|Cap ₄₇|Pedir un deseo.
Acaricio su rostro con mis dedos, sin dejar de sonreír e ignorando el hecho de que justo ahora somos el centro de atención de un montón de expectantes.
Y entonces me doy cuenta. El camino aquí estuvo repleto de miradas confusas hacia mí por parte de la gente, no por nada, sino porque quizá habían visitado el puesto de Jungkook y vieron mi imagen en sus trabajos.
Jamás me había gustado ser el centro de atención, siempre lo evité a toda costa desde que tengo memoria. Pero ahora, resulta que un chico completamente loco ha hecho una presentación inspirada únicamente en mí.
Nunca creí ser tan bella, o tan importante como para ser incluida en algo así.
—Debería regañarte por hacer todo esto, Jungkook.
—Puedes hacerlo más tarde —besa mi mejilla—. Primero vas a contarme lo que hiciste en este último mes.
—¿Quieres saberlo? —rodeo mis manos por su cuello, dubitativa.
—Me muero por saberlo, estrella.
Estrella.
—Pues...
Soy interrumpida.
Comienza a sonar el móvil del castaño, así que nos separamos y él contesta al ver que es su padre, aunque parece confundido al respecto.
—Papá —saluda—. ¿A tu oficina? —me mira—. ¿Y qué tiene que ver ___ en todo esto? —frunce su ceño—. Iré con ella.
Jungkook corta la llamada y bota aire por la boca.
—¿Qué sucede?
—Mi padre quiere verte ahora —dice, completamente confundido—. No sé la razón.
—Está bien —asiento, un poco asustada.
—¿Deberíamos preocuparnos? —muerde sus labios—. ¿Crees que descubrió lo nuestro?
—Tomando en cuenta que literalmente mi persona está en tus trabajos de arte, naah.
—Cierto —ríe, extendiéndome una de sus manos.
No lo dudo, entrelazo nuestros dedos y comenzamos a caminar tranquilamente por la Universidad.
Se siente muy bien.
Los dos sabemos que este es un gran paso para lo que tenemos, y nadie puede quitarnos las estúpidas sonrisas del rostro. Aunque la verdad es que nunca en mi vida logré experimentar lo que son las primeras sensaciones del amor, y es por eso que todo lo que hago con Jungkook, se siente tan especial e íntimo.
—___... —dice él.
—¿Sí?
—Sobre lo de que nuestros padres pudieran descubrir lo nuestro... —ladea su cabeza—. No sería algo malo. No somos hermanos, y jamás lo seremos. Porque aunque nuestros padres estén juntos y quizá en un futuro se casen, tú y yo seguiremos siendo tú y yo.
—Lo sé... —aprieto un poco su mano—. Por eso mismo, creo que deberíamos decirles. Claro, si estás seguro.
—¿Tú estás segura? —inquiere.
—Jamás había estado tan segura de lo que siento, Jungkook.
Él sonríe de oreja a oreja.
—Ni yo —responde.
Después de un rato, llegamos a la tercera planta donde se encuentra la oficina del rector, justo al lado de uno de los salones de arte.
Nos soltamos de la mano.
Jungkook abre la puerta y los dos quedamos bajo el marco, viendo al señor Jeon sentado en su silla de cuero junto a un control en la mano y a su lado la pantalla plana prendida.
—Pasa, ___ —dice él.
Doy unos pasos con el castaño a mi lado.
—No, Jungkook, sólo necesito hablar con ella.
—Quiero estar.
—Jungkook, no fue una pregunta.
El mayor voltea a mirarme y suspira mientras asiente con la cabeza, para nada contento con ser excluido de la situación, sin embargo sale y cierra la puerta.
—Bien... —aprieta sus labios.
—¿Qué sucede, señor? —pregunto, acomodándome.
—¿Cómo están tus manos, ___?
Me tenso sobre el asiento y aclaro la voz, teniendo muy en claro adónde va todo esto.
—Están bien, gracias por preguntar.
