|Cap ₃₅|La confesión.
Jungkook sigue besándome, sosteniéndome temblorosamente entre sus manos, como si jamás me hubiera tocado y ésta fuera la primera extrañamente. Sus dedos recorren el grueso elástico de mi pantalón y su pecho incrementa la fuerza con la que respira al haber rozado mis bragas.
Nuestras lenguas juegan bajo la fuerza con la que nos besamos.
Trato de subir una de mis manos a su nuca y agarro entre mis dedos los cabellos de aquella zona, provocando que el castaño jadee ante mi toque.
Nos separamos, teniéndonos agarrados de los cabellos con fuerza que no logramos controlar porque al mismo tiempo estamos desesperados por algo más que besos.
Él me entrega una sonrisa ladina y apega su pelvis a mi abdomen, causando que lo sienta por completo y abra medianamente mis labios. ¿Pero cómo evitar lo que no quiere ser escondido? Esa es su forma de hacerme saber que está excitado.
—Tengo que irme.
Pronuncio en un intento de susurro que en realidad se queda tendido en el intento porque había salido como un insaciable gemido de mis labios.
—¿Cuándo podré tenerte? —besa húmedamemte mi mejilla.
—Hoy debemos llegar al cumpleaños de Yoongi, así que no podemos.
Boto aire sobre sus labios, intentando no volver a besarlos porque sé que podría perder mi clase sin problemas ante la tentación. Y es que ahora mismo me encuentro luchando contra mi fuerza de voluntad como nunca antes.
—Tengo mi auto afuera, ___.
—Es la segunda vez que propones eso.
—Una señal del destino quizá —se encoge de hombros con una sonrisa divertida.
—Tú no crees en el destino —golpeo su hombro con mi mano, fruncida de ceño.
—Pues estoy comenzando a replantearlo —ladea la cabeza, acariciando mis mejillas.
—Eso es trampa.
—¿Y te gusta cuando hago trampa?
Sus manos bajan por mi abdomen hasta topar con el término de camiseta y alertar mis sentidos en el intento, cuando desliza sus largos dedos por la piel de aquella zona y acaricia mi cintura, sin yo quejarme.
Qué estúpido. ¿Por qué me quejaría?
Me gusta cuando Jungkook me toca.
—¿Te gustan las cosquillas? —pregunta con una sonrisa cómplice, aún acariciando mi cintura, y al mismo tiempo mostrándome la punta de su lengua, brillante y tentadora.
—Las odio —trago saliva.
Y tan pronto como respondo su pregunta, él sube sus manos hasta llegar a mis axilas y hacer movimientos rápidos con sus dedos, mientras yo grito y me retuerzo entre sus brazos.
—¡Jungkook, detente! —río, no paro de reír ni aunque quisiera—. ¡Por favor, Jungkook!
Yo no paro de reír y el castaño no me suelta, mientras también ríe porque al parecer le causa diversión mi expresión, ya que nadie le está haciendo cosquillas a él. Y aunque quisiera vengarme, no puedo, sus brazos son muy grandes y fuertes como para competir contra ellos.
Ninguno de los dos deja de reír y yo intento golpearlo con mis rodillas, pero es inútil. Mi boca está por derramar saliva a causa de mantenerla tanto tiempo abierta y mi estómago duele.
—¡Suéltame, joder, por favor! —pido entre risas.
Y cuando grito esas últimas palabras, mágicamente me suelta con una inmensa sonrisa en el rostro. Aplaude con sus manos mientras se retuerce de la risa, como si aplaudir fuese un tipo de desahogo que a su cuerpo le agrada demostrar. Sus ojos se achinan más de lo habitual y no deja de mirarme.
Me separo de él y limpio con mi antebrazo la baba que estaba saliendo de mi boca un segundo antes. Aun así no dejo de sonreír, y es que es imposible teniendo a Jungkook riendo a más no poder frente a mí.
—Ni si quiera sé por qué me gustas tanto.
Oh, no.
Si antes los dos sonreíamos, ahora se ha transformado en todo lo contrario, sólo por mis palabras.
