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-- ¿Cuando lo planearon? -- pregunto el pelinegro mientras empacaba.

Su vuelo era dentro de unas horas y quería tener ya todo listo.

-- Desde tu cumpleaños -- acotó su madre tras darle una remera.

-- Hace unos meses -- musitó sorprendido el menor.

Seguro Jeon tenía intenciones de que sea su regalo, pero tuvo que retrasarlo por la academia de Jimin.

En otras palabras, tal parece que no posee problemas económicos, dejando así bastante en claro que le iba bien en su trabajo.

Aunque, esto solo era una teoría de Park. 

Si al aterrizar el avión, confirmaba su otra sospecha, la cual era producir la bancarrota de su novio; se le rompería el corazón en mil pedazos ese mismo dia.

-- Listo -- exclamó al cerrar la maleta y ver de reojo a su padre, quien se la llevó al baúl del auto tras suspirar.

Algo nuevo en él, pues era su forma de quejarse para evitar discusiones.

Sin mencionar que estaba tan llena de ropa, que casi explotaba.
Por lo que el decir algo, no era una opción.

Mimi y su progenitora rieron por unos minutos, hasta finalmente llegar al vehículo.

El de labios rosados se ubicó en el asiento del copiloto, mientras que la mujer fue a la parte trasera.

No viajaban mucho a excepción de la casa de verano.
Solían ir cada año en la primer semana de vacaciones.

Al encender la radio, escucharon que había tránsito en la autopista, por lo que tomaron entonces, la avenida principal.

Park padre giro la llave, el motor se hizo presente y con ambas manos sobre el volante, salieron de casa.

Jimin por su lado, mentalmente se despedía de todos los vecinos, incluso con los que no hablaba.
Pues a pesar de estar nervioso, la felicidad poseía una mayor cantidad de su cuerpo.

Vio como uno por uno, los hogares quedaban detrás suyo y luego eran puntos diminutos en el horizonte.
Confirmando así, su salida.

Ahora su vista panorámica, se encontraba invadida por pinos.
Árboles grandes y medianos, de color verde oscuro con troncos semi gruesos.

A ellos también los iba a extrañar, no solo por sus piñas, olor y sombra, sino por además, ser característicos del pueblo.

Quiso bajar la ventanilla pero la música sonando en la radio, captó su completa atención.
Por su popularidad, aquella canción se repetía varias veces, en casi todos lados.

No le era nada molesto, pues así uno la cantaba como la primera vez y perdía su pulmón en el intento, algunos claro.

Es decir, el baile y canto eran la pasión de Jimin, por lo que no desaprovechó la oportunidad.

Además, su familia ya tenía noción de ello y por ende, le demostraban su apoyo incondicional.

El mayor de los Park, miró fijo a su hijo por unos segundos. Estaba orgulloso como siempre.

-- ¡Cariño! -- el grito desesperado de su madre, hizo que su progenitor vea al frente y note entonces, el camión rojo.

Al ser la calle pequeña, el gran vehículo tuvo que cruzar la curva en contramano.

El hombre asustado, giró tan rápido como pudo el volante, pero ya era tarde.

Tras el choque, el auto quedó volcado en medio de la calle.
El área más afectada, fue la parte derecha. El lado de Jimin, había impactado justo contra el camión.

La puerta casi colgando, su
ventanilla rota y el líquido rojo goteando lentamente de su cabeza, decían que estaba mal.

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