—Al entrar a esta Universidad, me encargué de leer tu expediente. Y por lo que tengo entendido, nunca fuiste una persona agresiva en el colegio o la preparatoria. Notas perfectas, comportamiento perfecto, sin quejas.
—Sé a lo que se refiere.
—Necesito escuchar tus razones, ___, y seré muy empático. Ya he pasado por esto con Jungkook hace un tiempo, y casualmente los dos golpearon al mismo estudiante.
—Espere... —pestañeo un par de veces—. ¿Quiere decir que Jungkook golpeó a Min Ho dentro de la Universidad?
Él asiente.
¿En qué momento Jungkook volvió a golpear a Min Ho? ¿Nunca me entero de nada? Aunque no estoy molesta, sino asombrada.
—Pero es un tema pasado, ya lo arreglé. Ahora... no tengo idea de cómo arreglaré lo tuyo, ___. Eres la hija de Lee y prácticamente ya somos familia, quiero que sepas que sólo pretendo escucharte.
—No creo ser una mala persona, señor Jeon, créame por favor. Pienso que... todo lo que hice, fue por cuestionables razones que tienen sentido, al menos para mí.
—Y te creo, ___.
Suspiro, un poco afligida.
—Aunque... quedé sorprendido al ver esto.
Él le aprieta un botón en el control y la grabación comienza a correr. Soy grabada por varias cámaras en distintas tomas. Primero me veo caminando por los pasillos hasta tener que interactuar con los chicos que pasaron por mi lado aquel día.
Después, visualizo a Min Ho y a mí intercambiando miradas. Discutimos, y aunque no se pueda escuchar algo, demuestro mi enojo con ayuda de mis reacciones corporales. Pasan los minutos y de pronto me veo a mí misma golpeándolo en la cara.
Y... bueno. Todo el resto.
Me veo sexy rompiendo una nariz. ¿Ése culo es mío?
¿Es en serio?
El señor Jeon pausa la grabación e intento disminuir mi nerviosismo. Por otro lado saca una libreta y lápiz para prepararse para escribir.
—Necesito que confíes en mí y me cuentes todo lo sucedido con ése chico, ___, porque necesito ayudarte.
Asiento con mi cabeza y me preparo para hablar.
—Es mi ex novio, señor... Tuvimos una relación de unos cuántos años...
Y así, le dije todo, así como lo hice con mi terapeuta. Bueno, no exactamente todo. Anulé la parte en que su hijo y yo tenemos algo más que amistad.
—Comprendo... —termina de anotar—. Hablaré con mi abogado por si el chico intenta denunciar la situación, ya que si llegara a pasar, tendríamos un respaldo.
—Muchas gracias, señor Jeon.
—De nada, ___, pero lamentablemente eso no es todo de lo que debemos hablar tú y yo —toma nuevamente el control—. ¿Sabes a lo que me refiero?
Me quedo callada, y él pasa el plano a otra grabación.
—Hace unos días, a las ocho y media de la mañana entraste al baño de damas, y no se te vio salir —comenta, adelantando el video.
Me veo entrando al mismo.
—Siete minutos después, Jennifer Moore y compañía entran al mismo. Diez minutos más tarde, la estudiante que la acompañaba sale, ilesa. Quince minutos después, sales tú con los nudillos rojos de tu mano derecha, y con un temperamento bastante... acelerado —me mira, alzando sus cejas—. Jennifer Moore sale del baño a las nueve con cincuenta minutos, con la nariz rota e intentando no ser vista... —suspira, no molesto—. Hoy, Moore publicó un comunicado en la página de la Universidad, diciendo que...
—Que jamás rechazó a Jungkook porque en primera instancia él la rechazó a ella, por ende Jennifer nunca pudo verle desnudo y lo que inventó sobre una parte de su cuerpo, es errónea —asiento con mi cabeza—. Sí, señor, yo le rompí la nariz a ésa desquiciada, también la amenacé con la policía si no escribía el comunicado y no se iba de la Universidad.
—Bien —intenta no sonreír—. Quiero que sepas que estoy en contra de la violencia, pero frente a esto... no voy a juzgarte. Espero quede entre nosotros.
