08
Meryem.
Llevé los platos y las ollas a casa de Hetch, algunos condimentos también y comencé a sacar de la bolsa las cosas. No me sorprendió que al abrir el refrigerador un olor a putrefacción saliera de éste, la única comida que Bruce tenía, un churrasco, se había descompuesto y derramado un líquido asqueroso que ahora comenzaba a chorrear hasta el piso, lo cerré con rapidez tratando de controlar las arcadas.
Encontré en unos de los muebles la comida de Snake y le serví. El perrito llegó corriendo a comer tan pronto dejé su plato, no quería ni pensar en cuánto no había comido.
Caminé al cuarto de Bruce y lo encontré durmiendo plácidamente, roncando incluso. Me apoyé en el marco de su puerta y lo quedé mirando... ¿Cómo este chico podía estar consumiendo? La primera vez que lo vi no lo habría imaginado, aunque supongo que las apariencias engañan. Si no lo estuviese viendo con mis propios ojos juraría que la persona que estaba cuidadosa y pulcramente vestida no tiene ninguna relación con el tipo drogado que podría haber muerto intoxicado. Contraje mi rostro recordándolo a la perfección. Estaba clara de cómo se comportaba un adicto con esa mierda en su sistema. Josh muchas veces actuó así.
Miré mi celular, era hora de comenzar a cocinar. Piqué las verduras, lavé el pollo y dejé que se cocinaran siguiendo la famosa receta de mi abuela. Al dejar la comida cocer me detuve para observar con detención el departamento, era un desastre, un desastre total, al lugar le empezaban a salir telarañas demostrando que hacía tiempo no le habían pasado ni un plumero si quiera, Snake también había hecho lo suyo y sólo era parte del olor que embriagaba el departamento. Aunque había limpiado rápidamente el dormitorio, no me había encargado de los otros cuartos todavía, donde también habían botellas desplegadas por todas partes, me recordaba a esa bizarra película de Ryan Reynolds que nadie recordaba, "Las Voces", ¿estaría Bruce teniendo alucinaciones? Esa sería una mala noticia para mí si tal fuese el caso. Me alegré de haber comprobado previamente que no había nada más que un rancio churrasco en su refrigerador.
Como era de esperarse, tampoco tenía una escoba, así que me devolví a mi departamento en busca de eso y otros objetos de limpieza. Tomé el escobillón, comencé a barrer y a limpiar la casa de Bruce, traté de correr las cajas de mudanza que seguían quedando, pero algunas eran tan pesadas que sólo limpié alrededor, por un momento me hubiera gustado abrirlas y sacarlas, pero eran cosas de él y no me iba a meter ahí. Dejaría mi lado detectivesco para otro día, en cambio, me armé de valor para abrir el refrigerador y deshacerme de la vida que se estaba formando ahí.
Luego de que todo estuviera medianamente ordenado y limpio, fui a ver cómo estaba la sopa, calculé unos diez minutos para que estuviera lista.
Escuché como Bruce se levantaba de la cama.
-No dormiste casi nada-hablé al ver como el extranjero se acercaba descalzo.
-El hambre me ganó y eso tiene muy buen olor-apuntó la cocina.
-En diez minutos estará listo, tendrás el honor de comer la famosa receta de mi abuela-sonreí.
-¿Podré beber una cerveza antes de eso?- se sentó en el mesón que daba para la cocina.
Una sola mirada bastó para que Bruce supiera mi opinión al respecto.
-Sólo agua- musité- al menos por hoy-agregué ya que al escucharme soné autoritaria.
El chico había desviado su mirada observando su departamento ahora un poco más limpio, seguro no recordaba por completo las condiciones en las que se encontraba antes dado que no estaba en sus cinco sentidos cuando lo dejó como estaba.
-¿Por qué Bruce?- dije logrando su atención, podía sacar muchas hipótesis sobre por qué lo hizo, pero yo seguía sin saber la verdad.
-Yo... no sé-bajó la mirada.
-Si Snake no hubiera armado un escándalo no te hubieras salvado-dije más agria.
-Hubiera sido lo mejor...-contestó bajo creyendo que no lo escuchaba.
-Ya boté toda la mierda que te quedaba-hablé antes de apagar la olla.
-Mer, tú no entiendes-dijo agobiado.
-No, no lo entiendo, ¿quieres explicarme?-ante tal respuesta Bruce no supo qué decir y desvió la mirada en un punto fijo.
