07

Meryem.

Después de nuestra casi cena Bruce se comportó muy extraño, se fue sin dar mucha explicación, y eso ocurrió hace tres días, la misma cantidad de días que llevaba sin verlo. Sopecé la posiblidad de que había encontrado casa y se había mudado sin poder despedirse, porque no creía que la razón fuese yo, ¿cierto?

Odié el sentimiento de desilusión que me embargó ante la lejanía de Bruce, pensé que nos llevábamos bien, pero al mismo tiempo sólo lo conocía hace unos días. Ahora acababa de despertar de un sueño con el cantante fallecido, una vez más. Dios, ¿cuán raro es eso?, seguro tenía que googlear más tarde qué significa soñar con gente muerta, aunque si tan solo recordase de qué se trataba. Tan pronto como abría los ojos lo único que mi mente retenía era que había soñado con el famoso, nada más, nunca recordaba qué hacíamos o en dónde estábamos.

Somnolienta miré la hora en el reloj de mi celular, era temprano. Podía hoy seguir durmiendo o ir a desayunar donde Henry, no iba hace días y ya extrañaba al cuarentón. Me dije que la segunda opción era la mejor, y con esa convicción en mente me duché y luego vestí con mi falda de jeans más una camiseta y mi suéter amarillo.

Tomé mi bolso, dejé todo cerrado y salí del departamento. Al encontrarme en el pasillo escuché cómo Snake estaba aullando. Fruncí el ceño, toqué la puerta y nada; de todo el tiempo que mi nuevo vecino llevaba aquí Snake era un perro tranquilo, nunca ladraba.

-¿Bruce? -hablé fuerte, nada- ¡Bruce! Abre, hombre-toqué, Snake había pasado de ladrar a arañar la puerta, claramente me había oído y pensaba que con eso podía abrirla. Tal vez mi singular vecino no se encontraba en la morada y había olvidado alimentar al perro.

Golpeé la puerta con más fuerza de la necesaria y me convencí de que no había manera de que el gringo estuviera ahí, el apartamento era lo suficientemente pequeño como para escuchar en cada rincón cuando alguien golpeaba la puerta. Sabía eso. Así como también sabía que a menos que fuese Terminator no había forma de abrir estas vejestorias puertas sin la llave. Pensé cuándo fue la última vez que había visto a Bruce y el día de la casi cena volvió a mi mente, me costaba admitir que había estado pendiente a alguna señal de él en la semana, pero por más que agudizaba mi oído nunca escuché siquiera la puerta abrirse. La puerta no se había abierto. O cerrado. Incluso el más suave sopetón resonaba en estos desiertos pasillos y yo no lo había escuchado en toda la semana.

Bajé los escalones saltandome uno tras otro a trompicones para llegar rápido donde el conserje. Rápidamente divisé al señor Hoyte dormido en la silla rodadora tras el mesón mientras su mentón caía hasta tocar su pecho.

-¡Señor Hoyte!- aplaudí cerca de su rostro para que despertara.

- ¿Qué?, ¿Qué pasó? Yo no fui-dijo sobresaltándose y casi cayendo de la silla.

-Necesito que abra la puerta del vecino del departamento 120, su mascota tiene un escándalo

El conserje llamó por citófono y nada. Mordía mi labio nervioso, sentía que algo mal estaba pasando, es como ese sexto sentido que aparece y te revuelve el estómago. Tras convencerlo de que si no abría la puerta la señora Ramirez (a quien, todos sabíamos, el señor Hoyte tenía un amor incondicional no tan secreto) comenzaría a vociferar que no la dejaban dormir, subimos las escaleras que parecían más interminables que nunca. Al acercarnos los estruendosos ladridos de Snake, que probablemente nos había olido tras la puerta, comenzaron a sonar dándome la razón. Tan pronto la puerta se abrió el perrito saltó a mis brazos y me comenzó a lamer la cara.

Subimos otra vez y en cuanto el conserje abrió la puerta Snake se tiró a mis brazos.

-No hay nadie, chica-dijo algo molesto.

