02

Meryem.

"I used to think maybe you loved me now baby I'm sure"

La alarma sonaba y me odié mentalmente por no desactivarla en un día sábado. Pensé que colocar "I'm walking on sunshine" me haría saltar de mi cama rebosante de alegría mientras arrancaba las sábanas y comenzaba a bailar como en un musical, pero desde el primer día colocar la canción sólo me provocó más ganas de dormir, y para peor, enojo por el volumen en que se oía. Podía jurar que los vecinos también la escuchaban.

Estiré el brazo para callar a la canción y me volví a arropar con fuerza. Cerré los ojos deseando quedarme dormida al instante, mas, todo lo que mi mente me gritaba era "Despierta, floja, no puedes dormir". Quería dormir todo el día, pero sabía que no era el momento. Tenía una bolsa llena de ropa que no se llevaría sola a la lavandería. Con pereza me rendí y dirigí al baño.

El agua relajaba un poco mis músculos; ni el sol colándose en mi ventana, ni la alarma, ni el ruido de la calle lograba despertarme. En realidad, no estaba genuinamente despabilada hasta que entraba a la ducha. Aquella era la señal para comenzar un nuevo día y enfrentarme a él, la sensación de que cualquier mal recuerdo del día anterior se iba por la alcantarilla era lo que me daba fuerzas.

Salí del baño, caminé al closet y lo cerré nuevamente para colocarme la misma ropa de ayer, que todavía estaba tirada en la silla de la esquina. Recordé que no tenía planes para salir hoy, una larga tarde de lavandería me esperaba, y el resto sería satisfecho frente al televisor, y probablemente papas fritas. Por ende, nadie notaría que estaba reutilizando un día de ropa.

Me miré al pequeño espejo, específicamente, a mis ojeras que definitivamente habían crecido y noté mis rasgos extranjeros más que nunca; estaba más pálida, lo cual era obvio, me pasaba todo el día sentada en el consultorio lejos de la luz solar. Mi tez comenzaba a aclararse cada día más recordándome de dónde venía, cuáles eran mis orígenes.

"Mi bisabuelo recorrió todo Europa para llegar a Suiza, los rumores llegaban rápido y decían que tras pasar los más difíciles países estarían a salvo al llegar al país neutral, pero él no se tranquilizó, estar junto a Alemania y Francia no era nada bueno, así que continuó su travesía con mi bisabuela y abuelo de tres años de edad a su lado hasta España, otro país neutral, y una vez ahí se embarcó en la primera embarcación hasta América, el continente nuevo."

Podía recordar las historias de mi papá como si fuese ayer, e incluso todavía solía repetirlas de vez en cuando, eran las únicas veces cuando podía sentir que hablaba con mi antiguo padre, como si nada hubiese ocurrido, siempre decía "Mi bisabuelo no escapó de la Primera Guerra Mundial para que nos llamen cobardes".

La biblioteca de mi papá contenía gruesos libros sobre la historia de Turquía, pero yo sentía que me sabía todo incluso sin haber leído una sola página "Turquía no siempre fue Turquía, ¿sabías eso? Todo era un Imperio, el Imperio Otomano. Tu tatarabuelo fue muy listo en escapar, la Guerra de la Independencia no tardó en desencadenarse poco después que él huyera, ahí pasó a llamarse Turquía, cuando el Imperio se dividió y el sultán Mehmet cayó" era así como aun cuando nunca había pisado un avión conocía la historia de un país que se encontraba en otro continente con otro idioma que no hablaba.

"¿Te imaginas se hubiese quedado? Justo cuando terminaba la Primera Guerra Mundial se encontraría con la Guerra de la Independencia"

Estaba segura de que si de mi padre dependiera estaríamos todos usando turbantes, o al menos mi madre, por suerte yo ya había de escapado de esa casa.

Tomé una banana y me preparé un té verde, comí de mi minucioso desayuno antes de ir a lavar mi ropa a la pseudo lavandería que tenía el complejo de edificios. Mientras prendía la pequeña televisión que tenía escuchaba los gritos de la pareja que tenía como vecinos.

- ¡ÁNDATE A LA MIERDA! -chillaba Moira.

- ¡PERRA! -un golpe sordo llegó hasta la pared que compartíamos, ese era Keat.

Sacudí la cabeza recordando la primera vez que esta "discusión" había ocurrido. No importa cuál fuera la razón que iniciara la pelea (que aunque las paredes eran delgadas, no lo eran tanto ya que nunca era capaz de escuchar aquella parte) siempre se desarrollaba de la misma forma, al igual que su desenlace.

