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Niall.

Soltando mis últimas carcajadas antes de bajar del auto y escuchar una pésima imitación de Shakira por parte de Mer, la miré. Pensé que no me tomaba el tiempo necesario para admirar a la chica que tenía frente a mí, que, además de ser una de las personas más preocupadas y generosas que conocía, era hermosa. Toda ella lo era, la ausencia del color de su camiseta contrastaba con la palidez de su piel, la cual, dado el clima de Georgetown, era sorprendente. Aún más, su cabello que se posaba pegado a su hombro, tan oscuro como el ébano, era como ver el ying y el yang. Su sonrisa que cada día me sorprendía no había dejado su rostro ni por un segundo, y no podía hacer otra cosa que unirme a ella.

-La pase genial Bru-soltó cuando el motor del automóvil ya estaba apagado, el sutil indicador de que era el momento para que cada uno se fuese a su departamento.

-Yo también la pase muy bien contigo-tomé suavemente su mano.

-Sin duda hay que repetirlo-nos miramos a los ojos, ambos sabíamos que la atracción que se encontraba era una nube de la cual no queríamos alejarnos.

A pesar de ello en esa nube siempre se encontraba el constante recuerdo inseguro, que me decía que desde el inicio no había dejado de mentirle y aquello se volvía cada vez más peligroso, porque cada día Meryem me importaba un poquito más, ¿qué pasaría cuando llegue a importarme hasta el punto de depender de ella? Peor, ¿qué pasaría si (o cuando) me enamorase de ella?, ¿qué pasaría cuando toda esta masa de mentiras sea tan grande que ni si quiera pueda recordar la verdad? Las dudas se encontraban agazapándose todos los días en mi mente y me aterraba pensar que la pregunta no era de pensar si alguna de aquellas ocurriría, más bien, de cuál de todas ocurriría primero.

Me alejé de los pocos centímetros que nos quedaban y hablé.

-Vamos, que Snake debe estar esperándonos-sonreí.

-Sí, vamos-contestó Mer un poco más confundida.

La humedad de Georgetown se sintió tan pronto bajamos del vehículo y sólo deseé estar devuelta en el auto, con la sonrisa de Meryem... y el aire acondicionado. Puse la alarma de la camioneta para luego comenzar a caminar junto a la chica árbol, noté el fruncimiento de cejas y su mirada perdida, parecía confusa.

Tal vez esperaba que la besara, "¿y qué esperas? No es como si no lo hubieses hecho antes" reclamó mi yo interno. Sabía aquello. Pero recordar arbitrariamente todas las mentiras que llevaba tejiendo desde el primer día me acobardaron, era mi yo cuerdo y lógico tomando las riendas de mi autocontrol.

Mordiendo mi labio, tomé la mano de Mer, que fue gustosamente aceptada, lo noté. Ambos ahora teníamos una pequeña sonrisa en el rostro.

Ya frente a nuestras puertas Mer se apoyó en ésta, el aire se hizo algo pesado y miré sus labios. ¿Desde cuándo era tan afortunado para estar con una chica tan linda? Tímidamente me acerqué a ella, para luego juntar una vez más nuestros labios dejando que el lógico Niall se desvaneciera para volver a tomar las riendas yo, el que hacía lo que sentía sin pensar en si convenía o no. Cerré los ojos disfrutando la sensación, la castaña enredé sus brazos en mi cuello para mejorar nuestra posición.

-Buenas noches Bru...-susurró en mis labios cuando nos separamos sólo lo suficiente para poder respirar de manera regular.

-Sueña conmigo-le guiñé el ojo.

-Mañana... mañana quiero que estés listo a las siete-dijo después de un cómplice silencio.

-¿Me llevarás a un restaurante lujoso?-me burlé.

-Ya quisieras, aún no te quiero tanto-siguió la broma-Aunque si le das permiso a Snake conozco un restaurant buenísimo

-Auch-fruncí mi nariz.

-Y sólo viste como tú-acomodó mi camisa- Te ves guapo de todas maneras

Me besó fugazmente y se apresuró a abrir la puerta de su departamento para desaparecer en ella. Con una estúpida sonrisa en el rostro, que sospechaba seguiría en mi rostro incluso en mis sueños, me fui a dormir deseándo ávidamente la mañana siguiente.






