|Cap ₄₆|Estrella.


—Seré directa, le rompí la nariz a mi ex novio, luego casi beso a mi mejor amiga porque se quería ir a los Estados Unidos y hace unas horas le rompí la nariz a una chica, además de amenazarla con la policía —digo todo muy rápido, respirando con agitación—. ¡Y extraño demasiado al chico que no es mi novio pero quisiera que fuera mi novio porque la verdad es que me gusta muchísimo y no soporto tenerlo lejos de mí!

—Primero que todo, buenos días —responde la señorita Eun-Ji.

—Perdón.

—Ahora, recapitulemos, ¿sí? —sonríe con amabilidad—. ¿Le rompiste la nariz a tu ex novio?

—Sí.

—Dentro de todos los años que te conozco, jamás habías golpeado a alguien, ¿por qué ahora sí, ___?

—No pude retenerlo, señorita, no lo pensé, sólo de pronto mi puño se controló solo y voló a su cara —hundo mis hombros.

—¿Y te sentiste bien con el resultado?

—Yo... Bueno... Sentí mucha adrenalina, luego pánico y más tarde dolor.

—¿Te dolió porque aún le tienes aprecio?

—Ah, no, porque me esguincé dos dedos.

—Comprendo... —anota algo pequeño en una libreta sobre sus piernas, junto a una pequeña sonrisa divertida—. ¿De dónde crees que proviene toda esta descarga de energía repentina?

—No lo sé... Todo empezó con la anterior cita que tuvimos ustedes y yo. De pronto sentí que podía tener la valentía suficiente como para hacer cosas que mi yo de hace unos meses jamás hubiera podido hacer, ¿sabe?

—Oh... —ladea su cabeza—. ¿Entonces crees que es un avance en tu persona?

—Por una parte sí, aunque romper narices no.

—¿Y te arrepientes?

Lo pienso un momento.

—No. Rompería la nariz de Min Ho y ésa chica cien veces más.

—Ésa chica de la que hablas, ¿te lastimó?

—Sí. Digo... no directamente, sino a una parte de mí.

Jungkook es una gran parte de mí.

—Okey... —asiente—. Háblame de lo que hiciste para que tu amiga no se fuera del país, ___.

—Me temo que no puedo explicarlo con palabras.

—Está bien, te ayudo —se reincorpora en el sofá—. ¿Qué esperabas al darle un beso?

Me levanto repentinamente del asiento y respiro con profundidad, caminando por la sala hasta llegar a una ventana cercana y observar el cielo gris. Apoyo mis manos en el marco.

—Estaba desesperada, señorita Eun... No quería que se fuera.

—¿Y por qué lo hizo?

Volteo a mirarla, triste.

—Porque se enamoró de mí y yo... —hago una pausa—. Temo que yo me enamoré de alguien más.

—Escucha, ___, existe la ley de causa y efecto. Básicamente ésta es la idea de que toda acción provoca una reacción, consecuencia o resultado. Aunque también debes saber que todo efecto es causado por una acción previa.

Asiento con mi cabeza y camino nuevamente al sofá para sentarme frente a ella.

—La acción previa de ella fue haberse enamorado de ti para luego hacerte saber que se iría del país por esa causa, lo que te arrastró a una reacción momentánea, prácticamente desesperada, lo que te hace humana.

—De todas formas no debí intentarlo, ¡lo empeoré!

—No culpes a tu reacción. ¿Crees que si habrías tenido tiempo para pensarlo, lo hubieras intentado de todas formas?

—Quizá no.

—Exacto. A eso es lo que me refiero. De eso vivimos los seres humanos, de decisiones al instante —me apunta—. Decisiones no siempre favorables que nos ayudan a decidir mejor en un futuro, porque si nunca te hubieras equivocado, ¿cómo sabrías lo que está bien y mal en un futuro?

Abro medianamente mis labios y le doy la razón, como siempre. Ella tiene las palabras exactas para poder hacerme sentir mejor.

—Muchísimas gracias, señorita Eun.





•••





—Entonces, en el hipotético caso de que sea posible, quiero no, necesito adoptar otro gato y llamarlo "Edward Cullen" para que se case con Bella y tengan una hija que se llame "Renesmee" —explica Yoongi.

—Comprendo —asiente Tae—. ¿Sabes lo que no comprendo? La razón por la que nos citaste a todos al living para ver una presentación en Power Point sobre las cien razones por las que deberías adoptar otro gato.

—Cállate Tae, voy en la razón noventa y dos —responde el pelinegro aclarándose la voz—. "Se sentirán menos solos dentro de sus miserables vidas."

—Espera, me perdí en la razón noventa —comenta Nam mientras escribe en un cuaderno.

—Yo me perdí en la tres.

Ése fue Jin.

—Y Jimin se quedó dormido —lo apunto.