Su expresión se paraliza por completo. Los ojos que antes miraban los míos con los párpados a medio abrir, ahora se encuentran más que abiertos, y noto cómo sus pupilas han crecido enormemente. Sus brillantes y rojizos labios tiemblan a medio abrir, y yo no tardo en alejarme más, intentando arreglar mi cabello con mis manos.
Lo he jodido todo.
—Tengo que ingresar a mi clase de Latín —aclaro mi voz, con las mejillas totalmente rosadas.
Él no se mueve de su lugar y de hecho sus ojos se han perdido en algún lugar del inmenso salón de clases, así que tomo su reacción como un aprovechamiento para escapar de aquel embarazoso momento. Paso por su lado, rozando su hombro al paso.
Abro la puerta y me uno nuevamente a la multitud de estudiantes con rumbos desconocidos.
Camino únicamente viendo mis pies sobre el suelo porque no quiero que alguien note el estado en el que estoy. Con mi corazón al tope de sus latidos, avanzo, maldiciendo a las personas, al conserje parado en aquella esquina, al profesor que ahora ingresa a una sala, a la hormiga que acabo de aplastar justo ahora y probablemente hoy era su cumpleaños, y sobre todo, maldigo el hecho de haberme confesado.
¡Es que no tenía que ser así!
Así no se confiesa la gente. Las personas preparan el momento indicado para hacerle saber a otra persona que le gusta. En una cita casual, con rosas. Una cena si la ocasión es más elegante, o viendo alguna película si quieres que llegue a algo más íntimo. Simplemente sentados bajo un árbol o bajo la maldita primera nevada.
¡No lo sé, cosas románticas que por alguna razón a la gente le gusta hacer!
Tampoco quiero malentender esta situación, porque la verdad es que ni si quiera yo me imagino preparando una ocasión especial para decirle cosas lindas a Jungkook. Siempre me ha costado y aún intento lidiar con ello.
Sin embargo, no debía ser así. Insisto.
Literalmente se me estaba saliendo baba de la boca y mágicamente confieso que Jungkook me gusta, cuando ni si quiera yo sabía que me gustaba. ¿Cómo eso pudo ser lindo? Fue asqueroso. De seguro le dieron ganas de vomitar.
Wait.
¿Jungkook me gusta?
—Mierda.
—Despicias, si in medio genere meo es iuraturus, saltem fac latine. (Señorita, si va a maldecir en medio de mi clase, por lo menos que sea en Latín.) —llama mi atención el profesor.
—Mierda.
Vuelvo maldecir, y es que se me había olvidado cómo maldecir en Latín.
Perfecto. Doble mierda.
•••
Termino mis clases de recuperación y salgo del establecimiento, caminando por la salida con las manos tensas a los lados de mi cuerpo. No he dejado de pensar en lo que le dije a Jungkook y lo menos que quiero hacer ahora es verle la cara porque quizá podría desmayarme en el intento.
Mi terapeuta estaría decepcionada de mí por actuar así frente a esta situación.
Veo de reojo el estacionamiento. El auto de Jungkook aún está ahí y eso significa que él aún no ha terminado sus clases, así que simplemente camino con rapidez fuera del lugar, apresurada por esconderme bajo una roca o algo, de preferencia que me deje muerta.
La noche está oscura y es que son las diez de la noche, sin embargo hay bastante gente caminando por las calles aún, así que me siento aliviada por no estar sola.
En realidad una parte de mí no quiere hacer esto, pero al mismo tiempo no puedo enfrentarme al castaño luego de haber dicho tal cosa.
Me prometí a mí misma no hacerle saber mis sentimientos sin antes sentirme segura, por el bien de los dos. Pero ahora, ni si quiera sé lo que debería sentir, porque aún estoy en proceso de sanación y todo es muy confuso.
No quiero que Jungkook sea un clavo que saque otro clavo. Nunca lo fue y jamás lo será.
No puedo rebajarlo al nivel que tenía Min Ho sobre mí, porque no es así. Y si en realidad quiero entregarle mi corazón, lo haré, sin antes confirmar que late de la misma forma en la que late el de él.