Desvié mi mirada hasta el reloj de muñeca que había desempacado y sentí el sudor acumularse en mis manos al ver que faltaban diez minutos para las siete. Para comenzar, la chica árbol no había aparecido matutinamente como solía hacerlo, sino que había brillado por su ausencia en todo el día. Gracias a ello me di cuenta de cuánto contaba con la compañía de Meryem, que desayunaba, almorzaba (cuando podía) y cenaba conmigo; y al no verla durante el día me hacía sentir solo e incompleto.

Esta actitud enigmática de Meryem no hacía otra cosa que aumentar mis nervios, que al comienzo pensé que sería una cita como la de ayer: simple y divertida; pero comenzaba a creer que ésta era más elaborada y menos casual, lo que provocó un movimiento incesante de mi parte. Ya había caminado sin parar a través de todo el departamento y me había cambiado cuatro veces de camiseta. Miraba sin parar mis vaqueros tratando de no sentime incómodo con ellos, porque según las palabras de Mer "debía vestirme como yo", esto era yo, pero de repente comenzaba a sentirse muy informal. Suspiré frustado mirando los tenis y zapatos con las manos presionadas en mis mejillas. El de "tin marín" realmente nunca fallaba. Siendo escogidos finalmente mis zapatos café claro.

Miré una vez mis manos y bufé con los ojos cerrados, tenía que lavarmelas y secarmelas, otra vez. "Niall, tranquilízate, es sólo Meryem", aunque aquellas palabras parecían realizar un oxímoron, porque Meryem no era sólo Meryem, había pasado de ser la loca que se subió al árbol a mi amiga que estaba todos los días conmigo. Mi amiga...

Eché otra ojeada al reloj, las seis cincuenta y siete se dibujaron en el diminuto aparato; era hora de partir.

Tan pronto abrí la puerta Mer salía de su departamento usando un vestido de color mostaza estampado en pequeñas margaritas blancas, traía su cabello atado en una cola de caballo y lo que la diferenciaba más (que me dijo que sí era menos casual que la salida de ayer) eran sus zapatos de tacón bajo. Me sonrió en cuanto me vio.

-Iba por ti, pero me agrada que tomes la iniciativa-besó mi mejilla-¿Cómo estás para hoy?

-Muy entusiasmado de lo que puedas inventar en esa cabeza-coloqué mi dedo en su frente-Y curioso también

-Bueno, ya que sabes algo de mis intenciones-sacó una venda de un bolso que traía colgado al hombro y que caía tocando su muslo.

-¿Esperas que baje las escalera ciego?, ¿Acaso me quieres matar?

-No, idiota y confía en mí-se colocó detrás y vendó mi vista sin más.

-Hey, no dije que estuviera de acuerdo con esto-solté un quejido.

-Sé que confías en mí-la voz suave y tranquila de Mer hizo que relejara un poco más mis músculos, en estos momentos estaba tan vulnerable que le contaría todo si me lo preguntase.

-Solo quiero estar vivo cuando acabe la noche

-Eso no te lo aseguro, Hetch-reí.

Alcé mis manos en busca de las suyas y de inmediato fueron correspondidas, traté de seguir el paso siguiendo en mi mente la ruta que estábamos trazando, pero me perdí en cuanto, para mi sorpresa, subimos unas escaleras y bajamos otras. En aquel momento comencé a creer que me hacía jugar de escaleras y serpientes con el objetivo de confundirme, lo que logró aún más cuando no era un olor familiar el que inundaba mis fosas nasales (pensé que daba vueltas para llevarme nuevamente a su departamento), mas bien, era un olor a óxido y metal, que me hizo sentido cuando Meryem me pidió que me agarrase de un barandal. Luego de esto, sentí a Mer alejarse unos minutos, sin decir nada.

-¿Mer?, ¿estás ahí?

-¡Sí!-gritó a lo lejos-¡No te muevas, ya voy!

Un crujido se escuchó a mi lado y volví a sentir su mano contra la mía, reconfortándome. Tiró de ella y me hizo avanzar hasta que el olor a metal fue reemplazado por el incomparable aroma de la humedad, que por unos segundos te ahogaba con calor abrasador hasta pegar la ropa a tu cuerpo. Sin embargo, aquí, una corriente de aire refrescaba del sol imponente mientras despeinaba mi cabello y enfriaba mis mejillas. ¿A dónde me estás llevando, Meryem Arslan?