La primera vez que ocurrió no había sido hace mucho tiempo de mi llegada al departamento, todavía habían cajas embaladas en la sala de estar y aún esperaba juntar dinero para comprarme un clóset, por lo que cada vez que quería cambiarme tenía que revisar las maletas. Me encontraba en mi habitación doblando las frazadas cuando empecé a escuchar los gritos, recuerdo pensar que el vecino (por ese entonces, no sabía quién o quiénes eran) tenía la televisión extremadamente fuerte, al subir el tono de voz descarté la posibilidad y asumí que estaban peleando, mi rostro se contrajo al escuchar la discusión, "¿sería así todo el tiempo?" Las palabras menos groseras eran "puta" e "idiota" que salían de las bocas de, al parecer una mujer y un hombre, a la par. No fue hasta que escuché el estruendo de un vidrio rompiéndose contra la pared que me alarmé de verdad. Sabía que muchas parejas peleaban, pero llevarlo a la violencia era otra cosa. Dejé las frazadas a un lado y esperé sin saber qué hacer ante la pared de donde había provenido el estrépito. "Quizás se les cayó algún cuadro que tenían colgado justo ahí" pensé esperanzada. Mi ilusión se desvaneció cuando el segundo apareció. Esa vez no la dudé y corrí puerta afuera para golpear su puerta. "¡ABRAN!" Les gritaba, con tal adrenalina que en ese momento habría tirado la puerta abajo. Los improprios seguían al otro lado sofocando los golpes que estaba dando en la entrada, los nudillos comenzaban a doler y cuando creí que estaba gastando fuerzas en vano saqué mi celular para llamar a la policía, estaba marcando cuando la puerta abrió.

-¿Qué quieres?-vociferó a quien más tarde conocí por Keat. Me quedé pávida ante el hombre que me doblaba en estatura, ¿qué quería? No había pensado en qué haría una vez que me atendieran, ¿detenerlos? Un sólo golpe de él me dejaría noqueada en el piso.

-Yo... Escuché gritos, ¿está todo bien?-qué pregunta más estúpida, por supuesto que no estaban bien, el surco entre sus cejas se acentuó y me fulminó con la mirada.

-Todo bien, no te metas-me golpeó la puerta en la cara.

Suspiré al recordar mi primer intento por apaciguar las cosas, luego de dar un portazo no siguieron discutiendo, en cambio, los gritos desaforados llenos de odio se transformaron en unos eufóricos en cuestión de segundos. La segunda vez llamé a la policía, los cuales no vinieron. En el tercer intento volví a llamarlos y Moira les dijo que había un malentendido, tenían el canal de lucha y debieron confundirlo. Tras la obstinación de su vecina decidió por no entrometerse de nuevo, a menos que creyese estaba siendo golpeada, porque hasta el momento parecía que en su enojo se dedicaban a romper toda la vajilla que tenían (si es que todavía les quedaba) y gritarse.

Dejé el té a medias y salí apresurada del departamento con mi teléfono, ropa sucia colgando de un morral hecho de tela y llaves; Moira y Keat ya estaban comenzando a reconciliarse de la mejor manera que conocían, y yo no quería estar ahí para presenciarlo.

En la lavandería no había nadie más que el que te proporciona la cantidad de detergente y suavizante por un dólar, Robert (que debería agregar también es el conserje de los departamentos), un hombre cordial que no era de muchas palabras, y parecía que disfrutaba del tiempo que pasaba a solas trabajando, aunque no rechistó cuando me senté a su lado para ver la pequeña televisión que tenía, mientras esperaba a la lavadora.

-Ha pasado una semana desde la muerte del ex One Direction, Niall Horan. En Irlanda, su país natal, acaban de inaugurar el Horan's Park; por el momento tiene una placa en su honor, pero informan que una estatua está en progreso de ser levantada- la mujer de unos treinta y tantos seguía hablando de la celebridad que parecía ser el ojo del huracán, sin prestar mucha atención a sus palabras me fijé en las fotos; era guapísimo. En la imagen se le veía con la cabeza agachada observando a sus manos moverse para tocar una nota en la guitarra que se encontraba entre sus brazos, a pesar de la sombra que se proyectaba en su rostro, la barba que tenía parecía ser de hace varios días, así como lo que creía eran ojeras, de cualquier modo, aquello daba igual, ya que, había una sonrisa radiante que iluminaba su rostro. Sin importar los rastros de cansancio que lo alcanzaban sus dientes blancos se imponían por sobre el resto, denotando alegría de quien ama lo que hace, entonces... ¿Por qué se suicidó?

       

Robert comenzó a roncar a mi lado, su resoplar me hizo girar y verlo con la cabeza colgando y de brazos cruzados, reí y me levanté hasta la banca que estaba frente a las lavadoras.

Me quedé pensativa con la noticia, parecía llegar a muchas personas, ¿por qué? Debió ser alguien muy querido en vida, tal vez no todos lo conocían, pero incluso yo viendo la foto supe que no era una mala persona, aunque, ¿quién sabe?, ¿qué había hecho este famosillo que era tan querido? Intrigada, tipeé el nombre "Niall Horan" en Google, y, por supuesto, se encontraba entre las tendencias de lo más buscado. Me salté todas las noticias adjuntas a su nombre y apreté su página en Wikipedia.