—Gracias, señor.
—Puedes retirarte.
Me levanto de la silla y camino hacia la puerta, sin embargo, antes de rodar la manija, él habla en voz baja.
—Gracias por cuidar de mi hijo, ___... Yo sólo pude culparlo por algo en que realmente fue la víctima y ofrecerle dinero a quien le hizo daño. Me hubiera gustado creerle... antes.
Volteo un poco mi cabeza y asiento con la misma, para finalmente salir de la oficina y encontrarme con el castaño sentado en el suelo, quien se levanta inmediatamente al verme.
—¿Qué sucedió? —posa sus manos en mis brazos.
—¿Quieres saber lo que hice en este mes, Jungkook? —tomo su mano y lo guío por el pasillo, caminando los dos en soledad.
•••
El día transcurrió en charlas sobre la galería de arte y la hermosa presentación de danza contemporánea que realizó Jimin. Además, hablamos sobre mi encuentro con Jennifer.
Al principio no se lo tomó tan bien. Según Jungkook, la situación no le daba tranquilidad al imaginarse a mí golpeando a otra persona sólo porque le hizo daño a él. Pero luego de tanta charla, lo aceptó y entendió mis razones.
Ahora el señor Jeon, mamá, la abuela, Jungkook y yo estamos cenando en su casa.
—Y dime, corazón, ¿Cuándo se sabrán los ganadores del concurso de arte? —pregunta la abuela.
—Mañana por la mañana —responde el castaño.
—¿Y tus trabajos? —pregunta nuevamente—. ¿Se los mostrarte a tu padre? —me mira de reojo, acompañada de una sonrisa curiosa.
No es novedad que la abuela Jeon sepa lo que su nieto y yo tenemos, ¿verdad?
—Quisiera verlos, hoy no tuve tiempo —corrobora el señor Jeon.
—Pues yo los vi, están muy hermosos —toma de su copa de jugo la mayor—. ¿Qué crees tú, querida? —me mira, aparentemente muy divertida.
Jin digo Jungkook por otro lado se atraganta con su comida.
—¡Jungkookie, mastica bien tu carne! —regaña la abuela a su lado, dándole golpecitos a su espalda.
—Sí, Jungkook, mastica bien tu carne —aguanto una carcajada, sabiendo que el problema no había sido la comida sino las palabras de la mayor.
—Necesito tomar aire —dice el castaño.
Él desaparece muy pronto del comedor. Yo por otro lado, me quedo en silencio sin saber qué hacer.
—Deberías ir a verlo, ___ —sonríe disimuladamente la abuela.
She knows.
Mamá y el señor por otro lado están distraídos hablando del sabor del vino mientras se hacen mimos y se dan comida en la boca.
—Permiso, necesito ir al tocador.
Aprovecho la instancia para levantarme de la mesa y abandonar el comedor como él lo hizo hace un rato. Camino por el iluminado pasillo y entro a la cocina, buscando a mi chico con ojos de Bambi.
Grande es mi impresión cuando encuentro al mismísimo frente a un mueble abierto con botellas de alcohol, pareciendo pensativo al leer cada botella.
—¿Qué haces?
—Han pasado dos años sin probar una gota de alcohol —voltea a mirarme mientras saca una botella de vodka, sonriendo—. Quiero hacerlo ahora.
—¿Qué cambió ahora, Jungkook?
—La sensación de sentirme a salvo contigo, ___.
Esbozo una sonrisa instantánea y acaricio su espalda, apoyo mi cabeza en su hombro, mirando las botellas junto a él.
—El vodka de piña es muy rico —opino.
—Llevaré dos botellas —las saca del mueble.
Luego de pasar en silencio por la sala, los dos corrimos entre risas por las escaleras, junto a las botellas en mano y dos copas. Entramos a su habitación y cerramos la puerta con cuidado hasta llegar a la terraza y sentarnos en unas sillas reclinables, para finalmente dejar las botellas en una pequeña mesa en medio de los dos.
—¿Quieres hacer los honores? —le entrego la botella.
