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-- Joven Park, ¿esta bien? -- inquirió el castaño, tras ver un poco desanimado al nombrado.
-- Sí -- contestó Jimin, no muy seguro de su respuesta. -- Siento que, me falta algo -- repuso al acomodarse en su lugar.
La postura de su cuerpo era rígida, los brazos, estaban cruzados sobre la mesa y la mirada, se fijaba en el gran horizonte.
Sus ojos, profundos y de color azul celeste, se encontraban bajo el velo mismo de la tristeza.
Su mente no lo recordaba pero, su corazón, claro que si. Simplemente, en el amor, la cabeza nunca manda y jamás lo hará.
-- Alguien -- susurro Jung para luego sonreír.
El menor boquiabierto, trato de asimilar la situación al quedarse solo.
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