Porque así deberían ser todas las relaciones: Recíprocas. Y por fin puedo entenderlo, después de tanto.
Salgo de mis pensamientos para observar la tienda de frutas y lindas canastas que se encuentra justo delante de mí. Por el ventanal puedo ver una linda canasta llena de mandarinas y con un lindo moño naranja. ¿Es acaso esto obra del destino?
Entro a la tienda sin disimular una sonrisa al pensar en la reacción de Yoongi cuando vea esto frente a él.
•••
Entro a casa de los chicos. La inmensa sala está repleta de globos color naranja y verde, y todos los chicos están ordenando los preparativos, muy bien vestidos y eso me asombra. Yo ni si quiera estoy bien vestid-
—¡Por el amor de Dios, Jungkook, sí, aquí está, ya deja de llorar! —grita Jimin acercándose a mí con el celular en su oreja.
—No puede ser —me quedo perpleja mientras todos me miran.
—No, no tiene rasguños y no le falta ninguna extremidad —sigue hablando el rosita—. Ah, espera, sí, le falta un brazo.
Se escucha un grito a través de la línea, el cual todos logran escuchar incluso aunque no está en altavoz. Jimin aparta el celular de su oreja con una mueca.
—¡Es mentira, ya puedes dejar de llorar! —pide Jimin, saliendo de la sala y alejándose de nosotros con Jungkook en su teléfono.
Creo que debí avisarle que me iría antes.
No, ¿en serio?
—Hola —saludo con una sonrisa inocente y una inmensa canasta llena de mandarinas entre mis manos.
—¿Por qué no estás vestida? —pregunta Jin, mirándome de pies a cabeza.
—Prácticamente sí lo estoy —sigo sonriendo, mientras bajo la vista a mi ropa.
—¿Por qué tienes una canasta de mandarinas? —pregunta Nam ahora.
—Creí que sería un lindo regalo para el cumpleañero.
—Sabes que Yoongi se enamorará de ti si le das eso, ¿no? —vuelve a preguntar.
—Ya déjenla, chicos —se acerca Yon a mí y toma la canasta para esconderla detrás de un mueble y volver a mí—. Ven, vamos a vestirte —toma mi mano.
Y sin explicar mucho más, mi amiga me guía escaleras arriba hasta llegar a su habitación, cerrar la puerta y obligar a que me sentara en su cama, mientras ella recorre su enorme armario y lanza prenda tras prenda al suelo.
—Muy largo —lanza un vestido rosa—. Muy corto —ahora uno verde brillante—. De la época pasada —lanza uno blanco y negro—. ¿Abuela? —hace una mueca y lanza uno marrón, niega con la cabeza mientras ríe—. Ni abuela tengo.
—Yon, no es necesario que me busques un vestido. En serio, estoy bien así.
—¡Bingo!
La peliazul se da la vuelta acompañada de una enorme sonrisa que casi deforma todo su rostro. Emocionada me tiende el vestido, el cual es color naranja, corto y muy angosto, con un enorme escote.
—Mhmm, sí, definitivamente no usaré eso.
—¡Vamos, ___, jamás lo he usado! —dobla su labio menor formando un puchero.
—¿Por qué nunca lo has usado?
—No combina conmigo porque soy fría, y definitivamente este no es mi tono —asevera y apunta el vestido tendido en el aire—. Y tú tienes un aura cálido, definitivamente te viene.
—Yon, es que es muy, muy, muy, Yon, es muy —trato de encontrar la palabra perfecta pero al parecer no existe.
—Ya lo sé, es muy —suspira—. Pero te verás hermosa en él, además sólo estaremos nosotros, nadie más.
Boto exageradamente aire por mi boca y sólo me limito a asentir.
Después de largos minutos, me encuentro parada frente al largo espejo de su habitación. Logro examinar mi cuerpo, el cual se siente apretado dentro de este vestido, sobre todo porque la parte de arriba es una especie de corsé y aquel inmenso detalle permite que mis pechos luzcan gigantes, como si estuvieran por explotar dentro de la ropa.