-Yo... disculpe-acariciaba a Snake- el pequeño estaba haciendo mucho ruido, así evitamos que los demás reclamen

-Está bien... tengo que cerrar

- ¡No! Yo cierro, con Bruce nos tenemos bastante confianza

Me miró sospechoso, pero me dejó con las llaves de repuesto, después de todo, no era como si fuese nueva en el edificio. Al entrar recorrí con mi mirada el departamento y estaba hecho un asco. Supe enseguida que los ladridos de Snake eran más que hambre, el pequeño amiguito estaba pidiendo auxilio a gritos.

Me tapé la nariz ante el hedor que exudaba de cada rincón e intenté ignorar el basural que estaba frente a mí. Lo primero era encontrar a Bruce y debido a que su departamento era de la misma dimensión que el mío sabía exactamente dónde estaba el dormitorio, me dirigí al cuarto y observé una escena aún peor que en el living, llevé una mano a mi boca del horror. Bruce se encontraba como un bulto tirado en su cama sin hacer, con botellas vacías y papel de diario a su alrededor, todo vomitado, por suerte, estaba de costado.

-Mierda-hablé y respondí a lo primero que mis instintos me decían: lo tomé como pude para llevarlo al baño.

Él soltaba jadeos y sentí cómo iba a vomitar otra vez, llegamos al lavamanos y soltó todo.

- ¿Qué mierda hiciste Bruce? -dije al lavar su cara.

-Me odian...-decía con una voz ausente.

-Te vamos a dar una ducha, ¿Okey? -me quité mi suéter.

- ¿Nos vamos a bañar juntos cariño? -dijo algo divertido.

-Ni apunto de una sobredosis dejas de decir estupideces-negué.

Lo senté en la taza del baño y saqué su camiseta, miré su pecho, sentí como el calor de mis mejillas se hacía presente, tenía pelo en el pecho, lo que le daba un toque sexy. Además, tenía unos cuantos lunares, mi vista se fue a su rostro, tenía unas ojeras impresionantes y sus ojos antes claros como el mar estaban ahora hinchados y rojos, además de una barba de un par de días, lo cual lo hacía ver mayor. Me sorprendí viendo como su barba era más clara que su cabello negro azabache al igual que su pelo en el pecho.

Abrí el agua y cuando ya estaba tibia lo traté de parar otra vez.

-Bruce, tienes que quitarte los pantalones

- ¿Quién es Bruce? -dijo

-Tú, tú eres Bruce-dije intentando reírme para alivianar la situación.

-Cierto...-bajó sus pantalones y noté que junto con ellos sus boxers.

No, no miraría ahí, lo guíe a la ducha y solo miré su trasero, estaba bastante ejercitado, para ser un flacucho.

- ¿Te puedes bañar solo? -pregunté al cerrar la cortina.

-Sí...

-Estaré afuera-salí del baño dejando la puerta abierta por si se caía o algo así.

Con mis dedos me acaricié las sienes para aclimatarme sobre lo que había sucedido. ¿Era Bruce un alcohólico?, peor, ¿era Bruce un drogadicto? Busqué rápidamente el living en busca de alguna sustancia, pero además de las botellas de whiskey, ron y cerveza no veía nada más. Me pregunté en qué momento había comprado tanto alcohol sin hacer ruido, debería de estar acumulando las botellas desde que llegó. Me quedé parada unos segundos demás detrás de la puerta del baño diciéndome que era en caso de que se cayera en la tina, mas, en el fondo sabía que era porque había empezado a cantar y aún borracho y/o drogado como estaba lograba atinar a las notas altas con su dulce y rasposa voz que había descubierto tenía. "It's more than skin deep" cantó suavemente como parte de la canción.

"Vamos, ver, puedes hacer mejores cosas que espiarlo cantar" me dijo mi consciencia. Tenía razón.

Comencé a registrar los cajones en busca de sábanas limpias, encontré unos azules pasteles, entre tanto, noté que al chico le encantaba la música. En la búsqueda había dado con una colección copiosa de discos y vinilos de más cantantes de los que podía reconocer, sin embargo, distinguí entre ellos a la banda The Who y The Eagles.