Exactamente, el rosita estaba acurrucado en la esquina de un sofá durmiendo hace dos horas mientras la gatita de Yoongi dormía encima de su cabeza.

—Bien, como Jin se perdió en la razón tres, comenzaré de nuevo.

—¡Que sí, Agustín, adopta al gato! —dijo Tae.

—Perfecto, hermanito —sonríe Yoongi dirigiéndose detrás de un sofá para agacharse y tomar algo—. Porque ya lo adopté —nos muestra al gatito.

—Disculpa, pero necesito escuchar las siete razones restantes o me dará ansiedad —comenta Nam.

Tae suspira y me toma de la mano para levantarse del sillón junto a mí y guiarme a la cocina.

—Con los chicos aún tenemos pensado salir de campamento —dice sacando dos vasos de un mueble—. De hecho hace dos semanas nuestros padres compraron una casa frente al lago para que pasemos Año nuevo ahí.

—¿Tus padres vendrán para Año nuevo? —se me iluminan los ojos.

—Es lo que dijeron —deja salir una sonrisa—. Sí.

—¿Y Yon?

—Claro, supongo —me tiende el vaso con jugo—. ¿Qué harás mañana?

—Nada inusual.

—¿Nada inusual?

—Iré a la Universidad y luego llegaré a casa para estudiar.

—Y... ¿nada más? —inquiere.

—No, Tae, nada más.

—Bien... —suspira—. Te tengo algo —mete la mano en un bolsillo de su pantalón.

—¿Qué? —esbozo una sonrisa—. ¿Qué me tienes?

—El otro día pasé por una tienda de piedras y amuletos. Compré unos collares para Hobi y para mí, ya sabes, para simbolizar nuestro amor —me tiende una pulsera—. El chico que me atendió me habló de éstas gemas raras que cambian de color dependiendo el tipo de energía o algo así.

—Es bellísima —la tomo entre mis manos.

—La verdad es que no le entendí bien, sólo la compré porque me pareció bonita y creí que te gustaría —termina por decir.

Me pruebo la pulsera en la muñeca donde yace situado mi tatuaje, y analizo las piedras. Éstas son blancas y en realidad no logro imaginar a qué color cambiarían cuando sienta ésas energías. Aunque nunca he creído mucho en éstas cosas, siento que podría ayudarme a pasar por todo últimamente, y no me cierro a la idea.

Sonrío con calidez y le miro.

—Sé que extrañas a Yon —dice—. Yo también la extraño. Pero, recuerda que literalmente tenemos la misma cara y puedes abrazarme siempre que lo necesites, porque somos amigos, ¿no?

"Somos amigas", Yon siempre lo repetía al hablar. Y ahora que ha sucedido todo esto, lamento darme cuenta de que quizá lo hacía para intentar engañarse a sí misma. Para engañarnos a las dos.

—Claro que sí... —respondo

Me acerco a él y lo abrazo. Los dos reímos, aferrándonos al contrario.

—Mañana pasaremos muy temprano por ti —informa.





•••





Me despierto de golpe cuando escucho unos fuertes toques en la puerta principal de casa, junto a gritos con mi nombre, obviamente provenientes de mis hermanos favoritos.

—¡Ni si quiera tengo clases a esta hora! —bajo las escaleras, bostezando.

Finalmente llego a la entrada y froto mis párpados con ayuda de mis nudillos para verificar si lo que estaba frente a mí era verdad o mentira.

—¡No hay mucho tiempo! —entra Tae con bolsas de ropa.

—Rápido, querida, debemos llegar a las nueve —dice Yoongi entrando con más bolsas.

—¡¿Qué?! —grito—. ¿Y Jimin? —cierro la puerta.

—Ah, él está en la Universidad —responde el peliverde.

—¿Y qué hacen aquí?

—Me obligaron a venir —dijo Yoongi.

—Cállate Agustín.

—¿Pueden decirme por qué están aquí tan temprano?

—Desvístete —ordena el mellizo.

—Me gusta esa idea —corrobora su hermano.

—¿Van a explicarme? —intento adivinar.

—Te pondrás esta ropa y arreglaremos tu cabello para ir a la Universidad porque últimamente pareces un estropajo —habla Tae tendiéndome las bolsas junto a Yoongi.

Después de unos minutos, me veo a mí misma al espejo, vestida con un vestido blanco, corto hasta un poco más abajo de la mitad de mis muslos y con mangas largas, junto a un pequeño escote. Muy refinado y a la vez casual. Acompañando a todo eso, los chicos me dieron unos tacones negros con finas correas rodeando mis pies.

Tae le hizo ondas a la punta de mis cabellos y por otro lado Yoongi me hizo un maquillaje muy natural, acorde con el atuendo.

¡Ni si quiera sabía que tienen talento como estilistas!