Veo mis pies, que ahora están sobre unos tacones blancos de punta fina, ni muy altos, sin embargo sí luzco alta gracias a lo corto del vestido. Éste llega a la mitad de mis muslos y provoca que mis piernas se vean largas y brillantes. Brillantes y suaves porque Yon aplicó un aceite de bebé en ellas, que por cierto, huele bien.
La peliazul alisó mi cabello y maquilló mi rostro con algo muy sutil y natural. Mis labios lucen brillantes a causa del labial transparente.
—Creo que jamás te había visto así —sisea Yon detrás de mí, viendo el espejo al igual que yo.
—Es porque jamás lo había estado —paso saliva por mi garganta, inquieta.
—Bien, nos esperan abajo —termina por decir ella, tendiéndome una mano.
Yo la acepto con una sonrisa y salimos de la habitación, bajamos escaleras hasta llegar al comedor donde los chicos ya tenían todo preparado. Hay un inmenso pastel de tres torres con glaseado verde y diseños de mandarinas en medio de la mesa, junto a los demás preparativos y platillos exóticos que hizo el chef japonés contratado por Nam.
Todos voltean a mirarnos cuando llegamos a ellos, en especial un chico con ojos en forma de bambi y labios delgados, quien ha dejado su boca a medio abrir al examinarme de pies a cabeza. No disimula para nada, su manzana de Adán ha dado un respingo al tragar saliva con fuerza.
No puedo evitar notar que sus ojos están un poco rojos. ¿Entonces era verdad? ¿Había llorado?
—Hola —saludo, igual de nerviosa que él.
—Hola —relame con inquietud sus labios.
De seguro ahora está pensando en lo que le dije en la universidad, ¿y cómo no? Yo no he dejado de pensar en mis palabras.
—¡Deja de moverte, hermanito! —grita Tae luego de escucharse la puerta principal.
—¡Suéltame! —grita Yoongi—. ¡Ayuda, ayuda, escucho borroso! —llora.
—¡Hazme el trabajo más fácil!
Pronto a la sala llega Tae arrastrando a Yoongi por el suelo, quien está totalmente amarrado e inmóvil de pies a cabeza, y con una cinta en sus ojos. ¡Como si se tratara de un maldito secuestro!
—¡¿Qué mierda?! —grita Nam.
—Tae, creo que entendiste mal —se acerca Jimin a ellos—. ¡Te dije "traélo a salvo a casa", no "TRÁELO ATADO A CASA"!
—¡¿Cuál es la diferencia?! —exclama el peliverde.
—¡Ayuda, ayuda, me secuestraron! —grita Yoongi.
—¡La diferencia está en que nuestro hermanito no estaría llorando!
—¡Ay Dios mío! —dice Jin.
—¡¿Pueden dejar de meter a Dios en todo?! —ahora grita Nam.
—¡No me grites!
—¡No te estoy gritando!
—¡¿Pueden desamarrarme?! —llora Yoongi.
Jimin se agacha y lo hace rápidamente, para luego levantar al pelinegro. Suga se levanta con ayuda de sus hermanos y pestañea varias veces al ver todos los arreglos puestos por todo el comedor.
—¡Sorpresa! —alza las manos Tae, como si nada.
Todos los demás estamos atentos a su reacción.
Pero Yoongi se queda viendo un punto fijo de la sala. Aquel punto de una pared, donde hay unos inmensos globos con forma de letras, que se leen cómo: "Feliz cumpleaños, Agustín".
—Qué hijos de puta —masculla el susodicho.
Bien, esta noche será interesante. Sobre todo porque justo ahora acaba de llegar Hoseok con una linda sonrisa, rodeando discretamente su mano por la cintura de Tae Hyung.
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Se me cortó la luz y tuve que hacer algo muy random para subir este capítulo. En fin, ya volvió y vine a arreglar algunos detalles del capítulo >.<
Por otro lado. ¡Feliz cumpleaños /jjkitty! I love you 🥳💕
Bueeeeeno, el capítulo del jueves estará muy pero muy potente, así que no se lo pierdan 🦄💕 Love u Parkmy's 💕
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