Observé la habitación y absolutamente todas las sábanas estaban con vómito, de ahí el olor a podrido, o parte de él. No había ninguna manera alguna de quitar todo esto así que hice una bola con ellas para luego botarlas, coloqué las botellas al lado, además de todos los envoltorios de chocolate y papeles con una letra inteligible. Hice la cama y abrí las ventanas para que se ventilara, el olor a muerto era impresionante.

Escuché como el agua era cortada y caminé a su closet, saqué unos boxers, un pantalón de buzo y una camiseta de ¿Shawn Mendes?, ¿Era enserio? Reí un poco y caminé al baño otra vez.

Bruce se veía algo más despierto, tenía una toalla cubriendo sus partes.

-Traje ropa, abrí la ventana de tu cuarto asi que vístete aquí, no quiero que te enfermes

-Gracias Mer...

- ¿Tienes cosas para cocinar? -negó avergonzado.

- ¿Que has comido todos estos días?

-Bueno...

Pensé en los envoltorios de dulce y supe de inmediato la respuesta, supongo que era mejor que nada.

-No, no me digas y nosotros dos hablaremos después sobre lo que sea que estés consumiendo-dije seria.

-Perdón...

-Iré con Snake a comprar, tú ve a recostarte al sofá-le entregué su ropa.

Tomé la correa de Snake que distinguidamente colgaba de la única estantería posicionada mientras el can movía su colita feliz sabiendo que había sido el héroe de la historia. Salí y con el poco dinero que tenía para ir a desayunar fui a comprar al mercado cerca de casa.

Noté la hora y ya iban a ser las nueve.

Llamé a Totemo, hoy no podría ir ni en broma a trabajar, no cuando Bruce estaba completamente inestable e incapaz de mantenerse por sí mismo en estos momentos, además, debía asegurarme que limpiase su sistema. Exhalé audiblemente sabiendo que hoy sería descontado de mis días administrativos.

- ¿Aló? -dijo con su voz seria.

-Hola jefe...-hablé sumisa.

-¿Qué pasó, Meryem? ¿Le pasó algo a la consulta?

-No, pero no podré ir... pasó algo, por favor, usted sabe que nunca le fallo, pero hoy realmente no puedo-me mordía mi labio nerviosa mirando a Snake.

- ¿Dejaste todo listo para llegar y recibir a los pacientes? -dijo algo rendido.

-Sí, está todo en la agenda, hasta el señor Escobar podría atender- él odiaba que tratara de Fer a Fernando.

-Okey...solo por hoy, ¿me oíste?

- ¡Gracias! -colgó Totemo, siendo Totemo.

Entré al mercado después de amarrar a Snake afuera. Compré todo para hacer una sopa, Bruce estaba considerablemente deshidratado y necesitaba líquido en su organismo. Sopa de pollo sería el menú para mi extraño vecino amigo. Al llegar lo vi tirado en el sofá tal como le había dicho.

- ¿Qué hay muchacho? -le hizo cariño a Snake, él le lamió su mejilla

Fui a cerrar su ventana ahora que estaba más ventilado y el olor a podrido ya no se encontraba en el aire, caminé a la cocina y empecé a abrir los muebles de las encimeras buscando ollas y sartenes, pero tenía uno que otro tenedor y todo lo demás estaba vacío, además de las cajas apiladas de pizza.

- ¿Planeabas alimentarte de pizza lo que restaba de vida? No tienes ni una olla

-No sé cocinar...

-Iré a mi casa por un par, ve a dormir un poco-iba saliendo y me recordé mentalmente de traer una bolsa para la basura, estaba segura de que en su departamento no tenía ninguna.

-Mer-habló antes de que saliera y lo miré-Gracias...

Traté de mantenerme firme, porque por sobre todo estaba enojada por la forma en que se había descuidado a sí mismo. Sus ojos azules se posaron en mí e inmediatamente me hicieron sentir intimidada y mis mejillas otra vez estaban sonrojadas, suspiré rendida.

-No hay de qué, Bruce.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¡Nuevo Capítulo! Espero que les guste ❤ gracias por votar y comentar en el capítulo anterior

Capítulo, editado y co-creado con SmileWithHoran

>SIGANOS EN INSTAGRAM COMO FINALLYFREENOVELA

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top