-- Amor -- exclamó el rubio mirando fijo al menor.
Quién intentaba tierna e inútilmente, ocultar sus nervios.
-- Tengo que decirte algo importante -- agregó.

-- Yo también -- atajó Park contento.

De un momento a otro, no hubo más que silencio hasta que hablaron nuevamente.
Siempre hacían eso, cuando se confesaron su amor hacia tres años atrás, ocurrió así. Fue, algo de una típica película romántica.

Se miraron fijo el uno al otro, sonrieron y exclamaron entonces, sus noticias al unísono.

-- Fui aceptado en la academia -- soltó Jimin.

-- Iré al extranjero -- anunció Jeon.

El pelinegro bajó la cabeza y las lágrimas comenzaron a brotar, de sus ojos color azul celeste.

Kook tomo aquel pequeño rostro entre sus grandes manos y con los pulgares, limpio las mejillas de su novio.

No querían separarse pero ambos recibieron una oportunidad única, de esas que solo pasan una vez en la vida.
Desaprovecharla no era una opción, mucho menos si sus familias ya sabían que aceptaron.

-- ¿Cuanto tiempo? -- inquirió Park con voz temblorosa.

-- Dos años -- musitó el mayor.
A pesar de no demostrarlo, tenía miedo. Lo cual era irónico, pues de niño odiaba la oscuridad y ahora, perder a Jimin era lo peor.

-- No me olvides -- añadió el último tras abrazarlo fuerte, rodeando su brazos en el cuello ajeno.

Ninguno estaba enojado o molesto, sino que, sentían a la no tan amada realidad, golpeándolos de nuevo.
Cómo si, no quisiera verlos juntos o al menos, felices, claro.

Tal vez, intentaba decirles que debían estar unidos, pero no en esa vida.