-Okey, aquí con cuidado, aquí hay un mini escalón

-No sé cómo no me he caído de cara

-Ya-soltó una carcajada-Llegamos, maldito paranoico-sentí sus manos tocando mi cabeza y quitó la venda.

La luz solar me golpeó a los ojos y tuve que bajar la mirada y refregarme los ojos que me ardieron inmediatamente ante el cambio brusco. Cuando me aclimaté observé la vista panorámica que estaba frente a mí. Meryem me había traído a la azotea del edificio (la cual me acababa de enterar que existía) que te ofrecía una maravillosa vista de la ciudad tropical, desde la playa hasta el complejo de departamentos en el que vivíamos, e incluso a lo lejos, siguiendo la carretera se podía distinguir el barrio donde los padres de ella tenían su casa.

-Wow...-fue lo único que pude articular ante la belleza frente a mis ojos, y a mi lado.

-Lo sé, Georgetown se ve mucho mejor así, desde la altura-caminó más cerca de la orilla instándome con una mano a seguirla. Tenía una manta de color burdeo estirada en el suelo, con dos velas en el centro junto a unas copas de vino que brillaban ante el rayo de sol.-Lo invito a sentarse, señorito Bruce

-Es muy amable, señorita Arslan- me hinqué para luego estar sentado en el piso, costaba creer que Meryem había hecho todo esto por mí.

-Es mi lugar favorito... después del árbol

-¿Tu lugar... favorito?

-Sí, en momentos difíciles me gusta venir aquí a pensar... me ha ayudado mucho, y nadie viene para acá-extendió sus brazos mostrando el amplio lugar-se supone que hay que venir en caso de emergencia, yo vengo en mis propias emergencias-encogió los hombros riendo.

-Yo soy más de estar encerrado en mi cuarto-rasqué mi nuca.

-Eres muy profundo Bruce, ¿te lo habían dicho?-se burló y la miré con una fingida indignación.

-Por estas cosas no te cuento nada- respondí, recibiendo la copa de vino que había sido recién servida.

-Sabes que es broma- apoyó sus manos en el mantel y se estiró para robarme un beso.

-Te quiero...-dije cuando ya ambos estábamos sentados frente al otro.

-Yo también- sonrió achinando sus ojos.-Cociné la lasaña de berenjenas de mi nona-comentó- Para que disfrutes la experencia de comerla calentita iré por ella a casa, dame unos segundos-se levantó para ir en un pequeño trote adentro del edificio otra vez.

Me permití sonreír como un niño cuando ella no estaba, esta era la primera vez que recibía una muestra genuina y desinteresada, y por ello, no sabía cómo reaccionar. Antes la habría besado eufóricamente y tratado de demostrar mi cariño de manera equivalente para estar juntos, pero ese era el pasado, porque ahora todo era complicado, yo le ocultaba toda mi vida y ella... Fruncí el ceño, ella también me ocultaba secretos, como era lógico. La imagen de la ecografía llegó a mi mente otra vez, ¿qué pasaría si le preguntara?, ¿teníamos la suficiente confianza? Eliminé esa idea de mi mente, era hipócrita preguntarle por algo que claramente no quería que supiera, cuando yo tenía secretos inimaginables. Sin embargo, la idea de Meryem embarazada era extrañísimo, ella reflejaba juventud, se veía algo así como una pequeña niña e imaginarla como una madre era algo que no podía cruzarse por mi cabeza, la idea de que existiese otra Meryem Arslan a la que le pertenecían esas ecografías no parecía tan descabellada.

La chica llegó a paso lento con una sonrisa de a quien le orgullece su creación mientras sostenía en sus manos una bandeja de madera que contenía dos grandes platos de lasaña de verduras, que, aunque no era fan de las verduras sabía que lo degustaría con sumo agrado.

-Espero que te guste

-Espero que me guste-le robé su tenedor para tomar la comida y comenzar a devorarme ya el delicioso plato que tenía en mi boca.

Mer tomó su celular y colocó una suave música para ahora sí crear un ambiente perfecto.