Lo miré y todo me devolvió años atrás, donde creía que mi corazón se había quedado, cuando tuve a mi único y gran amor aquí en Georgetown, lo que le daba alegría a esta ciudad de mierda. Luché por retener las lágrimas que venían; Josh, él era mi todo, mi media naranja, mi primer amor que cayó en las drogas, afortunadamente no caí con él.
Primero empezó con la marihuana para ir contra sus padres, pero sus "amigos" lo adentraron cada vez más en el mundo de las drogas. Cuando lo vi consumir por primera vez cocaína, me petrifiqué intentando encontrar las palabras adecuadas para ayudarlo e insistirle en que por favor lo dejara, aunque, me dije a mí misma, "¿qué hay de malo si sólo es un poco"? Excepto que no lo era. Un poco conllevó a un aumento gradual que se volvió imprescindible para Josh. Con el tiempo se volvió más difícil encontrar aquellas frases que lo ayudarían, volviéndome un espectador en primera fila de cómo consumía su vida ,y así ambos nos encontramos sumidos en nuestros propios vicios del que no podíamos deshacernos: él la cocaína, y a su vez, yo por él.
Cuando me enteré de que robó una casa para consumir su droga fue la gota que rebasó el vaso, se rompió todo. Aunque, a pesar de todo, seguía amándolo. Muy tarde me di cuenta de que Josh necesitaba ser rescatado, pero para ese entonces, ya no había nadie a quién rescatar. Un día simplemente no contestaba mis llamadas, innumerables fueron las veces que llamé hasta que me mandó a buzón de voz; en aquellos tiempos ya no se encontraba viviendo en su casa con sus padres (porque lo habían echado) y el amigo donde se estaba quedando no tenía idea de su paradero hace días.
Lloraba un día sentada en los pies de la cama, sintiéndome más inútil que nunca. Mi novio había desaparecido hace tres días y nadie sabía dónde estaba. Creía que mis opciones se habían agotado, había ido donde todos sus amigos (aunque la mayoría estaban tan alejados de la realidad como él) cuando entonces lo recordé. Llegó tan repentino como la respuesta que buscabas en un exámen, pareció que la luz iluminó mi rostro rojo por las lágrimas y lo llenó de esperanza. Aunque eran ya las seis de la tarde y pronto comenzaría a oscurecer tomé mi chaqueta con capucha para ocultarme y tomé un taxi hasta el otro lado de la ciudad. Lo recordé. Realicé el mismo recorrido que había hecho con Josh hace dos meses atrás. "Bienvenida al paraíso" había dicho él, sin embargo, su idea de paraíso distaba mucho de la mía, porque lo que él señalaba como un edén era en realidad un terreno baldío y maloliente debajo de un puente (las ratas y bichos probablemente estaban de acuerdo con él), "déjame explicarte" dijo con las manos alzadas al ver mi expresión de disgusto, "aquí nadie me molesta, no hay policías, no hay padres, no hay nadie que quiera interrumpir mi momento de gozo" pronunció orgulloso por el descubrimiento, "y ahora, tú también lo conoces, eres bienvenida a mi utopía". El taxi me dejó una cuadra antes del puente, excusándose de que él recorría por aquellos lados debido a su criminalidad, concordé con él y me bajé cubriéndome lo máximo posible (a pesar del calor). Bajé escrupulosamente por la caída a un lado del puente, que no estaba hecho con nada más que tierra, unos pasos habían formado lo que se podría llamar un camino y me pregunté si las pisadas que veía eran de Josh. Una vez abajo usé el flash de mi celular para iluminar, maldiciendo por no haber traído una linterna sabiendo ya cómo era este lugar. "¿Josh?" Susurré temiendo que alguien más podría estar ahí. Al comprobar que no había nada más ahí que mi eco seguí caminando hasta que la luz dio con un nido de baratas huyeron tan pronto los alumbré. Me llevé una mano a la boca conteniendo las arcadas y me armé de valor para seguir caminando. Los bichos habían huido, pero tras ellos pude ver lo que estaban haciendo. El brillo de la linterna encontró primero un pie abrigado por un calcetín, pero sus zapatos, que luego fue subiendo hasta encontrar un tronco, un cuello y finalmente, un rostro. Mi grito agudo espantó a las pocas cucarachas que quedaban ahí y la repetición de mi eco llamó la atención de los transeúntes que pasaban por arriba en el puente. Cuando llegó la policía me encontró en un estado frenético mientras me ahogaba entre mis propios sofocos de llanto, la linterna había saltado de mis manos y yo permanecía sentada al lado del cuerpo sin poder formular alguna palabra coherente. La autopsia determinó que el cuerpo que yacía sin vida aquel día había perecido por sobredosis.
