Capítulo 6


Flujo

Un puño impactó a lado de su rostro acompañado de una pequeña explosión.

—¿Quién? ¿Quién mierda?¡¿Quién mierda te crees para venir a sermonearme?! ¡Eh! ¡Hijo de puta! — Katsuki estaba lleno de cólera, necesitaba reventar el rostro del maldito inútil frente a él.

—Kacchan, esto me incumbe tanto a ti como a mí. — Su voz fue relajada, como si le escupiera en la cara. —Pero en serio, ¿desde cuándo te da asco el durazno?

—¡¿Quieres morir, eh bastardo?! —Tan explosivo como siempre, no llegaría a ningún lugar así. Era milagroso que Kirishima, Kaminari y Sero lo vieran como un amigo y Uraraka como pareja.
Era tan ridículamente fácil provocarlo, sin pensar, Izuku se llenó de resentimiento y habló:

—Tú lo sabías, no juegues Kacchan. — El cenizo lo tomó del cuello y lo alzó a su altura.

—Déjate de mierdas imbécil ¿De qué hablas?

Suspiró, en verdad era tan bruto como todos piensan.

—Me gusta Uraraka-san. —
Logró mover con sus palabras algo en él, lo pudo notar. No, cualquiera pudo haberse dado cuenta que causó algo en el interior del chico explosivo.

—¡ja! ¡Obvio inútil, por algo ahora es mi mujer! —Sonrió orgulloso y casi nervioso.

El flujo de la ira transitaba por primera vez en gran cantidad por su torrente sanguíneo, debía apartar su enorme moral y humanidad, necesitaba darle un pequeño estate quieto, respiró rápido por enojo, kacchan era su amigo.

Por primera vez en su vida,
por primera vez
agredería a una persona
por meras razones personales.

Su puño se plantó sobre la mandíbula de Katsuki, un gran estruendo hizo a todos salir a averiguar si había algo fuera de lo normal, el peliverde intentó lucir lo menos agresivo posible, bueno, por así decirlo quería camuflarse. El cenizo recuperó el equilibrio y cuando se acercó a darle una patada en el culo al nerd, Kirishima lo detuvo:

—¡Hey bro! ¡Relájate!

—¡Vete a la mierda puto teñido!

Kaminari se aventuró con su amigo suicida a detener la posible masacre que se avecinaba.

—Vamos viejo, no te aceleres.

Todos se aseguraban de que el chico de pecas estuviera bien, miradas acosadoras se clavaron en el cenizo en desaprobación, por lo bajo se percató de como los dientes del inútil relucían ante la situación.

A Izuku ya le agradaba tener el papel de víctima.

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