Luego de eso, sin entender completamente de lo que es nada, nos dirigimos a la Universidad dentro de un trazo de veinte minutos, en el que Tae manejaba y Yoongi enviaba mensajes a través de su teléfono, sin hablar.

Al llegar, me hicieron bajar del auto y comenzaron a caminar a mi lado, mientras bastantes chicos y chicas se nos quedaban viendo. Y es que no sólo yo vestía formal, sino Tae y Yoongi también.

Algunos estudiantes pasaban corriendo con trajes de bailarines y otros con pintura en sus cuerpos.

Y entonces lo capto.

Me detengo en medio de la entrada y los chicos voltean a verme.

—Se supone que la feria de arte no es ahora, Tae.

—¿No?

—No —niego—, sino dentro de un mes.

—Quizá leíste mal —responde Yoongi—. Vamos, quiero ver a Jimin bailar.

El peliverde sonríe y me acaricia la espalda para que siga caminando entre la gente. Después de un rato llegamos al otro lado del campus, en donde todo el evento está separado por secciones.

Música se escucha por todos los rincones y personas deleitando las presentaciones de los estudiantes. Muerdo mis labios cuando pienso en Jungkook. No lo he visto hace un mes y me parece muy extraña la idea de volver a intercambiar palabras sin que me derrita a causa de los nervios.

—Yoongi y yo iremos por allá —dice Tae apuntando un gran escenario—. Tú ve por la otra sección si quieres.

—Per-

Ni si quiera acabo de responder, pues ellos ya me habían dejado.

Suspiro y aprieto mis manos a los lados de mi cuerpo mientras comienzo a caminar, sintiendo los chocantes ojos de la gente en mí. Creo que jamás he sido examinada por tantas personas al mismo tiempo, y eso me preocupa.

Evitando aquel hecho, sigo mi rumbo por el evento hasta entrar a una gigantesca carpa con un gran letrero que dice "Galería de arte", haciéndome entender que estoy en el lugar correcto.

Camino y camino, viendo los cuadros inspirados en paisajes o figuras abstractas repleta de colores o simplemente de uno solo.

Sin embargo, todo eso cambia cuando llego a la parte final de la carpa, la cual está iluminada por un tono más cálido y arriba de una mesa hay un cartel blanco con letras negras que dice "Filoaster by JK".

Abro mis labios lentamente al ver una figura blanca de dos delicadas manos juntas. Bajo ellas hay una pequeña placa dorada con las palabras:"Las manos de una estrella", incrustadas.

Bajo la mirada a las mías, luego veo la figura y nuevamente las mías, hasta que algo más capta mi atención.

Un cuadro horizontal con por lo menos un metro de largo y sesenta centímetros de alto, donde la imagen de unos ojos está pintada con óleo. Bajo ella yace la misma placa, pero no titulada de la misma forma, sino como: "Los ojos de una estrella".

DIOS MÍO.

SON MIS OJOS.

Sigo viendo, más al lado hay otro cuadro en el que está...

—"El rostro de una estrella..." —leo en voz baja, tan asombrada que ni si quiera puedo mantener una expresión.

Toco mi cara y siento deslizarse una lágrima por mi mejilla. Aquel cuadro es demasiado hermoso como para ser yo. Yo no soy así. ¿Lo soy para él?

Próximamente visualizo otro cuadro, titulado como; "Luminiscencia".

La imagen consiste en una playa durante la noche. Una media luna es refleja arriba de las olas del mar y la figura de una mujer dibujada sobre la arena, desnuda y con sus rodillas reclinadas sobre su pecho, completamente iluminada por luz fría. Y a la vez es curioso, porque justamente a eso hace ilusión el título.

Luminiscencia.

Luz en medio de la oscuridad, como así él me lo explicó.

Dejo de deleitar los cuatro trabajos cuando dos brazos rodean mi cintura y un mentón es posado en mi hombro, provocando que casi perdiera la estabilidad sobre el suelo, porque la verdad es que sabía perfectamente quién me estaba sosteniendo.

Él me da la vuelta con lentitud, y después de un mes sin tenerlo junto a mí, ahora lo está, vestido con un traje negro y camisa blanca sin corbata y con botones sin abrochar. Su cabello castaño luce igual que siempre, sedoso.

Veo sus labios, sus ojos sobre mí. Sonrío cuando él sonríe y abrazo sus mejillas cuando él abraza las mías, sin poder creer que estamos juntos otra vez.

—Feliz cumpleaños, estrella —pronuncia Jungkook, para luego besar mis labios.


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Hoy fue un día más o menos complicado, por eso me demoré en subir el capítulo. De hecho ni si quiera quedé satisfecha con mi trabajo, pero tenía que publicarlo ahora. Detesto cuando ando oxidada  T-T

Gracias por leer 🌸 Love u Parkmy's 🤍🌸

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