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Meryem.

Salí rápido del departamento de Bruce e ingresé al mío con una lluvia de preguntas en mi mente, todo lo que recordaba de ayer fue tomar unas copas de más mientras bailaba con Fer, ¿pero qué había sido de él?, ¿Cómo había llegado aquí? Y a otro departamento, ¿Qué hacía durmiendo con Bruce? Mi mente imaginaba lo peor. Caminé directo a mi habitación a cambiarme de ropa con la primera que veía, y, oh Dios, ¿y mi vestido?, ¿ayer traía un vestido, verdad? Además de mis tacones, ni si quiera me había dado cuenta hasta ahora que traía una camisa de Hecht, incluso olía a él, Dios, ¿por qué tenía que oler tan bien? Encima había caminado desde que desperté a pies descalzos, traté de omitir todo y busqué lo necesario para salir una vez vestida.

Odiaba atrasarme para esto, hace tres años esta era mi rutina, no podía faltar las quincenas a verlo.

En cuanto salí del departamento ignoré con todas mis fuerzas el fuerte dolor de cabeza que me embriagaba. Con el corazón en la boca y a penas vestida, corrí para tomar el autobús; revisaba otra vez mi bolso viendo que no me faltara nada.

La carta de James

Aquí estaba dentro de mi libro, sonreí, James otra vez le había hecho un dibujo, eso no lo veía de hace meses.

El chocolate amargo

También se encontraba junto al libro, era vital el chocolate amargo cada vez que nosotros hablabamos.

Ahí estaba mi cédula de identidad, recordé otra vez la razón de por qué estaba aquí, se me revolvió el estómago, trate de obviarlo y miré otra vez para encontrar un listón para tomarme el cabello, el pelo suelto en este lugar nunca era bueno.

Arriba del bus trataba de exprimir mi cerebro en busca de respuestas, ¿Qué hice? Pequeños flash backs llegaban a mi mente, agua, gritos, yo empapada, tal vez por eso no traía el vestido... o por otra razón... besos, recordaba besos, entonces si lo hicimos, ya sabía que no debía tomar culpaba totalmente a los mojitos y ese club con música pegajosa. Detuve mis preguntas en cuanto llegaba mi parada y el momento de bajarme del autobús, "ya no importa" me repetía, lo importante es el ahora.

El enorme edificio estaba ya frente a mí, el color a ocre de este lugar lo odiaba, no era algo que uno se acostumbrase con el tiempo. Tomé una bocanada de aire y caminé a la casilla donde estaba el policía, al cual le sonreí.

-Hola, buenos días-el policía me miró con mala cara-vengo a ver a Alexander Castillo-mordí mi labio mientras el policía anotaba el nombre de mi amigo.

-Llegas tarde para el horario de visitas, tendrás solo quince minutos-dijo como robot- dame tu cédula y firma aquí-me entregó una libreta

Anoté mi nombre, firma y le entregué la cédula, revisaron mi bolso y con el visto bueno caminé a través de un detector de metales para ir rápidamente donde todos los reos esperaban a su familia. Ahí estaba mi gran amigo.

Él me miró y se levantó, sonreí y me acerqué casi corriendo, lo abracé fuerte; "sin tocarse" dijo un guardia. Estaba mucho más delgado este chico moreno, ahora ya no tan moreno debido a la falta de sol, sus ojos tenían cada vez menos luz y las ojeras en su rostro eran notorias.

-Pensé que no vendrías-dijo bajo.

-Sabes que espero este día siempre, ¿Cómo has estado?-nos sentamos en una mesa hecha de concreto, abrí mi bolso.

-Ya sabes, ser gay aquí no es muy bueno-su voz se quebró- otra vez intentaron...-bajó su mirada.

El nudo en mi garganta volvía cada vez al ver como Ale sufría aquí, enamorarse había sido su pecado.

Saqué el chocolate y lo abrí, él sonrió un poco; mordió el pedazo y saqué el libro.

-Adentro viene la carta-susurré-Él también te extraña Ale, como no tienes idea

El negó, yo sabía lo dolido que se sentía con James, desde esa noche nunca más mi mejor amigo pudo acercarse a él.

Yo también me molestaba con mi mejor amigo a veces, pero entendía el miedo que tenía, sus padres lo amenazaron con casarlo con Candy.

Él se escapó de Georgetown a Oxford para poder ser libre, pero el recuerdo de Alexander siempre estaba y no lo puede superar, ¿Quién superaría algo así?

-Por favor, quédatela, tú sabrás si quieres leerla-acaricié su mano y tomó el libro.

-¿Tú sigues con los dentistas?-me miró, desvió el tema, como siempre.

-Sí... no ha cambiado mucho afuera, pero ya sabes, cuando seas libre nos iremos a Los Ángeles, como sea -sonreí.

-No sé si salga de aquí, vivo, siempre tratan de tocarme, besarme- otra vez... habían vuelto a tratarlo como su juguete.

Las lágrimas amenazaban con aparecer en mi rostro, pero me contuve, respiré hondo y le tomé las manos.

-Eres la persona más fuerte que conozco, ¿lo sabes, no? Has aguantado durante tres años todo esto, queda tan poco que pronto estaré ahí afuera esperándote con el milkshake que tanto te gusta, y todo esto habrá quedado atrás

Levantó las comisuras de sus labios y por primera vez en mucho tiempo pude ver una sonrisa real de mi mejor amigo, con sus dientes reluciendo. De verdad esperaba que toda esta pesadilla terminada para poder admirar esa sonrisa todos los días.

Se me apretaba el pecho al pensar la tortura que estaba viviendo, habíamos tratado todo para dejarlo libre, ¿Cómo habíamos tenido tanta mala suerte? ¿Como simplemente lo condenan por amar? Teníamos la esperanza de que era su tercer año de condena, luego sería libre.

Los policías comenzaron a sacar a todas las visitas, Ale me miró triste y le di un último abrazo.

Y luego me preguntaban por qué odiaba el país.

Salí de ahí triste, miré mi teléfono y ya eran las una de la tarde, me sorprendió que no tuviera apetito, bueno creo que de cierta forma Ale contribuyó a eso.

Aún asi debía comer algo y pensé en mis padres, los iría a ver. Mi padre luego de ayudar a Bruce me manda mensajes todos los días preocupado, lo cual es atento de su parte.

Caminé al supermercado, busqué un postre de chocolate, el favorito de mi madre. Mordí mi mejilla interna ¿Qué opinaría ella sobre las cosas que sentía por Bruce?, ¿Qué opinaría ella por lo que había sucedido ayer?

¿Qué sentía por Bruce, a todo esto? Fruncí el ceño, negué y volví a los postres.

Al comprar, llamé a mi padre. Creo que un poco de tiempo familiar no me haría mal.

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Capítulo editado y co-creado por SmileWithHoran

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