Ese día todos nos culpamos, sus padres, sus amigos, y yo. Si se la hubiese quitado cuando aún tenía tiempo esto no habría sucedido, si lo hubiese ayudado realmente, seguiría vivo.
Serví la sopa y en segundos tenía el plato vacío, quién sabe hace cuánto que no comía algo.
-Bruce, tenemos que llevarte al hospital- le dije.
- ¿Qué? No, estoy comiendo, estoy bien- contestó preocupado.
-Quiero asegurarme de que no estás deshidratado, seguro necesitas que te inyecten suero
-De ninguna manera
- ¿Acaso le tienes miedo a las agujas? -pregunté incrédula.
-Sí, así que no voy a salir de aquí
- ¿No vas a salir?
-No- dijo decidido- Muchas gracias por todo, pero no es necesario, ahora solo quiero dormir
Asentí, entonces, si Bruce Hecht decía que no saldría de aquí no lo haría. Entonces, traería al doctor para acá, pero antes me aseguraría de sacar cada centímetro de podredumbre de este departamento.
-Por acá- guié al ya señor de edad pasando por la puerta principal y el cuarto de estar, nadie podría imaginar cómo estaba este lugar hace una hora, había dejado todo impecable para cuando llegara el hombre, e incluso había postergado la cita una hora después debido a que el olor tardó en irse.
El doctor entró con todos sus implementos donde se encontraba descansando Bruce y procedió a examinarlo, quien no tuvo más remedio que acceder a todo ya que tenía al profesional justo frente suyo. Aun así, me cuestionó con la mirada y bufó.
-Meryem tuvo mucha suerte de encontrarte, de otra forma no seguirías aquí- le dijo el doctor, a lo que Bruce sólo asintió.
-Hay que esperar a que el suero baje, mientras tanto, Meryem, ¿puedo hablar contigo?
Lo llevé al pasillo, donde estaba segura de que podríamos hablar sin que el enfermo nos escuchara, inhalé y exhalé, preparándome mentalmente para la conversación que se aproximaba.
-Meryem, ¿qué estás haciendo?, ¿Te estás drogando tú también?
Ahí estaba Mustafá Arslan, uno de los médicos más reconocidos de Georgetown y mejor pagados, o como yo lo conocía, mi padre.
-No, claro que no, es mi vecino, no podía dejarlo morir- en cuanto dije eso su mirada se relajó, pero no por completo, seguía teniendo dudas.
-¿Es de verdad sólo tu vecino?, ¿o es tu novio?- hablaba una vez a la semana con mis padres y sin embargo aquí lo tenía dándome la charla, exactamente por esto no quería llamarlo, para evitar esto.
-No es mi novio- contesté firme, tenía que hacerle saber que ya no era la niña de 17 años, no más, porque parecía olvidarlo.
-¿Ese es tu departamento?- preguntó más aliviado al ver mi rostro seguro y cambiando de tema, durante todo el tiempo que llevaba aquí mis padres no habían visitado mi departamento ni una sola vez.
-Sí... ¿Quieres verlo?-supuse que esperaba la invitación, sería descortés de no ser así. Asintió, entonces saqué la llave de mi bolsillo y lo dejé entrar primero; parecía observar cada rincón del lugar con detención y parsimonia.
-Siempre has tenido buen gusto, lo sacaste a tu madre- dijo para mi asombro, ¿era eso un cumplido?
-Gracias...- le contesté, de verdad estaba feliz por cómo mi departamento estaba siendo decorado, cada mes compraba algo pequeño para complementar, dando por resultado el lugar acogedor que hoy estaba orgullosa de llamar hogar.-Voy a ver a Bruce, puedes cerrar al salir, tengo las llaves-sabía que mi papá, detallista, lo recorrería todo, así que lo dejé sin tener que estar yo ahí como vigilante.
Devuelta donde Hecht el suero ya había bajado y se encontraba viendo su celular con el rostro pálido, una lágrima caía por su barbilla, pero se la secó de inmediato al notar mi presencia.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¡Nuevo Capítulo! Espero que les guste ❤ gracias por votar y comentar en el capítulo anterior❤
Capítulo, editado y co-creado con SmileWithHoran❤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top