No era la primera vez que Hoseok se iba de fiesta y me engañaba. Tenía los cuernos más grandes que cualquier otro animal que los tenga por naturaleza. Eso lo sabía todas nuestras amistades pero nunca me lo decían, solía enterarme por mí misma y me dolía ¡claro! ¿a quien no? Se trataba de mi novio desde hace dos años el cual pensé que sería el perfecto, mi tipo ideal cuando lo mire por primera vez. Aunque en cierto punto, fue peligroso ya que la primera vez que lo vi, él se encontraba vendiendo droga junto a Yoongi que este último parecía que se encontraba amenazando a otro hombre con un arma en la cabeza.

Me habían echado de mi casa a los dieciocho años y mis padres nunca se preocuparon por mí. O bueno, eso creía yo. De todas maneras ya todo me daba igual, mi vida era un total remolino. Aún no entendía como era que no me expulsaban del instituto si solo acudía una o dos veces a el, y si estaba de buenas.

¡Ah si! Ya recordé, tuve que acostarme con el director. Que por cierto, me dobla la edad. Todo esto por que Hoseok me obligo y recibí un buen dinero por aquello.

Expulse el humo de mi cigarrillo mientras contemplaba a las personas que pasaban ya sea caminando, trotando o con sus hijos. La brisa del aire frío chocaba con mi rostro y de cierto modo me causaba relajación además de tener conmigo el cigarrillo. Por el rabillo del ojo me percaté de una figura alta colocarse a un lado mío, no le tome atención pues era un lugar público y no interrumpía mi espacio n personal.

—¿Hyemin, cierto?—Voltee al instante que escuche mi nombre salir de los labios de aquella voz ronca.

Era aquel chico que le ayude a encontrar la casa de Kim. Se notaba a lo lejos que se trataba de un niño rico, lo sabía. Lo pensé desde que lo había visto hace unas horas por nuestra calle.

—Si, ¿sucede algo?

—No, es solo que te vi muy solitaria y pensé que necesi...—Lo interrumpí.

—No, estoy bien. No necesito compañía—Le ofrecí un cigarrillo pero negó con una pequeña sonrisa.

—¿Como conoces a Taehyung?—Acomodo su saco, solté una pequeña risa burlona. Estaba segura que aquel idiota le había contado a lo que me dedicaba.

—Se a que viene tú pregunta, deja adivino...¿Te contó que me dedicó a la prostitución? Pues si, es cierto—Mi mirada se desvió hacia el horizonte, succione del cigarrillo que ya estabas nada de acabarse. El chico a mi lado se había quedado en shock.

—Oh, si así fue. Espero no te moleste pero en realidad no le pregunte nada de eso.

—No te preocupes, no es nada nuevo, querido amigo...—Lo more esperando que me dijera su nombre, en mi mente había tantos problemas que no tenía tiempo para recordar su nombre.

—Jungkook.

—Si, Jungkook. No me molesta ni me ofende nada de esto, estoy acostumbrada a muchas cosas que ni siquiera te podrías imaginar en este momento.

Él asintió un poco tímido, después de todo no era como los demás chicos que solo se encargaban de hacerme sentir mal. En el instituto corrían los rumores como agua sobre que la gran Hyemin se prostituía, debido a eso llegó a mis padres. ¿Como? No tenía idea en verdad. Pero solo fueron a armar un gran show fuera del departamento cuando se enteraron, la última vez que los vi y fue hace un año.

—Eh, me tengo que ir. ¿Gustas que te lleve a casa?—Paso su mano derecha por su nuca tal vez rascándola o solamente acariciando.

—No, muchas gracias Jungkook.

Me dedico una reverencia y sin decir más, se fue. Lo seguí con la mirada hasta que se perdió entre las personas, solté un suspiro frustrado de tan solo pensar que debía llegar al departamento y soportar a los dos hombres.

Me levante de la banca sacudiendo un poco mi falda y me colgué el bolso en mi hombro. Camine lentamente por todo el parque hasta llegar a la avenida, mi sangre se heló cuando vi a mis padres como personas normales y lo decía así por que siempre se encontraban ebrios. Con la mirada en alto trataría de pasarlos de largo.