—Por supuesto —la abre y sirve en las copas, para luego pasarme una—. ¿Por qué razón hay que brindar?
—Quizá por tu presentación en la galería de arte —sonrío.
—Mhmm... —dubitativo—. No.
—¿No?
—Hoy es tu cumpleaños número dieciocho, ___ —toma mi mano restante por arriba de la mesita y la acaricia con su pulgar—. Hoy todo es por ti y para ti.
—Mi cumpleaños está por acabar, ya casi son las doce.
—Aún no —niega—, cierra los ojos.
—¿Para qué quieres que los cierre, Jungkook? —río un poco.
—Ciérralos por favor.
Suspiro y lo hago.
—Bien, tú ganas.
Oigo sus pasos alejarse por el cemento y después de un minuto, nuevamente está aquí. Lo escucho frente a mí como hace un rato, esta vez acompañado de otro sonido... Un sonido que se enciende.
—Sé que no te gusta celebrar tu cumpleaños después de la muerte de tu padre... —dice.
¿Cómo lo sabes? Nunca lo mencioné.
—Es por eso que no planifiqué nada. Sin embargo... horneé un pastel para ti.
Entonces, abro los ojos con lentitud, encontrándome a Jungkook sosteniendo un pequeño pastel redondo con glaseado de chocolate y una vela blanca en medio.
No tengo palabras.
—Mi abuela me ayudó en realidad —muerde sus labios, inquieto—. Digamos que el primer intento se quemó y casi incendio la cocina —sonríe con diversión.
—Jungkook... ¿por qué lo haces?
—Creo que aún no has entendido que te quiero, ¿verdad?
Me levanto de la silla y me siento muy rápido encima de sus piernas. Él intenta no botar el pastel mientras yo acaricio su cara y beso dulcemente su boca. Lo abrazo con mucha fuerza, queriendo traspasar mi agradecimiento a través de aquella acción. Aunque si por mí fuera, le daría mi mundo entero y aun así no terminaría por pagarle todo lo que ha hecho por mí.
Después de tanto tiempo, mi cumpleaños volvió a ser feliz. Gracias a él.
—¿No vas a cantarme la cancioncita? —pregunto, rodeando su cuello con uno de mis brazos.
—¿Quieres que la cante?
—En verdad la detesto, pero contigo puedo hacer la excepción.
Y así, Jungkook aclaró su voz y comenzó a cantarme el "Cumpleaños feliz", teniéndome encima de él y el pastel sobre mis piernas. La noche y las estrellas cayendo sobre nosotros y la vergüenza inundando mis mejillas poco a poco, a medida que otro verso es expulsado de su boca.
Cuando él acaba, dice que pida un deseo antes de soplar la vela.
—¿Un deseo?
—Es fundamental pedir un deseo, Estrella.
Me doy el derecho de la duda y lo pienso un poco. Hace años no pido un deseo y no sé cómo hacerlo exactamente.
—¿Puedo decirlo en voz alta? —pregunto.
—No —ríe—. Debes pensarlo y pedirlo con el corazón —toma mi mano y la posa en mi pecho.
—Está bien... —exhalo con profundidad.
Pero lo único que se me viene a la mente es el lugar en el que estoy y lo mucho que desearía estar siempre aquí, siendo rodeada por sus brazos y besada por sus labios bajo la noche estrellada y un lindo pastel de cumpleaños frente a mí.
No deseo nada más.
Sólo deseo ser querida por Jungkook durante mucho tiempo más.
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Este es uno de los capítulos finales. Pasarán varias cosas de aquí a los próximos y me causa escalofríos saber que se aproxima el final. ¿Tienen alguna idea de lo que pudiera ser lo que se avecina? Durante todo el libro he dejado la respuesta pero sólo he leído a dos personas que lo han especulado.
Ah y no actualicé los días anteriores porque estaba ocupada estudiando y haciendo una odiosa prueba de matemáticas :)
Muchísimas gracias por leer este aburrido capítulo 💕 Love u Parkmy's 💕🐰
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