Capítulo 10


Guardia



La noche apenas comenzaba, todas las chicas estaban ya en sus respectivos dormitorios, nerviosas pero seguras, confiando en los chicos.

—Rayos viejo, apenas son a las diez de la noche. —Bostezó Denki, mientras todos se miraban para ver si alguien no faltaba, todos estaban presentes, una pequeña razón para estar más en paz, y así se la pasaron mirando la entrada de las habitaciones.

—Hey, hombre ¿A qué hora descubriste eso? —preguntó Kirishima empujando de su hombro a Kaminari que casi se estaba quedando dormido sobre su espalda. Bakugou lo miró analítico y enfadado.

—A las tres de la mañana. —Bufó empujando a Todoroki que estaba muy cerca de él. —Aléjate mitad-mitad. —Shoto despertó con un pequeño susto.

Las horas pasaban.

—Chicos, ya es tarde debemos ir a dormir, mañana será inicio de semana, y al ser la última antes de las vacaciones, será muy pesada. —Sugirió Izuku levantándose.
Todos lo pensaron e hicieron lo mismo.

Ya se dirigían a sus habitaciones, Eijiro tomó el hombro de su amigo, tan suicida como siempre. Le regaló una sonrisa sincera y suspiró hondo, listo para entrar a las fauces de la bestia:
—Blasty, necesitamos hablar. —Bakugou miró enojado y asintió, tal vez era importante y quería ver si podía contarle sus sospechas, caminaron hasta su habitación.

Katsuki se sentó a la orilla de su cama y miraba atento al pelirrojo que dió un suspiro pesado, tal vez era el estrés y cansancio que les provoca la escuela en esos momentos, pero sentía una enorme empatía sobre el odio inexplicable de Katsuki hacia Izuku.

—Hombre, noté como viste a Midoriya la vez que nos contaste lo del acosador —, el cenizo afiló su mirada, se estaba comenzando a molestar. —¿Crees que él fue? ¡Hombre! Él es muy educado, amable y simpático, jamás podría ser él. —Alzó las manos a su lado restándole importancia a la suposición de Bakugou. —Tranquilo, tal vez ese sujeto no lo vuelva hacer…

—Lárgate —, Kirishima se congeló ante la orden, —lárgate antes de que patee tu culo. —La mirada pesada de Katsuki lo hizo salir de inmediato, siendo despedido por un portazo.

Joder, el pelirrojo ya le había dejado en claro que Izuku era la moralidad personificada, con un gruñido se metió entre sus sabanas y se acomodó para dormir de una puta buena vez.


⚪⚪⚪

Ochako se levantó, odiaba los lunes con todas sus fuerzas y a paso lento se fue a bañar y se alistó perezosa para salir a clases, giró el pomo de la puerta aún algo somnolienta,  de la sorpresa dio un paso atrás y cayó sobre su trasero, miró aturdida y sorprendía hacia arriba.

—Buenos días Uraraka-san. —La mirada esmeralda examinó todo el cuerpo de su mejor amiga con una sonrisa difícil de descifrar —, vamos se hace tarde.

Ella se levantó de inmediato y salió de ahí confundida.

Izuku miraba los mechones caer majestuosamente y acomodarse en ese tipo orejas de conejo castañas, dio una sonrisa, Ochako se veía tan linda tierna.

—Hoy te vez muy bien Uraraka-san.

—¡¿Uh?! G-Gracias Deku-kun.

Nunca la había elogiado, nerviosa miró el suelo, el peliverde rió por lo bajo y se aventuró a tomar la mano de la castaña.

—¿Qué haces? —preguntó ansiosa.

—Tranquila, sólo somos amigos.

Todos estaban saliendo del edificio para ir al salón, con una sonrisa inocente le hizo creer que todo lo que dijo es y será verdad, sólo son amigos ¡Eso y nada más!

Apretó el agarre cuando en la salida estaba parado el cenizo con el celular en la mano, miró a la izquierda asegurándose de quienes eran los que presenciarán su obra de teatro a continuación. Uraraka miró al frente y casi se petrifica.

Esbozó una sonrisa grande cuando el cenizo casi los asesina con la mirada.
Tan predecible aquélla bestia plagada de instintos, pensó divertido cuando se acercaba a pasos agorilados hacia ellos.

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