"Just met you on a roof downtown
Took shots until they kicked us out
Just blinked and the sun went down
I wish I could stick around"

-Bueno, chico europeo-tomó su copa de vino y empezó a dar vueltas el contenido-¿Quieres jugar a las diez preguntas? Para dejar este silencio-soltó y asentí mientras me llevaba otro pedazo de lasaña a la boca.

-Bien... ¿Cómo terminó tu última relación?-alzó una ceja y sonreí, parecía que se había estado reteniendo esa pregunta que había pensado hace un largo tiempo.

-Bueno... ella, no tenía tiempo, yo no tenía tiempo y creo que no teníamos el amor necesario para aguantar, se desgastó

-Vaya mierda-hizo una mueca- Bien, te toca preguntar

-¿Querías estudiar algo en la universidad?

-Creo... que en la vida no es necesario un título, ¿sabes?, pero sí... en un momento quise ser ilustradora

-Me debes una ilustración-le di una sonrisa, a lo que ella asintió mientras le daba un sorbo a su copa de vino.-Te toca- la animé. Meryem pareció pensar en una pregunta, esta vez, y cuando estuvo satisfecha con la que se le había ocurrido abrió los ojos como plato y dejó la copa a un lado.

-¿Extrañas a tu familia en Europa?

-Mucho... -contesté de inmediato- pero hablo con mi madre todos los días-añadí después de pensar que podría seguir preguntando por ellos- Es una mujer adorable...

-Me gustaría conocerla algún día... Para agredecerle por el bonbón que trajo a mi vida

-Mira las cosas que dices después de una copa, me pregunto cuántas serán necesarias para que corras por el pasillo gritando que hay un terremoto-alcé las cejas y reí satisfecho al ver cómoo se cubría el rostro con ambas manos avergonzada.

-¡No!, ¡no me recuerdes eso! Dios, mejor hace la preunta

La pregunta de la ecografía bailó en mi lengua deseosa por salir, nada quería más que hacérsela, en cambio, formulé otra que aunque no era exactamente la que deseaba se acercaba.

-¿Algún día te gustaría ser madre?- solté expectante, para recibir un escupo de vino en mi cara.

-¡Mierda, perdón!-se levantó para tomar servilletas y limpiar mi rostro- Es solo que me tomaste de sorpresa-replicó nerviosa.

-Tranquila... está bien- tomé sus manos para que se sentara frente a mí.

-Creo... que soy alguien joven para pensar en eso...-bajó la mirada tratando de desviarla.

-¿Pero no te gustaría?-insistí.

-No, por ahora no me veo, ni en presente ni en futuro siendo madre- contestó algo más tajante- Además, no es un tema que me guste hablar

-Oh, bueno... te toca.

Después de charlar un rato más, Mer estaba recostada en mi pecho, el vino ya se estaba acabando y el sol se había escondido dándonos el placer de observar el espectáculo que el atardecer era, para así cubrir el cielo con un manto lleno de estrellas.

-Mer...-solté dudoso, por otra interrogante que me mantenía despierto.

-Dime...-contestó con la mirada perdida en las esferas luminosas.

-¿Puedo hacerte una última pregunta?-ella asintió-Ayer cuando fuimos por las golosinas antes de entrar a la película había un chico...

-Logan-dijo indiferente, como si la estuviese interrumpiendo de su absorción.

-¿Y... eran amigos? Parecías nerviosa cuando lo viste, y él se comportó como un idiota

-Él no es nadie importante, Bruce-acarició mis mano que se encontraba a su lado.

-Mencionó que me parecía a alguien

-Josh...pero no quiero hablar de el

Suspiré derrotado. Esa noche no intenté hacerle más preguntas a Meryem, y ella no intentó responder más elaboradamente a las anteriores, pero a pesar de ello fue una de las mejores de mi vida, no sólo porque había pasado un tiempo extraordinario con Mer como no lo tenía hace mucho, sino también porque descubrí que estaba siendo muy egoísta. Por supuesto que yo tenía secretos, y problemas que derivaban de éstos, pero no era el único. Ella me había demostrado que tenía un pasado que, tal vez, la atormentaba tanto como a mí, y si solo le contase el mío, tal vez, ella me contaría el suyo. Pero como yo ya sabía, por más que aquella idea sonase bonita no le iba a contar nada , por lo menos no ahora.

ES NUEVOOOO ¿Les gusto? ¿Que opinan?

editado y creo-escrito por la bella SmileWithHoran 💕

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