terminado. Pausé el juego, agradeciendo que no había elegido el modo LIVE y caminé hacia mi armario, lo abrí y empece a buscar entre mi ropa mi pequeña caja de recuerdos. La encontré bajo el antiguo uniforme de la escuela que nunca pude graduarme.
Ahí estaba en mis manos esta caja que guardaba todos mis secretos con James. Saqué la caja teniendo cuidado con las orillas que empezaban a romperse, una polaroid de nosotros era lo primero que apareció, mi cabello estaba azul, tenía mis piercings mientras que James tenía cara de bebé, sus hoyuelos y su aro de la nariz le hacían verse guapo, tal como el típico adolescente que desea verse mayor haciéndose perforaciones. Una sonrisa se me escapó.
Saqué la polariod para ver unas cuántas cartas que nos enviábamos en clase, notas que decían un simple "Te amo" o "Te ves bien", después vi el anillo que me había dado antes de esa noche.
James acariciaba mi cintura, mientras escondía mi rostro en su cuello. Estábamos escondidos en la escuela de noche, cerré los ojos disfrutando el olor de James, que era sin duda alguna mi favorito, una mezcla de almizcle dulzón.
-¿Cuándo podremos ser libres?- quebró el silencio.
-Cuando nos graduemos nos iremos lejos de aquí, donde sea, pero juntos-susurré y miré sus labios.
-Te tengo un regalo, más bien una promesa y espero que te agrade-buscó en su mochila por unos minutos hasta que sacó una cajita de cartón de remedio, me reí.
-¿Me traes ibuprofeno?-me burlé.
-No, idiota-comenzó a reír, la abrió y sacó un bello anillo de plata-Quiero que cuando tengamos nuestra casa y seamos libres, te cases conmigo, es como un anillo de promesa, que pase lo que pase estaremos juntos-acarició mi mejilla- Quiero que seamos más que novios, Alex, siempre quiero más contigo
-Dios, James-comencé a llorar, ni entendía de donde saqué un novio tan perfecto-Claro que acepto-dije con un hilo de voz .
James me entregó el anillo y noté que dentro tenía gravado una "J", me lo coloqué en mi dedo anular y lo besé.
No quería estar en otro lugar en estos momentos.
Estaba llorando peor que antes, mis silenciosos sollozos se habían convertido en ahogos y mi nariz se había congestionado con las lágrimas cayendo una tras otra, golpeando la caja y humedeciéndola, mi corazón estaba más que roto. Había vuelto de mi ensoñación y supe lo solo que estaba. Antes de poder pensar en algo más mi ventana sonó, miré desde donde estaba sentado por algún ave que pudo chocar, pero no había ninguna señal.
Extrañado caminé hasta mi ventana y visualicé una silueta de alguien que estaba abajo con un buzo negro, quitó su capucha y vi que era James.
Mi corazón se quedó quieto, ahí estaba el, es como si lo hubiera invocado con la mente, fue extraño. Se encontraba de pie bajo el gran ficus de dos metros, camuflado entre las ramas, probablemente rogando por pasar desapercibido. Desde aquí veía sus ojos brillando, a lo mejor fuese por el reflejo de la ventana. Al verme trepó por la baranda de la ventana de abajo y sobre la cerca, tal como lo había hecho un millón de veces antes.
Me dedicó un puchero y me rehusé a abrir la ventana, me tenté de cerrar la cortina y continuar jugando, pero el miedo de que se cayera fue mayor, por lo que le abrí.
Me senté en la cama con las piernas cruzadas y unos cinco minutos después toda la humanidad de James estaba en mi cuarto. No mentiría, estaba nervioso.
-Alex... había perdido el ritmo de subir a tu cuarto -sonrió y respiró profundo, deshizo su sonrisa cuando vio mi semblante serio, luego soltó todo el aire para hablar otra vez- Pensé que no me deja...- se quedó en silencio cuando vio el anillo sobre mi cama, mierda, mierda, ¿justo hoy? Sabía que tenía que seguir jugando, eso sobrepasaba lo incómodo.
-No lo iba hacer-dije seco, guardé todo rápido-pero te podías caer y corre viento, sería inhumano dejarte fuera sabiendo lo friolento y cabezota que eres
-Al-se acercó y quiso tomarme las manos, me alejé rápidamente de él.
-No me toques, James-dije seco, trataba de ser lo mas frío posible.
-Perdóname, Al-su voz se quebró levemente y miré sus ojos.
-No te puedo perdonar tan fácil James, me dejaste, no luchaste por nosotros, dejaste que pasara tres años de mi vida en esa jodida carcél-mi voz también ya estaba rota
-Alex, me encerraron, le mentí a Mer los primeros seis meses, me dejaron en un internado, te lo juro-hablaba desesperado-Yo no podia salir de ahí, para mis padre soy una vergüenza, Alex, cuando pude salir, me puse a estudiar para cuando tú salieras tuvieramos nuestro hogar, no he hecho nada estos años más que pensar en nosotros...