—Hyemin—Escuche la voz de mi madre con desprecio. Coloque los ojos en blanco y me di la vuelta para encararlos por primera vez. Sin lástima o algo más, dejaría que me insultaran.

—¿Que?

—Siempre tan grosera, ¿que haces aquí?—Alzó sus cejas mal maquilladas, mi padre no me miraba para nada solo mantenía su mirada perdida en cualquier otro punto menos en su hija de la que tanto se avergonzaba.

—Es un lugar público—Respondí seca.

—Ya, ¿sigues en ese trabajito de quinta?—Asentí, me miró de pies a cabeza tal vez asimilando que la pregunta fue muy tonta. Mi vestimenta no tenía nada que ver con mi trabajo, siempre me ha gustado vestir con ropa corta.—Ya veo, respétate más Hyemin. Es decir, ¿no te da ni un poco de vergüenza que las demás personas estén enteradas de que te acuestas con miles de hombres?

—No, deja de meterte en mis asuntos. Me da igual tus comentarios o los demás.

Mi madre soltó una risa burlona y empezó a negar con la cabeza con frenesí. No entendía cuál era el motivo de su risa.

—¿Aún sigues con ese drogadicto? ¿Como es que se llama?—Arquee mi ceja derecha observando lo tonta que se veía mi madre tratando de hacerme sentir mal.—Ah si, Hoseok.

—¿Acaso esto es un interrogatorio? No, me voy.

La hice a un lado para seguir mi camino, pensé que ella me detendría pero no fue así y me alivie por eso.

Después algunos minutos había llegado a mi destino, el departamento. Solamente tenía algunas horas para arreglarme e irme al club de Taehyung. Abrí la puerta del departamento encontrándome con la gran escena de Hoseok en pleno sexo con una mujer desconocida para mí, azote la puerta principal causando que estos dos dieran un brinco. Hoseok me miró serio y un tanto asustado por verme frente a él.

—Que idiota—Susurré, camine hacía la habitación que compartía con Hoseok y de tan solo ver sus pertenencias me dio asco.

Estaba completamente segura que su primer excusa sería "tú también te acuestas con hombres todos los días" pero vamos, si no lo hago, no podré pagar mis gastos. En la habitación de baño me deshice de mi ropa para darme una buena ducha fría y bueno, llorar como una tonta por Hoseok.

Después de treinta minutos de ducha, me enredé con mi toalla y decidida salí. Jung se encontraba en el borde de la cama con sus vaqueros desabrochados y sin camisa, era un descarado.

—Hyemin, sabes qué hay veces que lo necesito.

Me coloque mi ropa anterior frente a él, ya daba igual si me veía sin nada o no. Y antes de que se le ocurriera hacer algo conmigo, tome el vestido corto con brillos que por cierto era muy bonito como para llevarlo a esos lugares.

—Te estoy hablando—Hablo furioso.

—¿Que quieres?

—¿Por que te comportas así? Es decir, estás tan diferente. Sabes perfecto que de vez en cuando necesito un revolcón—Echo su cabello hacía atrás, coloque los ojos en blanco por la estupida excusa.

—¡Y por eso estoy aquí! ¡Soy tu novia!—Eleve mi voz ya harta de la situación.

—Pero hay veces que no solo quiero contigo, quiero con mas chicas diferentes.

—Bueno, si es así vete a prostituir en vez de yo hacerlo. Me ahorrarías todas las asquerosidades que suelo pasar.

—No digas idioteces, para eso estás tú por qué eres la mujer—Se levantó de la cama para caminar hacía mí con molestia. Fruncí el ceño cuando lo tuve a centímetros de mi rostro.

—Terminamos.

—¿Que? Estas loca, por supuesto que no—Soltó una risa burlona, lo empujé lejos de mí para seguir en mi trabajo de maquillarme.

—Ya está decidido y también me iré del departamento.

—No, tú eres la que se encarga de la limpieza y demás. No permitiré que te vayas y mas te vale hacerme caso Hyemin, no sabes de lo que soy capaz—Me susurro al oído para después morder mi oreja y depositar un beso en mi cuello.

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