"Niall James Horan (Mullingar, Irlanda, 13 de septiembre de 1993), vaya había nacido un día después que yo, es un cantante y compositor irlandés, conocido por ser integrante de la banda One Direction. Tras participar en la audición de The X Factor y ser aceptado, la juez Nicole Scherzinger sugirió que Niall formase parte de un grupo llamado One Direction junto con Harry Styles, Zayn Malik, Liam Payne y Louis Tomlinson. La creación del grupo se hizo realidad y los cinco fueron apadrinados por Simon Cowell. La agrupación llegó a la final del programa y quedaron en el tercer lugar. Aunque no ganaron, Cowell pagó un contrato para que firmaran con el sello discográfico Syco."

En la foto principal de su página en Wikipedia se veía como alguien bien saludable, que se alimenta de la forma correcta. Me odié por no darle una oportunidad antes, si había una razón de la que por qué muchos parecían afectados por esta noticia era simple: era una buena persona. Así se veía. Todos los antecedentes me dejaban con más preguntas que respuestas, y sobre todo seguía sin tener la clave a la incógnita más importante de todas: ¿por qué?

Aunque no lo usaba mucho decidí entrar a Twitter, la aplicación donde las noticias viajaban más rápido, un sólo click me dio acceso a las tendencias globales, donde #GoodbyeNiall se posicionaba en el número uno. Al ingresar a él miles de tweets devastados llenaron mi celularon.

"Es un ángel que ahora nos protege #goodbyeniall"

"¿Como se sigue viviendo? #goodbyeniall"

Habían fotos sobre su funeral, pero decidí ignorarlas, el velorio de un muerto no era precisamente con lo que quería comenzar la mañana. Chequeé la hora viendo que eran las 10:30, recordé que hoy Henry vendía kuchen de frambuesa y siempre me dejaba uno hasta antes de cerrar, por si acaso. El simple pensamiento se me hizo agua a la boca y me encaminé para no dejar ese pastel esperando. Pensé en avisarle a Luke, pero juzgando por sus ronquidos ya iba por el quinto sueño en estos momentos, y no quise molestarlo.

Salí con la chaqueta abierta y la capucha puesta, aunque no estaba lloviendo el cielo gris no era una buena premonición, mucho menos si estaba con zapatillas que se mojarían en un minuto. Apuré el paso en camino al café de Henry, cuando tras el bullicio que predominaba en las calles gracias a los autos y personas que creían que todos debían saber sus conversaciones, escuché un sonido distinto, ¿estaban arreglando una casa? Giré mi cabeza buscando, y no encontré ninguna. Conforme me acercaba se iba aclarando, era una sierra. Mi cabeza se detuvo en el lugar menos esperado y me detuve al ver de dónde procedía.

Uno de los árboles más antiguos estaba atado con dos sogas desde la punta hasta ser anclados en el lado opuesto, varios hombres estaban parados bajo él con sierras en las manos, todos utilizando cascos de construcción. ¿¡Qué!? No, no podían.

- ¡¿Qué creen que están haciendo?¡-le grité al primer hombre que se encontraba más cerca, captando la atención de todos.

-Sal de aquí niña, tenemos que cortar este árbol-el tipo robusto me tomó de un brazo.

- ¡No! -chillé- ¡No pueden cortarlo! -le di una patada en la entrepierna y corrí hasta el árbol dejando al energúmeno de rodillas. No pensé en lo que estaba haciendo hasta que me encontré trepando en árbol con torpeza, otro de los hombres con casco se me avalanzó agarrándome de un pie, mi reflejo lo pateó enseguida en el rostro y siguió trepando, "esto solía ser más sencillo cuando era pequeña" pensé, pero gracias a que estaba usando zapatillas, y no las botas de agua, lo logré.

Agradecí en estos momentos mi amistad con James, siempre de pequeños nos gustó trepar árboles y él me enseñó a escalar más rápido, éramos un par de niños jugando a los piratas donde el árbol era nuestro barco y la rama más alta nuestro mástil; nos movíamos de árbol a árbol fingiendo que el anterior se hundía, pero este siempre era el último, el barco más grande y hermoso que había zarpado en las costas de Guyana, nuestro premio.

-¡Baja de ahí, niña estúpida! -me gritó un hombre de unos cincuenta años, se sacó su casco de seguridad y le vocifefró a los demás que estaban a su lado, absortos por lo que acababa de pasar, seguro que bajar a una niña obstinada de un árbol no estaba en sus planes del día- ¡Bájenla!

-No, no pueden cortarlo-les mostré el dedo de al medio.

-¿Qué mierda está pasando, Thomas? -un joven con acento extraño se acercó desde una esquina, dudaba si había presenciado mi acto de rebeldía, porque hasta ese momento no había notado que estaba ahí.

-Señor Hecht, disculpe, la chica se subió al árbol y no nos deja hacer nuestro trabajo-el hombre que antes se veía tan rudo estaba sumiso ante el chico de cabello negro.

-Hey- el "señor" a quien todos respetaban colocó sus manos como arcos a cada lado de su boca y me gritó.

Agudicé la mirada tratando de observarlo bien, era yo, ¿o me parecía conocido?.
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¡Nuevo capitulo! Espero que les guste voten y comenten, gracias a todas las personas que estan apoyando a este fic

Las dejo sufriendo hasta el viernes-sábado por ahí juju

Capítulo co-escrito por SmileWithHoran

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