-¿Encerrado?, ¿te atreves a decir que estabas encerrado?, no estabas encerrado si no tenías un escusado al lado de tu cama, no estabas encerrado si no tenían dos literas por celda donde olía a muerto, porque de verdad gente moría todos los días ahí, no estabas encerrado si no compartías ducha con todos los otros presos-inhalé aire para recobrar el aliento, James se encontraba en silencio esperando a que continuara, ya se arrepentía de lo que había dicho- y definitivamente NO estabas ENCERRADO si te golpeaban todos los días hasta que no podías caminar
El ambiente tenso inundó mi habitación hasta llenarla por completo, ambos nos encontrábamos en un silencio absoluto, él mirando al piso, completamente absorto, y yo, detenido en sus ojos.
-¿Estabas esperando a que yo saliera?, ¿te estás escuchando?-continúe, atrayendo la mirada de James- Nunca te vi ahí para mí, no como Mer, Meryem cada semana iba y me traía un poco a mi pasado, tú... decidiste quedarte allá, y, ¿sabes? No te culpo, tal vez con cuántos chicos te follaste -toda la ira acumulada explotó en James, dejando que los tres años se desahogaran en él, me sorprendía no derramar una sola lágrima, ni siquiera tenía los ojos llorosos-No tenías tiempo para alguien como yo, tan insignificante, pero no te atrevas a decir que lo hiciste por nosotros, por nuestro futuro, ¡porque de haber pensado en nosotros HABRÍAS IDO AUNQUE SEA UNA MALDITA VEZ!
-¿Qué? Alex, no, yo sé que nunca debí dejar que te metieran allá adentro, pero no había manera de sacarte antes-logró tomar mis manos y una corriente atravesó todo mi cuerpo- Investigué, ¿te acuerdas de Joel? Él es abogado de mi padre y piensa mucho más abiertamente, él me trataba de ayudar aquí, pero ninguna de las apelaciones funcionaron... Yo mientras estaba tratando de sacar mi carrera para poder darte un futuro mejor cuando salieras, todo lo estaba haciendo por ti, amor...
-¿Tú... tú mandabas a Joel?-lo miré pasmado, siempre deduje que había sido Meryem.
-Sí, Alex, sé que estuvo mal dejarte ahí dentro, pero quiero que me perdones-su mano subió a mi mejilla-porque no hay nada de lo que me arrepienta más en mi vida
Nuestros ojos estaban frente a frente, mi respiración se estaba volviendo irregular y los labios de James estaban sobre los míos. No pude ser fuerte, correspondí el beso de mi ex y mis manos se apegaron a su cuello para atraerlo más a mí.
Mi corazón palpitaba sin cesar, acelerado y temeroso de que ese momento se detuviera, volvía a sentirme el Alex de hace casi tres años con James junto a mí. Estaba malditamente enamorado de él.
-Te amo Alex...-lo miré y me giré en la dirección opuesta.
-Tienes que irte James, por favor, no me sigas destruyendo
-Pero...-James también comenzó a llorar.
-Nada de peros-suspiré- durante tres años lloré todos los días por ti, ya no más, me cansé de llorar-me alejé y abracé a mí mismo, girando en el momento exacto en que James enjuagaba sus lágrimas.
-Alex... ¿Cuándo me perdonarás?-habló roto.
-Cuando pueda sanar... pero ahora no es el momento, solo sal de aquí, me haces daño-él bajo la mirada, pasó una pierna por la ventana y antes de desaparecer por completo dijo:
-Ese es Call Of Duty: Infinity Warfare, la continuación de tu favorito, Modern Warfare- esbozó una sonrisa con una última lágrima cayendo junto la comisura de sus labios, y se fue.
Cerré los ojos mientras convertía mis manos en puños, luchando contra las lágrimas.
Salí de mi cuarto para poder ir al baño, vi cómo mi madre estaba tras la puerta y me quedé estático. Ella me miraba con una mirada consoladora con los ojos cristalinos, se paró en puntillas y abrazó.
-Perdóname por... obligarte a cambiar algo que es tuyo-- No quiero mas mentiras y si amas a James, lo acepto Alex, de verdad. Tu padre se puede ir a la mierda si no te quiere tal cual eres, hoy comenzara nuestra nueva lucha hijo.
Creo que después de mucho tiempo volvía respirar tranquilo, mi madre me aceptaba y era algo demasiado importante, después de años de pelas volvíamos a ser los mismos. Llore en su hombro y se acosto a mi lado acariciando mi cabello. Tal vez estaba actuando como un niño, pero en este momento necesitaba esto y pude al fin quedarme dormido.
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Capítulo editado y co-creado por SmileWithHoran❤
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